341 Una combinación inesperada

Las Criaturas Mágicas de Nivel I eran las más raras y poderosas, rozando incluso la divinidad en algunos casos. Pero incluso entre seres como las Gorgonas, Dragones, Quimeras, Unicornios y Cíclopes, probablemente no había ninguna tan única como el Fénix.

Nadie conocía el verdadero origen de estas criaturas. Según la única leyenda conocida, en una era antiquísima, cuando muchos dioses aún no habían nacido, el mundo todavía no había sido mancillado por la realidad de la muerte. Y cuando esta apareció por primera vez, el dios supremo de la luz lloró por el dolor que la muerte traería al mundo. De sus lágrimas nacieron los fénix, como un homenaje viviente a un tiempo anterior a la putrefacción y un recordatorio de que, al final, la vida siempre triunfaría sobre la muerte.

Fuera cierto o no, la existencia de los fénix parecía desafiar el orden natural, pues estas aves no podían morir. En lugar de ello, vivían en un continuo ciclo de renacimiento. Aunque envejecían, cuando finalmente su corazón se detenía, su cuerpo entero estallaba en llamas y, de las cenizas, surgía un pequeño pájaro de fuego espiritual que no podía ser contenido ni atrapado. Por lo menos, ninguno de los magos que durante siglos intentó capturar alguno para estudiar los secretos de su inmortalidad lo consiguió jamás.

Con el tiempo, el ave adquiría un cuerpo material, el cual iba creciendo junto con sus poderes, hasta alcanzar una envergadura de más de tres metros. Físicamente se asemejaba a un halcón, pero mucho más majestuoso y con una larga cola. Sus plumas eran una mezcla de tonalidades que iban del dorado al rojo, reflejando de alguna manera la apariencia de un fuego eterno.

Eso era todo lo que se sabía sobre su naturaleza. Uno de los mayores problemas para estudiar a estas criaturas, dejando de lado que muy poca gente las había visto en persona, era que sus ciclos de vida parecían ser bastante largos. Nadie estaba seguro de cómo se reproducía esta especie o si lo hacía. El hecho de que fueran tan pocos en número, a pesar de ser inmortales, sugería que quizás el número de fénix nunca aumentaba. Era imposible saberlo con certeza. Algunos teóricos pensaban que cada vez que el fénix renacía, el nuevo ejemplar era completamente diferente, aunque conservaba los recuerdos de su predecesor. Pero, de nuevo, no había modo de confirmarlo.

Emblema del Fénix

En cuanto a sus habilidades, los fénix eran capaces de volar a velocidades increíbles, dejando tras de sí un rastro de chispas doradas. Sus garras y pico dorados podían cortar a través del metal o la roca más dura con facilidad. Sus ojos, resplandecientes como carbones ardiendo, se decía que podían ver a través de cualquier mentira o secreto. Pero lo más impresionante era el poder de las llamas que generaban con su cuerpo, las cuales no solo quemaban, sino que también tenían un efecto purificador que eliminaba la maldad y la corrupción de cualquier ser que tocaban.

Ahora, una de estas poderosas criaturas estaba justo frente a Bryan, y no podía evitar suspirar por su mala fortuna. ¡El único fénix avistado en siglos en el continente de Vathýs tenía que aparecer precisamente ante él, y claramente era un aliado de Elena Teia! Bryan, que había estudiado la cultura de Helénica, sabía que el fénix era su bestia guardiana. Sin embargo, el Manto Oscuro repetidamente confirmaba en sus informes que la existencia de estas criaturas era poco más que una leyenda local. Además, incluso si realmente existían, se suponía que nunca abandonaban los recintos de su ciudad.

"Supongo que la inteligencia falló, tendré que presentar algunas quejas al Maestro Cándido al respecto si logro salir con vida de esto." Pensó Bryan con ironía. A través de los Espectros Oscuros podía ver cuán magnífica era esta criatura, pero cuando intentó observarla con su Astro Proyección, casi tuvo que cerrar los ojos de inmediato, porque fue como ver directamente al sol en pleno mediodía. La pureza de su poder no podía ser natural y, de algún modo, todos sus instintos le gritaban que ese fénix era su enemigo natural.

