47 El horror de las siete Púas de Hueso

Un aluvión de jabalinas, lanzas y hachas estaba a punto de caer sobre el Pequeño Esqueleto, cuando de pronto las siete púas de hueso se desprendieron de su espina dorsal con crujido y comenzaron a flotar en el aire, girando sobre sí mismas como extrañas peonzas. Luego empezaron a desplazarse alrededor del cuerpo del pequeño esqueleto, siguiendo un patrón ordenado.

El Pequeño Esqueleto se mantuvo en su sitio, empuñando su puñal de hueso. Pero su pequeño cuerpo se estremeció alocadamente como si sufriera un ataque epiléptico. Las siete púas de hueso aumentaron la velocidad con la que rotaban a su alrededor, de acuerdo a la voluntad de su dueño, como si fuesen controladas por manos invisibles, creando un perímetro defensivo.

Se escucharon sonidos de crujidos y resquebrajamientos cada vez que las púas de hueso interceptaban en el aire a las armas que se les acercaban, golpeándolas y partiéndolas en pedazos. Ni una sola llegó a estar cerca de golpear al pequeño esqueleto.

Bryan se pellizcó la cintura y el dolor de su costado le confirmó que no estaba soñando. Sabía que el Pequeño Esqueleto podía hacer levitar su daga para atacar a sus enemigos, pero nunca hubiese imaginado que también usaría las púas de su espalda de modo que formaran un arma tan aterradora. En ese momento sentía que su criatura era la más increíble del mundo.

Entonces lo recordó: era la “Ley de Eficiencia para Encantamientos Mágicos” que había visto en las memorias de Chu Cang Lan. Precisamente trataba sobre cómo controlar tesoros o arma mágica para que atacasen sin necesidad de emplear la propia fuerza física[1]. No tenía idea de cómo había ocurrido, pero la noche en que marcó a su esqueleto de algún modo también le había trasmitido esos conocimientos mágicos. De hecho, esa también fue la primera vez que lo vio hacer levitar su daga de hueso para atacar a uno de sus blancos de paja. En ese momento eso le había parecido extraordinario, pero verlo activar al mismo tiempo sus siete púas de hueso era algo que sobrepasaba todas sus expectativas.

Para activar este poder se necesitaba un profundo entendimiento de la “Ley de Eficiencia para Encantamientos Mágicos”, pero eso no era suficiente. El mago demoníaco primero debía poseer un artefacto que estuviese mágicamente vinculado a él por medio de su fuerza vital y que compartiese parte de su mente. Ese complejo encantamiento era la “Asimilación de Tesoros Mágicos” y le permitía al mago crear armas mágicas que solamente obedeciesen a su creador.

Todo esto significa que, de alguna manera desconocida, el Pequeño Esqueleto había realizado la “Asimilación de Tesoros Mágicos” nada menos que 8 veces, primero sobre su daga y luego sobre las púas en su espalda. Después había conseguido comprender por sí solo la Ley de Eficiencia

¡Pero si se trata de magia avanzadísima! ¡Ni siquiera yo lo he conseguido todavía, pero este pequeño ya tuvo éxito! ¡Múltiples éxitos además! ¡Es increíble!” Pensaba Bryan emocionado. Lo cierto es que él no tenía en su poder ningún artefacto que pudiese trasformar en su arma mágica y por eso todavía no tenía sentido intentarlo. Pero su Pequeño Esqueleto ya dominaba estos poderes.

- ¡Por los nueve infiernos! ¡¿Qué clase de monstruo es ese pequeño esqueleto?! - Fabián lanzó una fuerte exclamación y luego se puso a murmurar en voz baja de forma entrecortada mientras miraba toda la escena con los ojos desorbitados.

Al ver que todas sus armas arrojadizas habían sido destruidas, los troles estaban estupefactos y parecían incapaces de comprender por completo lo que estaba pasando. Entonces las siete púas de hueso dejaron de girar hasta quedar completamente estáticas, luego apuntaron y salieron disparadas en varias direcciones, atravesando limpiamente las gargantas de los Guerreros Trol más próximos, que en su estupor no fueron capaces de reaccionar a tiempo y cayeron muertos.

