285 El Bestiario

Al final del túnel se llegaba a una larga habitación abovedada, con docenas de jaulas para animales vacías y sobre algunas se habían amarrado unos misteriosos tótems resplandecientes como antorchas, hechos a partir de huesos, tendones y piel seca, de los que salía un vapor fétido junto con un resplandor amarillento. Eran el centro del hechizo que recolectaba la energía de la agonía, la culpa y la desesperación de todos los prisioneros que sufrían en lo profundo del Gran Anfiteatro Imperial, sabiendo que pronto morirían de las formas más terribles en la Arena de Combate.

Este era el ingrediente principal que seguramente se usaba para fabricar artificialmente a una Quimera.

En el fondo había un gran espacio libre y cuadrangular, con una cadena que pendía del techo y de la que colgaba lo que quizá era el cadáver de una mujer a unos metros por encima del suelo. Un hombre fornido estaba parado en frente, golpeando ese cadáver una y otra vez con un garrote de madera rematado con una punta de hierro.

El sujeto llevaba puesta una máscara extraña y aterradora que ocultaba sus facciones. El resto de su vestimenta consistía en un par de gruesos guantes de cuero y un pantalón con botas negras. En su pecho desnudo podía verse una gran herida parcialmente cosida con alambres que llegaba hasta su estómago y parecía relativamente reciente. El tajo se veía bastante doloroso, pero aparentemente ese individuo no sentía molestia alguna por ello, porque sus movimientos al golpear la carne de ese cuerpo muerto eran brutales, llenos de fuerza, aunque más propios de una bestia que de una persona.

Y parecía estar disfrutando lo que hacía.

- Soros el Bestiario, supongo. - Dijo Bryan para llamar su atención.

El individuo no se dio la vuelta inmediatamente, sino que levantó su mano libre con un unico dedo alzado y luego habló con una voz mucho más clara de lo que uno podría esperar teniendo en cuanta su apariencia aterradora.

- Un momento, por favor, estimados intrusos. - Dijo casi con educación: - Ahora mismo estoy con ustedes. -

Y continuó golpeando el cadáver.

La situación resultaba tan peculiar que Bryan y Emily se quedaron quietos por un instante, no porque se los pidieran sino por la sorpresa, pues en semejantes circunstancias no esperaban esta solicitud hecha en un modo casual, casi como quien pide una taza de té.

Mientras tanto El Bestiario continuó golpeando el cuerpo que colgaba.

Finalmente, Bryan sacudió la cabeza y exclamó - ¡A la mierda con esto! - al mismo tiempo que arrojaba tres Lanzas de Hueso hacia la espalda de Soros. Pero este presionó con su pie un trozo del empedrado en el suelo, el cual resultó ser una especie de interruptor que puso en funcionamiento una barrera mágica. Cuatro paredes azuladas, casi transparentes como si fuesen de vidrio, aunque más duras que el acero templado, aparecieron de repente encerrando a al Bestiario en una jaula protectora. Al mismo tiempo, una segunda barrera bloqueó la entrada del túnel por la cual Bryan y Emily habían ingresado.

- ¡Que incivilizado! - Comentó Soros riéndose debajo de su máscara y dándose finalmente la vuelta para mirar a los recién llegados: - Pero supongo que me lo merezco. No estoy siendo muy buen anfitrión que digamos. Los dos han entrado aquí preparadísimos para librar una gran batalla, ¿no es así, Bryan y Emily? -

Soros el Bestiario

- Lamento decir que no tengo tiempo para darte todo lo que “mereces”, pero me conformaré con matarte. - Respondió Bryan mirando un instante al cadáver por encima del hombro de Soros, pero luego se fijó en el Bestiario y preguntó: - ¿Cómo es que sabes nuestros nombres? -

- Para poder domar a las bestias tienes que saber cómo piensan las bestias. - Respondió Soros: - Las bestias son unas marionetas maravillosas una vez que entiendes cómo funcionan. No pueden traicionar. No pueden evitar quererte. No tienen voluntad propia. Pero están vivas, así que tienes que estar atento a las señales o terminaran matándote. -

- ¿Qué significa eso? -

­- Básicamente que mi oído, olfato y gusto son muy superiores a los de un humano normal por mi trabajo como Bestiario. Así que desde aquí escuché claramente casi todo lo que se dijo e hicieron ahí afuera. ¡Realmente desataron un desastre con esos chamanes! -

Bryan estaba sorprendido. Era la primera vez que conocía a alguien a parte de Trunks que poseyese unos sentidos más agudos que los suyos. Pero entonces cayó en cuenta de un detalle importante entre las palabras de Soros.

- ¿“Esos chamanes”? ¿Acaso no eres cómo ellos? -

- ¿Crees que soy un bárbaro? No, imagino que con este disfraz debo parecértelo, pero en realidad soy del Imperio Itálico y originalmente era un estudiante de magia. - Respondió Soros quitándose la máscara y revelando un rostro lleno de tumefacciones espantosas, que lo hacían parecer un montón de carne molida con boca y ojos: - Esos chamanes simplemente son tontos útiles que me sirven para ayudarme a realizar la Magia Salvaje que tanto necesito. Verán, hace muchos años yo fui un mago que terminó siendo exiliado por realizar… magia cuestionable y por eso nunca recibí un grado oficial.  -

- ¿Seguro que no fue por tu apariencia? - Se burló Bryan cruzando los brazos: - Tienes un rostro que sólo una madre podría amar. -

- ¡Ja! Divertido. Hace tanto que nadie me desafía abiertamente. Confieso que es un poco refrescante - Respondió Soros sonriendo de un modo bastante cruel: - No, yo no tenía esta apariencia en el momento de mi expulsión. Ocurre que tengo un bulto antinatural en el cerebro. Me está matando y no hay un tratamiento para sanarme, por lo que no me quedó más opción que recurrir a la Magia Salvaje con la esperanza de encontrar una cura. Mi apariencia es el triste resultado de sufrir diferentes contragolpes mágicos durante mis experimentos. ¿Pero no crees que verme así es mejor que morir? -

- A lo mejor ese tumor tiene arreglo, pero tu arrogancia es terminal. - Objetó Bryan con desprecio: - No eres el único con sentidos afinados, porque yo también puedo oler la sangre humana que proviene de ti y que no te pertenece. Mejor no trates de hacerte la víctima conmigo, porque no funcionará. -

- ¿De qué hablas? - Preguntó Emily.