- ¡¿Por qué estás aquí, Hermana mayor?! - Exclamó Elena sorprendida y aún afectada por la ira: - ¡Estaba a punto de defenderme y…! -

- ¡Ya basta, pequeña hermana! - La interrumpió la fénix con tono firme. Bryan no podía ver que hubiera abierto el pico, pero aun así todos la escucharon: - Este hombre no es alguien normal y puedo sentir que es mucho más poderoso que tú. Si no estuviera mentalmente agotado, no tendrías oportunidad contra él. -

Elena apretó los puños, temblando de ira y frustración. La presencia del fénix la tranquilizaba y enfurecía a la vez. Había pasado su vida entrenando, perfeccionando su dominio del fuego, y ahora, ante Bryan, un desconocido, se sentía vulnerada.

- ¡No necesito tu ayuda! - Gritó, su voz cargada de desesperación y orgullo herido: - ¡Puedo vencerlo, lo haré sola! -

La fénix la observó con calma, su mirada sabia y penetrante. La conexión entre ambas era profunda, forjada en batallas y años de convivencia. A pesar de su furia, Elena sentía el consuelo que solo su hermana de fuego podía ofrecerle.

- Pequeña hermana, tu orgullo te ciega. - Respondió la fénix suavemente, aunque sus palabras resonaban en la mente de todos: - No hay vergüenza en reconocer la fuerza de tu adversario. Aprender de esta experiencia solo te hará más fuerte. -

Las palabras de la fénix se sintieron como cuchillos clavados en el corazón de Elena. Sentía que admitir la superioridad de Bryan sería traicionar todo lo que había logrado. No podía aceptar que otro mago la hubiese igualado en su propia especialidad. Sin embargo, el razonamiento de la fénix calaba en lo más profundo de su ser, creando una lucha interna que no podía ignorar.

- ¡Yo puedo…! -

Elena comenzó a responder, pero la fénix la interrumpió mientras comenzaba a irradiar una gran cantidad de energía calórica.

- Además, puedo sentir que el fuego de este hombre es anormal. - Continuó el ave Fénix mirando directamente a Bryan con sus ojos incandescentes: - No es de extrañar que no hayas podido vencerlo. No se trata de talento o poder, hermana menor. ¡La naturaleza de sus llamas no parece seguir las reglas de este mundo! -

Bryan tragó saliva, porque aquella criatura había detectado de un solo vistazo que su Conjuro de Fuego Glacial Místico no solo era una magia diferente, sino que además no pertenecía al sistema de magia conocido. ¡Verdaderamente estaba frente a una criatura divina que comprendía muy bien la naturaleza del fuego! Pero lo más sorprendente ocurrió cuando vio cómo el ave de fuego desviaba la vista a su alrededor y su mirada se encontró con la de los Espectros Oscuros, algo que no debería pasar porque eran invisibles.

- También parece haber otras entidades misteriosas observándonos... ¡Pero me encargaré de todos ellos en este momento!  -

Antes de que Bryan pudiera reaccionar, la fénix desplegó sus majestuosas alas y las agitó con fuerza. De su cuerpo emanó una intensa llama dorada que se expandió rápidamente, creciendo como una esfera de fuego incandescente que irradiaba en todas direcciones desde la criatura. La onda de calor y luz se propagó velozmente, envolviendo todo a su paso en un resplandor ardiente, incluso alcanzando a la propia Elena Teia. Bryan no podía creer lo despiadada que era esta Fénix, pues no había dudado en sacrificar a quien acababa de llamar hermana menor con este ataque omnidireccional. Pero la oleada de llamas ya estaba a metros de él y no tenía tiempo para pensar en nada más que escapar. Sin embargo, al estar en el aire y sin una superficie para apoyarse, no podía utilizar el Paso Sombrío, y las llamas lo alcanzarían en poco tiempo. Así que hizo lo único que pudo: descendió lo más rápido que pudo y utilizó el Conjuro de Fuego Glacial Místico, esta vez con la llama púrpura congelante, con la esperanza de neutralizar el fuego dorado que se aproximaba.

La Fénix batió sus alas...

Debido a su estado de debilidad, Bryan había evitado usar su poder congelante, reservándolo como carta de triunfo en caso de emergencia. Ese momento resultó ser ahora, y gracias a que el calor tiende a fluir hacia el frío, las llamas doradas que lo hubieran destruido fueron neutralizadas casi por completo. Sin embargo, al final sintió un espantoso dolor en la cabeza que lo distrajo, permitiendo que algunas llamas doradas atravesaran su armadura y le quemaran el dorso de la mano. Afortunadamente, pudo recuperarse a tiempo, arrojando más ráfagas de fuego congelante para compensar, hasta que finalmente el poder de la fénix se detuvo.

