160 ¡No Debiste Meterte Conmigo!

Eran las diez de la mañana y el cielo estaba despejado, algo que sería tan bien recibido en cualquier otra circunstancia, sobre todo en plano invierno. Pero hoy esto era un problema terrible para Bryan, pues significaba que no podía esconderse usando las sombras. De modo que decidió apostar por la mejor ventaja que tenía: Su velocidad.

- Lisa, tienes que subirte a mi espalda. - Explicó Bryan dejándola en el suelo: - Voy a necesitar de mis manos y mis pies para poder escapar. -

Jinete Grifo con Sable

La joven asintió tímidamente. Entonces Bryan sacó una cuerda e hizo un intrincado nudo para atar el cuerpo de Lisa firmemente a su espalda una vez que la joven lo sujetó por los hombros. Entonces Bryan comenzó a correr en dirección a la muralla sur, pero en tan sólo unos instantes escuchó un chillido estridente y supo que los Grifos ya lo habían detectado. Esas bestias tenían una visión demasiado aguda.

Bryan maldijo e inmediatamente se dejó caer del techo a la calle para no ser visto desde el aire.

Al aterrizar asustó a los escasos transeúntes, pero no les dedicó ni un gesto de disculpa y en su lugar comenzó a correr, sin dejar de estar muy atento a su entorno para mantenerse en la dirección correcta. Cuando dio vuelta en una esquina se topó de golpe con una patrulla de legionarios que gritaron sorprendidos, pero inmediatamente intentaron usar sus escudos para bloquearle el paso. Bryan no se detuvo, sino que siguió corriendo y dio un salto increíble para pisar sobre uno de los escudos e impulsarse, atravesando el bloqueo.

- ¡AQUÍ HAY UNO! -

De inmediato comenzaron a sonar silbatos que daban la alarma. Bryan escuchó a la distancia el sonido de los cascos de los caballos y supo que pronto lo alcanzarían, así que volvió a dar una vuelta y se metió en un callejón estrecho. Luego comenzó a dar saltos de lado a lado, usando las paredes para elevarse hasta el tejado y dejar atrás a sus perseguidores.

Ahora estaban en un tendedero lleno de ropas, donde unas mujeres que se encontraban lavando mientras conversaban se pusieron a gritar asustadas al verlo aparecer. Bryan no les dirigió la palabra. En el acto corrió y saltó a otro tejado para alejarse de sus perseguidores en tierra sin dejar de prestar atención al cielo para detectar la amenaza que se cernía sobre ellos. Ocurrió justo como esperaba: Primero escuchó un chillido y luego sintió que una sombra pasaba volando por encima suyo, bloqueando la luz del sol. Bryan siguió corriendo, pero la criatura volaba en círculos hacia él y se acercaba muy rápidamente.

- ¡ES UN GRIFO! - Gritó Lisa aterrada, pero Bryan no le respondió. Simplemente siguió a toda velocidad hasta llegar al borde del tejado y saltó aferrándose con una mano en el último segundo para controlar su dirección. Un instante después escuchó cerrarse a unas monstruosas garras, fallando por muy poco en atraparlo, y destrozando una parte del techo en su lugar. El edificio tenía tres pisos y la caída debería haberle roto las piernas a pesar de su fuerza, pero Bryan estaba activando brevemente el Arte del Noveno Diagrama Celeste, justo lo necesario para realizar estas acrobacias, pero no lo bastante como para quedarse sin energías.

Continuaron por los callejones, tratando de evitar las miradas. El ruido de los silbatos había puesto a una gran cantidad de ciudadanos sobre aviso y casi todos se estaban ocultando dentro de sus casas, facilitándole el recorrido a Bryan.

Cuando estaba por dar la vuelta para cambiar de dirección sintió peligro y se agachó justo a tiempo para evitar un virote de ballesta que unos soldados le disparaban. Rápidamente escapó por otra ruta. En su camino se encontró con un muro bajo que saltó fácilmente, justo para encontrarse de golpe con un soldado que casualmente se encontraba al otro lado y que al verlo se dispuso a atacarlo. Bryan no tenía tiempo, pero tampoco opciones, así que cargo contra el gran escudo rectangular del legionario y saltó para patearlo con ambos pies. La terrible fuerza detrás de su golpe tomó desprevenido al soldado que sintió como si hubiera tratado de detener una ola enorme y salió disparado hacia atrás.