- Este maldito es un caníbal. - Explicó Bryan: - Se ha estado comiendo a los muertos del Anfiteatro. ¿No es verdad? -

- No, mi gusto por la carne humana viene de mucho antes. - Confesó Soros con una mueca divertida que deformó aún más su ya deforme rostro: - La Magia Salvaje funciona mediante una serie de intercambios y contratos que el brujo debe cumplir para obtener su poder. Resultó que una de las condiciones para permitirme sobrevivir a mi tumor es consumir a otras personas. Pero al final confieso que acabó gustándome el sabor, al igual que la sensación de placer por domar a las fieras y hacer que se alimenten de personas. Como ya he dicho antes, para controlar a las fieras tienes que entenderlas. ¡¿Hay una mejor forma que comiendo como ellas?! Aunque durante mucho tiempo fue muy difícil obtener un suministro de carne humana sin llamar la atención, hasta que el Príncipe me permitió vivir aquí, así que este es un descubrimiento relativamente reciente. -

- Eres más bajo que tus fieras, ellas al menos están obligadas por su instinto. Pero tú voluntariamente elegiste vivir una existencia más atroz que la de un animal solamente para prolongar tu vida. - Declaró Emily indignada: - ¿Y dices que el Príncipe lo sabe? -

- Antonio es un imbécil que solo quiere dar rienda suelta a sus deseos como lo haría un insecto alacrán. Cree que le daré un ejército de monstruos inmortales con los que podrá matar a un viejo llamado Tiberio o algo así. Pero solo está pensando en hacer su nido en este pequeño Imperio. Le falta tanta visión. - Respondió Soros volviéndose a poner la oscura máscara para ocultar sus rasgos: - Sin embargo, tiene un bolsillo lleno de oro, pero sobre todo la autoridad para darme todos los sujetos de prueba que necesito. Y aunque estoy hablando así de él, tengo que reconocer que al principio yo era mucho peor que Antonio, porque lo único que deseaba era sobrevivir.

Pero con el tiempo he llegado a querer algo más grande, que me llevará a la verdadera inmortalidad. -

- ¿Y qué es lo que quieres? -

- He descubierto el placer de romper los caparazones de las personas y revelar su verdadera naturaleza, para después dominarlos como haría con cualquier fiera. Con el tiempo me di cuenta de que los humanos, todos los seres humanos, no somos otra cosa que almas tristes, perdidas y solas, encadenadas por nuestra racionalidad.

La voluntad, la moral, el bien o el mal… ¡Todas esas cosas son tan innecesarias!

Mi deseo es que el mundo entero regrese al maravilloso estado salvaje, donde uno puede matar, violar o enloquecer cuando quiere.

¡Y encontré que la solución es combinar a muchas personas al mismo tiempo, para convertirlos en la fiera definitiva! ¡Una manada entera dentro de una sola entidad! -

- Las Quimeras Artificiales. - Dedujo Emily con cara de asco.

- Lo bárbaros las conocen como Quimeras Ferales. Pero no, esas solo son el primer prototipo de lo que realmente quiero. ¡Mi sueño es crear un monstruo incluso más poderoso, uno que pueda absorber a la humanidad entera! Entonces todos existiremos juntos en un único ser, libres de todo miedo, dolor o debilidad. -

- Estas loco. - Exclamó Emily negando con la cabeza: - Le haremos un favor al mundo civilizado librándolo de tu existencia. -

-  No, el mundo está loco por encadenarse a la civilización, reprimir sus deseos y olvidar su auténtico corazón salvaje. - Respondió Soros suspirando: - Estoy seguro de que conseguiré encontrar el modo eventualmente. Y ustedes van a ayudarme, Bryan y Emily. -

- Adelante, sigue diciendo lo que quieras, pronto estarás muerto de todos modos. - Replicó Bryan sacando el Desgarrador Sombrío.

- ¿Sabes por qué les he permitido llegar hasta aquí sin detenerlos en el túnel? - Preguntó Soros con tono divertido.

- ¿Por nuestro ingenio sin par? - Adivinó Bryan medio en broma.

- ¿Por qué sigues burlándote del loco? - Le susurró Emily poniendo los ojos en blanco mientras suspiraba: - ¡Sólo hay que acabarlo! -

- Me da tanto asco que preferiría que alguien más se encargase. Pero ya que de todos modos tenemos que lidiar con este tipo, por lo menos podemos reírnos un poco. ¿No te parece? - Respondió Bryan también en voz baja, aunque se aseguró de levantar la voz cuando se refirió a Soros.

- Eres tan… No, ¿sabes qué?, quizá tengas razón. Voy a intentarlo. -

- Creo haberles dejado claro que puedo escuchar todo lo que ustedes dicen por más que bajen la voz ¿Verdad? Bueno, no importa. Hablemos en serio. Ya que destruyeron a mi segundo ejemplar antes de que estuviese listo, es justo que ahora yo los convierta en alimento para fortalecer al primero de mis éxitos. - Exclamó Soros el Bestiario haciendo caso omiso de su burla y sacando un látigo que luego hizo restallar sonoramente contra el piso: - Esta es la primera Quimera Feral que he conseguido crear en el Imperio Itálico y gracias a ello conseguí que el príncipe financiase mi amado proyecto. Yo lo llamo “Quimera Parca”. ¿Qué me dicen? ¿Quieren pelear con él? -

- ¿Tenemos opción? - Preguntó Bryan con tono de burla.

- La verdad es que no. -

- Pues entonces, me encantaría pelear con tu quimera, señor Cuasimodo. - Le respondió Bryan sonriendo con ironía.

- ¿Qué significa Cuasimodo? - Preguntó Emily mirándolo con curiosidad.

- Significa “mal formado”. - Aclaró Bryan

Emily se río.

- Ja, realmente eres divertido. - Se burló Soros desde la seguridad de su barrera y volvió a azotar el suelo por segunda vez: - Ven aquí, Quimera Parca. -

Entonces un individuo se aproximó caminando desde el fondo del túnel. También tenía el cuerpo lleno de tatuajes resplandecientes y su mirada estaba tan muerta que más bien parecía un caparazón de lo que alguna vez fue una persona.

