326 Desafío frente a la mirada de Terencia

Habían pasado cuatro semanas de acosos por parte de Filipo a Lisa. Y la novedad fue que esta última dejó de reaccionar completamente a todo lo que el joven hacía, lo cual sirvió para inflar todavía más el ego de Filipo, quien asumió que ella finalmente había perdido el espíritu de resistir. Si Bryan en sus tiempos como esclavo hubiese estado ahí se habría reído bastante, pues para cualquiera que la conociese era evidente que Lisa simplemente estaba reuniendo toda la colera en el interior de su corazón para utilizarla en el momento más oportuno. Pero Filipo no sabía nada de esto, y con Bella y Bach temporalmente suspendidos no había nadie que pudiese prevenirle.

El joven mago oscuro se ensoberbeció tanto por su aparente victoria qué decidió pasar a un entretenimiento diferente y reanudó sus insultos hacia la Escuela Necromántica como un todo en lugar de concentrarse en alumnos particulares. Lo cual terminó cerrando el ciclo, pues sin saberlo había perdido cualquier posibilidad de ser advertido.

Aquel día se encontraba haciendo precisamente eso en el comedor de la Facultad Oscura, que los necromantes lamentablemente tenían que utilizar. Naturalmente no era lo bastante descarado como para proclamar su desprecio a los cuatro vientos, porque después de todo seguía siendo un aristócrata y tenía que guardar las apariencias. Pero se dejaba entender.

- La comida ha decaído mucho últimamente. - Mencionó Filipo con un tono que parecía mesurado, aunque realmente era bastante audible: - La Academia debe estar gastando demasiado en cosas que no tienen ninguna importancia y por eso está descuidando otras áreas. -

Hubo un coro de risas por parte de la pandilla de siempre.

- Debe ser maravilloso vivir así. - Continuó hablando Filipo con una sonrisa socarrona: - Sin contribuir con nada a la Facultad Oscura, pero consumiendo recursos con total libertad.  -

- ¡Así es! - Exclamaron algunos

- ¡Literalmente tenemos peso muerto en la Academia! - Dijo uno de ellos.

Las risas fueron aumentando por momentos y así habría seguido todo normalmente, hasta que todo el almuerzo de los necromantes se convirtiese en una experiencia desagradable. Pero ese día había alguien que no estaba dispuesta a dejar las cosas así.

- ¡Grandes palabras! - Exclamó Athena sin mirar a nadie, aunque su voz consiguió escucharse por encima del bullicio en el comedor: - Pero eso sólo debería decirlo alguien que haya contribuido. -

Y antes de que nadie tuviese tiempo para procesar lo que decía, esta remató.

- En el Trofeo del Torneo de invierno están grabados ciertos nombres, pero ninguno de ellos es Filipo Terencio. - Explicó Athena mientras cruzaba los brazos: - Además, el nombre que está grabado en la parte superior es el del Necromante Bryan. Así que, me pregunto quién realmente es el peso muerto aquí. -

Ese comentario no solamente hacía referencia directa a Filipo Terencio, sino que les recordaba a toda la Facultad Oscura aquel momento en que sus estudiantes de Élite fueron superados completamente e incluso terminaron humillados y enterrados con los de la Facultad de la Magia de la Luz. Naturalmente eso le sentó a la multitud como si fuera un baldazo de agua helada, solo que nadie tenía un argumento lo bastante bueno como para rebatir las palabras de Athena, pero eso no significaba que todos lo fuesen aceptar y las miradas de algunos se volvieron bastante oscuras.

- ¡Guarda silencio, insensata! - Exclamó Filipo indignado: - Aquella vez sufrí un sabotaje traicionero que me dejo convaleciente. ¡Pero si yo hubiese luchado ahí, jamás los habrían humillado de esa forma! -

Normalmente cuando Filipo hablaba su banda de lacayos vitoreaba y el resto de estudiantes permanecía en silencio para no enfadarlo, porque nadie quería enemistarse con el mejor estudiante de la Facultad Oscura. Pero en su prisa por defender su honor, el joven mago había cometido un grave error. Y es que su respuesta daba a entender en cierto modo que el resto de estudiantes de Élite de su facultad eran inútiles sin su ayuda. Es más, el comentario de Athena, aunque malintencionado, por lo menos no había pasado de ser una insinuación de lo que ocurrió. Sin embargo, las palabras de Filipo eran una confirmación de que en aquel momento toda la Facultad Oscura hizo el ridículo.

Más el problema no acababa ahí. Porque la declaración de Filipo también podía interpretarse como si su ausencia fuese la causa directa de aquel vergonzoso evento. Y muchos en su interior pensaban: “¡Este desgraciado nos deja a todos como inútiles, pero fue él quien se ausentó poniendo aquella excusa ridícula! ¡Y encima está admitiendo que su ausencia fue la causa de todo lo que pasó!

Filipo pudo darse cuenta rápidamente de que el estado de ánimo en el comedor estaba cambiando y que muchas miradas descontentas ahora se dirigían hacia su persona. Así que intentó argumentar desesperadamente para desviar la ira de todos contra los necromantes nuevamente. Pero esta vez Athena estaba un paso adelante.

- ¡Ja! ¿Hay alguien que crea esa excusa? - Preguntó mirando hacia un costado con un gesto claramente despreciativo.

- ¡¿Me estás llamando mentiroso, mocosa?! - Exclamó Filipo indignado.

- ¿Hay alguien que no te haya visto retroceder asustado ante Bryan ese día en que te amenazó? - Objetó Athena poniéndose de pie mientras golpeaba la mesa: - ¡Ese día te morías de miedo! ¡Igual que tenías miedo de enfrentarte a Markas en el torneo! -

- ¡Cierra la boca, yo no tengo miedo de nadie y menos aún de un liberto! -

- ¡Pues ese “liberto” como lo llamas consiguió graduarse mucho antes que tú! -

- ¡Cállate! ¡Ese Bryan nunca me venció con su magia sino recurriendo a chantajes y trucos sucios! - Objetó Filipo con la cara colorada: - Además, ese tipo ya no está aquí para defenderlas, así que mejor recuerden cuál es su lugar. Aparte de ese liberto ninguno de ustedes podría vencer a un Mago Oscuro. ¡Así que guarda silencio si no quieres que te de una lección en frente de todos! -

Esta vez la multitud reaccionó de forma bastante desfavorable. Ya era bastante malo que un mago de último año, el cual era reconocido como el más habilidoso de la Facultad Oscura, amenazase a una estudiante de grado intermedio. Pero todo se veía peor porque la otra parte era una mujer. Sin embargo, era cierto que, si Filipo la desafiaba de forma oficial, Athena no podría evitar el duelo, porque al ser una aristócrata se consideraría un terrible deshonor reusar combatir, de modo que solo le quedaba pasar la humillación de que la golpearan en frente de todos.

Esta vez varios estudiantes varones se levantaron y comenzaron a expresar su desacuerdo. Athena estaba tan nerviosa e indignada que guardó silencio de golpe. Amy se apresuró a pararse entre ella y Filipo para separarlos, pero esto fue visto como un gesto de debilidad por el reto de la banda de Filipo, quienes de repente recordaron los tiempos en que denigraban a los necromantes y comenzaron a abuchearlos.

