248 La Promesa

Cuando las puertas principales del Anfiteatro estaban cerradas todos los sonidos quedaban contenidos mágicamente en el interior, y estas sólo se habrían en el momento en que los grupos de estudiantes entraban para realizar sus exámenes o cuando salían tras haberse evaluado. Alguien en el exterior podía tener una ligera idea de lo bien que habían resultado las evaluaciones dependiendo del estruendo que se escuchaba en los intervalos de este abrir y cerrar de puertas, ya fuesen lamentaciones o gritos de euforia.

Pero cuando Bryan finalmente se retiró del hemiciclo rodeado por una corte de estudiantes de necromancia y magia oscura que lo seguían llenos de admiración, el sonido de los vítores y aplausos alcanzó un nivel históricamente alto, casi tanto como su propia hazaña de ser el estudiante que más rápido se había graduado en casi 200 años.

Desde el estrado de los jueces, la Maestra Fanny contemplaba la espalda de este joven que se retiraba victorioso y liderando a todos esos estudiantes deseosos de presentarle sus respetos. Pero ella no veía nada de eso, sino que en su mente brillaba con claridad la imagen de una frágil espalda llena de heridas, perteneciente a un joven esclavo que en cierta ocasión tuvo que curar con ayuda de Lisa. El mismo que tiempo después se interpuso para salvarla de un espantoso Ogro Devora Hombres. Quien se arrojó al lago valientemente para rescatarla de la Pitón Abisal Venenosa. Y a quien finalmente recurrieron todos cuando estaban pasando por la peor crisis de supervivencia en la Ciudad de Drol.

Fanny escapó nerviosa

De algún modo ese mismo joven que comenzó como un indefenso chiquillo al que ella solía defender, ahora se había convertido en un mago poderoso y temible que podía pararse con orgullo en frente del mundo entero.

Lo más sorprendente era que esto solamente era el principio. Bryan todavía no tenía el diploma, pero ya podía presumir de haber conseguido una gloria que muchos magos no disfrutarían en toda su vida. Su talento, futuro y oportunidades eran ilimitados y muy pronto el mundo entero lo sabría.

Entonces Fanny recordó vívidamente la ocasión en que Bryan la abrazó apasionadamente por la espalda mientras le susurraba palabras de amor en el oído, hasta que ella por fin accedió pronunciar una promesa.

- ¡Si te gradúas de la Academia, seré tu novia! ¡¿Eso es suficientemente claro?! -

Cuando recordó ese evento, las mejillas de Fanny se pusieron muy coloradas hasta el punto en que cualquiera de los profesores a su alrededor podría haberse dado cuenta de lo que le sucedía de no haber sido porque también estaban mirando a Bryan o conversando animadamente entre ellos.

Así que soltó algunas excusas aleatorias a sus colegas y aprovechó para marcharse rápidamente, pensando a dónde podía ir a esconderse, porque sabía bien que Bryan no dejaría pasar la ocasión de buscarla para pedirle que cumpliese su promesa y en ese momento no se sentía preparada.

*****

Afuera del Anfiteatro Bryan estaba bajando lentamente las escaleras principales mientras charlaba con la multitud de estudiantes, cuando por el rabillo del ojo vio la silueta de Fanny corriendo por un camino auxiliar exclusivo para profesores y no pudo evitar sonreír a pesar suyo. La Maestra era una mujer con muchos talentos innegables, pero ser furtiva definitivamente no era uno de ellos, pues su belleza y sensualidad la hacían destacar en donde fuera que estuviese.

Entonces decidió que irá a buscarla de inmediato y consiguió librarse de sus nuevos admiradores con la excusa de que el examen lo había dejado demasiado exhausto y necesitaba retirarse para descansar. Como siempre no tuvo problemas para engañarlos fingiendo un poco de agotamiento, pero en cuanto estuvo lo bastante lejos sus movimientos se volvieron ágiles en un dos por tres.

Más cuando estaba punto de dirigirse tras la Maestra Fanny vio que delante suyo habían aparecido lo que parecían ser unas brillantes motas de luz, las cuales comenzaron a ordenarse en el suelo de tal modo, que le señalaban una especie de ruta.

Bryan no tenía que ser muy avispado para darse cuenta de que alguien quería hablar con él en privado. También sabia de quién se trataba, pues acababa de sentir su tremendo poder no hacía mucho.

¡Maldita sea, justo ahora que…! Bueno el asunto con Fanny puede esperar un poco. No pasará nada bueno si ignoro esto y además es posible que me entere de algo interesante.” Se dijo a sí mismo Bryan mientras reprimía las ganas que tenía de suspirar.

De modo que recompuso su compostura mientras caminaba siguiendo el brillante sendero que desaparecía detrás suyo para que nadie más lo siguiera, hasta que finalmente se encontró en un pasillo completamente vacío, donde se destacaba una reluciente puerta de roble, con una aldaba de bronce en forma de león y flaqueada por dos gárgolas de piedra bastante feas. La entrada se abrió automáticamente cuando Bryan se paró en frente, revelando una escalera de caracol por la que comenzó a subir. Poco después escuchó el sonido de las puertas cerrándose detrás suyo.

Una vez que llegó al final Bryan se encontró con una sala circular, grande y hermosa, en la que se oía multitud de leves y curiosos sonidos. Porque sobre las mesas de patas largas y finísimas había artefactos mágicos muy extraños que hacían ruiditos y echaban pequeñas bocanadas de humo. Las paredes de piedra estaban cubiertas por un exquisito enlucido blanco sobre el cual se habían pintado algunos frescos de vivos colores. Además, habían colgado varios retratos de antiguos directores, hombres y mujeres, que por sus vestimentas tenían que ser de origen noble.