Tal vez eso era exactamente de lo que se trataba.

- Es hora de matar, mi cachorro favorito. - Le dijo Soros al hombre con cierta dulzura: - Pero antes de que empecemos… - Se volvió hacia la Archimaga - Emily, eres hermosa, así que he decidido un destino diferente para ti. Si me sirves de buen agrado y te vuelves mi mujer, puedo recompensarte. La verdad es que te haré mía igualmente, solo que será a base de mucha tortura y azotes, para domesticarte hasta que seas una perra obediente. Pero temo que entonces ya no serás tan bonita, por eso preferiría que aceptases voluntariamente. -

Contrario a lo que esperaba, Emily soltó una sonora carcajada que se escuchó más fuerte en ese túnel oscuro. Después de unos segundos se calmó y dijo suspirando: - No debiste decir eso. -

- ¿Y por qué no? - Preguntó Soros con tono burlón… pero se detuvo en seco.

De pronto Bryan comenzó a emitir una intensa sed de sangre que superaba por mucho a casi todas las bestias que Soros había visto durante su vida y por un instante se olvidó de que era un domador experto en controlar su miedo para que los animales no lo olieran.

Bryan estaba sonriendo, pero no había verdadera alegría en su expresión. Todo el humor burlón que anteriormente mostraba desapareció súbitamente como si nunca hubiese existido y ahora sólo quedaba una cólera helada, capaz de congelar el corazón más valiente.

- Cuando termine contigo… - Le dijo Bryan mirándolo directamente: - ¡Hasta tus amadas bestias sentirán demasiado asco como para querer comerte! -

Esas palabras sonaron como la declaración de un dios de la muerte.

- ¿Lo ves? - Se burló Emily sonriendo de un modo condescendiente: - Realmente no debiste decir eso. -

*****

El hombre tatuado soltó un rugido atronador y comenzó a transformarse rápidamente, hasta que en pocos segundos se había convertido en una inmensa criatura de tres metros de altura y con tres cabezas, una de león, de cabra y en este casi si tenía la cola que terminaba en la testa de una sierpe. Sin embargo, aunque esta “Quimera Parca” era una criatura mucho más completa que la anterior, seguía siendo imperfecta e inferior a una Quimera Original. Esto fue evidente cuando se arrojó en contra de ellos para atacarlos con sus garras, en lugar de usar su aliento de fuego destructor. 

Quimera Parca

Sin embargo, que fuese menos fuerte que una Quimera no era necesariamente un consuelo, pues esta bestia seguía siendo considerablemente poderosa y Bryan sabía que esta criatura era un oponente perfectamente capaz de matarlo, incluso después de su ultimo incremento de fuerza. El principal problema era que se encontraban en un espacio cerrado, subterráneo, en el que solo existía una salida. Aquí esta criatura tenía una enorme ventaja y Bryan no podía usar la estrategia de esconderse para atacarla en su punto ciego.

Pese a saber esto, Bryan no se amedrentó en lo más mínimo y avanzó con confianza hacia la criatura, mientras le daba indicaciones a su compañera.

- Tú rompe su barrera, yo pelearé con su cachorro. -

- Entendido. - Respondió Emily.

Bryan avanzó para llamar la atención de la criatura. Cuando la Quimera Feral arremetió con sus fauces abiertas, este saltó a un lado y se refugió detrás de un pilar de piedra. Bryan continuó esquivando mientras observaba atentamente, analizando a su oponente y sus movimientos, tratando de descubrir todos los secretos que pudiese. Una de las cosas que notó fue que, cada vez que se transformaba, la Quimera Feral se reconstruía, pero no regresaba a su forma base, sino que su apariencia iba volviéndose ligeramente más cercana a la del prototipo que mataron, perdiendo pelo y detalles.

Así que mantener su apariencia también le cuesta energía y la pierde cada vez que se transforma.” Se dijo Bryan: “Además sólo puede cambiar a una velocidad determinada.

Grabarse esos datos en la cabeza lo cambiaría todo.

Mientras tanto Emily levitó hacia la barrera para atacar a Soros. Si el Bestiario realmente creía que una simple barrera podía detener a una Archimaga Oscura, ella pensaba demostrarle lo equivocado que estaba destruyendo esa defensa con un único ataque avasallador. Sin embargo, cuando se encontraba a punto de usar su magia, tuvo un presentimiento y saltó atrás apenas a tiempo para ver como una segunda barrera, esta vez ofensiva, rodeaba a Soros como una burbuja tres metros por delante de su primera defensa. La característica de esta nueva capa protectora era irradiar una energía corrosiva y como resultado no podía acercarse demasiado sin correr un gran riesgo.

¡Maldita sea! ¡Romper esto tomará más tiempo de lo que creí si tengo que hacerlo a distancia! ¡Espero que Bryan pueda mantener entretenida a esa Quimera Feral!” Pensó Emily volviéndose a mirar a su amado.

Como siempre, su hombre era un virtuoso. Cuando la Quimera Feral saltó para atraparlo con sus garras, Bryan esperó hasta el último momento y entonces se lanzó adelante. Se vio un destello afilado mientras pasaba por encima de la bestia, cuyas garras se cerraron sobre el aire unos centímetros por debajo de su objetivo sin hacerle daño. Pero el Ejecutor no había acabado: estiró un brazo y de algún modo se enganchó al pilar de piedra, en el que dejó un surco humeante y mientras la Quimera Feral giraba sobre sí misma desarticulando sus huesos, para atraparlo con movimientos muy inesperados e irregulares.

En respuesta, Bryan salió por el otro lado del pilar y voló por encima del lomo de la criatura. Entonces se vio un destello metálico.

Bryan aterrizó agachado, con una mano en el suelo y con la otra sujetaba firmemente al Desgarrador Sombrío. En ese brevísimo enfrentamiento se las había arreglado para lanzar una serie de tajos terribles sobre la criatura, pese a estar en el aire y en una mala posición.