Cuando la tensión estaba a punto de llegar al máximo, todos notaron que Lisa Addison salía de entre el grupo de necromantes y caminaba hacia Filipo. Algunos profesores vieron lo que estaba sucediendo, así que se acercaron temiendo que la joven estuviese a punto de dar rienda suelta a uno de sus famosos ataques de rabia. El resto de estudiantes comenzó a murmurar emocionado. El zumbido de voces era alto, pero no tanto como para hacer inaudible una única voz.

Lisa giró sobre sus talones y encaró a Filipo.

- Filipo del clan Terencio. Te desafío a un duelo formal en la Arena. -

El rostro de Filipo se congeló, boquiabierto por la sorpresa. El silencio pareció expandirse como humo. En la periferia de su visión, todas las cabezas se volvieron en su dirección. Incluso los profesores se habían detenido.

Lisa se obligó a reprimir la acuciante sensación de que acababa de hacer algo de lo que se arrepentiría siempre. Y es que a pesar de todo el tiempo que había dedicado a prepararse para este momento era inevitable que sintiese muchas dudas al respecto y no fueron pocas las ocasiones en que la propuesta del Maestro Gene le pareció menos brillante y más insensata en su mente. Después de todo no dejaba de ser cierto que Filipo tenía más experiencia que ella en combate. Además, si perdía luego de desafiarlo nunca vería el fin de su acoso. Quizá no merecía la pena el riesgo.

Pero entonces escuchó cómo ese miserable amenazaba a su amiga luego de hablar mal del hombre que ella amaba y decidió dar el paso.

Ya es demasiado tarde.” Pensó dándose valor: “No permitiré que sigan insultando ni a Bryan ni a mi escuela.

Filipo consiguió cerrar la boca. Su cara adquirió una expresión pensativa. Lisa se preguntó si rehusaría o buscaría una forma de decir que no valía la pena luchar contra ella.

No le des tiempo de pensar en ello.

- ¿Aceptas? - Exigió ella.

El chico vaciló, luego sonrió de oreja a oreja.

- Acepto, Lisa del antiguo clan de los Addison. -

De inmediato, los susurros y murmullos empezaron a llenar el pasillo. Temiendo que su coraje desfalleciera si miraba alrededor, Lisa mantuvo sus ojos sobre Filipo. Este miró hacia atrás, buscando a sus compañeros; después se echó a reír.

- Oh, esto va a ser… -

- Tú eliges la fecha. - Le espetó ella con brusquedad.

Su sonrisa se desvaneció, pero enseguida regresó.

- Ya estamos aquí y las clases han terminado. ¡Peleemos de una vez! -

- Sea. - Aceptó Lisa: - Nos vemos en dos horas. -

Inmediatamente ella se marchó seguida por Athena y Amy para iniciar sus preparativos. Filipo hizo lo mismo junto con su pandilla de amigos. El comedor de la Facultad Oscura se convirtió entonces en un auténtico hervidero de cuchicheos, rumores y apuestas sobre el posible resultado. Por su parte los profesores se marcharon en todas direcciones para informar de lo que había sucedido. Además, el Anfiteatro tenía que ser abierto de inmediato y preparado en el menor tiempo posible para qué los estudiantes enfrentados pudiesen luchar frente a los ojos de todos los espectadores, los cuales no serían pocos, ya que se trataba del primer duelo oficial que ocurría en el último medio siglo.

Esto disparó por los cielos la presión sobre los sirvientes, que inmediatamente se precipitaron a realizar todas las tareas necesarias con un ánimo frenético para no decepcionar a sus amos magos.

Todos excepto uno.

Se trataba de un simple mesero o por lo menos eso era lo que aparentaba, porque en el instante en que nadie lo veía aprovechó para desaparecer y encontrarse con otro sirviente, un joven recadero que precisamente tenía el deber de salir a comprar comida fuera de la academia.

- Transmite el siguiente mensaje ya mismo. - Susurró el mesero: - ¡El patriarca de la familia querrá enterarse de esto! -

Sin embargo, sin que ninguno de ellos lo supiese, todo lo que hacían y decían estaba siendo cuidadosamente registrado por un encantamiento especializado que transmitía toda esta información a la Rectora Dean Emma.

- ¿Qué te parece? - Preguntó la anciana maga a su interlocutor.

- Tiene potencial. -  Respondió Cándido: - Deja que ocurra el duelo. -

Ambos, marido y mujer, estaban conversando en el despacho de la rectora en donde solían encontrarse constantemente sin que nadie se enterase. Pues naturalmente el Manto Oscuro tenía una entrada secreta incluso en la Academia Babilonia.

- No pienso dejar que uses a mis estudiantes en tus intrigas políticas. - Le aclaró Emma.

- Todas las familias que envían a sus hijos aquí lo hacen con la intención de que sirvan a lo que llamas “intrigas políticas”. - Respondió Cándido con un tono burlón.

- Que algo suceda siempre no quiere decir que esté bien. - Aclaró Emma.

- Te concedo eso. - Asintió Cándido y la miró con un gesto serio: - Tampoco quiero usar a esa chica, sobre todo después de lo que ha sufrido. Además, no me queda claro hasta qué punto Bryan le tiene aprecio. Sin embargo, las cosas podrían cambiar en el futuro. Y seamos claros, ese chico es un maldito seductor, pero afortunadamente lo es de una variedad única, porque se hace responsable de sus actos. Así que nos conviene ayudar a una de las mujeres que el día de mañana podría compartir su cama con él y susurrarle cosas en su oído. -

- Fanny es la primera en su corazón. - Objetó Emma molesta por la idea de que su protegida tuviese que estar en la situación de compartir a su amante con otras.

- Ella no nos necesita. - Respondió Cándido sonriendo astutamente: - Tiene al general Esteban de su lado y mientras él viva, pocas cosas hay en el imperio que puedan amenazarla en serio. En cambio, Lisa Addison no tiene familia y necesitará todo el apoyo posible. -

- ¡No pienso dejarte usarla! - Exclamó Emma frunciendo el ceño.

- No te estoy pidiendo eso. - Explicó Cándido: - Solo quiero que por ahora observes y permitas el duelo. Luego, si esa joven llega a estar en peligro, naturalmente intervendrás… entonces, ella quedará agradecida eternamente contigo. -

- ¿Realmente estarías dispuesto a usar la vida de una niña? -

- ¿Por el bien de mantener a Bryan como aliado del imperio? - Preguntó Cándido con un tono ligeramente irónico: - Déjame pensar… ¡Si! -

- ¿Cómo puedes ser tan frío? - Preguntó Emma negando con la cabeza.

Cándido no respondió de inmediato. Primero se llevó la taza de té que su esposa le había servido a los labios. Finas hierbas y frutas de mora secas. Justo como a él le gustaba. Luego dijo suspirando:

- Porque necesito serlo. -

Dean Emma también suspiró. Así era Cándido: Frío, cruel, metódico… e increíblemente leal y apasionado con las cosas que debía proteger. Era precisamente por esas cualidades que se sintió atraída hacia él en un principio y nunca había lamentado la decisión de sus padres cuando anunciaron que sería su esposo. Por eso cuando Cándido renunció a su apellido para asumir el puesto como gran maestre del Manto Oscuro, lo cual le daba una gran autoridad momentánea, pero también significaba que su prestigio familiar desaparecería por completo, ella se negó a divorciarse de él. Porque sabía que él era la única persona que ella podía amar y viceversa. Sin embargo, ser la esposa de Cándido era mucho más que volverse su compañera. También significaba en cierto modo casarse con el Manto Oscuro.