Había también un gran escritorio con pies en forma de zarpas, y detrás de él, una gran silla de color dorado sobre la que estaba sentada la Rectora Dean Emma.

- ¡Salve, Su Excelencia! ¡Quiero agradecerle de toco corazón por su ayuda durante el examen! - La saludó Bryan haciendo una reverencia nada más llegar.

- Era lo que correspondía hacer. - Respondió la Rectora mirándolo con curiosidad con sus ojos penetrantes e invitándolo a entrar con un gesto: - Tienes un innegable talento que merece ser reconocido. Y no me refiero solamente a la magia. Estuve preparando una estrategia para evitar que el Decano Deo siguiese con su ridícula persecución de la Escuela Necromántica, la cual involucraba meses de preparación. Pero tú te las arreglaste para conseguirlo en menos de un día y al mismo tiempo graduarte. ¡Todo a la vez! -

- No fue “todo a la vez”, Excelencia. - Dijo Bryan mirándola en serio y deteniéndose en el centro de la sala, sin atreverse a sentarse en alguna de las sillas hasta que la Rectora se lo ofreciese, tal y como Emily le había enseñado en sus clases de modales: - Llevo planeando restaurar el prestigio de los necromantes desde el día en que hice magia por primera vez. Hoy en día simplemente coseché los primeros frutos de mis esfuerzos y ni siquiera me parece que esté cerca de terminar. -

- Ciertamente, nadie puede negar el gran esfuerzo que has hecho, el cual está por encima de tu talento, pero es innegable que haberte graduado en tan poco tiempo no es algo que pueda explicarse solamente con “trabajo duro”. - Dijo la anciana Rectora con una sonrisa llena de significado ocultos.

Bryan entornó la mirada y en secreto se preparó para escapar, porque las palabras de la Rectora podrían estar dando a entender que sospechaba algunos de sus secretos. En efecto su progreso acelerado se debía al Cementerio de la Muerte y la Magia Demoníaca, y ambos eran lo bastante valiosos como para que reyes o emperadores estuviesen dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de obtenerlos. Y si al final resultaba que Dean Emma estaba planeando apoderarse de ellos por la fuerza, tenía pocas posibilidades para evitarlo.

Para ese momento los poderes de Bryan eran tan grandes que podía sentir el poder de la Rectora e incluso adivinar cuál era su límite, el cual era bastante cercano al que tenía Costel del Templo de Idramón. Actualmente quizá podría escapar de un Gran Mago con cierto margen de seguridad si se empleaba a fondo, pero el problema era que se encontraba en el despacho de la Rectora, el cual estaba lleno de encantamientos defensivos increíblemente potentes y todos ellos bajo el control de Dean Emma.

Lo más seguro era que no pudiese dar un paso fuera de la sala si esta anciana no lo deseaba.

- No entiendo bien a qué se refiere. - Dijo Bryan sonriendo, aunque por dentro se parecía a una espada a punto de salir de su vaina.

- Tu expresión es cortés, pero esa sonrisa no llega a tu mirada, joven, así que deduzco que te he puesto nervioso. -  Le respondió Emma mirándolo sin ningún recelo, con esa expresión de entendimiento que solo tienen aquellos que ya ha vivido mucho y visto de todo: - No tienes de qué preocuparte, pues a mi edad las prioridades cambian. ¡No me gustaría ser recordada como alguien que le hizo daño al alumno mejor graduado de la Academia Babilonio en dos centurias! -

Esas palabras relajaron un poco a Bryan, aunque no del todo. Entonces preguntó: - ¿Puede entonces decirme cómo puedo servirla? -

- Gracias por tu cortesía, pero no necesito ningún favor. - Le contestó Dean Emma alegremente, aunque luego su sonrisa desapareció: - Estoy aquí para prevenirte, muchacho. Con la situación actual será mejor que dejes de lado cualquier imprudencia.

Mi esposo me ha visitado en muchas ocasiones y cada vez me ha preguntado si tengo noticias tuyas. ¡Este es el peor momento para desaparezcas así! -

Bryan recordó entonces que no había cumplido con su deber de reportarse mensualmente en alguna sede del Manto Oscuro porque durante los últimos meses vivió en una especie de auto encierro en el Cementerio de la Muerte. Y cuando regresó lo hizo de inmediato, volando con muy pocas paradas, sin detenerse en ningún momento para conversar con alguien. Al final llegó apenas a tiempo para tomar el examen de graduación, así que su forma de proceder demostró ser correcta.

Espera… ¿Qué quiso decir con la <<situación actual>>?

- Disculpe, Excelencia. ¿Qué fue lo que sucedió? - Preguntó Bryan extrañado.

Dean Emma parpadeó por un instante y luego lo miró sin comprender, pero finalmente preguntó con un tono curioso: - ¿No sabes sobre el juicio? -

- No lo sé. - Confirmó Bryan asintiendo.

- ¿Acaso has estado viviendo en una cueva todos estos meses? ¿Cómo podrías no saber? -

- En cierto modo viví en una cueva durante meses. - Explicó Bryan: - Luego vine a toda prisa, sin detenerme a hablar con nadie porque estaba con el tiempo justo para el examen.

- Incluso así deberías haber escuchado las conversaciones o te hubieras fijado en el ambiente de los pueblos por los que pasabas. -

Es que no me detuve en ningún pueblo. Simplemente volé todo el tiempo hasta llegar a Zajoski y apenas me detuve para utilizar la matriz más cercana. Luego me vestí en el carruaje.” Se dijo Bryan, pero decidió guardar silencio.