 Ahora la Quimera Feral estaba sangrando con profusión, con aquella piel surcada de bocas rajada en el dorso de una mano, un hombro y de lado a lado de sus cuartos traseros. La sangre que le brotaba era roja, muy humana, pero ante los ojos de Emily los cortes empezaron a cicatrizar. La Quimera arrojó un zarpazo contra Bryan, quien volvió a esquivarla, pero la bestia pareció haber entendido lo rápida que era su presa y comenzó a moverse asumiendo que podía fallar.

Así, mientras Bryan saltaba hacia la pared, la Quimera Feral le lanzó un manotazo y, en el mínimo instante que el brazo tardó en moverse hacia delante, se alargó con un asqueroso crujido de huesos desencajando y encajando. Entonces una enorme zarpa con garras tan largas como la hoja de una guadaña hendió el aire de modo que, al rebotar contra la pared, Bryan terminó directamente en la trayectoria de la zarpa, que lo empotró contra el suelo.

Por un segundo Emily gritó pensando que había muerto, pero mientras Bryan golpeaba el piso, las garras se partieron y acabaron deslizándose por el suelo lejos de la Quimera Feral. De alguna manera, el joven había logrado bloquear el zarpazo y cortar las garras afiladas.

- ¿Qué clase de espada es esa? ¿Cómo es posible que soporte el contacto con la piel de Quimera Parca y sea más afilada que sus garras? - Se preguntó en voz alta Soros el Bestiario, aunque luego suspiró: - Pero no importa lo que hagas. Al final serás consumido por mi cachorro y luego me divertiré con tu mujer. -

Al escucharlo, Emily reaccionó y rápidamente envió varias lanzas de oscuridad contra la barrera ofensiva, utilizando la neblina corrosiva de la Enredadera de la Oscuridad para debilitarla. Corrosión contra corrosión. No era necesariamente el método más efectivo, pero si el más estruendoso. Y es que Emily quería callar al Bestiario, pues sabía que su amado necesitaba toda su concentración para enfrentarse con esa la bestia y no quería que se distrajese por los comentarios de ese ser abyecto, que era más deforme en su interior que en el exterior.

Mientras tanto la Quimera Feral parecía atontada y la extremidad con la que atacó ahora estaba colgando flácida y deshuesada. Entonces se replegó sobre si misma para volver a reacomodar su cuerpo.

Repentinamente Bryan activó su Anillo Espacial y arrojó algo a la Quimera Feral mientras decía: - Toma, Simba. Aquí tienes un bocadillo. -

Eran un par de brazos de hombre y una pierna amputados.

- Estúpido. ¿Estás tratando de ganarte a mi cachorro dándole comida? Eso solo funciona con animales muy listos. - Se burló Soros de buena gana: - Por sí sola, una Quimera Feral carece prácticamente de inteligencia. Pero su creador puede poseerlas. - En ese momento los ojos del bestiario brillaron con un resplandor amarillo por debajo de su máscara. - Como estoy haciendo en este momento. Pero no desaprovecharé tu regalo, Bryan. ¡Quimera Parca, cómete esa carne y úsala para fortalecerte! ¡Luego consume a ese hombre! -

La criatura obedeció y en pocos segundos esa carne formaba parte de su biomasa. Bryan entonces decidió atacar antes de que la bestia pudiese cargar contra él y se apresuró a dar un corte vertical sobre su cabeza.

La Quimera Feral se dio media vuelta justo a tiempo, contraatacando con sus nuevas garras, cuyos laterales el monstruo había endurecido con una cresta de hueso. Además, cambió su forma para erguirse en dos patas y cubrió gran parte de su piel con placas de armadura ósea. Bryan hizo algo similar y generó corazas en sus antebrazos con su Escudo de Hueso para poder enfrentarse a la bestia en condiciones más parejas, pero estaba en desventaja porque no podía usar la mayoría de sus conjuros, ya que estos rebotarían en esa piel, ni tampoco invocar Criaturas Oscuras que solo fortalecerían a la Quimera Feral si las absorbía.

Cuando parecía que la bestia conseguiría imponerse, una guadaña oscura golpeó a la Quimera por la espalda, mandándola a volar unos tres metros, aunque no consiguió herirla. Bryan alzó la vista y vio que se trataba del Segador Oscuro de Emily, que venía en su ayuda.

- ¿Qué haces? - Preguntó Bryan: - Te dije que te concentraras en la barrera. -

- Necesitas alguien que te cubra. - Respondió Emily levitando a su lado: - Sé que puedes vencerlo, pero no tiene sentido correr riesgos. Mi criatura es completamente etérea salvo por su guadaña y será difícil que la piel de esa Quimera Feral la destruya. -

En efecto, la hoja de la guadaña estaba humeando un poco, pero no parecía demasiado afectada por el poder desintegrador de la bestia.

Bryan miró un momento a Emily en silencio. Estaba calculando rápidamente las posibilidades y riesgos en función a todo lo que hasta ahora sabía. Personalmente no le gustaba la idea de que Soros pudiese hacer algo mientras ellos dos estaban concentrados en la Quimera Feral, pero como el Bestiario estaba dentro de su barrera protectora no parecía probable que saliese de ahí, arriesgándose a exponerse luego de tomarse tantas molestias para asegurarse de estar a salvo. De modo que finalmente asintió:

- Tienes razón. ¡Por favor cúbreme! -

Emily y Bryan comenzaron a luchar juntos. Bryan era capaz de ejecutar maniobras aéreas que la Archimaga Oscura ni siquiera entendía, rebotando en paredes y pilares, siempre aterrizando de pie como un gato, siempre dejando surcos sanguinolentos en la carne de la Quimera Feral con su Desgarrador Sombrío. Emily tenía menos fuerza, incluso sirviéndose de su Segador Oscuro, pero era versátil al usar su magia indirectamente para provocar daño, sujetando partes del entorno con sus sombras para arrojárselas a la bestia, forzándola a esquivar o ponerse a la defensiva constantemente, para darle a Bryan más oportunidades de atacar con un margen de seguridad.