Y eso no era nada sencillo. De hecho, bien podría implicar que su vida se convirtiese en un auténtico infierno en el que siempre viviría bajo vigilancia, las 24 horas del día.

Precisamente por eso, así como por el gran cariño que sentía por su esposa, Cándido movió todos sus contactos para conseguir que ella se convirtiese en la Rectora de la Academia Babilonia. Y esto fue incluso antes de que a nadie más se le ocurriese la idea. Todos estaban seguros de que era una iniciativa del emperador, pero lo cierto era que su esposo había estado moviendo los hilos de aquel nombramiento años atrás, manipulando los pensamientos de muchas personas, aunque sin pedirlo directamente en ningún momento. Todo fue para asegurarse de que ella tuviese una posición lo bastante influyente como para que pudiese seguir siendo su esposa sin necesidad de encontrarse sometida a la organización del Manto Oscuro, pero que no estaba dentro del gobierno.

Cándido y Emma, una pareja singular

Naturalmente las impresionantes habilidades mágicas de Dean Emma jugaron un papel importante, por qué era la única Gran Maga Espacial dentro del imperio. A fin de cuentas, Cándido era demasiado leal como para colocarla en una posición más allá de sus habilidades. Y al final demostró que era la persona más idónea para el cargo, porque sus poderes no hicieron más que fortalecerse, al igual que su prestigio. Ahora casi nadie recordaba que uno de los motivos por los cuales consiguió llegar a esa posición tan fácilmente fue por el esfuerzo de su esposo tras bambalinas.

Pero, aunque era bastante independiente y estaba protegida por el amor de Cándido, ni siquiera la poderosa Dean Emma podía ser del todo indiferente a las necesidades de la política y del Manto Oscuro. Fue precisamente por eso que tuvo que aceptar la petición de su esposo de aceptar como invitados a Duke y Erick. También por eso dejó que Clark Ascher se moviese con tanta libertad en su momento.

Lo mismo ocurrió con el acoso que sufría la joven Lisa. Debido a que una persona de importancia como Bryan podía tener sentimientos por ella, fue necesario que la Rectora pasase en secreto por alto muchas cosas con la esperanza de poder ganar su gratitud en el momento correcto. Por supuesto que jamás Lisa estuvo en verdadero peligro, porque había muchas formas secretas para vigilarla. Fue Emma quién se aseguró de que la Maestra Fanny estuviese cerca del pasillo cuando Filipo casi le arroja ese conjuro mortal y también la protegió muchas otras veces.

Pero no por eso se sentía mejor.

- Si algo le pasa… -

- No le pasará nada, yo también tengo ojos y oídos en ese anfiteatro. - La tranquilizó Cándido sonriendo: - Deja que luchen, será bueno para ambos. Y en el momento en que llegue a estar en peligro, intervendremos y nos ganaremos su gratitud por salvarle la vida. También la de Bryan, cuando llegue a enterarse. -

- ¿Y la gratitud de Lawrence no te interesa? -

- Con ese joven la simple gratitud no es suficiente. - Explicó Cándido: - De todos modos, tengo prohibido interferir con una persona que quizá sea mi maestro en el futuro. -

- ¿Y si ella gana? -

- No comprendo -

­- ¿Qué pasaría si Lisa gana? -

- ¿Me preguntas lo que pasaría si una joven necromante logra vencer en público a uno de los cachorros favoritos de la familia Terencia? - Preguntó Cándido acomodándose en su respaldar y lo pensó durante unos segundos. Luego respondió sonriendo: - Entonces ella se convertiría oficialmente en una persona de interés nacional. Y el imperio ganaría otro poderoso activo entre sus filas, mientras que al mismo tiempo la familia Terencia sufriría una nueva humillación pública. - En ese momento su expresión se llenó de crueldad: - Y entonces yo estaría en deuda con Lisa Addison… ¡Porque nada me gustaría más que imaginar a los responsables de aquel desastre militar, en donde se perdieron las vidas de tantos hijos del imperio, retorciéndose del dolor por una nueva humillación! - Su expresión se normalizó y volvió a beber su té antes de agregar: - En cualquier caso, sin importar cómo resulten las cosas, el día de hoy ganaremos algo. -

*****

- ¡¿Acaso te volviste loca?! ¡¿Por qué lo desafiaste?! ¡No hay forma de que puedas vencer! - Exclamó Athena cuando estuvieron a solas.

Estaban en una sala de preparación esperando a que los profesores activasen la barrera mágica. La noticia del desafío formal de Lisa se esparció rápidamente y ahora el Anfiteatro de la Facultad Oscura estaba tan concurrido como no lo estaba desde los exámenes.

- Amy, por favor ayúdame a ajustarme bien la túnica. - Pidió Lisa ignorando las quejas de Athena.

- Ya está bien ajustada. ¿Por qué la quieres más ceñida? - Preguntó Amy mientras se esforzaba por jalar el cinto de su amiga.

- Quiero poder moverme rápido si es necesario. - Explicó Lisa.

- Has estado haciendo ejercicio estos días. ¿Era para esto? - Comentó Amy atando los nudos de la túnica: - ¡Yo pensaba que creías haber engordado! -

- No digas tonterías… ¡Mi peso siempre se mantiene en su estado ideal! - Protestó Lisa haciendo un puchero: - También pásame la capa, por favor. -

- ¿También la vas a llevar? Creí que querías movilidad. -

- Todo es parte de mi estrategia… -

Lisa con túnica y capa

- ¡¿Hola?! - Se quejó Athena enfadada: - ¿Quieren dejar de ignorarme ustedes dos? -

Lisa terminó de ajustarse el cordón de la capa con capucha que completaban su atuendo y finalmente se volvió hacia Athena con una expresión conciliadora: - No quería ignorarte, es solo que no entiendo por qué te quejas ahora. -

- ¡¿Por qué tenías que retarlo de ese modo?! - Exigió saber Athena.

- Insultó a Bryan, nos insultó a todos y también a nuestra escuela, como lleva haciendo desde el primer día. - Respondió Lisa: - Es hora de darle una lección. -

- Te entiendo Lisa, en serio… - Dijo Athena con una mirada llena de preocupación: - Pero sigue siendo el mejor estudiante… -

- Ya hice el desafío y no puedo cancelarlo. -

- ¡Tiene que haber un modo! ¡La Maestra Fanny…! -

- No quiero cancelarlo y aunque quisiera nunca se lo pediría a ella. - Objetó Lisa con un gesto malhumorado: - No quiero deberle nada. -

- ¡Lisa…! -

- Déjala en paz, Athena. - Intervino Amy y luego miró a Lisa con suspicacia: - Tenías planeado esto desde hace mucho. ¿Cierto? -

- Desde el primer día que insultó a mi familia había tomado la decisión de darle una lección, era sólo que no tenía los medios ni un plan. - Confirmó Lisa asintiendo mientras trataba de ajustar más su túnica de mago: - Pero recientemente alguien me dio precisamente eso. -

- ¡¿Estás diciendo que lo retaste a propósito?! - Reclamó Athena exasperada: - Lisa, esto no debe continuar…. ¡Pueden lastimarte severamente! -

- No, yo creo que Lisa puede ganar. - Objeto Amy sorprendiendo a todos.

Las tres estaban solas en el espacio designado para prepararse antes del duelo, mientras que el resto de estudiantes observaban en las gradas. Por eso podían hablar libremente.