Dean Emma lo siguió mirando confundida por un momento, pero finalmente suspiró y dijo: - Bueno, han pasado dos meses desde aquello, así que supongo que por eso ya no es el único tema de conversación… ¡Pero deberías haber escuchado de semejante desastre militar en tu propio país! -

- ¿Desastre militar? -

- Hace unos meses ocurrió una terrible crisis política. - Explicó Dean Emma mientras le invitaba a sentarse en una silla: - Odón Ascher, uno de los Duques más importantes, que ostentaba el rango de Cónsul en la Fortaleza de Kerlan… fue acusado de traición. -

- No me diga. - Respondió Bryan mirando hacia otro lado para que no se notara ninguna vacilación su expresión: - Pero tendrían pruebas. ¿Cierto? ¡Es un Duque después de todo! -

- Bueno, fue controvertido, pero un senador presentó en el pleno nada menos que el Testamento del Duque, donde su malvada intención era bastante clara. -

- ¿En serio? - Preguntó Bryan fingiendo estar sorprendido.

- Si, pero… ¿Te pasa algo, joven? - Dijo Dean Emma mirándolo ligeramente extrañada: - Tu voz parece algo alterada. ¿Estás bien? -

- No pasa nada, es una simple carraspera. - Respondió Bryan de inmediato, fingiendo que aclaraba su garganta:  - También es la sorpresa de escuchar semejante noticia sobre un noble aristócrata. -

- Si, bueno, tan noble no era. - Comentó Dean Emma un poco confundida por sus reacciones, pero continuó su historia: - Los Censores votaron por que se le investigara de inmediato y se ordenó su detención mientras durase el juicio. -

- Ya veo. -

- Pero cuando llegaron las ordenes, un Pretor llamado Tarquino Prisco mandó decir que el Duque se había escapado durante la noche con varios de sus oficiales. Y ahora ese Pretor es quien comanda la Fortaleza de Kerlan. -

- Pues que hombre más afortunado. -

- Si, de otro modo alguien como él nunca hubiese recibido semejante autoridad, pero el Senado lo nombró comandante interino hasta nuevo aviso. -

- Pues bien, por Tarquino Prisco. - Dijo Bryan sonriendo.

Dean Emma volvió a mirarlo extrañada y preguntó: - ¿Tu lo conoces? -

- Nunca lo he visto en mi vida. - Respondió Bryan de inmediato: - Pero alguien me dijo que su esposa es una excelente anfitriona. -

- Ah… Bueno, el caso es que la huida del Duque es una prueba de culpabilidad casi imposible de rebatir. - Continuó Dean Emma después de un rato: - El problema es que consiguió escapar hasta la frontera con el Imperio Kasi, justo donde habitan unas decenas de tribus bárbaras que hasta hace un año eran nuestras vasallas. Pero 3 de ellas se declararon en rebelión tras la llegada del Duque. -

- ¿Por qué? - Preguntó Bryan extrañado.

- No tengo claro los detalles. - Respondió la Rectora: - Pero seguro que mi esposo sabe todo lo que ocurrió al derecho y al revés. -

- Ciertamente, el Maestro Cándido lo sabría. - Dijo Bryan asintiendo: - Pero usted mencionó un desastre militar. -

- El Emperador ordenó una expedición punitiva contra esas tribus rebeldes, que también debían capturar al Duque Odón Ascher cuando lo encontrasen. La misión estaba a cargo de un Procónsul cuyo nombre no recuerdo porque lo nombraron muy abruptamente, pero movilizó seis legiones contra las tribus. -

- Ah, ya veo… - Comenzó a decir Bryan tranquilamente, pero entonces cayó en cuenta y exclamó asombrado: - ¡Espere un momento! ¡¿Qué fue lo que dijo?! ¡¿Seis legiones?! -

- Así es. Eran seis legiones. El triple de un Ejército Consular. -

- ¡¿Desde cuando se utilizan seis legiones para una <<expedición punitiva>>?! - Exclamó Bryan sin poder creer lo que oía. Hasta él, que no era versado en asuntos militares, entendía que esa fuerza era excesiva incluso para atrapar a alguien como Odón Ascher.

¡Eso es un ejército invasor en toda regla!

- Acabas de señalar el meollo del asunto. - Explicó Dean Emma suspirando: - El Procónsul recibió Imperium para controlar los ejércitos, pero lo utilizó de la peor manera posible y ordenó que se movieran todas las legiones que defendían la frontera nordeste para atacar a las tribus rebeldes, algo extremadamente caro, arriesgado y sobre todo innecesario. 

Entonces sucedió lo peor. -

- ¡No me diga que…! - Comenzó a decir Bryan, pero no se atrevió a terminar la frase.

- Así es. - Confirmó Dean Emma: - El ejército fue atrapado en algún tipo de emboscada y sufrimos una espantosa derrota. -

- ¡Era un ejército tan grande! ¡¿Cómo fue posible?! -

- Nadie lo sabe con seguridad. Y quizá nunca lo sepamos, porque el Procónsul responsable de todo esto está muerto. Pero sabemos que solamente sobrevivieron algunos oficiales y creo que dos de las Legiones consiguieron escapar. El resto cayó en batalla o fueron capturados por los bárbaros. -

- ¡Por todos los dioses! -

- Pero el mayor problema era que, por culpa de esa derrota, no quedaban ejércitos entre Itálica y la frontera. El resto de Legiones estaban demasiado lejos… ¡Los bárbaros podrían haber atacado la capital! -

- ¿Cómo se solucionó la crisis? - Preguntó Bryan.