El poder de Emily Asturias

La Quimera Feral continuaba metamorfoseándose, atacando siempre con patrones distintos bajo la guía de Soros, alterando el largo de sus extremidades, incluida la cola con cabeza de serpiente, que giraba por encima de sus cabezas para soltar terribles mordidas y se enroscaba en las columnas con la esperanza de alcanzar desprevenido a alguno de los dos. En cierto momento la boca de serpiente consiguió agarrar la manga de Bryan en mitad de un salto, desequilibrándolo y haciéndolo caer al suelo. La Quimera Feral tiró de él para absorberlo, pero el Segador Oscuro de Emily cortó con su guadaña rozando el brazo de Bryan, separando su manga y liberándolo. Bryan ni siquiera hizo una pausa por esto, sino que se levantó en el acto y siguió atacando.

Combatiendo juntos, empezaron a luchar no solo al unísono, sino en armonía. A medida que Emily comprendía los puntos fuertes de Bryan, podía atacar contando con que él reaccionase de la manera apropiada. Se cubrían uno a otro, se salvaban mutuamente la vida. Bryan cercenó unas zarpas que Emily no podría haber esquivado nunca ella sola. Poco después la Archimaga consiguió interponer un trozo de roca contra unas fauces que se estaban por cerrar sobre una pierna de Bryan. Estaban perfectamente sincronizados y lo más increíble era lo natural que resultaba.

Pero al mismo tiempo también aumentaba su desesperación. Le hicieron cien cortes a la Quimera Feral. Doscientos. Le atacaron los ojos y la boca. Le cortaron partes del cuerpo. Sangró, y su masa total se redujo en unos kilos, pero eso fue todo. Lo cortaban y se curaba, pero ellos no podían cometer ningún error. En cuanto aquella piel tocase la suya, morirían. 

Las transformaciones de la Quimera Feral

- Esta cosa simplemente no muere. - Se quejó Bryan deteniéndose un momento para recuperar el aliento mientras le daba una mirada de complicidad a su pareja y luego exclamó: - Tengo que reconocer que es una creación formidable. -

- Me sorprende que los bárbaros pierdan tantas guerras si pueden hacer estas cosas. ¿Una sola no valdría tanto como un ejército? - Se preguntó Emily actuando como si estuviese verdaderamente interesada, porque entendió lo que Bryan pretendía.

- En realidad, no entiendo por qué nunca nos hablaron de esta criatura en la Academia Babilonia. ¡Todos tendrían que haber escuchado de esto! -

- Esos tontos de la Academia están tan cegados por su pequeña visión del mundo que no reconocerían la verdadera grandeza aunque la tuvieran frente a sus ojos, como sucedió cuando se deshicieron de mí. - Exclamó Soros riéndose complacido:  - Una Quimera es una criatura de Nivel I, que muchos solo conocen en cuentos y leyendas. ¡Pero yo he sido capaz de producir a esta usando mis poderes superiores! ¡Quimera Parca es incluso más poderosa que el monstruo original! -

- ¿En serio? - Se preguntó Bryan en voz alta: - ¿Pero no debería por lo menos existir alguna mención de estas criaturas? -

- ¿Quieres saber por qué nunca se escucha hablar de Quimeras Ferales aquí en el Imperio Itálico, pese a que siempre estamos en guerra contra los pueblos bárbaros? - Respondió Soros mientras hacía gestos con sus manos para detener a la criatura: - Son caras. En primer lugar, necesitas diamantes o no hay manera de controlar a estas malditas. Pero eso ya lo habías deducido, ¿no? En segundo lugar, hay que seleccionar a un hombre que sirva como embrión y torturarlo hasta que no le quede nada salvo la rabia. Suelen hacer falta centenares de intentos para encontrar a la clase de hombre adecuado. Pero ni siquiera eso basta. La magia en cuestión va más allá de lo que un solo hombre puede soportar sin ayuda. Requiere una pequeña intervención de la diosa Kali y eso tiene un coste. -

- No lo entiendo. ¿Quién es Kali? - Preguntó Bryan mirando atentamente al Bestiario.

 - Kali es una deidad que se alimenta del sufrimiento. - Explicó Soros: - Y para llamar su atención los pueblos bárbaros que la adoran le dedican todas las crueldades que puedan inventarse. A cambio, ella les da poderes de clarividencia y potencia sus encantamientos más complejos. Claro que, por un poder mayor, Kali pide más. -

- ¿Realmente llegaste al punto de pactar con una diosa de los pueblos bárbaros? - Exclamó Emily llevándose una mano a la boca: - ¡¿Cómo lograste algo así?! ¡¿Qué precio tuviste que pagar para obtener el poder de crear a esta criatura?! -

- No fue fácil lograrlo. - Respondió Soros de buena gana, como si llevase tiempo queriendo hablar con alguien de ello: - Cuando estaba a punto de morir por mi tumor, visité uno de sus altares escondidos y le pedí que me salvase la vida. La diosa contestó que me ayudaría a cambio de que alojase a un Extraño dentro de mi cuerpo. ¿Sabes lo que son? Mi primero se llamaba Gula y es el que me obliga a comer carne humana. -

- Eso es tener voluntad de supervivencia. - Elogió Bryan mirando a Soros: - Pero si dices “primero” quiere decir que hay un segundo. ¿No es verdad?

- En efecto. - Asintió el Bestiario encantado de ver que Emily y Bryan parecían impresionados con su historia: - El segundo lo alojé cuando un grupo de bárbaros pertenecientes a una tribu rival habían rodeado mi base con la intención de matarme. Para entonces yo ya me había nutrido de muchas enseñanzas sobre la Magia Salvaje y conocía muchos secretos, como la leyenda sobre algunos chamanes capaces de crear a estos monstruos formidables.

Nuevamente me comuniqué con Kali en su altar y le pedí la habilidad de crear Quimeras Ferales. En esta ocasión el Extraño que me pidieron alojar se llamaba Lujuria, pero resultó ser un compañero más odioso, como pronto descubrirá la linda Emily, porque hizo que mis apetitos sexuales se volviesen cada vez más… exóticos. 

