317 ¿Rehacer o reparar?

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“Necesito una opinión experta.” Decidió Bryan y se dirigió a la Aldea de sus amigos enanos.

- ¡Bienvenido, Han! -

Como siempre, Bennet fue el primero en saludarlo efusivamente. Y poco después se corrió la voz en la aldea, para que todos saliesen a darle una efusiva bienvenida. Incluido el Patriarca Calvin, que a pesar de sus años caminaba firmemente como el que más.

- ¡Estimados amigos! - Respondió Bryan sonriendo alegremente: - Muchas cosas me han sucedido desde la última vez que nos vimos. Pero por favor cuéntenme primero sobre ustedes. ¿Cómo han estado? -

- Gracias a las provisiones que nos diste todos sobrevivimos al invierno sin ningún muerto e incluso tuvimos suficiente para cultivar cebada. - Explicó Calvin agradecido: - ¡También hicimos muchos cambios en nuestro pueblo! -

- Si, noté que fortificaron la entrada. -

Al principio los enanos confiaban principalmente en pasar desapercibidos para mantenerse a salvo, pero como los troles del bosque ya habían encontrado la entrada a su pueblo una vez, decidieron cambiar de enfoque y colocaron una gran puerta de hierro con gozones de piedra tallada, la cual además estaba reforzada con un encantamiento de magia de trueno.

Y no hay que mencionar que este hecho despertó muchas ideas en Bryan, cuya fortaleza estaba sufriendo por la falta de puertas resistentes.

“Quizá mis amigos puedan ayudarme con más de un molesto problema… Pero primero lo primero.” Se dijo Bryan mientras escuchaba con especial atención a todos los cambios que los enanos habían hecho en su aldea y tomaba nota para saber cómo podría ayudarlos más adelante. Finalmente, cuando le pidieron que él les contase sus propias novedades, Bryan aprovechó para mostrarles el Desgarrador Sombrío.

- ¡¿Qué le ha pasado a tu espada?! - Exclamó Calvin adolorido y sin poder contenerse, pues él mismo era quien la había forjado inicialmente y como todos los artistas, valoraba su obra de forma muy personal.

- ¡Ay, patriarca! ¡Fui emboscado traidoramente por un enemigo que portaba un arma terrible! Afortunadamente la espada que forjaste me salvó la vida. Pero a cambio terminó en este estado tan lamentable, que me duele como si me hubiesen arrancado un brazo… -

Las palabras de Bryan eran bastante ciertas, pero también estaba exagerando un poco para así aliviar el dolor en el corazón del patriarca. Después de todo, si este pensaba que no había tratado su creación con el debido respeto, tendría derecho a negarle su ayuda para repararlo. Así fue como inició una narración previamente preparada, en la que les contaba cómo su nación lo envió a luchar contra sus enemigos, resumiendo sus enfrentamientos con Odón Ascher, el Culto de Caelos, Sigrid Bazán y el resto de murientes, para finalmente cerrar con broche de oro al contar el enfrentamiento que tuvo con Vlad Cerrón.

En cada evento que relataba, se aseguraba de omitir nombres y lugares concienzudamente. También hablaba específicamente del Desgarrador Sombrío, describiendo cómo lo había usado en cada batalla, hasta el punto en que el arma se convirtió en una especie de segundo protagonista. Esto despertó una gran alegría y fervor en las expresiones de los enanos, sobre todo en el anciano patriarca que ahora sentía que su trabajo en cierto modo estaba ayudando a forjar el destino de un poderoso imperio.

Finalmente, Bryan terminó explicando el ataque del Templo de Idramón y el poder divino que encerraba el artefacto que tenían.

- Esa barrera no solamente era indestructible, sino que mermaba todos mis poderes hasta un punto en que mis posibilidades de supervivencia estaban increíblemente limitadas.  - Dijo finalmente Bryan poniendo fin a su narración: - Si no hubiese usado tu arma como lo hice, dudo que ahora mismo pudiese estar aquí. - Se volvió hacia el anciano enano para mirarlo a los ojos: - Patriarca Calvin, le debo la vida a la espada que has forjado. -

Entonces Bryan se levantó e hizo una profunda reverencia.