 - No se si lo sabes, pero los bárbaros tienen una naturaleza inconstante. Por eso se quedaron mucho tiempo saqueando los pueblos fronterizos en lugar de marchar hacia Itálica. Y también nos salvó el Cónsul Esteban. -

- ¿El Cónsul Esteban? -

- Un militar veterano con muchas victorias en su haber. - Explicó Dean Emma: - Es un hombre duro, aguerrido, que subió en el escaló militar desde muy abajo. Cuando la noticia del desastre se supo, él se encontraba en el sur preparando las defensas contra un posible ataque naval de la Alianza Mercante de Tiro. Pero inmediatamente reunió una legión y consiguió llegar a Itálica en tan solo cuatro días.

Fue solo gracias a él que la capital se mantuvo a salvo el tiempo suficiente como para reuniésemos a más legiones. -

- ¡Esos son más de 800 Kilómetros! -

- Llevaba sólo una legión, así que podía moverse más rápido. Pero aún así es una hazaña impresionante y dudo mucho que alguien además de Estaban pudiera haber conseguido mover a más de 15,000 soldados tan rápido. Tal vez Aurelio Asturias cuando era joven… -

- Es impresionante. ¿Qué edad tiene este Cónsul y que rango ostenta? - Preguntó Bryan interesado en este personaje.

- Comenzó como un Barón, pero paso la mayor parte de su vida en el ejército y ha conseguido ostentar el rango de Marqués. Ahora tendrá unos 50 o 52 años. -

Bryan la miró un momento sorprendido y preguntó: - Creí que para ser nombrado Cónsul uno tenía que ostentar el rango de Duque. ¿Cómo lo consiguió? -

- Normalmente esa es la norma, pero el Cónsul Esteban es un hombre muy especial. - Explicó Dean Emma sonriendo de un modo enigmático: - Verás, ostenta la dignidad de Copríncipe. Por eso puede recibir el consulado sin problemas. -

¡Copríncipe! ¡Ese es el título del difunto esposo de Emily, pero se lo dieron como condecoración después de su muerte! ¡Se supone que, a parte del príncipe heredero, solo se lo otorgan a los héroes de guerra más importantes del imperio!

- Ya te imaginarás el tipo de hombre que es. - Dijo Dean Emma sonriendo al notar la sorpresa de Bryan: - Un viejo testarudo que se ha pasado más tiempo derramando sangre por el Imperio en los campos de batalla, que haciendo cualquier otra cosa. En cierta ocasión consiguió salvar a un ejército completo de la aniquilación cuando mató en combate singular al rey del bando enemigo y así fue como le dieron la máxima dignidad. Por eso puede ser Cónsul sin que nadie se oponga. -

- Me encantaría conocerlo. - Comentó Bryan mientras traba de imaginarse a semejante personaje.

- Lo harás a su debido tiempo. - Le contestó la Rectora de forma enigmática: - Y espero que lo sigas admirando después. -

- ¿A qué se refiere? - Preguntó Bryan, porque había detectado un brillo especial en la mirada de Dean Emma, como si la anciana estuviese riéndose de un chiste que él no era capaz de comprender.

- Todo a su tiempo, joven. - Dijo la Rectora: - En cualquier caso, hoy mismo se celebrará el juicio a los derrotados y con la tensa situación política lo mejor es que te presentes al Manto Oscuro cuanto antes. -

- ¿Un juicio a los derrotado? - Preguntó Bryan mirándola extrañado: - ¿Por qué los derrotados tendrían que ser juzgados? -

La Rectora lo miró y guardó silencio, pero finalmente suspiró y dijo: - Ningún imperio se construye con timidez, joven Bryan. Si Itálica ha sobrevivido a todos los horrores que habitan en este mundo para llegar convertirse en lo que es, se debe principalmente a que todos los ciudadanos entienden que perder una batalla es un insulto a nosotros mismos y que la debilidad es un crimen. Se espera que los generales venzan y que los soldados luchen hasta la muerte. Así que naturalmente habrá un castigo para todos los involucrados en semejante derrota. -

- … -

- Puede que suene cruel. - Continuó explicando la Rectora con un tono pausado: - Pero debes entender que estamos rodeados de amenazas y enemigos despiadados. Y a veces la única forma de sobrevivir es ser aún más despiadados, sobre todo con nosotros mismos. -

Bryan suspiró, pero en el fondo estaba de acuerdo. Le parecía triste que los soldados aún tuviesen que ser castigados luego de haber sufrido los horrores de una derrota en la guerra; pero también era cierto que, si se mandaba el mensaje a los Legionarios de que incluso si perdían no pasaba nada, entonces no se esforzarían al máximo por <<vencer o morir>>. Él mismo había llegado tan lejos solo porque sabía que, si no tenía éxito, sufriría un destino funesto.

- Todo sea por la gloria de nuestro imperio. - Dijo Bryan con una expresión triste.

- En cualquier caso, este es un momento político muy delicado. - Le aclaró la Rectora finalmente: - Es cierto que ya han pasado unos meses, pero el pueblo sigue sintiéndose muy inseguro. Y en momentos de grave crisis como este, suelen desahogarse con todos aquellos que haya fallado en cumplir alguno de sus deberes. ¡Mejor repórtate antes de que alguien te acuse de algo en el Manto Oscuro! -

Bryan asintió sonriendo y dijo: - Muchas gracias por explicarme todas estas cosas, su Excelencia. Seguiré su consejo de presentarme ante el Señor Cándido en la menor brevedad posible. -

- Excelente, entonces no te entretendré más tiempo. - Dijo la rectora levantándose de su asiento: - Los documentos de tu graduación estarán listos muy pronto. Tampoco tienes que preocuparte por el Decano Deo, porque voy a estar vigilándolo de cerca. Se que quizá no lo creas porque hoy has visto su peor lado, pero en realidad no es una mala persona. Te garantizo que ya no tendrás que preocuparte por más de que haga algo malo. -

Tiene razón, no lo creo para nada. Y tampoco he terminado con él.” Pensó Bryan para sí mismo, aunque exteriormente sonrió con dulzura mientras decía: - ¡Entendido, su Excelencia! ¡Entonces no me preocuparé más! -

- Muy bien, puedes irte. - Le dijo Dean Emma sonriendo: - Y dale mis saludos a Fanny. -

- ¡Lo haré! - Respondió Bryan y esa fue la primera vez que sonrió de forma sincera desde que comenzó la conversación.