Bryan y Lisa escapando por los tejados

Bryan aterrizó hábilmente. Luego siguió corriendo antes de que el legionario pudiese levantarse y esta vez tuvo ante sus ojos un edificio viejo con una puerta de madera destartalada. Gracias su memoria eidética tenía una idea muy general de la disposición de los edificios en Valen y dedujo que podía usarlo para cortar camino, así que destrozó la puerta de una patada e ingresó al edificio. Oyó gritos de los ocupantes, pero no se detuvo a mirar y siguió corriendo entre las habitaciones hasta que encontró una ventana que daba a la calle, por la saltó como un lince. Escuchó el sonido de los legionarios a la distancia, así que continuó corriendo calle abajo, hasta que finalmente vio un camino lateral que serpenteaba a su derecha.

Bryan corrió sabiendo que sus vidas dependían de ello y gracias a esa ruta logró ganar mucha ventaja. Pero cuando finalmente llegó a la avenida principal se encontró con varios guardias que se dirigían hacia él rodeándolo y cortándole el paso.

- ¡Agárrate, Lisa! -

- ¡Si! ¡No te soltaré incluso si muero! -

Bryan sonrió mientras llamaba a sus poderes y respondió: - ¡No te preocupes, no seremos nosotros quienes mueran hoy! -

Explosión Fuego Glacial Místico Carmesí

De inmediato corrió hacia los soldados y extendió ambas manos para dejar salir una oleada de Fuego Glacial Místico en su variante abrasadora para provocar una terrible explosión de calor.

Los primeros tres legionarios no se esperaban esto y no alcanzaron a cubrirse o esquivar, de modo que terminaron completamente cubiertos por las llamas carmesí, que invadieron su carne hasta carbonizarla. El restó consiguió bloquear las llamas usando sus escudos rectangulares reforzados con múltiples encantamientos, aunque la intensidad del calor los dejó muy impactados.

Bryan siguió avanzando e invocó varias Lanzas de Hueso muy bien sincronizadas, que se cobraron la vida de otros dos al impactar de lleno, aunque no pudieron travesar las resistentes defensas del resto. Luego se abrió paso para escapar a toda velocidad mientras los soldados trataban de socorrer a sus compañeros heridos en medio de la intensa nube de humo que provenía de los cadáveres. Pero al entender que no podían salvarlos decidieron emprender la persecución.

- ¡Cuidado, es un Necromante! -

Este grito de un legionario rezagado hizo que todos se detuvieran y mirasen atrás, porque desde la humareda salieron unos diez Guerreros Zombis que atacaron sin preámbulos a los Legionarios. Bryan los había invocado inmediatamente después de arrojar sus Lanzas de Hueso para que sirvieran como distracción y funcionó muy bien, pues ya estaba lejos cuando los soldados acabaron con ellos.

Bryan se detuvo un momento para recuperar el aliento y verificar su ubicación actual. Sintió una oleada de alivio cuando distinguió la muralla a pocos metros, pero se encontraba detrás de todo un campamento de legionarios. Naturalmente quiso cambiar de rumbo, más fue en ese preciso instante que sus oídos captaron el terrible estruendo de una compañía entera de caballería viniendo a toda prisa en su dirección y supo que no tendría tiempo de buscar otra salida antes de que lo vieran.

Tenía que atravesar el campamento.

Maldiciendo su suerte, Bryan se preparó para el que podría ser su último combate… cuando se dio cuenta con gran alegría de que las tiendas militares estaban casi vacías, salvo por unos cuantos guardias.

“¡Pero por supuesto! ¡La mayoría estarán tratando de capturar a Lawrence!” Entendió Bryan e inmediatamente comenzó a correr hacia el muro. El problema era que, a pesar de su velocidad, todavía no podía ganarle al galope de los caballos y de seguro estos lo atraparían antes de llegar al muro, así que necesitaba algún tipo de distracción. Sin más tiempo para pensar en otro plan, se puso a arrojar bolas pequeñas de Fuego Glacial hacia las tiendas de tela, sin detenerse en ningún momento.

- ¡Incendio! -

El fuego siempre había sido una de las más grandes amenazas para una ciudad. De inmediato los soldados corrieron a buscar baldes con agua para evitar que las llamas se propagasen, desentendiéndose de cualquier persecución. Para cuando los jinetes llegaron, se encontraron con una auténtica humareda y un escándalo tal, que no les quedó otra opción excepto la de detenerse ya que sus animales se habían puesto muy nerviosos y se negaban a continuar.

Finalmente, Bryan consiguió llegar hasta la base del muro e inmediatamente trepó por una escalera de piedra que lo llevaba directamente hacia las almenas. Una vez ahí pensaba saltar y usar su hechizo de vuelo para descender con seguridad.