Cuando todo terminó, Bryan estaba arrodillado en el suelo del bosque, rodeado de árboles de pino y jadeando por el agotamiento. Algunas llamas doradas se habían prendido en las ramas, pero ya se estaban apagando sin causar daño a la vida vegetal. En cambio, su armadura había sido destruida limpiamente en el lugar donde el fuego lo tocó, y su piel quemada no se estaba regenerando a pesar de que la Esencia Mágica trataba de curarlo con todas sus fuerzas.

Parece que esas llamas doradas solo queman lo que la fénix desea. ¡Realmente es un fuego divino! Pero el mayor problema es...” Pensó Bryan mientras cerraba los ojos para buscar una conexión que ahora era inexistente. Tal como lo esperaba, sus dos Espectros Oscuros habían sido completamente destruidos por ese fuego dorado. Maldijo interiormente mientras asimilaba las implicaciones. Los Magos de Fuego eran poderosos, pero sin importar la potencia de sus llamas, estas no podían dañar a entidades no físicas, como fantasmas o espectros. Ahora confirmaba que las llamas de la fénix no tenían esa limitación.

Cuando las llamas se disiparon, Bryan vio que en el cielo todavía estaba flotando Elena Teia, completamente ilesa entre las llamas disipadas, tal como cabría esperar. Pero esta vez en la mirada de la Archimaga había mucha más sorpresa que furia. La fénix, que flotaba majestuosamente en el aire, lo observaba con la misma perplejidad.

- ¿Cómo es posible...? - Murmuró Elena, sin poder apartar la vista de Bryan.

La fénix, con sus alas doradas aún resplandecientes, bajó lentamente al suelo, sus ojos llameantes escrutando cada centímetro de Bryan. La criatura divina, acostumbrada a comprender las sutilezas del mundo, estaba genuinamente desconcertada.

- No debería haber sobrevivido a mi fuego.  - Dijo la fénix con voz firme, aunque su pico permanecía cerrado: - Esa magia que usaste... ¿de dónde proviene? -

Bryan, que todavía luchaba por ponerse de pie, sintió el peso de la mirada del Fénix sobre él. Apretó los dientes mientras sus pensamientos se volvían un torbellino de estrategias y posibles tácticas. Sin embargo, una cólera fría comenzaba a apoderarse de su mente. Todo ese tiempo había estado peleando de forma precavida, tratando de evitar usar todos sus poderes mientras pensaba en las posibilidades de que algún espía los viera y luego reportara esto a otros potenciales enemigos. Pero perder a sus Espectros Oscuros había sido un golpe muy duro, y ahora estaba enojado.

"Voy a matarlas a ambas." Decidió entonces y su mente se vio envuelta en una determinación gélida.

Elena, que observaba con atención, notó el cambio en la expresión de Bryan. Su postura se endureció, reflejando la tensión en el ambiente. Aunque había estado sorprendida de que Bryan sobreviviera al ataque de la fénix, ahora sentía una nueva preocupación. La rabia que emanaba de él era palpable. Pero al final Elena volvió a apretar los puños con fuerza. Su orgullo y su determinación estaban chocando con la realidad de la situación. Había sido igualada en un combate de fuego, algo que nunca creyó posible, y ahora su enemigo acababa de sobrevivir a las llamas purificadoras de su hermana mayor. La lucha interna entre aceptar esa verdad y su deseo de ser la mejor se hacía cada vez más intensa.

- No te atrevas a subestimarnos. - Respondió Elena con furia contenida: - No permitiré que te salgas con la tuya luego de arruinar mis planes! -

La fénix, percibiendo la creciente tensión, alzó una de sus alas en un gesto calmante hacia Elena mientras decía: - Hermana menor, debemos ser prudentes. Este hombre maneja fuerzas que aún no comprendemos por completo. -

- ¿Y qué es lo que propones? - Preguntó Elena, alzando una ceja.

- Hagamos “eso”. - Respondió la Fénix: - Puedo sentir su intención asesina y no podemos darle ninguna oportunidad de recuperarse. ¡Usa todo mi poder para exterminarlo! -

Elena parpadeó, sorprendida. Por un instante, su arrogancia habitual se vio reemplazada por una duda palpable. "Eso" era su carta de triunfo, una medida extrema reservada solo para las situaciones más desesperadas y el principal motivo por el que se atrevía a conspirar en contra de personajes aterradores como Atreo Mikel e Ilo Tros la temían. ¿Estaba realmente dispuesta a revelar su as bajo la manga tan pronto?