Bryan hizo una educada reverencia y dio media vuelta para marcharse del despacho. Durante todo ese tiempo nadie los había interrumpido o escuchado gracias a un conjuro de asilamiento puesto por la Rectora, así que se sabía a salvo de cualquier persona indiscreta que pudiese estar espiándolos.

Dean Emma se quedó mirando la espalda de Bryan con una sonrisa hasta que descendió por la escalera de caracol. Entonces su expresión se volvió pensativa y se llevó una mano a la barbilla mientras pensaba en voz alta: - No creo haberlo convencido de que deje en paz al Decano Deo. Bueno, supongo que se lo buscó, y además es su culpa por no saber leer a un joven tan prometedor, aunque también terrible. Solo espero que Bryan no lo asesine. -

Entonces la Rectora comenzó a activar su hechizo de teletransportación y mientras su silueta comenzaba a difuminarse, se la escuchó susurrar:

- Ya eres un gran hombre, joven Bryan. Con un poco de suerte, quizá incluso puedas llegar a ser un buen hombre. Pero solo el tiempo lo dirá. -

*****

Cuando uno se siente nervioso por algo que escapa a su control, la reacción más natural e instintiva es buscar alivio en lo conocido. Sabiendo esto, Bryan se dirigió inmediatamente al Laboratorio de la Maestra Fanny en cuanto terminó de conversar con la Rectora.

La tensa situación política, el juicio a los derrotados y todo lo sucedido en su ausencia le habían dejado un mal sabor de boca. No olvidaba las advertencias del niño misterioso en el cual Odón Ascher regresaba al poder de alguna manera, volvía a hacer de Lisa una esclava y aparentemente Fanny moriría intentando defenderla.

De momento parece imposible, pero el hecho de que el maldito de Ascher haya conseguido escaparse no augura nada bueno. Pese a todo, según el niño ese futuro solamente ocurriría si yo estaba muerto. Pero aún estoy aquí, sigo vivo y puedo cambiar las cosas.

El sentimiento de ansiedad de Bryan desapareció gracias a su fuerte determinación de incrementar su poder para proteger lo que amaba. Durante mucho tiempo había estado ocultándose porque necesitaba mantenerse a salvo de aquellos que quisiesen aprovecharse de sus habilidades, explotarlo o matarlo antes de que pudiese defenderse por sí mismo. Pero ahora ya tenía un poder equivalente al de un Archimago y podía luchar contra un Gran Mago, tal vez incluso matar a uno. Y si bien sus habilidades estaban desbalanceadas, cuando se trataba de capacidades ofensivas no tenía nada que envidiar a cualquier Caballero de la Tierra.

Ahora será una carrera por ganar influencia en el propio Imperio y también tengo que asegurar la fuerza de los Cancerberos.” Se dijo Bryan: “Pero primero lo primero.

Había llegado frente a la puerta del laboratorio y podía sentir que Fanny estaba adentro. Su olfato detectaba ese maravilloso perfume de jazmín que tan bien se combinaba con el aroma natural de su piel femenina y su oído le permitía escuchar los latidos acelerados de la hermosa profesora. Pero había algo más. Una especie de sensación misteriosa en el interior del propio Bryan, que entraba en funcionamiento ante la proximidad de la primera mujer que había deseado obtener sin importar lo que tuviese que hacer.

Todo pensamiento sobre intrigas, política, traiciones o poderío militar desapareció temporalmente de la mente de Bryan. Solamente la Maestra Fanny tenía ese efecto sobre él. Únicamente ella era capaz provocarle sensaciones de anhelo tan profundas y misteriosas, como para que se olvidase de cualquier otra cosa. Era un sentimiento casi primitivo, el más antiguo de los impulsos que tenían los hombres, pero que también era parte de los mismísimos cimientos de su ser.

Bryan quería tanto verla, que necesitó respirar un momento para calmarse, pues por un instante imaginó la posibilidad de romper la puerta en ingresar de frente. Solamente después de haber inhalado y exhalado durante un buen rato se tranquilizó lo suficiente para tocar la puerta con sus nudillos mientras llamaba: - ¿Maestra Fanny? ¿Puedo pasar? -

- ¡No, no puedes! - Respondió la voz de la hermosa profesora desde el otro lado con un leve rastro de pánico y ansiedad.

Vaya, esto nunca había sucedido antes.” Se dijo Bryan medio en broma.

Era la primera vez que la Maestra Fanny le negaba el acceso a su sala de trabajo desde que Bryan llegó a este mundo. Pero en lugar de sentirse defraudado o decepcionado, la sonrisa de Bryan se hizo mucho más evidente.

El motivo era que podía escuchar claramente como el corazón de la profesora estaba latiendo y entendía cuáles eran las verdaderas emociones que motivaban su respuesta.