Cuando llegó a lo alto de la muralla, unos diez guardias salieron a su encuentro atacando por las dos direcciones del estrecho espacio unidireccional. Bryan no se contuvo e inmediatamente extendió ambas manos hacia los costados para lanzar dos llamaradas intensas. Esto le costó buena parte de su poder, pero los había librado del problema… o eso pensaba.

De pronto, un intenso vendaval los golpeó con tal intensidad que su Conjuro de Fuego Glacial se dispersó a ambos lados. El viento era tan fuerte que Bryan tuvo que aferrarse al muro con toda la fuerza de sus manos para evitar salir volando. Cuando alzó la vista vio a dos jinetes montados en grifos que lo miraban con desdén. Ambos, llevaban la visera del yelmo levantadas y por eso podía ver sus expresiones. En sus manos sujetaban lanzas resplandecientes. Las fuertes alas de una de esas criaturas eran las que habían desatado ese ataque de viento tan poderoso.

Mierda.

- ¿Sabes? Su Excelencia el Duque Ascher preferiría que los atrapemos vivos. - Le dijo con sorna uno de los caballeros a Bryan.

- Sí, estoy seguro de lo que lo preferiría. - Contestó Bryan devolviendo el sarcasmo.

- Nosotros preferimos matarte y dar este día por terminado. - Agregó el segundo caballero encogiéndose de hombros: - Pero dejaremos que decidas tú. ¿Qué opción prefieres? -

- Bueno en ese caso… - Comenzó a responder Bryan e inmediatamente dio media vuelta para correr. Sabía que las almenas harían un poco difícil que esas bestias tan grandes pudieran atacarlo libremente. En cambio, si saltaba o intentaba abandonar el muro en ese momento estaría a merced de los grifos y probablemente no viviría para contarlo.

Los caballeros simplemente lo miraron sin ganas durante unos momentos, como si no fuese la gran cosa, hasta que uno de ellos azuzó a su bestia para aumentar su altura unos diez metros y luego se dirigió con aterradora velocidad hacia Bryan. Su lanza resplandeció con el poder del Aura de Batalla mientras el caballero se paraba sobre los estribos de su silla de montar, para descargar un golpe increíblemente certero por el espacio entre las almenas. Si se hubiese tratado de cualquier otro seguramente habría terminado herido mortalmente, pero al sentir el peligró Bryan aceleró al máximo con velocidad sobrehumana dejando consternado a su atacante. Aun así, el caballero era un experto y las garras de su bestia se abalanzaron sobre Lisa, fallando por muy poco margen.

Bryan se detuvo para recuperar el aliento un instante, aunque su mente no dejaba de trabajar. Ahora entendía los tiempos del jinete volador y que su ataque básico consistía de dos pasos, primero la lanza y luego las garras mortales. Tenía sentido. Además, el jinete era bastante hábil y seguramente no podría usar su velocidad para engañarlo una segunda vez. Pero ahora tenía un plan, un plan bastante arriesgado, pero en ese momento le parecía mejor que nada.

- ¿Necesitas ayuda? - Preguntó el Caballero que se había quedado atrás con tono burlón.

- ¡Ya cállate! Este tipo es mi presa. - Respondió el compañero malhumorado, pero luego miró a Bryan con una expresión serena y dijo: - Esta vez no voy a fallar. -

Bryan no dijo nada y simplemente volvió a correr por el muro. Su intención era hacerle creer al jinete que intentaba repetir su hazaña de esquivarlo, pero en secreto extrajo su Desgarrador Sombrío y comenzó a imbuirlo con casi la mitad de su poder total.

El caballero cayó en la trampa y esta vez atacó incrementando aún más la velocidad de su descenso. Finalmente se paró sobre los estribos al mismo tiempo que alzaba su lanza para descargar un nuevo golpe mortal. Pero al hacerlo terminó sellando su destino sin quererlo.

Cuando Bryan sintió que era el momento, desató su hechizo necromántico de Niebla Negra y una nube oscura envolvió todo a su alrededor. Tanto la bestia como su jinete se quedaron ciegos por unos instantes y no solamente perdieron de vista a Bryan sino también a la muralla. No hubo forma de que evitaran estrellarse violentamente contra las almenas. El golpe los dejó a ambos momentáneamente aturdidos, pero un accidente así no era suficiente para provocarles heridas graves a un Caballero y su montura. Quizá por eso no se retiraron de inmediato.