Miró a Bryan, aún luchando por levantarse, y sintió una oleada de emociones contradictorias. Su osadía, el instinto de desafío y una pizca de inseguridad se entrelazaban en su mente. "No puedo mostrar debilidad" Se recordó a sí misma. Pero la propuesta de la fénix implicaba un grado de confianza y entrega total que la hacía vacilar.

- ¿Estás segura de que esto es necesario? - Preguntó, intentando ocultar su vacilación con un tono firme.

- No hay tiempo para dudas, pequeña hermana. - Replicó la fénix con urgencia: - Su poder es más peligroso de lo que parece. ¡Debemos actuar ahora, antes de que él se recupere! -

Elena apretó los dientes, su rostro tenso mientras consideraba sus opciones. El orgullo la instaba a rechazar la ayuda, a demostrar que podía manejar la situación por sí misma. Pero la lógica fría y la experiencia le decían que subestimar a Bryan podría ser su perdición.

Finalmente, exhaló con frustración, su decisión tomada.

- De acuerdo. - Respondió finalmente con un tono firme, aunque todavía parecía algo renuente: - ¡Hagámoslo! -

La fénix asintió y entonces, con una intensidad que parecía capaz de incendiar el mismo aire, abrió sus alas en un despliegue de luz y calor. El cielo se tiñó de dorado, y un rugido resonante llenó el espacio. Bryan sintió el poder abrumador de la transformación mientras la figura del ave mítica se desvanecía en una explosión de fuego radiante. Cada pluma se convirtió en una chispa que se elevó hacia el cielo antes de converger en una columna de llama pura que envolvió a Elena Teia.

Aunque la ardiente luz era deslumbrante, Bryan no podía apartar la vista. La columna de fuego comenzó a moldearse alrededor de Elena, fusionándose con su cuerpo en un proceso tan asombroso como aterrador. Su forma humana se mantuvo, pero ahora unas imponentes alas de fuego emergían de su espalda, batiendo con una majestuosidad sobrenatural. Anteriormente su magia solamente las insinuaba, pero ahora se veían tan claramente que uno podría pensar que realmente eran naturales. Además, la armadura que vestía estaba brillando con un esplendor dorado, transformándose en una extensión de la propia Fénix. Las líneas de fuego fluían imitando el patrón de las plumas, creando una sinergia entre el metal y la llama que parecían fusionarse con el cabello de Elena, y sus ojos resplandecían con la misma intensidad del fuego que la rodeaba.

Elena fusionada con su Fénix

¿Acaso esto es el Pacto de los Caballeros? ¡No! ¡Eso debería ser imposible para un mago! ¿Quizá sea otra cosa?” Pensó Bryan y entonces decidió utilizar su Astro Proyección a su máxima capacidad para analizar a su enemiga, lo cual hizo que casi soltase una exclamación. Lo que veía no era una mera fusión de poderes; sino que el núcleo mágico de la fénix había sido absorbido por el cuerpo de Elena, transformándola en una entidad híbrida de poder inimaginable, cuya energía fue incrementándose en cuestión de segundos hasta que llegó a un nivel que Bryan solamente había visto en una ocasión.

- Se ha convertido en una Cuasi Suprema. - Murmuró Bryan soltando una maldición, pues el nivel de amenaza que sentía era equivalente al que le transmitió Vlad Cerrón. 

******

Mientras el caos reinaba en el Campo de Sangre, el sol en lo alto marcaba la intensidad del mediodía, proyectando sombras cortas y duras sobre los cuerpos caídos y los guerreros que aún luchaban con desesperación. El aire estaba cargado con el olor acre de la sangre y el metal, y los gritos de dolor y órdenes se mezclaban en una cacofonía de guerra. Los legionarios itálicos, con su disciplina feroz, continuaban su avance inexorable, masacrando a los remanentes de las fuerzas de vasallas de Micénica y los grupos dispersos de Ilión.

En un claro momentáneo de la batalla, cuando el ruido parecía disminuir por un breve instante, una explosión de luz dorada surgió en el cielo, proveniente de la posición donde Elena Teia y la fénix habían iniciado su fusión. Todos los presentes, tanto amigos como enemigos, levantaron la vista hacia la fuente de esa luz cegadora.