Así que se apoyó contra la puerta de modo juguetón y preguntó haciéndose el desentendido: - ¿Por qué no puedo entrar? -

- Esto… ¡Porque la puerta está malograda! -

- No me diga. - Respondió Bryan fingiendo que se lo creía: - ¿Y cómo fue que pudiste entrar tú, Maestra Fanny? -

- Por la ventana. -

- Estamos en el tercer piso. -

-…-

Vaya, realmente debe quererme.” Pensó Bryan eufórico. Sabía que el amor estaba haciendo que Fanny dijese tonterías porque a él mismo le sucedió algo parecido con su primer amor y también la primera confesión fallida de su vida. Después de eso, cada vez que recordaba lo que dijo e hizo, sentía deseos de que se lo tragase la tierra y no le creyó a su padre cuando este le contó que lo mismo sucedía en ambos sentidos: Las chicas enamoradas también pensaban y actuaban como tontas embelesadas.

Ahora, que una mujer intelectual e inteligente como Fanny estaba diciendo cosas ridículas por él… provocaba que Bryan se sintiese en la gloria.

- ¿Segura que no puedo entrar, Maestra? -

- … Esto… Este…no es un buen momento. -

- Puedo esperarte aquí mismo. Esperaré lo que haga falta. -

- ¡No puedes! ¡Es mejor que te vayas a dormir! -

- No estoy cansado. De hecho, si quieres puedo ayudarte con esta puerta “malograda” y abrirla por ti. -

- ¡Le he puesto una barrera mágica! -

- Y tu sabes que eso no me detendría. -

- Ummm… -

 Bryan sonrió en silencio y entonces enfocó sus sentidos un poco más, para asegurarse de que nadie estuviese ocultándose en los alrededores o aproximándose. A esa hora todos los alumnos estaban celebrando el final de los exámenes y los profesores estarían conversando con los familiares o con los examinadores imperiales. Así que se encontraban inusualmente solos, aunque eso Fanny no lo podía saber a ciencia cierta.

Así que Bryan se sentó en el suelo y apoyó la espalda contra la puerta, al mismo tiempo que decía: - Bueno, si no puedo entrar tendré que quedarme aquí, triste y abandonado. Pero supongo que eso está bien, porque puedo calmar mi espíritu recordándote, Maestra Fanny. Si, mi hermosa profesora cuya dulzura es más grande que la inmensidad del océano y tiene un corazón más fuerte que el abrazo del mar.

¡Que hermosa es la Maestra Fanny! ¡Quiero que el mundo entero sepa de su belleza e ingenio, de su gentil modestia y afabilidad! ¡Quiero cantar sobre sus magníficas cualidades y suaves conducta! ¡Oh, Fanny la delicada, la sublime la majestuosa! ¡Fanny de mi consuelo…! -

- ¡¿Te quieres callar?! -

No es que las palabras de Bryan fuesen ofensivas, sino todo lo contrario. Incluso les dio a sus versos una cierta entonación poética bastante buena. Pero había estado subiendo el volumen de su voz de forma deliberada, hasta el punto en que, más que hablar, parecía estar declamando ante una multitud. Y la posibilidad de que alguien pudiese estar cerca y posiblemente escuchase los delirios de amante que estaba soltando Bryan, multiplicó enormemente la vergüenza de Fanny, quien finalmente entró en pánico y corrió a abrir la puerta para dejarlo pasar.

El rostro de Fanny estaba rojo de ira y vergüenza, pero no sabía que Bryan estaba sentado apoyado contra la puerta. Así que, al abrirla, este cayó de espaldas en el suelo mirándola. Naturalmente esto la desconcertó un poco y, tal como Bryan había planeado, evitó que pudiese decir nada por unos segundos.

Este es el mejor modo de cortejar a una mujer inteligente, tienes que presentarles lo inesperado y sobre todo que sea divertido.” Le había dicho su padre.

Así que, aún en el suelo, Bryan sonrió intensamente mientras miraba el rostro de Fanny y comenzó a declamar: - Juro por esta luz, por la cual veo tu belleza, esa belleza que hace que me gustes bien, que ningún hombre en este mundo puede ser indiferente ante la maravilla que es Fanny, cuya dulzura… -

- ¡Ya cállate y entra de una vez! - Chilló Fanny poniéndose aún más colorada y lo jaló hacia el interior del laboratorio. Luego salió al umbral para espiar los alrededores, asegurándose de que no hubiese nadie y entonces cerró de un portazo.

- ¡Te has vuelto loco! -

- Loco de amor… -

- ¡Ya basta! - Exclamó Fanny mientras se llevaba una mano a la frente como si le doliera la cabeza: - ¡¿A qué dios ofendí para que me maldijera con un estudiante desconsiderado que se pone a gritar tonterías en mi puerta luego de desaparecer durante medio año! -

Bryan sabía bien que la ira de Fanny, aunque real, no era tan grande como parecía. Así que se levantó de un salto con un movimiento ágil y explicó: - ¡Te juro que no fue por mi voluntad que estuve perdido todos estos meses! No sé cuánto te habrá contado Lisa sobre lo que sucedió en la Ciudad de Valen, pero me metí en algunas dificultades y fue necesario que desapareciera por un tiempo. Además, para poder cumplir con tus expectativas y graduarme de la Academia tuve que enfocarme totalmente en mi entrenamiento. ¡Esa Quimera no se iba a matar ella sola! -

- ¡Es verdad! ¡¿Cómo fue que conseguiste matarla?! - Preguntó Fanny asombrada.