- ¿A qué te refieres? - Preguntó Athena.

- La Maestra Fanny lo explico hace unos días. - Dijo Amy alzando un dedo: - El estado mental del mago puede influir en su magia y Filipo ya no está en su mejor estado. -

Lisa sonrió, era precisamente lo mismo que Gene le había dicho el día en que comenzaron a entrenar y ella llegó a la misma conclusión cuando casi fue atacada.

- Sabía que tú también te darías cuenta, Amy. - Dijo Lisa sonriendo maliciosamente: - En realidad creo que ese tonto viene empeorando desde hace mucho tiempo atrás, cuando fingió estar enfermo para no enfrentarse a Markas. ¡Da igual que tenga talento si es un pusilánime! Ahora finalmente llegó el momento de hacerle pagar. -

Athena todavía parecía bastante alterada y escéptica, pero finalmente suspiró con resignación: - También he notado que en la última prueba parecía estar fallando en su coordinación. Creo que se le dificulta atacar múltiples blancos… Esto… ¡Tú puedes, Lisa! -

 - Déjamelo a mí. - Respondió la joven maga sonriendo: - Le haré lamentar haberse burlado de nosotros los necromantes… - Luego agregó con un gesto severo: - Y también de Bryan. -

*****

 - Nadie lo dice todavía, pero yo he notado que el desempeño de Filipo ha empeorado mucho después de que Bryan lo amenazó. - Explicó el profesor en aquel momento: - Y no he sido el único. Sé que quizá no lo parezca porque consiguió tener listo el conjuro de Filo Umbrío, una prueba innegable de que sus poderes siguen siendo formidables, pero ha perdido habilidades para concentrarse. -

- ¿Y por qué todos guardan silencio al respecto? -

- Porque Filipo es el favorito del Decano y nadie quiere ser el que insinúe que su mejor alumno se está arruinando bajo su tutela. -

Se encontraban solos al atardecer en el Anfiteatro de la Facultad Oscura.

- Si, también me pareció notarlo. - Comentó Lisa después de meditar en las palabras de Gene, mientras se llevaba un dedo a los labios como hacía siempre que pensaba: - Aquella vez que me atacó, cuando la Maestra Fanny interrumpió su conjuro, Filipo se tambaleó dos veces. ¡Dos veces! La primera vez pudo ser fingida, pero la segunda me pareció demasiado sospechosa. ¡Eso solo puede significar un contragolpe mágico! -

- Incluso si Filo Umbrío es un conjuro avanzado, alguien con el talento de Filipo debería poder cancelarlo sin sufrir un contragolpe. De hecho, me consta que lo consiguió muchas veces con otras magias avanzadas. - Asintió Gene: - Eso significa que no se encuentra estable y su control está fallando. -

Lisa se mostró de acuerdo.

- Sin embargo, no podemos confiarnos. - Continuó Gene: - Aunque sus habilidad esté desmejorando, sus poderes mágicos siguen siendo excepcionales. ¡Por eso debemos preparar una estrategia adecuada! Y con eso en mente… - Se volvió señalando hacia la pared de la arena: - Quiero que invoques un Zombi y al mismo tiempo ataques ese muro. -

- ¿Atacar el muro? -

 - Exacto. Atácalo con los conjuros ofensivos más fuertes que tengas. -

- ¿Qué tipo de conjuro? -

- Cualquiera. No importa. -

Lisa lo miró sin comprender, pero siguió sus instrucciones de invocar un Guerrero Zombi. Luego apuntó y atacó con todas su fuerzas arrojando un conjuro de Agonía del Alma. Cuando su magia golpeó la superficie, cientos de finos haces de energía ondularon propagándose entre las agujas curvadas de la Arena. El aire vibró con un apagado tintineo.

- De nuevo, más fuerte. -

En esta ocasión los rayos cubrieron por entero la barrera abovedada.

Gene sonrió como si hubiese confirmando algo y asintió.

- No está mal. Definitivamente tienes talento, Lisa. Aunque eso ya lo sabíamos. Ahora hazlo de nuevo, pero con toda la fuerza que tengas. -

- Creí que lo había hecho. -

- No lo creo. Imagina que todo lo que te importa depende de un único esfuerzo inmenso. No te contengas para nada. -

Asintiendo, Lisa imaginó a Filipo delante de la barrera.

No te contengas.” Se dijo se dijo mientras daba rienda suelta a su magia.

La barrera de la Arena irradió un brillo tan intenso que Lisa tuvo que protegerse los ojos. Aunque el tintineo no subió de volumen, sus oídos vibraron con el sonido. Gene estaba muy satisfecho.

- ¡De nuevo! -

Lisa lo miró: - ¿Otra vez? -

- Más fuerte si puedes. -

- ¿Qué pasa si acabo dañando la barrera de la Arena? -

- Haría falta mucho más que eso. - Contesto Gene sonriendo de oreja a oreja: - Ha sido fortalecida por magos durante siglos. Espero ver los soportes al rojo vivo al final de esta lección, Lisa. Vamos, lanza otra descarga. -

Lisa no comprendía lo que sucedía, pero continuó atacando mientras el Zombi permanecía de pie a su lado sin hacer nada. Tras varios ataques, se dio cuenta de que comenzaba a disfrutar. No es que representase un reto, pero golpear la barrera con su magia en cierto modo relajaba su mente porque le permitía enfocarse en una cosa, sin tener pensamientos innecesarios. Sin embargo, el poder de cada uno de sus conjuros comenzó a volverse más débil cada vez, y eventualmente lo único que logró fue expedir unos pocos haces de luz por la barrera.

- Eso será suficiente. - Dijo Gene y la miró inquisitivamente: - ¿Cómo te sientes? -

- No entiendo el propósito. - Dijo Lisa mirándolo.

- ¿Disfrutaste? -

- Supongo. -

- ¿En qué sentido? -

Lisa frunció el ceño, y luego reprimió una sonrisa.

- Es como… ver lo rápido que puedes correr. -

- ¿Algo más? -

Por un instante pensó en decirle que imaginaba a Filipo siendo reducido a cenizas. Pero al final decidió preguntar: - Me siento muy curiosa ha cerca del por qué hacemos esto. -

El Maestro Gene asintió: - Estoy basando todo esto en lo que creo que ocurrió con el desarrollo de Bryan. Siendo objetivos, él era un esclavo y no pudo aprender magia hasta mucho después de lo que usualmente ocurre con nuestra clase. Por lo tanto, creo que parte del secreto de su desarrollo es que enfrentó muchas situaciones que lo obligaron a llevar al límite sus fuerzas y tuvo que atravesar forzosamente dicha limitación.

Y eso es precisamente lo que estamos haciendo hoy: comprobando cuáles son los límites actuales de tu poder e intentando descubrir extenderlos lo más posible.

Claro que sería demasiado ponerte realmente en una situación en que tengas que poner en riesgo tu vida o la de alguien en un auténtico combate, por eso elegí una forma en la que no tengas que medirte contra otros ¿Cómo te sientes ahora? -

- Ligeramente cansada, pero todavía me puedo mover. -

- ¡Ese es el límite que queremos! - Dijo Gene sonriendo: - Ahora lo que deseo que hagas es que controles a tu Zombi en ese estado, justo cuando estás parada en la frontera del total agotamiento. De ese modo, teóricamente, deberíamos conseguir que extiendas los márgenes de tu poder lentamente. -

- ¿Voy a hacer pelear a mi Zombi contra uno invocado por usted? -

- Eso será el siguiente paso. - Aclaró Gene negando con la cabeza: - Queremos emular lo que hizo Bryan, no imitarlo exactamente. Bajo ningún motivo debemos arriesgar tu vida, y si justo ahora te excedes demasiado en el gasto de Fuerza Mental podría ser peligroso. Además, recuerda que en el duelo tu objetivo será derrotar a Filipo, no matarlo, así que no tenemos que llevar tu esfuerzo al extremo de entre la vida y la muerte. -

Lisa permaneció en silencio.