Los guerreros de todos los bandos sintieron un temblor en la tierra y una presión aplastante en sus pechos. Por un momento las armas dejaron de golpear. Entonces el cielo pareció arder con una intensidad sobrenatural. Una ola de calor se extendió desde la cima de Monte Ida, haciendo que los soldados se cubrieran los ojos y retrocedieran instintivamente. Las nubes parecieron disolverse, consumidas por las llamas doradas que ahora rodeaban el campo de batalla. Un rugido resonó, no solo en el aire, sino en el mismo suelo bajo los pies de los combatientes, una vibración profunda que se sentía en los huesos y en el alma.

- ¡Por los dioses! ¿Qué es eso? - Gritó un legionario con voz temblorosa, mientras intentaba mantener su posición.

Las legiones itálicas y los soldados de las ciudades etolias, por un momento, olvidaron sus enemistades y sus luchas. Cada uno de ellos sintió una mezcla de terror y asombro ante la manifestación del poder divino.

******

Es como ver el nacimiento de un pequeño sol. ¿O quizá sería mejor decir el nacimiento de una diosa?” Pensaba Bryan que finalmente se había curado lo suficiente como para ponerse de pie y ahora observaba atentamente la nueva forma de Elena Teia. “¡Incluso está sonriendo como si su victoria fuese inevitable! Pero supongo que tiene buenos motivos para sentirse confiada”. Sus ojos se desviaron un poco de la hermosa Archimaga hacia las alas de fuego que crecían en su espalda. Una persona normal no podría ver nada, pero con su visión del mundo espiritual Bryan notaba cómo una especie de energía parecía fluir hacia las plumas, como si una corriente de Elementos Mágicos las alimentase: “Es curioso, no vi nada parecido cuando me enfrenté a Vlad Cerrón. ¿Quizá ahora puedo ver más detalles porque se trata de una maga o es por las características de la fénix? Realmente me pregunto qué serán esos flujos de energía. Quizá cuando te acercas al nivel de Supremo, dejas de utilizar únicamente tu propia Fuerza Mental y, en lugar de eso, es la propia energía del mundo la que alimenta tus poderes. ¿O será simplemente que su control se ha magnificado tanto que ya no necesita concentrarse para reunir magia? En cualquier caso, será interesante investigarlo en otro momento”.

A pesar de estar en una situación aterradora, Bryan se veía inesperadamente tranquilo. El motivo era su experiencia previa con Odón Ascher y Vlad Cerrón. De ellos había aprendido que existían muchos problemas cuando uno trataba de alcanzar el nivel de un Supremo utilizando medios no naturales. El primero terminó destruyendo completamente su cuerpo debido a las pociones que tomó para forzar su avance, mientras que el segundo consiguió especializarse lo suficiente en un ataque como para alcanzar ese umbral, pero a cambio tenía algunas limitaciones que podían ser un punto débil.

Quizá la razón por la cual Bryan no se sentía demasiado desesperado era que Elena Teia era simplemente demasiado joven. Definitivamente era una genio, quizás el mago con mayor potencial que había conocido hasta el momento. Pero solo tenía diecisiete años y, aunque superaba con creces en poder a todos los magos de su edad, no era una persona que hubiese dedicado su vida a perfeccionar sus habilidades de combate como Vlad Cerrón. Que hubiese perdido el control momentáneamente sólo por verse superada era una buena prueba de ello.

Esa fusión, o lo que sea, es realmente poderosa. Y quizá contra usuarios de Aura de Batalla como Ilo Tros o Atreo Mikel sería un movimiento decisivo. Pero contra mí…” Pensó Bryan sonriendo por dentro mientras invocaba dos bolas de fuego púrpura en las palmas de sus manos: “Hubiese sido una mejor estrategia que ambas luchasen conmigo en equipo, en lugar de combinarse en una sola entidad”. Volvió a observar directamente a Elena, quien parecía lista para iniciar el combate: “Siendo ella tan agresiva, ¿por qué no ha usado esta habilidad para destruir a las ciudades rivales? Solo por eso puedo deducir que seguramente este poder debe tener limitaciones. ¿Será que es inestable? ¿La dañará mientras más tiempo lo use? ¿O tendrá un límite de tiempo?

Por su parte, Elena también estaba observando a Bryan con mucha curiosidad. Nadie conocía esta habilidad secreta porque sólo la había utilizado contra grandes enemigos, y todos los que la presenciaron terminaron muertos. Pero antes de enviarlos al otro mundo, ella siempre vio en sus rostros una expresión de terror desesperado. Después de todo, incluso si era con la ayuda de su hermana mayor, Elena se había transformado en una existencia que rivalizaba con las mayores potencias del mundo. Así que su victoria era simplemente una certeza lógica, algo elemental.