Por desgracia, Kali no me contó que una Quimera Feral se devora a sí misma si no tiene otra carne a mano. Es por eso que no volví a crear otra hasta que el Príncipe Antonio me contrató y conseguí un suministro constante de carne humana. Entonces comencé a reunir chamanes que introduje en secreto para que me ayudaran, prometiéndoles el poder para vengarse del Imperio, aunque lo que realmente quería era hacer que ellos pagasen el precio a Kali por mí. ¡Y ahora he perfeccionado el método! ¡He llegado más lejos que ningún otro mago en el estudio para crear vida! ¡Estoy un paso más cerca de crear al monstruo definitivo que nos devolverá a todos la auténtica libertad! -

- ¡Que sorprendente! -

- Ciertamente lo es. ¡Ah! Es tan bueno poder hablar de esto. No puedo dejar que Antonio se entere de que en el futuro planeo convertir a todos los habitantes de su imperio en caldo de cultivo para mis nuevos experimentos, con los que crearé mi súper criatura. Por eso nadie conoce mis logros. - Exclamó Soros riéndose de forma maniática: - Es una lástima que los únicos que actualmente saben de mi genialidad están a punto de morir. -

- Nunca pensamos que fueras un genio. - Dijo Emily de pronto.

- ¿Qué? -

- En realidad, una vez combatí con una verdadera Quimera. Era muy joven, pero necesité la ayuda de un Dragón para matarla y aun así casi no la cuento. En comparación la tuya es bastante inferior. - Añadió Bryan de forma despectiva: - ¡Ni siquiera puede arrojar su aliento destructivo! -

- ¡¿Te a atreves a cuestionar mi genio?! - Exclamó Soros enfurecido.

- No lo cuestiono. Afirmo que lo mejor que alguien alguna vez podrá decir de ti es que eres apenas talentoso y tu única cualidad destacable es la tenacidad. Pero realmente no tienes nada por lo que estar orgulloso. - Continuó insultándolo Bryan: - Quiero decir, ¿qué es lo que realmente lograste en el campo de la magia? Sacrificaste tu cuerpo dejándote poseer por los engendros de una diosa maligna a cambio del poder para fabricar criaturas…. ¡Pero lo único que has hecho es crear versiones imperfectas de algo que ya existe!  -

- ¡Eso no es verdad! ¡Quimera Parca es superior! -

- “Quimera Parca” como la llamas, se comería a sí misma si te descuidas. ¿No lo has reconocido tú mismo? - Añadió Emily sonriendo: - Eso significa que no es una criatura funcional ni estable. ¡Por el trueno, quizá ni califique como “Forma de vida”! -

- ¡…! - Por un instante Soros se quedó sin palabras, luego tragó saliva y su cuerpo se sacudió, pero luego rugió frenético: - ¡Cállate perra! ¡Soy un genio! ¡Soy superior! ¡Y mi cachorro es invencible! ¡Una diosa me lo dijo! ¡Me dijo que me eligió a mí! -

- Tu mente hace recorridos extraños, Soros el Bestiario. - Respondió Emily sonriendo: - Ya ni siquiera recuerdas que acabas de explicar como tú fuiste el que busco los altares de la diosa Kali, no al revés. Estoy segura de que para ella no eres nada más que un criadero de engendros. ¡Carne muerta en la que una mosca depositó sus huevos! -

- ¡Cállate Maldita! ¡Te ordeno que te calles! ¡Mi criatura es la mejor! -

- Tu criatura es un montón de mierda, al igual que todos tus planes. - Intervino Bryan mirándolo con crueldad: - Pero nos dimos cuenta de que te encanta hablar demasiado acerca de eso, así que te dimos algo de cuerda. -

- ¿A qué te refieres? - Preguntó Soros presintiendo que algo iba mal.

- Estábamos haciendo tiempo. - Aclaró Bryan y señaló a la Quimera Feral: - Mira. -

Repentinamente la bestia comenzó a sacudirse violentamente, mientras una nube de humo surgía de su interior, junto a varios chorros se sangre que brotaban de las diminutas bocas en la superficie de su piel. Entonces comenzó a emitir una serie de chillidos lastimeros que rápidamente se convirtieron en aullidos de dolor.

- ¡Pero que…! - Exclamó Soros, aunque inmediatamente cayó en cuenta: - Los brazos. La pierna… ¡Desgraciado, has envenenado a mi cachorro! -

- Si, esas fueron las únicas partes de apariencia más o menos saludable que quedaron de un chamán al que maté con veneno justo antes de entrar al túnel. - Explicó Bryan sonriendo malévolamente: - Parece que quedó suficiente veneno en su sangre para conseguir el efecto que quería. Y afortunadamente estabas tan confiado en tu victoria que hiciste que tu Quimera Feral los asimilara sin pensarlo demasiado. -

- ¡Eso no servirá de nada! ¡Quimera Parca expulsará el veneno eventualmente y entonces haré que recupere fuerzas asimilándolos a ambos! -

- Probablemente acabará sanando como lo hace con todas sus heridas. Pero mientras tanto se debilitará y no podrá moverse. ¿Verdad? - Dijo Bryan sonriendo y mientras caminaba hacia la Quimera Feral con el Desgarrador Sombrío en una mano: - La piel de esta cosa repele la magia, eso es cierto, pero me pregunto… ¿Podrá hacerlo desde el interior? -

- No sirve de nada. - Se burló Soros: - ¡Incluso para infundirle magia tienes que tocarla y entonces te absorberá! -

- Veremos. - Respondió Bryan.

Y arrojó el Desgarrador Sombrío.

La espada mágica voló con la velocidad de una centella y atravesó la cabeza de la Quimera Feral, introduciéndose profundamente a través de su cuello, para llegar hasta su corazón.

Soros soltó un grito aterrador al ver lo que estaba pasando, pero no dijo nada mientras observaba, concentrándose completamente en controlar a la Quimera Feral, forzando al máximo sus habilidades regenerativas para expulsar a esa espada mágica que continuaba abriéndose paso en la carne de su víctima.

- Antes confirmé que mi arma es inmune a la corrosión de tu bestia. - Dijo Bryan con la mano extendida, controlando al Desgarrador Sombrío con su mente para que se introdujese aún más en la Quimera Feral: - Y creo que hace un instante confirmaste mi sospecha de que esta cosa necesita sentimientos negativos para ser creada. ¿Verdad? -

Soros no respondió. Finalmente comprendía lo absurdo que había sido parlotear tantos detalles importantes sobre su criatura, pero ya era demasiado tarde.