Mientras trataba de recuperar su equilibrio en aire, el Jinete Grifo recuperó la vista y entonces vio con sorpresa el rostro de Bryan que los miraba sonriendo desde el muro, a unos tres metros por encima de ellos. Tenía su arma mágica sobre la palma de su mano, girando sobre sí misma como una monstruosa sierra y en cuanto sintió que la fuerza del arma había llegado al máximo la disparó hacia delante justo entre las almenas. El ataque se realizó tan cerca, que la criatura no pudo esquivar. El Desgarrador Sombrío, que giraba con un disco mortal, cortó limpiamente el cuello del grifo y luego siguió adelante, clavándose profundamente en el rostro del jinete que, en su arrogancia, no había cerrado la visera de su yelmo. Instantes después sus cadáveres cayeron hacia el suelo para no volver a levantarse nunca más.

El caballero restante no podía creer lo que acababa de ocurrir. Hasta hace unos segundos su compañero estaba perfectamente bien y ahora de pronto tanto su bestia como el jinete estaban muertos. Bryan aprovechó ese pequeño lapso de confusión para soltar la cuerda con la que sujetaba a Lisa y descubrió que en algún momento la hermosa joven había perdido el conocimiento, quizá por el impacto del vendaval, aunque físicamente estaba bien. De modo que la dejó en el suelo y se alejó prudencialmente de ella pues no quería arriesgarla en la batalla. Sabía que era imposible escapar de un jinete grifo por su aterradora velocidad, así que la única forma de sobrevivir era matar al jinete restante rápidamente, antes de que sus refuerzos llegasen. Por suerte ya no se enfrentaba a dos.

- ¡MALDICIÓN! - Rugió el caballero e inmediatamente emprendió un ataque. A diferencia de su compañero caído, tuvo la prudencia de cerrar bien su yelmo y rodearse por completo por el poder protector del Aura de Batalla que resplandeció con un color blanco. Su bestia comenzó a intriducir sus garras por sobre las almenas, obligando a Bryan a esquivar mientras el jinete aprovechaba la más mínima oportunidad para descargar estocadas mortales; y todos estos ataques se hacían mucho más rápidos, habilidosos y letales por momentos. Siempre dejando un margen para alejarse, por si Bryan volvía a intentar arrojar esa perniciosa neblina oscura.

Bryan estaba siendo acorralado a pesar de la defensa que le brindaban las almenas. Su armadura ligera no era rival para los ataques del caballero y su bestia. Poco a poco comenzó a sufrir cortes dolorosos en el cuerpo, que lo hacían sangrar. Pero continuaba esquivando hábilmente mientras esperaba el momento adecuado. Y cuando el caballero se acercó para otra serie de ataques, Bryan dio un brinco sobre el muro para saltar hacia su atacante.

El caballero lo miró consternado, pensando que Bryan se había vuelto loco e intentaba suicidarse. Según todo lo que había visto este misterioso joven debía ser una extraña especie de espadachín para poder moverse con tan increíble velocidad. Pero su sorpresa se trasformó incredulidad cuando de pronto vio que Bryan estaba volando hacia él, esquivando a la criatura y dándole una espantosa patada que rompió su equilibrio.

- ¿Creíste que sólo tú podías volar? - Exclamó Bryan al consternado caballero antes de sujetarlo con mucha habilidad para arrojarlo desde su silla. Inmediatamente después tuvo que lidiar con los frenéticos movimientos del Grifo, que luchaba por librarse de él para ir a auxiliar a su jinete. Bryan se sujetó tenazmente de la montura con sus piernas y una sola mano, mientras extendía su palma libre. El Desgarrador Sombrío salió volando del cadáver de su primer enemigo para regresar hasta su dueño, que inmediatamente volvió a imbuirlo con el poder de su Esencia Mágica y lo usó para descargar un tajo mortal sobre la articulación de una de las alas del Grifo, cercenándola por completo. La Criatura soltó un alarido de dolor mientras se precipitaba hacia el suelo dejando un rastro de sangre y el destino quiso que terminase cayendo a pocos metros de su jinete derribado, el cual sufría por haberse roto varios huesos cuando impactó contra el suelo.

Bryan los miró a ambos con indiferencia mientras levitaba y simplemente murmuró: - Nunca debiste meterte conmigo. -

Inmediatamente después les arrojó una gran bola de Fuego Glacial Místico para terminar con sus vidas. Luego regresó volando hacia el muro para recoger a Lisa y saltar al exterior.

Antes de dejarse caer al otro lado de la muralla se percató de una hilera de escudos rectangulares, que seguramente eran repuestos para los legionarios. De inmediato tomó uno y fue muy bueno que lo hiciera, porque apenas se había alejado a unos metros de la muralla, cuando comenzaron a lloverle proyectiles de todo tipo.