Y, sin embargo, lejos de asustarse, los ojos del Procónsul de Valderán seguían mirándola con frialdad, completamente impertérrito a pesar de su poder.

¿Acaso está loco de miedo?” Se preguntó por unos instantes, aunque rápidamente desechó esa idea. Su instinto le decía que este hombre frente a ella no era del tipo que perdía el control durante un combate, incluso si enfrentaba la muerte. En cierto modo, se parecía a Atreo Mikel en cuanto a la sensación de peligro que transmitía, solo que, en lugar de una furia ciega, su enfoque del combate era calculado, frío y preciso. Esto le provocaba sentimientos encontrados, en los que el deseo de victoria se mezclaba con una inesperada admiración.

"En cualquier caso, es tiempo de exterminarlo." Se dijo Elena sacudiendo la cabeza, mientras extendía la palma de su mano. El fuego dorado se reunió con una velocidad impresionante y salió disparado con una potencia asombrosa directamente contra Bryan.

Bryan reaccionó inmediatamente, lanzando una bola de Fuego Glacial Místico. Ambos poderes colisionaron, provocando una explosión. El resultado fue que logró algo parecido a un empate, pero la ventaja claramente estaba del lado de Elena. Si el choque hubiese ocurrido más cerca, Bryan habría salido peor parado y lo sabía. Sin embargo, obtuvo algo valioso de esto, aunque en ese primer momento no se dio cuenta.

Elena, por su parte, estaba igualmente asombrada. Anteriormente, debido a la forma del ataque de la fénix, no había visto claramente cómo Bryan había sobrevivido a las llamas doradas de su hermana mayor. Sin embargo, ahora le había quedado claro que su enemigo poseía un extraño fuego capaz de igualar incluso a las llamas purificadoras. Ya le resultaba inconcebible que alguien pudiese superarla a ella en magia de fuego siendo su oponente un necromante, pero que además este pudiese sobrevivir a las llamas otorgadas por un Fénix, una entidad nacida de la cristalización del fuego, y ante la que cualquier otra llama debería someterse, era demasiado impactante.

- ¡¿Cómo es posible esto?! - Gritó Elena.

- ¡Cálmate, hermana menor! - Exclamó la voz del Fénix, que emergía del interior de Elena Teia: - Ahora estoy segura de que el fuego de este hombre no proviene de este mundo y por eso no obedece sus leyes. ¡Fíjate bien! Es una norma absoluta que el fuego y el hielo no pueden mezclarse nunca, pero esas llamas púrpuras claramente tienen propiedades congelantes. No es que su potencia sea mayor, es que su fuego es antinatural. Pero si logras golpearlo directamente, lo destruirás con facilidad. -

- Ya entiendo. - Respondió Elena, sonriendo agresivamente mientras agitaba una mano.

Choque del Fuego Glacial Místico congelante con el Fuego Purificador del Fénix

Una llamarada de fuego dorado salió disparada de las palmas de la Archimaga, y Bryan respondió de la misma manera. Sin embargo, mientras sus fuegos se enfrentaban, notó algo por el rabillo del ojo y su instinto le gritó que se alejase. De modo que dio un pisotón para moverse rápidamente, librándose a duras penas de una terrible explosión que lo lanzó varios metros.

Lo que Elena había hecho era impresionante. Generalmente, todos los conjuros se activaban teniendo como centro al mago que los realizaba, pero ella lo distrajo con la primera llamarada y, en secreto, conjuró un ataque que se manifestó en el aire, apuntando a su costado izquierdo. Sin sus Espectros Oscuros, Bryan no podía detectar fenómenos más allá de su vista y realmente estuvo a punto de morir.

Ahora que había perdido sus criaturas, ya no podía controlar el campo de batalla ni realizar la táctica del Paso Sombrío. Su Fuerza Mental no se recuperaba lo bastante rápido, pero, aunque lo hiciera, no se arriesgaría a usar Criaturas Oscuras contra aquellas llamas purificadoras. No tenía su arma mágica y dudaba que las espadas que aún tenía almacenadas en su Anillo Espacial le fueran útiles. Los Magos de Fuego poseían una habilidad llamada Manto de Llamas, con la cual podían rodear todo su cuerpo de fuego para que cualquiera que intentase tocarlos se quemara, y además les servía como defensa. Por eso la estrategia inicial de Bryan había sido apuñalar a Elena tan rápido que no tuviese tiempo de defenderse. Pero ahora el cuerpo de la Archimaga estaba expulsando tanto poder de forma constante que esa táctica no serviría de nada.