- ¡No más, amigo Han! ¡Por favor no te inclines! - Exclamó Calvin profundamente conmovido: - ¡Si mi arma ayudó a nuestro más querido amigo, eso es algo que me llena de una gran alegría que no puedo expresar! Además… ¿cuántos pueden decir que forjaron un arma capaz de destruir un artefacto divino? ¡Este es el mayor honor que cualquier herrero que se aprecie de serlo podría soñar con recibir! -

- Pues tal honor es bien merecido, Patriarca Calvin. ¡Te lo aseguro! - Exclamó Bryan con una sonrisa, pero luego se inclinó sobre la mesa que compartía con sus amigos para preguntarle con cierta emoción contenida: - Precisamente porque es un arma tan buena, quiero saber si es posible arreglarla. -

- Déjame verla. -

Calvin sujetó la hoja entre sus manos para examinarla con suma atención, mientras que todos los enanos que los rodeaban observaban en silencio, con un brillo de respeto en sus miradas por todas las historias que Bryan les estuvo contando. Pasó casi una hora y Calvin continuaba examinando en silencio cada milímetro del arma, mientras que todos a su alrededor guardaban silencio.

- Afortunadamente el núcleo sigue en su sitio, aunque se encuentra agrietado. - Dijo finalmente Calvin suspirando: - Eso significa que la reparación es posible. -

- ¿En serio? -

- Hay dos opciones para reparar la hoja, pero son complicadas. -

- ¡Por favor dímelas! - Exclamó Bryan inmediatamente: - Haré lo que tenga que hacer. -

- La primera forma es volver a forjarla completamente. - Explicó Calvin: - Es el método más seguro para preservar su integridad física. El problema es el encantamiento que has colocado en su interior… me temo que desaparecería por completo y tendrías que volverlo a colocar. -

Bryan tragó saliva. Si se tratase de un simple encantamiento de fortalecimiento, no habría ningún problema con ello. Pero la magia de Asimilación de Tesoros Mágicos que había imbuido en el Desgarrador Sombrío lo convirtió literalmente un objeto único, cuyo poder se desarrollaba por etapas, según se incrementaba la propia comprensión de Bryan sobre la magia demoníaca y las habilidades que tenía. Perder todo esto para volver al punto de partida le parecía devastador.

- Eso… - Comenzó a responder Bryan eligiendo con cuidado sus palabras: - Podría ser complicado. El encantamiento que le coloqué es un poco único en su tipo. -

- Si no quieres perder la magia que contiene, tú única opción es la alquimia. - Propuso Calvin luego de pensarlo un poco: - Pero será muy difícil, porque solamente un mago bastante poderoso podría realizar esta reparación con éxito. ¡Y tendría que poseer el mejor de los equipos! Básicamente lo que necesitarías hacer es rellenar las partes quebradas con un nuevo material mágico, mediante un proceso de transmutación activa y luego compactar todo durante al menos un mes o dos. De ese modo mantendrás el encantamiento actual. Pero la forma cambiará. Eso es inevitable porque estarás agregando masa de metal. -

- ¿Qué tanto cambiaría su forma? -

- Dejaría de ser una espada corta. -

Durante unos momentos Bryan guardó silencio. Si bien había aprendido mucho de esgrima y la Verdadera Destreza de Cyrano Constantino, también era cierto que su estilo de combate había sido refinado para adaptarse al tamaño actual de su hoja, así que modificarlo en este punto le parecía bastante complicado.

“Cambiar mi estilo de combate o perder todo el desarrollo de mi Desgarrador Sombrío hasta el momento.” Se dijo Bryan, pero entonces tuvo una idea que quizá podría ayudarlo a mejorar sus posibilidades: - ¿Es posible usar este material para la modificación? -

Entonces Bryan se levantó y extrajo un único saco de su Anillo Espacial, aunque con algo de dificultad.