- ¿Lisa?...  - Preguntó Gene mirándola con ciertas dudas: - Si comprendes que esto no será un duelo a muerte. ¿verdad? -

- … -

- ¿Lisa? -

- … -

- ¡Lisa! -

- ¡Estoy bromeando, Maestro Gene! - Respondió Lisa finalmente con una sonrisa risueña.

- ¿De verdad lo entiendes? - Insistió Gene con el ceño fruncido.

- ¡Por supuesto! - Volvió a confirmar Lisa y cambió de tema: - ¿Entonces que voy a hacer con el zombi? -

- Quiero que lo lleves al límite haciéndolo correr, saltar, esquivar obstáculos o cualquier cosa que se te ocurra. ¡Pero sin detenerte! - Explicó Gene un poco más tranquilo.

- Creí que nos enfocaríamos en conservar nuestras reservas de Fuerza Mental y también en el Control de la magia. - Comentó Lisa dudando: - Eso es lo que la Maestra Fanny dice siempre que es lo más importante antes de combatir. -

- Ella tiene mucha razón, pero eso se aplica a los estudiantes más jóvenes que por lo general no pueden controlar su magia y la usan en exceso. Además, podrían matarse si usan un conjuro de modo equivocado o si este se sale de control. - Explicó Gene y entonces la miró fijamente como si dudase en continuar hablando, pero al final lo hizo: - Pero debido a la tragedia que viviste creo que ya entiendes mejor que ninguno de tus compañeros el peligro que representa un combate. Así que por eso quiero en enfocarme directamente en los límites de tu magia y expandirlo. -

Lisa le devolvió la mira en silencio, pero simplemente asintió.

- ¡Entonces ahora vamos a comenzar! - Dijo Gene suspirando aliviado: - Quiero ver a tu zombi moverse con toda la capacidad que puedes utilizar. -

Así comenzaron el entrenamiento y la primera vez Lisa consiguió mantener el control del Zombi por pocos minutos. Pero al día siguiente, como ya se había acostumbrado a la sensación, consiguió durar un poco más luego de haber atacado el muro. Con el pasar de los días fue descubriendo nuevas formas de mover al Zombi que economizaban energía, pero también sintió que, lentamente, se estaba fortaleciendo. Fue entonces cuando Gene comenzó a involucrarse más en el entrenamiento.

- Atácame con todo lo que puedas. - Dijo Gene mientras invocaba a tres Guerreros Zombis en frente suyo: - Ahora mismo estás agotada, pero en un grado en que todavía eres capaz de resistir. ¡Creo que es un buen ejemplo del estado en el que Bryan debió encontrarse muchas veces cuando desarrollaba sus poderes! -

­- ¡Aquí voy! - Respondió Lisa sonriendo mientras luchaba por controlar su respiración.

Y así continuaron entrenando arduamente, día tras día.

Cada vez que se encontraban, Gene aumentaba el número de Zombis para subir la dificultad un poco. Los combates eran simples en el sentido de que no había reglas, ya que el objetivo era que Lisa desarrollase nuevas estrategias de combate, usando al máximo sus capacidades mágicas y mentales.

Cuando finalmente Gene invocó una Abominación y Lisa consiguió mantener el combate, el Maestro juzgó que finalmente ella estaba lista o por lo menos que él no podía ayudarla a aprender nada más. Así que suspendió las clases secretas y la dejó para que ella misma fuese quien decidiese el siguiente paso.

Tres días después Lisa lanzó el desafío en el comedor.

*****

Soy invisible, soy el aire, tal vez ni siquiera estoy aquí.” Pensaba el Maestro Gene, tanto para convencerse a sí mismo y a la vez intentando vanamente escapar de la realidad.

Todo ese tiempo estuvo tan concentrado en entrenar a Lisa y ayudarla en el desarrollo de sus poderes, que se olvidó de considerar todos los por menores que semejante evento podría traerle a él. Como por ejemplo que el protocolo para los duelos exigía que los testigos de los enfrentados, en este caso los profesores, se sentasen juntos en la misma tribuna.

Por eso es que ahora mismo estaba sentado al costado del mismísimo Decano Deo, la última persona con la que querría encontrarse. Y alrededor suyo, cuchicheando emocionados en los escaños superiores y los laterales, estaban todos los profesores de la Facultad Oscura.

Si alguno de ellos descubre que yo fui quien instigó todo esto…” Pensaba Gene estremeciéndose mientras intentaba volverse lo más insignificante posible para que nadie se fijase demasiado en él.

Trató de concentrarse en sus alrededores para distraerse, pero esto no ayudó a mejorar su humor. El Maestro Gene no había visto el lugar tan lleno desde la última ceremonia oficial, lo cual no hizo más que dejar patente cuán grande era la avalancha que sus acciones terminaron desatando. Por supuesto que no se arrepentía de haber ayudado a Lisa, pero su naturaleza cobarde ahora estaba cobrándole factura y no podía evitar temblar a pesar de cuánto lo intentaba.

Por su parte el Decano Deo, observaba la Arena con una ceja levantada y un gesto despectivo. Era evidente que daba por hecho la victoria de su alumno favorito. Sin embargo, repentinamente el mar de túnicas negras se abrió ante la espectacularmente hermosa Maestra Fanny, mientras caminaba hasta la butaca que, en virtud de la ocasión, le correspondía. Quedaron pues ambos necromantes, sentados a cada lado del Decano Deo, en la más tensa de las situaciones posibles.

Y pese a todo esto, Fanny estaba disfrutando. Para otros su expresión neutral sugería indiferencia, pero Gene la conocía mejor. Si ella no quisiera participar en este evento, no estaría allí.

- Parece que la niña predilecta de la Escuela Necromántica ha encontrado una forma de entretenernos. - Dijo el Decano Deo con sarcasmo: - Estoy empezando a preguntarme qué podemos esperar de ella tras su graduación. -

Fanny esbozó una media sonrisa.

- Igual que yo. - Comentó fingiendo que no se daba cuenta del doble sentido y aceptando el halago hacia Lisa.

- ¿Este desafío fue idea vuestra o suya? - Preguntó uno de los profesores de magia oscura que fue incapaz de contener su curiosidad.

- No fue idea mía. - Respondió la Maestra honestamente.

Deo enarcó las cejas.

- ¿Dices que ella no solicitó tu aprobación? -

- No, pero creo que no existe ninguna norma que lo requiera, aunque tal vez debería haberla. -

- Entonces ¿se la habrías denegado, de haberlo hecho? -

Deo entornó los ojos, esperando escuchar que en circunstancias normales ni Fanny ni sus necromantes se atreverían a desafiar a los alumnos de la Facultad Oscura. Pero la respuesta de la profesora fue ambigua, demostrando que no le tenía miedo al Decano, aunque tampoco quería pelear con él.