- ¡Un Demonio! ¡Ese es un demonio con la forma de un esqueleto! ¡Corran! -

El grito estaba impregnado del más profundo terror. Era uno de los Guerreros Trol que finalmente había sido conquistado por el pánico. Como una avalancha repentina, el miedo se apoderó de los corazones de los troles y comenzaron a huir desesperadamente en todas las direcciones para salvar sus vidas, igual que un grupo de perros asustados. Fue como si se hubiera dado la señal de retirada. Ni siquiera el Líder Trol se atrevió a decir gran cosa para evitar el desbande de los que habían sido sus guerreros, mientras se daba la vuelta y escapaba a toda velocidad.

Últimamente me pasa, que cuando doy algo por sentado, el desarrollo final siempre termina totalmente fuera de mis expectativas” Pensó Bryan sonriendo. Originalmente sabía planeado abrirse paso hasta escapar del sitio, pero nunca imaginó que el Pequeño Esqueleto demostraría un poder tan destructivo y aterrador. Para cuando se recuperó de la sorpresa, había más de diez cadáveres de Trol esparcidos por los alrededores y ningún enemigo a la vista.

- ¡Jajajajajaja! ¡Buen chico, buen chico! - Bryan se sintió repentinamente embargado por una sensación de orgullo y no pudo evitar reírse salvajemente.

Al mismo tiempo, las siete púas de hueso giraron alrededor del Pequeño Esqueleto una vez más y luego aterrizaron con precisión en su columna vertebral, quedando fijas nuevamente. El Pequeño Esqueleto se levantó inmediatamente después con la daga de hueso bien sujeta en su mano y comenzó a saquear los cadáveres de los Trol del Bosque con movimientos experimentados. Se llevó todos los objetos de valor, excepto por la ropa.

- Muy bien señor, ahora ya puede darme las otras cien monedas de oro. - Bryan dejó en el suelo al todavía estupefacto Fabián con una sonrisa y le pidió el resto del pago acordado.

Los ojos del gordo no dejaban de vigilar al Pequeño Esqueleto, pero en cuanto escuchó el tema del dinero, despegó la mirada y volvió en sí. Estaba a punto de sacar las monedas de oro, cuando de repente recordó algo y miró a Bryan enojado: - ¡No!... ¡Me has estado usando como escudo humano mientras peleabas con esos Trol del Bosque! ¡Has permitido deliberadamente que lastimasen a tu empleador! ¿Cómo te atreves a exigirme el resto del pago? ... -

Pero todo el alud de quejas se le congeló en la garganta cuando vio la gélida mirada de Bryan, que lo observaba como a un cerdo en el matadero. Luego alzó su mano y tomó una jabalina al azar de las que los Trol habían abandonado y pregunto susurrando: - Señor, ¿acaso intentas engañarme? -

Por su lado el Pequeño Esqueleto, que había estado recogiendo los despojos de la batalla, también se detuvo de forma repentina y sus vacías cuencas oculares se fijaron en Fabián.

El mercader sintió de pronto que un frio repentino se apoderaba de su cuerpo, pero por algún motivo empezó a sudar y su corazón le dio un vuelco. Entonces se apresuró a forzar una expresión sonriente y dio unos cuantos pasos timoratos hacia atrás, diciendo: - ¡Era broma! ¡Sólo era una broma! Jejeje, Jajaja, aquí tiene sus cien monedas de oro y ni una sola menos. Ha hecho un excelente trabajo. -

- Qué bueno. ¡Esa es la forma de vivir una larga vida! -

Después de decir esto Bryan sonrió ligeramente y cogió las monedas de oro sin esperar a que le dijeran más tonterías. Sentía una sensación de placer despreocupado, mientras meditaba en los constantes beneficios de poseer una poderosa fuerza.