Aun así, pese a que la situación parecía tan desesperada para Bryan, este se levantó tranquilamente del suelo en donde había caído y siguió observando atentamente a su adversaria.

Mientras tanto Elena, con su temperamento orgulloso y agresivo, no podía evitar sentirse irritada por la calma de Bryan. Su mente trabajaba frenéticamente, buscando un nuevo ángulo de ataque. "¿De verdad cree que puede mantenerse en pie contra mí?" Pensó, al mismo tiempo que sentía como su determinación ardía con la misma intensidad que sus llamas.

- ¿Qué pasa? ¿Te has quedado sin trucos? - Se burló Elena. Sus ojos estaban brillando con una mezcla de furia y emoción.

Bryan no respondió inmediatamente. En lugar de eso, evaluó la situación con una frialdad que desafiaba la tormenta de fuego ante él. Su mente analítica buscaba cualquier debilidad en la defensa de Elena, consciente de que solo necesitaba una oportunidad para cambiar el rumbo de la batalla.

Finalmente, con una leve sonrisa, Bryan dijo: - Esa fue la única oportunidad que tuviste de matarme. -

Elena frunció el ceño y perdió por completo la paciencia. Con un grito de guerra, preparó una nueva oleada de conjuros de fuego dorado hacia Bryan, decidida a aplastar su resistencia de una vez por todas. Pero esta vez no intentó tomarlo por sorpresa, sino que directamente iba a lanzar diez bolas de fuego. Ese sin embargo fue un error.

Puedo verlos.” Pensó Bryan con euforia, mientras levantaba una mano y apuntaba con los dedos medio e índice.

Uno de los poderes más peculiares que poseía Bryan era la Astro Proyección. No sabía mucho al respecto porque no estaba dentro de la Necromancia tradicional ni en las memorias de Chu Can Lan. Según el niño misterioso, era un límite inexplorado de la magia. Lo único de lo que estaba seguro era que le permitía utilizar Magia Almática y ver parcialmente el mundo espiritual. Por eso podía darse cuenta de cuando alguien le mentía, intuir cosas como si tuviera un sexto sentido y vislumbrar fenómenos espirituales.

Y ese precisamente era el punto más importante: El fuego del fénix era parcialmente un ataque espiritual, por eso era capaz de afectar a entidades no físicas.

Antes de que se formara el conjuro de fuego, Bryan podía ver cómo una especie de remolino aparecía justo en el lugar donde se formaría la llama dorada. Al principio no estaba seguro, pero lo confirmó en este momento. Así que apuntó con mucho cuidado, cronometrando su propio conjuro, y pequeñas pero precisas llamas de fuego púrpura volaron justo hacia el centro de esos remolinos. Si los conjuros se hubieran formado completamente, no habría forma de detenerlos con un fuego tan débil, pero al impactar justo cuando las llamas se materializaban, la magia de Elena Teia fue cancelada antes de poder ejecutarse.

Esta proeza única fue posible gracias a que Bryan había estado estudiando y transcribiendo las notas del Manuscrito de Ascanio Ítalo. Mientras preparaba su regalo para su amada Emily, se dio cuenta de que había referencias a la posibilidad de cancelar un conjuro poderoso con uno más débil, siempre y cuando la magia usada para cancelarlo fuese de naturaleza directamente opuesta. El truco era conseguir que el choque ocurriese en el mismo momento que el conjuro poderoso se estaba formando. Inicialmente, Bryan creyó que esto podría otorgarle alguna ventaja contra la Magia de la Luz, pero finalmente desestimó la idea, porque se dio cuenta de que esto sólo funcionaría si fuese un Mago Oscuro puro. Sin embargo, mantuvo esta información en su memoria y ahora la había aplicado magistralmente.

La expresión de Elena era de profunda incredulidad, e incluso la Fénix en su interior estaba muy sorprendida, pero luego su voz resonó en la mente de la Archimaga, con una mezcla de alarma y curiosidad.