- No necesariamente. Si ella hubiera consultado mi opinión sobre el asunto, puede que le hubiese aconsejado esperar. -

- Quizá fue una decisión espontánea. - Sugirió el Maestro Eben, tratando de tranquilizar al Decano.

- No - Respondió Fanny antes de que nadie más pudiese responder: - Ella escogió un momento que garantizaba la presencia de numerosos testigos. Filipo no tenía más opción que aceptar. -

- Si lo planeó, debe estar segura de la victoria - Dedujo Deo y un pequeño tic nervioso se insinuó en su frente: - ¿Acaso crees que puede vencer a Filipo? -

Fanny se encogió de hombros y respondió: - Filipo es talentoso, pero sus poderes se han visto mermados por las consecuencias de sus propias decisiones. Aun así, sigue siendo un oponente con habilidades desarrolladas que podría superarla. -

El Decano Deo apretó con fuerza los reposabrazos de su sillón al escuchar a Fanny mencionar el defecto de Filipo y los profesores a su alrededor tragaron saliva, pero como el comentario vino acompañado con un halago, el Archimago consiguió mantener la calma.

- ¿Y los poderes de Lisa? - Preguntó una de las maestras rápidamente para desviar la atención.

- Sus habilidades son superiores a la media de segundo año. -

- ¿Lo bastante para vencer? - Preguntó uno de los profesores de magia oscura mirando a Fanny genuinamente intrigado.

- Lo suficiente para que el resultado no sea fácil de predecir. - Concluyó Fanny.

- ¡Ridículo! - Dijo Deo mientras soltaba un bufido despectivo y miró hacia la arena.

- ¿Crees que Lisa vencerá? - Preguntó el profesor curioso en voz baja dirigiéndose a Fanny.

La Maestra se tomó su tiempo para contestar.

- Sí. -

- Por supuesto que lo cree. - Espetó Deo sin volverse a mirarlos, aunque demostrando que los estaba escuchando: - Ella es aprendiz de su escuela. Y tiene que apoyarla. -

- Eso también es cierto. - Respondió Fanny asintiendo: - Pero lo mismo puede decirse de cualquier profesor. -

- Supongo que Lisa hace esto para complacerla, Maestra Fanny. - Dijo otro de los profesores de Magia Oscura tratando de conversar con ella.

- Lo dudo - Respondió Fanny tristemente.

- ¿Cuál es su motivación entonces? - Preguntó el profesor sorprendido por aquella declaración.

- Es Bryan. - Dijo Fanny de un modo enigmático: - Él cambió muchas cosas para la Escuela Necromántica. Y también en el corazón de Lisa. -

- Si, ese joven consiguió grandes logros. - Admitió el profesor: - Llegó muy lejos y está transformando la forma en la que se ve a la Necromancia en todo el imperio. -

El profesor quería decir algo más, pero recordó que Bryan era un tema que no había que mencionar tan cerca del Decano Deo, ya que este todavía recordaba la terrible humillación que sufrió cuando tuvo que firmar su diploma en aquella memorable graduación. Así que eligió permanecer en silencio.

La Maestra Fanny tampoco dijo nada más, pero observó a Lisa que salía al campo de combate con la frente en alto. No podía evitar sentir muchas cosas al verla: Orgullo por su valor, tristeza por el sufrimiento de su corazón y sobre todo una gran admiración por la forma en que se estaba sobreponiendo al dolor para derrotar a su enemigo.

- Ya no te veré nunca más como una niña. - Susurró la Maestra Fanny dulcemente: - Ahora eres una auténtica mujer. -

- Ya no te veré nunca más como una niña. - Susurró la Maestra Fanny dulcemente

Por su parte, el Maestro Gene permaneció sin decir una palabra, y nadie se animó a tratar de entablar una conversación con él porque era un poco evidente lo mucho que deseaba que esto no ocurriese. Un par de veces el Decano lo miró por el rabillo del ojo, como si se preguntase si Gene había tenido algo que ver con el duelo, pero inmediatamente lo descartó por considerarlo demasiado pusilánime para atreverse a orquestar algo que en esencia era un desafío directo a su autoridad. Fanny tampoco reparó demasiado en el comportamiento de Gene porque estaba muy concentrada en lo que hacía Lisa y también porque, desde que el profesor se había resignado con el amor, su actitud hacia Fanny era principalmente formal, algo que ella en realidad agradecía.

Justo antes de que el combate comenzase, se escucharon unos fuertes murmullos y poco después un esclavo llegó corriendo a toda prisa con un mensaje que susurró al oído de uno de los profesores, aquel que siempre actuaba como respaldo del Decano. Este palideció visiblemente al recibir la noticia, y era tanto su nerviosismo que, cuando se inclinó a reportar lo que ocurría a su superior, su voz tembló tanto que tuvo que usar más fuerza para pronunciar y todos pudieron escucharlo con claridad:

- Ah… llegó… ¡llegó un representante de la familia Terencia! -

A pesar del ruido que provocaban todos los estudiantes que se habían reunido para observar el duelo, la tribuna de los profesores pareció quedarse en completo silencio. Nadie dijo nada, pero poco después todos escucharon claramente como la madera de los reposabrazos del Decano crujía por la fuerza que empleaba para apretarlos.

Acto seguido, en la Tribuna directamente opuesta a la de los docentes, que hasta entonces se encontraba completamente vacía, se presentó un anciano aristócrata de aspecto severísimo, acompañado por una comitiva de personas que le servían como escolta. El grupo del recién llegado se sentó en los primeros escaños y cada uno de ellos adoptó una postura que evidenciaba su completa atención a todo lo que ocurría en la Arena.

- ¿Cómo es posible que ya estén aquí? ¡El desafío ocurrió hoy mismo! ¡¿Cómo se enteraron?! - Exclamó Deo apenas conteniendo la frustración que sentía.

- Quizá fueron avisados. - Sugirió Eben nervioso.

- ¡¿Quién?! -

- Seguramente ellos ya tenían a varios informantes preparados, quizá incluso entre los sirvientes. - Comentó otro profesor: - Recuerde que Filipo era candidato para ser nuevo líder del Clan Terencio y la familia quiere asegurarse de limpiar la vergüenza del finado Varrón a cualquier costo. -

De este modo, la terrible situación inicial de tensión en la tribuna de los profesores empeoró a un grado inconcebible, porque la presencia del representante significaba que la familia Terencia consideraba el resultado de este duelo como algo de vital importancia para mantener a Filipo como potencial futuro líder del clan… o destruirla por completo.

Examinador de la Familia Terencia

Ahora la relación política que el Decano Deo había construido tan cuidadosamente con la familia Terencia dependía por completo del resultado del enfrentamiento que estaba a punto de comenzar.

- Todo está bien. - Susurró el Decano de forma involuntaria: - ¡Tiene que salir bien! -

Fanny dejó de sonreír. Y aunque su expresión no revelaba nada, se notaba por su postura que se estaba preparando para lo que pudiese ocurrir.

El resto de profesores se quedaron inmóviles en sus asientos, sin pronunciar ni media palabra. Todos ellos estaban divididos entre la expectativa y el temor por lo que pudiese suceder a continuación.

Soy invisible, soy el aire, tal vez ni siquiera estoy aquí.” Continuó repitiendo el Maestro Gene en el interior de su mente.

Y en esas condiciones… ¡el duelo comenzó!