- Noble guerrero, los artículos de los Trol del Bosque... -

- Son mi botín de guerra. -

Bryan cortó abruptamente las palabras de Fabián antes de que tuviera la oportunidad de terminar, dejándole en claro que todos esos objetos le pertenecían por derecho de conquista.

Apelando a todo su autocontrol, Fabián mantuvo su sonrisa forzada y continuó: - Por supuesto, por supuesto que todo el botín es suyo. Sólo quería saber si puedo comprarle los artículos que ha obtenido de esos miserables Troles. -

Bryan miró a Fabián con una expresión cargada de sospecha y frunció el ceño. Pero repentinamente ese rostro se iluminó con una sonrisa y procedió a ejecutar una reverencia de cortesía muy parecida a las del Caballero Clark: - ¿Quizá el buen Señor Fabián está interesado en adquirir estos bienes a cambio de monedas de oro? -

¿¡Cómo puede cambiar de actitud tan descaradamente!?” Fabián lo maldecía para sus adentros, pero mantuvo su sonrisa y asintió: - Así es, noble guerrero. De hecho, soy un comerciante y el motivo por el que me tuve que aventurar en el Bosque Oscuro es para adquirir bienes poco comunes y llevarlos al Imperio para obtener ganancias. Y creo que esos infames bandidos podrían poseer objetos que quizá no te aportarían muchos beneficios, pero yo podría encontrarles algún valor. Si no te importa, me gustaría adquirirlos… por un precio justo. -

En ese momento, el Pequeño Esqueleto se acercó caminando silenciosamente para estar junto a su amo con ocho sacos improvisados bien sujetos en sus manos. Bryan le ordenó que los dejase en el suelo y los abriese con su daga uno por uno. También aprovechó para abrir su morral de cuero y sacar los otros artículos que había obtenido durante sus expediciones nocturnas. Puso todo esto en el suelo y esperó la evaluación de Fabián.

- En total tienes ocho núcleos de criaturas mágicas de nivel 5 y seis de nivel 4[2]. Tres Pieles completas de Lobo Cuchilla-Viento, tres colmillos de los Lagartos Venenosos, un huevo de Pitón Abisal Venenosa y cinco hojas de la Hierba Devoradora del Crepúsculo. Puedo darle 535 monedas de oro por todo esto, ¿qué me dice? -

Fabián evaluó los artículos en silencio para categorizarlos todos y luego levantó su cabeza para sonreír a Bryan. Pero este sacudió la cabeza y habló desinteresadamente.

- ¿Crees que soy un idiota? La Pitón Abisal Venenosa es una criatura mágica de nivel 3. Solamente su huevo valdrá más de mil oros. ¿Y sólo me ofreces 500 por todo?... Yo habría pagado esa cantidad solamente para nunca tener que escuchar una oferta tan injusta. -

La verdad era que no conocía el precio exacto de ninguno de esos artículos en el mercado, por eso sólo dijo unas cifras aproximadas, pero estaba seguro de que eran más valiosos. Después de todo, era un hecho que cualquier comerciante que se enorgulleciese de serlo siempre ofrecería pagar un precio muy por debajo del real para abaratar costos. Y Bryan no pensaba dejarle poner las manos en sus artículos tan fácilmente.

- Es verdad que la Pitón Abisal Venenosa es de nivel 3, pero su huevo solo te servirá si alguien consigue incubarlo, y la taza de éxito en obtener un espécimen vivo es ridículamente baja. Menos aún lo es conseguir que reconozca a alguien como su maestro. Por lo tanto, su precio no puede ser demasiado elevado. ¿Qué le parece esto, le ofrezco 575 monedas de oro? ¿Aceptas? -

Bryan no dijo nada y sólo se quedó mirando a Fabián con una ligera sonrisa.

- 580 monedas de oro, más 35 de plata. Esta es mi oferta final. ¡Si no está dispuesto a vender, entonces olvídelo, me iré! - Ofreció finalmente Fabián apretando los dientes.