- ¿Qué es esto? - Se preguntó Bennet mientras abría el paquete para examinar el contenido, pero entonces sus ojos se abrieron por la sorpresa y exclamó: - ¡Mithril Blanco! ¡Miren todos! ¡Es Mithril Blanco! -

“Como se esperaba de los enanos.” Pensó Bryan sonriendo: “Incluso en estado bruto sólo necesitaron darle un vistazo para saber de qué mineral se trataba.”

Mientras tanto la multitud de enanos examinaba atentamente los trozos de rocas blanquecinos aparentemente normales, pero en sus ojos brillaba la misma emoción que una persona tendría al contemplar una joya preciosa y perfectamente cortada.

- ¡¿De dónde sacaste esto?! - Preguntó Bennet asombrado.

- Es una larga historia, pero tengo varios cientos de estos. - Respondió Bryan sonriendo, pero luego añadió con cierta ilusión: - Sé que la cantidad se reducirá si se refina… ¿Pero crees que es posible usar Mithril Blanco como material? -

- Me temo que no. - Negó el patriarca, echando agua fría sobre sus esperanzas: - El Mithril blanco es maravilloso para intervenir con el efecto de la magia, en cambio el Oricalco la potencia y el Oro Negro refuerza la capacidad del primero, manteniéndola siempre en equilibrio. No amigo, me temo que el único material que puedes utilizar es otro trozo de Oricalco. -

Bryan maldijo su suerte, pero no lo expresó, sino que bajó la vista durante un momento mientras pensaba y pensaba en alguna solución. El problema era que el oricalco era un mineral demasiado raro que no podría obtener únicamente con dinero, incluso si gastaba la mitad de su fortuna.

- Supongo que mi mejor opción es tratar nuevamente con esa mina. - Comentó en voz alta mirando al patriarca: - Sé que es mucho pedir. ¿Pero me darían permiso para minar nuevamente aquella veta? Quizá encuentre un trozo de Oricalco que me sirva. -

“Esta vez iré con un ejército entero de Zombis y excavaré en ese lugar hasta convertirlo en un cráter si es necesario.” Pensaba por dentro.

El Patriarca Calvin negó con la cabeza: - Créeme cuando te digo que aquella veta ya no contiene minerales valiosos. El instinto de nuestro pueblo jamás falla respecto a los metales y sabemos bien que ya no hay nada ahí. -

Bennet y el resto asintieron apesadumbrados.

Al oírlos, Bryan soltó un suspiro apesadumbrado. Aparentemente su única opción era volver a forjar el arma por completo y perder todos los poderes que había conseguido ganar. Estaba a punto de decir esto, cuando de pronto notó que el Patriarca se levantaba de la mesa y sin decir nada se dirigió hacia la casa principal.

Después de unos momentos, el anciano regresó llevando un cofre pequeño entre sus manos y cuando le mostró su contenido, Bryan estaba sin palabras.

Era un gran trozo de oricalco.

- Este es el último que quedó luego de que nos ayudaras antes. Por favor úsalo. -

- ¡No puedo! - Exclamó Bryan levantándose.

No es que no lo desease, pero sabía que para sus amigos el oricalco era un elemento tan valioso que era casi sagrado. Incluso no dudarían en arriesgar sus vidas para obtener este material. ¡Era como pedirles su propia sangre!

- ¡Tómalo, Han! -

- Pero… -

- ¿Sabes cómo es la muerte por hambre? - Intervino Bennet de pronto, atrayendo las miradas de todo el grupo: - Yo elegiría morir quemado lentamente en un horno antes de tener que morir por falta de alimentos, donde el propio cuerpo se consume a sí mismo con el pasar de las horas. ¡Y sin embargo muchos tuvimos que ver como nuestros familiares y amigos padecían ese terrible destino en más de una ocasión!

*****

No era la primera vez que utilizaba la mesa de trabajo para realizar Transmutación Alquímica, pero el bloque rectangular de mármol negro siempre lo hacía sentir un poco intimidado. Pese a todo, Bryan se tragó sus inseguridades y se concentró en el trozo de tela que Calvin le había entregado, donde había dibujado con carbón un esquema muy detallado del nuevo Desgarrador Sombrío.