Los defensores ya habían terminado de apagar el incendio y muchos lo habían visto matar a los caballeros de la Legión Grifón. Rápidamente corrieron a las almenas para dispararle con sus arcos y podrían haberle herido o incluso matado a Lisa, que estaba expuesta en su espalda, pero Bryan mantuvo levantado el escudo sobre ellos con sus dos brazos y gracias eso pudieron alejarse bajo el aterrador sonido de las flechas clavándose en la madera forrada en bronce.

El único aspecto positivo fue que el estruendo de los proyectiles fue lo bastante fuerte como para despertar a la muchacha de su inconciencia. Bryan volvió a indicarle que se aferrase fuertemente mientras retrocedía rápidamente sin bajar el escudo, algo que solo hizo cuando supo que estaba a más de trescientos metros de la muralla. Ese era el máximo alcance de las flechas humanas.

Incluso entonces sus problemas no habían terminado. Una partida de cincuenta jinetes a caballo ya había sido alertada y estaba saliendo por la puerta principal para perseguirlos. Bryan decidió que era el momento de dar su último esfuerzo y volvió a utilizar el Arte del Noveno Diagrama Celeste para alejarse volando rápidamente hasta los bosques cercanos, donde sabía que los caballos no podrían seguirlo con facilidad. El truco funcionó y pronto sus perseguidores los habían perdido completamente de vista.

Aun así, Bryan siguió volando con toda la velocidad que podía mientras se preguntaba vagamente a dónde podía ir para ocultarse que no fuese el escondite secreto del Manto Oscuro en Pequeño Valen y también luchaba por ignorar la deliciosa sensación de los pechos de Lisa sobre su espalda, porque armadura había quedado tan dañada que prefirió desprenderse de ella para que no le estorbase y ahora podía sentir el cuerpo de la emocionada muchacha aferrándose con fuerza mientras gritaba: - ¡PUEDES VOLAR! ¡ERES INCREÍBLE! -

Caballeros de la Legión Grifón

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde la navidad se celebra porque se celebra, aunque el gobierno quiera poner cuarentenas.

Este capítulo está especialmente dedicado al lector Juan Pablo Sánchez… ¡Mi primer Mecenas oficial! Ahora mismo estoy celebrando a lo grande con mi familia y le estoy sacando en cara a mi amigo pesimista que me dijo que no obtendría ni un solo patrocinador. ¡Y pienso bailar frente a él el día que obtenga 100! Gracias Juan Pablo, eres el verdadero protagonista de esta novela porque le permites vivir a este humilde servidor.

Ahora una película que me gustó mucho desde mi infancia fueron las de The Matrix.  Para mí todas tuvieron algunas cosas realmente memorables, pero mi favorita es la primera. Me encantaba la sensación de persecución a toda velocidad que trasmitía y algo de eso intenté reflejar en este capítulo. Las imágenes fueron difíciles, pero creo que todo me quedó muy bien al final, aunque necesité editarlo muchas veces.

Y es que el original es bastante simple, el protagonista simplemente vuela sobre una muralla que por algún motivo no tiene defensores y mata volando a dos caballeros grifos con relativa facilidad a pesar de ser la primera vez que combate en el aire. Luego se escapa volando más rápido… ¡Demasiado OP!

Decidí cambiarlo por un enfrentamiento donde la habilidad para esquivar, el buen juicio y sobre todo la sorpresa fueran lo más importante y creo que al final me quedó excelente. El truco fue usar la estrategia de la película Tiburón: “El monstruo debe verse lo menos posible”. Aquí la estrategia fue “Bryan debe volar lo menos posible para que esta pelea sea creíble”.

Gracias a mis conocimientos elementales de arquitectura medieval entiendo más o menos cómo funcionan las defensas de los muros y todo eso, así que pude narrar una batalla más realista.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció la persecución? ¿Te gustó el modo en que Bryan usa la necromancia en combinación con sus poderes malignos para lidiar con el muro de escudos de los legionarios? ¿Te pareció creíble la batalla sobre los muros con los dos caballeros grifos? ¿Te gustó la persecución en general o hubieras preferido algo más directo como en el original?

Bueno, espero que les haya gustado mucho a todos y nos veremos en el siguiente capítulo. Ahora me preparo para celebrar las navidades, así que les deseo unas felices fiestas todos llenas de alegría en familia, de las bendiciones de Dios y mis mejores deseos.