- Estaba herida y distraída, así que le di el golpe de gracia. - Mintió Bryan encogiéndose de hombros como si no fuese gran cosa: - En las profundidades del Bosque Oscuro ese tipo de cosas suceden todo el tiempo. -

- ¡Estuviste en las profundidades del Bosque Oscuro! - Exclamó Fanny: - ¡Ese lugar es peligrosísimo! ¡¿Por qué harías semejante locura?! -

- Para poder cumplir mi parte de la promesa lo más rápido posible. - Respondió Bryan mirándola maliciosamente: - Le dije que superaría cualquier obstáculo y que vencería, siempre que el premio fuese yacer a tu lado. -

Fanny inmediatamente se sobresaltó e inconscientemente retrocedió algunos pasos, mientras lo miraba nerviosa.

- ¿De qué hablas? - Preguntó fingiendo indiferencia.

- Creo que usted lo sabe. - Respondió Bryan avanzando y sin dejar de sonreír: - No creo que esté pensando en romper su promesa conmigo. ¿Verdad, Maestra Fanny? -

- No recuerdo bien… ¡Dame unos días para pensar en…! - Comenzó a argumentar Fanny mientras evitaba su mirada, pero eso la hizo ser descuidada y Bryan aprovechó de inmediato para cerrar la distancia entre ambos y abrazarla por la cintura.

A través de la túnica de maga, Bryan podía sentir el calor de la hermosa profesora y su nariz se llenó inmediatamente de su dulce aroma femenino. Estando tan cerca de ella podía observar cada una de sus reacciones, las cuales le parecían lo más adorable del mundo.

Por un momento Fanny se quedó petrificada por tener el rostro de Bryan tan cerca de ella repentinamente y la sensación de sus brazos la desconcertó, pero rápidamente recuperó el sentido y protestó mientras trataba de zafarse: - ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! -

- Usted prometió que sería mi novia si conseguía graduarme de la academia. - Respondió Bryan sin soltarla ni dejar de sonreír: - Ahora ya no es mi tutora y no existe ningún impedimento para nuestro amor. ¿Aceptará salir conmigo, Maestra Fanny? -

- No dije eso… ¡Solo dije que lo consideraría! - Exclamó Fanny con una expresión de pánico, pero sin poder librarse del abrazo de Bryan.

- Eso no es cierto… Prometió que sería mi novia. - Puntualizó Bryan sin soltarla, pero tampoco apretando demasiado: - Aunque si aún no está convencida, supongo que debo ayudarte. Puedo ser muy persuasivo ¿sabe? -

- ¡Suéltame! - Protestó Fanny, que ya se había ruborizado hasta las orejas.

- Eres la más bella mujer que mis ojos hayan visto, si estamos juntos feliz estaremos e insisto, porque eres placentera, agradable, graciosa y elegante. Delicada de habla y dulce como las flores de primavera… -

Fanny seguía tratando de marcar distancia, pero Bryan simplemente la soltaba un poco y después volvía a aferrarla suavemente, pero con firmeza. Y sin importar lo que ella hiciera, no dejaba de declamar. Lo cierto era que, de camino al examen, parte de él estuvo pensando en una serie de versos precisamente para un momento como este. Estaba tan enamorado de la Maestra, que incluso había llegado a hacer algo tan poco habitual en él como la poesía.

- Tu belleza no tiene comparación en este mundo, y celosa está la luna de verte resplandeciente, birlando gloriosamente... -

- ¡¿Se puede saber dónde aprendiste a decir todas esas tonterías?! - Preguntó Fanny sin dejar intentar alejarse, pero el esfuerzo que ponía cada vez era menor y su expresión parecía ser en parte exasperada, parte avergonzada y había una tercera emoción que no era tan fácil de describir.

Cabe agregar que, de haber querido resistirse en serio, podría haber utilizado su magia. Pero no lo hizo.

- ¿Le gusta? - Preguntó Bryan alegremente: - Aunque no lo creas he improvisado. Creo que heredé el ingenio de mi madre. -

Por supuesto que se refería a la de su mundo original, porque no tenía recuerdos de la madre de ese cuerpo.

- ¡Hump! ¡Una madre ingeniosa con un bruto como hijo! - Bufó Fanny malhumorada.

- Puede que sea un poco brusco, pero creo que he demostrado ser habilidoso. - Objetó Bryan con un tono bromista.

- ¡Si, pero para lo único que eres hábil es para salirte con la tuya cuando estás con la cabeza caliente! - Exclamó Fanny poniendo los ojos en blanco.

- No tendré que por qué hacerlo cuando pueda mantenerme caliente en su lecho. - Respondió Bryan con picardía.

- ¡Pervertido! - Chilló Fanny haciendo un puchero.

Fanny parecía estar bastante enojada, pero el rubor carmesí en sus mejillas traicionaba realmente cómo se sentía. Y Bryan estaba más que seguro de que ella le tenía bastante afecto. Así que cuando la vio actuando de un modo tan adorable, no pudo resistirse más y utilizó su velocidad sobrehumana para atacar sus labios con un profundo beso.

Si bien a grandes rasgos son parecidas, lo cierto es que cada mujer es diferente de otra. Cualquier hombre puede enamorar a cualquier mujer siempre y cuando aprenda sobre ella con el mismo afán que un erudito prepara su tesis o un general diseña su estrategia de batalla. Todas ellas eran seducidas por el oído, pero algunas preferirán música, otras la conversación y otras la lírica. Bryan sabía que Fanny era una mujer intelectual y utilizó poesía precisamente porque sabía que era algo que ella no se esperaba, pero que la complacería enormemente.