- Elena, este hombre... No solamente posee llamas que no deberían existir, sino que es un prodigio de la magia que entiende muy bien cómo funciona, hasta el punto en que puede realizar una cancelación mágica que solamente los maestros más habilidosos han conseguido realizar… ¡Creo que su poder supera el límite de un Archimago y ya está en el grado de Gran Mago! -

- ¡Gran Mago! - Murmuró Elena, incapaz de creerlo, pero al final no le quedó más remedio que asentir: - ¡Eso no importa! Lo abrumaremos con poder puro, hermana mayor. ¡Veremos si puede seguir cancelando nuestra magia indefinidamente! -

Elena Teia sonriendo confiada

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú y hoy es miércoles 22 de mayo del 2024.

Estoy un poco corto de tiempo, así que trataré de hacer el comentario lo más breve posible por el bien de ustedes. Como ya les he mencionado antes, las batallas, ya sean entre ejércitos o individuos, son un auténtico dolor de cabeza para los escritores porque hay que saber balancear adecuadamente cuántos detalles dar al lector y cuánto es mejor dejar a la imaginación. Además, necesitaba elevar bastante las apuestas porque nos acercamos al final de este libro y me gusta cerrar en grande cuando sea posible.

Estoy pensando en un nombre para la fusión de Elena con su fénix, que definitivamente no será “fusión”. Prefiero utilizar más bien la palabra “síntesis” o algo por el estilo. Para esta batalla en particular, me inspiró mucho en series como "Avatar: The Last Airbender" y varios Animes como Mahouka Koukou no Rettousei. Espero que haya quedado bastante bien, aunque al final los jueces serán ustedes.

Esta es la segunda vez que Bryan se enfrenta con un Cuasi Supremo y quería que la experiencia se sintiera menos amenazante que la primera vez, debido a que ahora nuestro protagonista tiene experiencia con este tipo de adversarios. Sin embargo, tampoco quería que el encuentro se sintiera menos peligroso o impresionante. Además, en ningún momento debemos olvidar que nuestro protagonista está literalmente al filo de la navaja, porque su enfrentamiento ha sido bastante repentino y no tiene un plan de acción. Además, está bastante debilitado. El hecho de que Bryan no haya muerto por este encuentro sorpresa tiene mucho que ver con que Elena no tiene tanta experiencia en combate y desde el principio habíamos establecido que ella se ha especializado mucho en el aspecto destructivo de la magia de fuego, pero no es tan buena con los aspectos sutiles. Precisamente por eso no controla tan bien el aspecto espiritual de la magia del fénix, lo que permite que sea fácil para Bryan detectar las fisuras espaciales que se crean cuando el conjuro se está formándose.

Debido a que nuestro protagonista está tan débil, necesitaba crear alguna circunstancia que le permitiera sobrevivir. La cancelación mágica de conjuros más poderosos con el elemento directamente opuesto no es algo que se pueda hacer todo el tiempo ni algo habitual en el mundo. Primero, el requisito es que el mago que quiera hacer la cancelación debe tener el elemento directamente opuesto, y segundo, debe tener una habilidad y puntería extraordinarias, que generalmente solo se consiguen en aquellos que han alcanzado el nivel de Gran Mago, porque estos tienen control de la quintaesencia de su elemento. Bryan ya tiene el poder de un Gran Mago, pero todavía no alcanza la maestría; Sin embargo, puedes usar la Astro Proyección para compensar esto, gracias a que el fuego del fénix es parcialmente un ataque espiritual. En pocas palabras, si Elena no se hubiera fusionado con el fénix, nuestro protagonista no habría podido ver los conjuros antes de que se generaran y nunca habría podido realizar la cancelación mágica. Irónicamente, la carta de triunfo de Elena tiene muchos factores desventajosos que se revelan únicamente si su enemigo es Bryan.

En fin, esos son los aspectos más importantes para explicarte el capítulo. Por favor, déjame saber tu opinión en los comentarios. Esta vez no dejaré preguntas porque estoy bastante apresurado con un asunto importante y quiero publicar cuanto antes. Por favor, cuéntame cuáles fueron tus partes favoritas y si se entendió todo el capítulo. Además, no dejen de notar las hermosas Imágenes IA que generé para ilustrar algunas de las cosas que suceden.

Si disfrutaste este capítulo y quieres apoyar esta narración, por favor considera hacer una donación a través de mi cuenta en Patreon. También puedes donar a mi cuenta en el banco BCP o a través de la aplicación YAPE. Avísame si encuentras algún error ortográfico para corregirlo lo antes posible. Y, por supuesto, no dudes en compartir esta historia con todos tus amigos para que podamos seguir disfrutándola juntos.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!