No sería fácil ejecutar esta reparación.

Primero colocó el trozo de oricalco con mucho cuidado sobre el pedestal de NIGREDO, la descomposición, y comenzó lentamente a trabajar el material. Sin embargo, esta vez no deseaba transformarlo en un nuevo elemento sino únicamente volverlo más maleable, así que, en el instante en que el trozo de oricalco se convirtió en un fino polvillo de color oscuro, Bryan se apresuró a operar la compleja serie de matrices para trasladarlo al pedestal de ALBEDO, la purificación y síntesis. De este modo obtendría un oricalco increíblemente más refinado de lo normal.

“Aunque tengo que llenar las grietas de mi arma con el mismo material, este no puede tener la misma composición que el original, sino que requiere un poco más de flexibilidad para que la estructura no rechace la unión.”

Bryan se quedó un día entero trabajando únicamente en el pedestal de ALBEDO para asegurarse de que la sustancia tuviese exactamente la textura que quería. Finalmente suspiró con alivio y se retiró un momento a descansar, pues refinar oricalco era mucho más difícil que hacerlo con otros materiales y requirió que consumiese gran parte de su Fuerza Mental. Técnicamente aún podía continuar, pero decidió que no valía la pena arriesgarse en un proceso tan delicado, por lo que decidió que continuaría al día siguiente.

Después de un buen desayuno, Bryan se tomó toda la mañana para mover hasta el último saco de Mithril Blanco a donde sus amigos enanos y entonces por la tarde continuó con su trabajo. Esta vez, antes de que el oricalco refinado pasase por el cilindro de CITRINITAS, Bryan colocó al Desgarrador Sombrío en el pedestal de RUBEDO, donde ocurriría la recomposición. Entonces se concentró al máximo para imbuir muy lentamente su arma mágica con el oricalco refinado, llenando cada una de las grietas, mientras que al mismo tiempo transmutaba el objeto en sí. Le tomó varias horas, pero finalmente consiguió tener éxito, aunque el esfuerzo mental fue tan grande que casi se desmayó y todo su cuerpo estaba repleto de sudor.

- Jamás me imaginé que reparar algo podría ser tan complicado en comparación a crearlo desde cero! - Exclamó Bryan dejándose caer al suelo de espaldas por el agotamiento: - El Patriarca Calvin decía la verdad. ¡Nunca lo hubiese logrado si no tuviese la Fuerza Mental equivalente a la de un Gran Mago! -

Se tomó un momento para examinar el arma que flotaba en el pedestal de RUBEDO. Definitivamente su forma ya no correspondía a la de una espada corta, aunque tampoco llegaba a ser una espada larga propiamente dicha. Sería un punto intermedio entre ambas. Una espada de mano y media, con un largo similar a la que utilizaba Trunks, pero de una forma mucho más esbelta, elegante y sobre todo versátil. Bryan sonrió mientras pensaba en cómo los enanos eran capaces de concebir obras tan extraordinarias incluso cuando ellos mismos no eran quienes las fabricaban.

Pese a todo, el Desgarrador Sombrío aún no estaba realmente reparado. Calvin le había dicho que luego de la transmutación inicial, el arma debía seguir siendo refinada constantemente durante al menos dos meses antes de poder estar lista. Afortunadamente este proceso ya no era activo, así que no requería que Bryan estuviese presente para dirigirlo constantemente y podía hacerse de forma automática con el poder almacenado en el propio Laboratorio de Encantamientos.

Solo tenía que dejarlo reposar.

Si el Cementerio de la Muerte estuviese habitado por alguien más, Bryan se quedaría ahí hasta el último segundo, pues cualquier interrupción del proceso de transmutación podría destruir su arma. Pero afortunadamente él era el maestro de esa fortaleza y la única persona que podía entrar o salir. Así que se tomó un tiempo necesario para recuperar sus energías y abandonó el Cementerio de la Muerte, pero esta vez en dirección a la Aldea de los Troll del Bosque para arreglar el asunto de Lawrence.