Además, era cierto que Fanny estaba muy molesta con Bryan por haber estado tanto tiempo desaparecido y sin enviarle algún mensaje o noticia. Pero el 90 % de la comunicación no era realmente verbal, y Bryan estuvo atento al lenguaje corporal de Fanny para saber en qué momento el enojo desaparecía y se creaba una apertura que podía aprovechar. Para ese entonces Bryan había tenido muchos encuentros amorosos con Emily y con Phoebe, así que sabía reconocer las señales con sus sentidos desarrollados: Pulso elevado, sincronización de la frecuencia cardiaca, temperatura corporal, y dilatación de las pupilas cuando observaba algo que deseaba. Muchos podrían pensar que el amor era algo increíblemente complejo, hasta el punto de ser inentendible (y quizá lo fuera) pero en cuanto a la “Química del amor”, Bryan no tenía problemas leyéndola.

Después de un tiempo prudencial, Bryan dejó respirar a la hermosa profesora, que inmediatamente comenzó a protestar luego de recuperar el aliento, pero él comenzó a acariciar sus mejillas con los labios y luego se desplazó hacia el cuello y las orejas. Sus besos eran muy suaves y su respiración pausada, pero sujetaba firmemente la cintura de Fanny para mantenerla bien pegada a su cuerpo.

Con el tiempo las protestas de Fanny fueron reduciendo su intensidad. Entonces Bryan soltó un poco su agarre durante un momento, como si quisiese dejarla ir, pero en realidad fue para posicionarse a su espalda y susurrarle palabras de amor al oído a intervalos, mientras continuaba besando su cuello.

- Maestra Fanny, mi hermosa Maestra Fanny. No sabes cuánto anhelé ver tu hermoso rostro cuando contemplaba el resplandor del atardecer en los escasos momentos de paz, que se sentían como un soplo de tu amabilidad en medio de la espesura del Bosque Oscuro. Cuántas veces susurré tu nombre en la oscuridad de la noche cuando sentía que estaba a punto de perder la esperanza. Porque fue la esperanza lo que me mantuvo, Maestra Fanny. La esperanza de tu amor fue lo que me llevó a asumir los más grandes riesgos y conquistar todos los obstáculos que encontré en mi camino para volverme más fuerte, para cumplir con tu condición de graduarme y ser un hombre… ¡Digno de ti! -

La cadena ininterrumpida de susurros de amor, llenos de sinceridad y profundo afecto, cayeron sobre el corazón de Fanny como una lluvia de primavera sobre un suelo seco, humedeciendo las defensas de su mente y de su alma. Antes de darse cuenta, se estaba perdiendo en la deliciosa sensación de las caricias de los labios de Bryan y disfrutando el agarre de esos brazos masculinos, que le transmitían una fuerte sensación se seguridad.

De pronto la hermosa profesora estaba sonriendo y en un momento de locura febril ella misma inclinó su cabeza de tal modo que ofreció sus labios a los de Bryan, correspondiendo a su afecto. De repente volvieron a estar frente a frente, él la sostenía por la espalda y la nuca, mientras que ella lo abrazaba por la espalda. Sus labios se devoraban mutuamente en una especie de delirio apasionado en el que no existía nada más que el rose de sus cuerpos, el sabor de sus bocas y el latido de sus corazones.

Si, Fanny era la mujer que Bryan más amaba. Quizá había comenzado como un sentimiento remanente del difunto ser que ahora encarnaba o el hecho de que fuese la mujer más hermosa y por lo tanto el trofeo que todos los hombres deseaban poseer a cualquier costo. Pero con el tiempo el corazón de la profesora, que se preocupaba por él a pesar de su origen como esclavo y que lo apoyaba sin importarle las dificultades que esto implicaba, como la persecución del Decano Deo, inevitablemente terminaron por cautivar su corazón. Si, tenía fuertes sentimientos de amor por Phoebe y aún más por Emily; pero estos habían surgido de una forma inesperada, donde la culpa había tenido bastante que ver.

Sin embargo, Fanny siempre había sido su ideal supremo, la única que le demostró amabilidad cuando no era nada ni podía hacer nada. Ella lo vio como una persona cuando ni siquiera él mismo se veía a sí mismo como una.

Y nunca lo olvidaría.

Por eso sin importar cuanto poder tuviese, cuantas magias encontrase o cuantas mujeres hermosas poseyese… sin la Maestra Fanny no tenía sentido realmente. En cambio, con ella a su lado, todo valía la pena y podía asumir cualquier riesgo con tal tenerla.

Quiero y voy a hacer mía a esta mujer, No importa qué a quién tenga que superar. Y si el mundo entero se interpone, entonces pelearé contra el mundo entero.

El amor de Bryan y Fanny

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú y hoy es 27 de jun. de 22

En mi país hay un nuevo paro de transportistas por culpa del maldito que nos gobierno y por eso los precios de los alimentos y de todo en general ha subido. La buena noticia es que conseguimos traernos a mi abuela a casa temporalmente y que de momento está estable.

Bueno en este capítulo cambié bastantes cosas y agregué un incidente militar que no existía en el original. Está inspirado en el desastre de Teutoburgo que sucedió en Roma, cuando 3 legiones fueron exterminadas por los bárbaros germanos por la estupidez de su legado.

Además, en el original Emma y Bryan conversar a la salida del examen, pero yo decidí hacerlo en un despacho inspirado en el de Dumbledore de Harry Potter, porque me pareció que quedaba mejor.

La escena de coqueteo original entre Fanny y Bryan era muy sencilla en mi opinión y por eso lo reemplacé. Para todo me inspiré en la Fierecilla Domada de William Shakespeare y también modifiqué o parafraseé algunas poesías.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Te gustó la conversación de la Rectora? ¿Fue divertido? ¿Qué te pareció la forma en que Bryan sedujo a su profesora? Y como siempre puedes apoyarme utilizando los enlaces de mi cuenta Patreon, compartiendo esta historia con más personas y señalando cualquier error ortográfico que se me haya podido pasar.

Nos vemos en el siguiente capítulo.