- Ahora veamos si mi teoría es correcta. - Continuó Bryan y apretó su mano en un puño mientras exclamaba: - ¡Deimos! -

El conjuro de Magia Demoníaca que se especializaba en absorber energía negativa estaba inscrito en el Desgarrador Sombrío desde hacía mucho y se activó como un auténtico vórtice que lo absorbía todo, como si llevase siglos sediento. La Quimera Feral soltó un terrible alarido y comenzó a transformarse sin control, destrozando todo a su alrededor.

- ¡Aaah! - Soros también gritó y se cayó sentado cuando su conexión con la criatura se rompió a la fuerza. Debido a que justo en ese momento estaba poseyendo a la Quimera Feral, experimentó un nuevo contragolpe mágico y tuvo que sacarse la máscara rápidamente porque varias de sus tumefacciones explotaron dejando salir chorros de sangre mezclada con pus.

Mientras tanto la Quimera Feral seguía sacudiéndose y transformándose, mientras daba zarpazos inútiles a su alrededor, pero su masa comenzaba a reducirse rápidamente. Y conforme su poder era consumido, también se reducía su capacidad de regeneración, por lo que el veneno asimilado comenzó a ganar más terreno, destruyendo la estructura de su cuerpo, hasta convertirlo en una masa amorfa, fétida y viscosa que acabó desparramada en el suelo, para luego desaparecer por completo.

En su lugar solo quedo flotando el Desgarrador Sombrío, completamente cargado de energía negativa y soltando pequeñas descargas de color carmesí desde la hoja. Bryan abrió la palma de su mano y su arma mágica regresó hacia él inmediatamente. Entonces, con un único movimiento, Bryan arrojó un tajo contra la doble barrera defensiva de Soros el Bestiario, desatando de golpe toda esa energía acumulada. El impacto fue tan terrible que ambas capas protectoras se quebraron de una sola vez.

- Si hubieses estado parado, creo que te habría partido en dos. - Dijo Bryan caminando lentamente hacia Soros, que continuaba en el suelo por el efecto del contragolpe mágico y solo por eso se había librado del poder el corte: - Pero eso es bueno, porque tengo una promesa que cumplir. - Se volvió un momento hacia Emily: - Querida, por favor encárgate de destruir el encantamiento… realmente no quiero que veas esto. -

Luego de darle esas indicaciones Bryan conjuró un gran Escudo de hueso, lo bastante grande como para cubrirlos a él y a Soros, ocultándolos por completo. Pero antes de que Emily lo perdiese de vista, pudo ver claramente como él levantaba su pierna para comenzar a patear directamente hacia las costuras de la herida que Soros tenía en el pecho.

La hermosa Archimaga se estremeció al imaginar la crueldad de Bryan, pero se concentró en el hecho de que su amado estaba haciendo esto por lo que Soros dijo sobre ella. Además, ese tipo se lo merecía. De modo que hizo lo que Bryan le pidió y se puso a destruir todos los tótems que reunían los sentimientos de desesperación para la creación de Quimeras Ferales. Después, en atención a los deseos de Bryan, abandonó el lugar para no verlo cuando saliese.

Después de dos horas el Escudo de Hueso se desarmó y un Bryan completamente cubierto de sangre y restos de vísceras humanas apareció sobre una masa amorfa, sanguinolenta, que alguna vez fue el terrible Soros el Bestiario. Sus Espectros Oscuros estaban vigilando, así que sabía que nadie lo estaba viendo. De modo que sacó una cantimplora con agua de su Anillo Espacial y comenzó a limpiarse lo mejor que pudo antes de abandonar ese lugar.

Emily lo estaba esperando en el sitio donde pelearon con la primera Quimera Feral.

- ¿Estás satisfecho? - Le preguntó en cuanto lo vio.

- Bastante… - Respondió Bryan y le arrojó un Anillo Espacial: - Mira esto. -

Emily atrapó el anillo al vuelo y rápidamente rompió la barrera que lo protegía. Entonces lo activó para derramar su contenido en el suelo, que resultaron ser varios rollos de pergaminos, algunos libros e incluso un trozo de cuero que parecía ser un mapa. 

- Aquí hay mensajes entre Soros y el Príncipe Antonio. - Dijo Emily tras examinar unos trozos de papel mientras los ordenaba metódicamente como era su costumbre: - No usan nombres así que no podemos demostrar nada, pero es evidente de quienes se trata. Esto prueba que realmente el segundo Príncipe estaba pensando en usar a estas Quimeras Ferales contra Tiberio Claudio después de que este le ayudase a tomar el poder. ¡Vaya familia! -

- Sería ideal que se enfrentaran de una vez, espectro contra espectro, pero supongo que algo tan conveniente no ocurrirá antes de la Guerra Civil incluso si dejamos que el Gran Duque encuentre estas cartas. - Comentó Bryan suspirando: - ¿Hay algo que se pueda usar como evidencia? -

- Nada que sirva en un juzgado, aunque al Manto Oscuro definitivamente le interesará. - Respondió Emily: - También aquí está la investigación de Soros y el método para crear las Quimeras Ferales… junto con el ritual para invocar a la diosa Kali. ¿Qué deberíamos…? -

- Lo destruiremos todo. - Sentenció Bryan de inmediato.

- Siento lo mismo, pero también es cierto que algo de este conocimiento podría servir en el futuro, aunque sea como medida preventiva. ¿No te parece? -

- Emily, confía en mí. - Le dijo Bryan mirándola seriamente: - Soros nunca lo dijo, pero es posible que esa diosa Kali sea una deidad del Vacío. Y si algo he aprendido es que nada positivo puede salir de relacionarse con esos dioses malignos, incluso si es de forma indirecta. ¿Recuerdas el espejismo de Nécora que invocó Fausto? ¿Recuerdas lo que sentiste ese día? No querida, lo mejor que podemos hacer es destruir todo esto. -

Emily se estremeció al recodar y entonces asintió. De modo que colocaron todo lo que era la investigación de Soros en una esquina y Bryan lo convirtió en cenizas con una bola de Fuego Glacial Místico carmesí.