*****

- Los contendientes pueden tomar posiciones. -

De inmediato, Filipo giró sobre sus talones y echó a andar hacia el otro lado de la Arena. Lisa se volvió y caminó en la dirección opuesta. Respiraba lentamente, con profundas inspiraciones. Pronto tendría que centrar toda su atención en el combate. Tenía que ignorar a todas las personas que la estaban mirando y pensar sólo en lo que debía hacer.

Se preguntó si Bryan estaría haciendo lo mismo. Cada vez que lo vio combatir siempre le parecía tan seguro de sí mismo, tan fuerte e imponente. Pero recién ahora comenzaba a pensar que quizá él también había estado fingiendo al igual que ella estuvo fingiendo en frente de Athena y Amy. Porque no se sentía ni de lejos tan segura como pretendía.

El corazón le dolió y las lágrimas amenazaron con caer de sus ojos, como siempre que pensaba en Bryan. Ese no era el momento. Necesitaba concentrarse. Pero era mucho más placentero pensar en los ojos oscuros de Bryan, en su atractiva expresión y su media sonrisa descarada… que mirar la cara de Filipo, el cual en su mente era tan feo como un pejesapo. Sin embargo, se repitió a sí misma que esta era la oportunidad perfecta para soltar toda esa frustración en este miserable que se había ganado su odio a pulso.

Lisa se dio la vuelta a pocos pasos del borde de la Arena. Filipo estaba de brazos cruzados, pero sin la sonrisa burlona que ella había esperado. En lugar de eso su atención se desviaba constantemente hacia las tribunas, como si estuviese contemplando a un monstruo. Lisa siguió la dirección de su mirada y por fin reparó en un anciano estirado de aspecto severo que observaba lo que ocurría junto con un grupo de desconocidos. Por un instante parpadeó confundida, pero entonces distinguió el blasón de la casa Terencia y lo comprendió todo de inmediato.

“¡Excelente, esto me favorece clarísimamente!” Pensó Lisa sonriendo maliciosamente.

El profesor que servía como árbitro anunció el inicio del combate.

Anfiteatro de Magos

Filipo se movió de inmediato, confiando en la premisa de que el que golpea primero, si lo hace bien, quizá no tenga que golpear dos veces. Lisa vio que el aire se ondulaba cuando su enemigo soltó el primer conjuro: El Halito Negro, un conjuro de nivel Aprendiz que podía dejar inconsciente a quien tocase. El joven mago no estaba dispuesto a correr riesgos y arrojó casi cinco de ellos al mismo tiempo.

Pero este conjuro solamente funcionaba en los seres vivos. La joven bruja inmediatamente invocó a dos Guerreros Esqueletos que con sus cuerpos interceptaron el conjuro, el cual como no tenía un poder contundente, no les causó daño alguno. Además, esta invocación apenas consumía Fuerza Mental.

Filipo entonces chasqueó los dientes con frustración. Esperaba vencer a Lisa de inmediato para demostrar su superioridad. Sin embargo, la velocidad de invocación que la joven maga acababa de demostrar lo sorprendió un poco. Aun así, no estaba preocupado e inmediatamente ejecutó el Brazo de la Oscuridad. Poco después, unas sombras largas como serpientes que terminaban en manos se enroscaron alrededor de los esqueletos y los destruyeron con facilidad.

Pero cuando Filipo estaba por ufanarse, descubrió algo que lo hizo abrir los ojos sorprendido.

Lisa estaba corriendo alrededor de la Arena y lo hacía con buen ritmo, como si lo hubiese estado practicando. Esto era muy raro en un enfrentamiento de magos, porque generalmente ellos se quedaban parados frente al otro, enfrentando sus poderes, y solo se movían cuando era necesario. Además, la táctica estándar siempre era aumentar lo más posible la distancia.

Pero la joven maga estaba acercándose lentamente mientras que al mismo tiempo lo rodeaba, así que Filipo tuvo que recalcular la distancia y eso ralentizó un poco el tiempo de reacción de su magia. Lisa aprovechó ese momento para invocar a un Guerrero Zombi que cargó directamente hacia el Mago Oscuro.

Entre la maga y el Zombi, este último se veía más peligroso. Además, se acercaba más rápidamente, así que Filipo decidió destruirlo primero. Entonces Lisa alzó una de sus manos y aún mientras trotaba, reunió una serie de llamas negras que luego arrojó contra Filipo.

Era el conjuro de Agonía de Alma que tantas veces había disparado últimamente.

Filipo atrapó al Guerrero Zombi con sus sombras fácilmente y luego bloqueó la Agonía del Alma con una barrera. Después aplastó al Zombi con sus poderes. Pero esto le llevó tiempo y cuando quiso buscar a Lisa, ésta ya se encontraba detrás suyo.

Filipo se dio la vuelta rápidamente: Esta vez dos Guerreros Zombis corrían hacia él llevando gruesos garrotes en alto, pero no venían al mismo tiempo, sino uno detrás del otro. Filipo usó sus sombras para agarrar el primero, pero el segundo zombi dio un rodeo y avanzó, de modo que el Mago Oscuro tuvo que generar más sombras para atrapar a la criatura… cuando la Agonía del Alma lo golpeó.

- ¡Ahhh! - Gritó Filipo y usó Fuerza Mental para sobreponerse al dolor, al mismo tiempo que destruía con su sombras a los Guerreros Zombis.

Pero cuando por fin se estaba recuperando, descubrió que Lisa ya había convocado a otros dos zombis y los estaba enviando hacia él. Al mismo tiempo, la joven estaba concentrando varias rondas de Agonía del Alma, una detrás de otra, mientras continuaba trotando alrededor de Filipo con su capa ondeando al viento, para mantenerse fuera de su rango visual mientras le disparaba.

La estrategia de Lisa era sencilla: Los Guerreros Zombis eran el señuelo y corrían directamente hacia Filipo para mantenerlo alerta en una sola dirección. Mientras tanto la joven bruja trotaba alrededor, disparando las Agonías del Alma hacia el costado descubierto de Filipo.

En realidad, la arrogancia de Filipo era lo que permitía esta estrategia. Si Lisa hubiese usado un conjuro más poderoso, quizá él se hubiese concentrado más en ella que en sus invocaciones. Pero la Agonía del Alma era un conjuro muy básico que únicamente causaba dolor, no incapacitaba ni dejaba inconsciente a su víctima. Colocar una poderosa defensa para cubrirse de ese tipo de ataque sería malo para el orgullo de Filipo.

Lo que el mago no sabía era que Lisa era experta en la Agonía del Alma y gracias al entrenamiento intenso que tuvo con el Maestro Gene era capaz de invocar hasta siete bolas de este fuego, disparándolas con bastante precisión. Por eso, mientras que Filipo se distraía destruyendo a los Zombis, la joven Lisa ya le estaba disparando tres o hasta cuatro Agonías del Alma en sucesión. Filipo no podía bloquearlas bien porque Lisa siempre estaba trotando para mantenerse fuera de su rango de visión, acosándolo constantemente sin cesar.

Entonces Filipo comenzó a recibir más golpes de fuego necromántico y sus gritos de dolor comenzaron a sonar con mayor fuerza. Con cada acierto de Lisa los necromantes aplaudían en el estrado y los magos oscuros, que antes lo admiraban, ahora se reían de él cada vez que lo escuchaban gritar. Este era el resultado de las constantes quejas y el comportamiento presumido de Filipo, sobre todo por lo que dijo aquella mañana en el comedor, así que sólo podía culparse a sí mismo.