- Aquí hay algo más. - Dijo Emily mostrándole un trozo de cuero: - Un mapa del hipogeo del Gran Anfiteatro Imperial. -

- ¡Eso es excelente! ¡Ya no tendremos que andar a ciegas! - Celebró Bryan, pero entonces se le ocurrió algo y preguntó: - Tu siempre eres precavida y no habrías venido sin un mapa de haberlo tenido. Además, me dijiste que tu familia ayudó a construir este lugar. ¿Por qué no tienen un mapa de este laberinto? -

- Tenemos uno, pero es del primer anfiteatro. - Explicó Emily: - Originalmente había un espectáculo en el que la Arena del Anfiteatro se llenaba con agua para exhibir una representación de batallas navales. Pero nunca fue un evento muy popular. Así que el tercer emperador decidió quitar todo el sistema de acueductos y drenajes, que reemplazó con este laberinto de túneles para que las bestias puedan salir por debajo de la tierra. Finalmente agregó la compleja Matriz que cambia la forma del terreno justo antes de los combates, para incrementar aún más el realismo. Nuestra familia Asturias no participó en esa parte del proyecto, por eso no tenemos planos del Hipogeo. -

Naumaquis en el Gran Anfiteatro antes de las reformas

Bryan asintió, pero entonces pensó en algo y dijo: - ¿Dices que la Arena se llenaba con agua antes? Eso significa que existieron túneles de desagüe que se llevaban todo ese líquido hasta las cloacas luego del evento. ¿No es verdad? Seguramente los cerraron al construir el Hipogeo, pero quizá Soros o el Príncipe Antonio los volvieron a abrir y así fue como esos chamanes bárbaros, los tótems y todo el equipo para hacer a las Quimeras Ferales llegaron aquí sin que el Manto Oscuro lo supiese. -

- ¡Es cierto! ¡Soros mencionó que trajo a esos chamanes, pero nunca explicó cómo fue que consiguió hacerlo sin que nadie se diese cuenta! - Exclamó Emily y se apresuró a mirar el plano que tenía en la mano con atención: - ¡Aquí está! ¡Tienes razón! ¡Hay una ruta para entrar a las cloacas! -

- Podría haber incluso más rutas que no aparecen en ese mapa. - Añadió Bryan: - Ahora recuerdo que Cándido me contó cómo mi muriente, Vlad Cerrón, se escapó una vez usando túneles que llevaban a las cloacas. Quizá el príncipe Antonio y Tiberio Claudio están haciendo algo parecido, usando los drenajes de la ciudad para mover tropas o equipamiento sin que el Manto Oscuro lo sepa. ¿No crees que es una buena posibilidad? -

- Lo es. El Manto Oscuro debe saberlo, sobre todo mi hermano, ya que su principal misión es mantener vigilada a la nobleza. - Asintió Emily y lo miró con una encantadora sonrisa de complicidad: - Lo altos mandos estarán encantados de que les informemos. ¡Parece que ganarás muchos puntos incluso antes de realizar el duelo! Y no solo con Cándido, sino con Lawrence. Después de todo, exponer esta red también sirve para debilitar a uno de sus rivales en el camino al trono. -

- Tú me entiendes muy bien, querida. - Dijo Bryan correspondiendo la sonrisa: - Pero ahora vamos. Creo que es hora de hacer aquello por lo que vinimos desde un principio. -

Siguiendo el mapa de Soros, no les costó mucho llegar hasta donde estaba la Matriz que controlaba la forma de los terrenos de la Arena de Combate. Se trataba de una gran cámara circular con un complejo mecanismo giratorio que rotaba varias placas de bronce debajo de un gran cristal. Cada una de estas placas tenía grabado un relieve muy detallado de un terreno, así como distintas runas que indicaban sus características. Cuando una de esta placas se colocaba debajo del cristal y se le infundía magia a la matriz, la Arena de Combate adoptaba la forma del terreno elegido.

Mientras Emily vigilaba, Bryan comenzó a memorizar las maquetas y planos de cada uno de estos terrenos, guardando cada detalle cuidadosamente en su memoria eidética como si su vida dependiese de ello.

Emily Asturias rejuvenecida

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es miércoles 29 de marzo de 2023.

Este capítulo es directa continuación temática del anterior. Cuando imaginaba los tótems de la maldición estaba pensando en esa antorchas venenosas de God of War del 2018 y básicamente reproduje la lucha en el trono del libro Al Filo de las Sombras de Brent Weeks, solo que en el túnel con Soros el bestiario.

Originalmente mi plan era que el propio Soros pelease y se transformase en la quimera, pero entonces no habría podido ponerle diálogos. Me pareció chistoso que hablase de un modo educado e incluso se me ocurrió que su verdadera identidad podría ser Fitch, el estudiante de necromancia que fue expulsado en el libro II, pero el tiempo parecía demasiado corto y las personalidades no correspondían. Así que decidí que su forma de hablar fuese como la de un villano típico del James Bond antiguo y que se creyese un genio. También quería que Bryan se burlase bastante de él durante la pelea.

El trabajo en equipo de Emily y Bryan debía ser importante, pero sin acaparar todo el capítulo, porque el momento culminante era el envenenamiento de la Quimera Feral y el Desgarrador Sombrío absorbiendo la energía. Luego me enredé porque en el primer segmento anterior hice que Bryan amenazase a Soros con hacerle algo horrible, pero me di cuenta de que mi idea era demasiado fuerte y no quería que Bryan quedase como un enfermo justo cuando acaba de mejorar como persona. Así que me limité a dejarlo a la imaginación del lector.

La diosa Kali es, bueno, una diosa hindú real. Podría haber hecho otro anagrama, pero me pareció que el nombre ya sonaba lo bastante genial, así que lo dejé así. No quise dejar claro si es una diosa del vacío a propósito para generar duda. Además, no quería volver a recurrir a la Fuerza del Caos, porque entonces parecería que esta es la única carta que tienen los dioses malignos y sería repetitivo.

Pero déjame saber tu opinión en los comentario: ¿Cuál fue tu parte preferida? ¿Qué te pareció esta batalla combinada? ¿Te sorprendió la personalidad de Soros? ¿Te pareció que su historia era interesante? ¿Qué te parecieron los diálogos de Bryan? ¿Te gustó nuestro Instagram?

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