Pero ninguna burla era peor que sentir la mirada afilada y desaprobatoria del enviado de la familia Terencia, que caía directamente sobre su nuca. Filipo entendía claramente lo que su presencia significaba. Estaba siendo puesto a prueba. Y era un examen que simplemente no podía permitirse fallar. ¡Tenía que ganar y hacerlo de una forma espectacular!

Sus ojos se desviaban constantemente hacia la tribuna donde estaba el enviado, lo que favorecía la estrategia de Lisa. Y con cada segundo que pasaba sus constantes ataques provocaban más daño.

Lo cierto era que había muchas cosas que Filipo podría haber hecho para cambiar las tornas de esta batalla. Una barrea permanente, utilizar conjuros de ilusión para desaparecer de la vista o invocar conjuros avanzados para modificar el terreno a su alrededor. Él era muy bueno en todas estas formas de magia. Pero las risas de los estudiantes, la tensión por saberse examinado y las oleadas de dolor que provocaba la Agonía del Alma cada vez que le impactaba, comenzaron a afectarlo psicológicamente hasta sacarlo de sus cabales.

Entonces finalmente cometió un error.

Lisa en el Anfiteatro

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú y es miércoles 24 de Enero del 2024.

Mi confiable horno microondas se ha malogrado, lo cual significa comida fría para mí hasta que pueda comprar uno nuevo. Pero la terapia física para mi tendinitis ya se está comiendo el poco dinero que tengo. Así que, estimados mecenas y aspirantes a patrocinadores, por favor no dejen de animarse a realizar donaciones para que pueda comprarme un nuevo aparatito que me permita descongelar y calentar mis alimentos.

En principio quisiera hablar de las imágenes de Fanny y la de los estudiantes en el comedor, que hice tras pasar una tarde entera probando las IA y luego editando en Photoshop para quitar las… manos extras y cosas así. Creo que me quedaron bastante bien teniendo en cuenta lo malo que soy con esta nueva tecnología, básicamente son un tiro al aire. Sin embargo, el resto tuvo que hacerse a la antigua porque los programas gratuitos tienen un límite y todo eso.

En particular hice la de Cándido y Emma con Photoshop superponiendo diferentes imágenes y la de Lisa al final simplemente necesitó de borrar ciertas partes que no eran necesarias. Y para conseguir todas estas magníficas me demoré muchísimas horas, así que realmente espero que les gusten.

En cuanto a la historia, vaya que tuve muchos quebraderos de cabeza para plantear cada uno de los escenarios, sobre todo el combate en sí. Porque no quería que Lisa se viese como una especie de superdotada como lo es Bryan, cuyo poder en gran parte se debe a que su cuerpo está modificado. Pero querría que la estrategia que ella utilizase reflejase un poco la inspiración que recibió de él.

Es por eso que se me ocurrió hacer que Lisa pelease en movimiento, cambiando constantemente de posición para desorientar a Filipo mientras que atacaba con varias agonías del alma. Fue extremadamente difícil describir este encuentro entre ambos sin recurrir a inventarme nuevos conjuros que luego tendrían que pasar por el filtro de la pregunta: “¿Por qué Bryan nunca utilizó esa magia?” Es por eso que toda la batalla estuvo diseñada para que Lisa pelease sin recurrir a ningún conjuro que no hayamos visto antes ni tampoco que sobrepase su nivel. Esto fue tan difícil que incluso intenté preguntarle a ChatGPT para ver si el algoritmo me daba una respuesta luego de que le contase sobre todos los hechizos mágicos y su funcionamiento, pero esa inteligencia artificial fue completamente inútil y sus únicas respuestas eran siempre hacer que Lisa utilizase conjuros de nivel Archimago de la nada.

Vaya IA más original (sarcasmo). Ahora si me creo que escribieron The Marvels usándola.

Otro aspecto bastante complicado de este capítulo fue imaginarme cuál era exactamente el entrenamiento que Gene le daría a lisa, porque necesitaba que fuera en cierto modo novedoso pero que tampoco algo tan extraordinario como para sacar de contexto a los personajes. Después de todo, no puede ser que de la nada Gene resulte ser un genio para la necromancia que le enseñe hechizos desconocidos, pero sí tenía que haber algo especial en lo que improvisase para ayudar a su estudiante. Y lo más importante, lo que sea que fuese tenía que tener sentido y coherencia con el mundo y el sistema de magia que se ha presentado hasta el momento.

Creo que he conseguido algo bastante interesante sin salirme de las reglas que yo mismo empecé a establecer, gracias a que el autor original no puso ninguna. Pero al final ustedes serán los jueces, como siempre.

La parte en la que Lisa discute con sus amigas y el desafío en sí habían sido preparadas desde mucho tiempo atrás. Originalmente toda esta parte era un borrador de cosas que escribí al azar y que descarté porque me parecieron necesarios en su momento, pero que le gustaron a los lectores beta y por eso conservé esperando el mejor momento para utilizarlas. Espero haber equilibrado la Comedia y el Drama de forma apropiada.

Y hablando precisamente de tragicomedia, todos los diálogos que tienen los profesores mientras el Maestro Gene intenta transformarse literalmente en la nada para pasar desapercibido me parece que quedaron bastante bien. Naturalmente ustedes serán los jueces definitivos, pero me parece que hice un buen trabajo adaptando muchos diálogos similares de otros textos de novelas de fantasías para qué se acoplasen de tal modo que uno pudiese reírse sin dejar de sentir la tensión de los personajes.

La última parte que escribí del capítulo fue la conversación de Cándido y su esposa Emma, junto con toda la parte de los sirvientes. Esto surgió debido a que uno de los lectores beta me sugirió que debía dar una explicación previa a la presencia repentina de aquel enviado inspector de la familia Terencia. Y yo estaba bastante de acuerdo así que comencé a explicar la parte de los mensajeros espías y repentinamente tuve un golpe de creatividad, que me llevó a crear toda la conversación de aquellos 2 personajes de los cuales nunca sabemos mucho. Espero sinceramente que les haya gustado esta sección y la forma en que los personajes se desarrollan.

Finalmente, para explicar el título, los nombres de los clanes romanos tenían masculino y femenino. Ejemplo: Escipión pertenecía al clan de los Cornelios que también puede leerse como Familia Cornelia. Lo mismo pasa con el Clan Terencio o Familia Terencia.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció este capítulo? ¿Qué opinas de la forma en la que Lisa desafío a Filippo? ¿Te gustaron los diálogos de Athena cuando discutía con Filipo? ¿Qué te pareció el intercambio entre las tres amigas? ¿Qué te pareció la conversación de Emma con Cándido? ¿Qué piensas del entrenamiento que Gene eligió para Lisa? ¿Qué te pareció la tensa discusión en el palco de los profesores? ¿Cómo crees que cambiará la percepción de Fanny acerca de Lisa? ¿Te gustó el momento en que llegó el representante de los Terencio? ¿Qué te pareció el duelo y la estrategia que utilizó Lisa? ¿Cómo imaginas que terminará todo?

Si te gusta esta historia por favor ayúdame con donaciones a mi cuenta Patreon usando los enlaces de abajo para que pueda comprar un nuevo microondas. También puedes señalar cualquier error ortográfico o de concepto que se me haya podido escapar. Como siempre te agradeceré muchísimo si compartes esta historia en tus redes sociales, con tus amigos y conocidos para atraer a más lectores.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!