Seguro de que había llegado a su límite, Bryan asintió suavemente: - Acepto 580 oros y 35 de plata. Los artículos son tuyos, pero ¿dónde está mi dinero? No me parece que cargues un cofre. -

Seguramente esos artículos valdrían mucho más en el Impero, pero aún no había salido del Bosque Oscuro y no tenía un Anillo Espacial, así que sería muy incómodo estar cargando un montón de cosas durante todo el camino. Además, técnicamente aún era un esclavo recadero de la Academia Babilonia de Artes Mágicas y Militares, lo más probable es que no tuviese derecho a poseer propiedades. Podrían quitarle todo en cuanto lo descubrieran o tal vez no permitiesen que los esclavos realizasen transacciones comerciales. Era preferible y cómodo venderle todo a Fabián por riquezas más portátiles.

El gordo mercader sonrió y sacó un trozo de papel bastante fino que resplandecía un poco, como si estuviese hecho de platino dorado.

- ¿Qué es eso? - Preguntó Bryan

- Es una Letra de Cambio. - Respondió Fabián: - El método más seguro para transportar dinero. -

- ¿Esperas que acepte un documento escrito en lugar de monedas? - Preguntó Bryan sarcásticamente: - ¿Cómo sé que me podré cobrarlo luego? -

- Este papel es exclusivo de los templos del Imperio Itálico y es un contrato mágico vinculante. - Explicó Fabian mostrándole la superficie: - ¿Puedes ver esos símbolos en los bordes? Es un Código secreto que el Sumo Sacerdote usa para garantizar que sea imposible de falsificar. En un extremo está el Sello del emperador y en el otro el del Gremio Mercante al que pertenezco, y que por supuesto tiene su propia banca privada. Puedes cobrar la cantidad que yo escriba aquí en el momento que quieras. Además, como la transacción está protegida por los templos, es válida en cualquier otra organización mercante. -

“Básicamente es como un cheque al portador” Pensó Bryan frunciendo el ceño y entonces preguntó: - ¿Qué pasa si alguien me lo roba? -

- El código secreto es también un encantamiento que registra las facciones generales del portador. Nadie excepto mi persona puede escribir sobre esta Letra de Cambio o automáticamente se destruirá. Una vez que la firme y la recibas, el encantamiento ya no me reconocerá, de modo que solamente tú podrás cobrar este dinero. Ya te di doscientas monedas de oro, eso es una cantidad bastante grande. ¿De verdad quieres llevar otras quinientas y tantas contigo? ¡Serás el blanco de cualquier ladrón! - Exclamó Fabián.

- Pero ¿dónde encuentro tu gremio? ¿Qué pasa si necesito dinero más pronto? -

- Todos los mercaderes legales están afiliados a algún gremio mercante. No hay una sola ciudad en el Imperio Itálico que no posea un banco. Y esta Letra de Cambio es válida en cualquiera de ellos, porque quienes garantizan su valor son tanto el Emperador como los Templos. - Explicó Fabian sonriendo con ganas: - Me dedico al comercio para vivir, joven amigo. ¡Jamás me arriesgaría a hacerme una mala reputación con respecto al dinero! Cuando regrese naturalmente mis superiores exigirán que les entregue un informe conciso sobre el estado de mis Letras de Cambio y ahí deberá figurar que te pague esa cantidad.

Si lo deseas, también puedo abrirte una cuenta a tu nombre cuando regrese a la ciudad, de modo que puedas depositar cualquier dinero que desees.  Así estará incluso más seguro que en un Anillo Espacial, porque no te lo podrán robar y tendrás descuentos cuando compre en cualquier tienda de mi gremio mercante. ¿Cuál es tu nombre? -

- Yo soy Bryan. -

- Oh, muy bien… Bryan. - Fabián sacó otro delgado instrumento, muy parecido a una aguja y lo usó para escribir sobre un espacio marcado en la superficie de la Letra de Cambio. Una débil luz dorada resplandeció por un momento y luego el papel volvió a la normalidad.

Las monedas en este mundo eran realmente de metales preciosos como el oro o la plata, así que los asaltos o falsificaciones eran el un problema constante y nadie quería estar llevando oro en grandes cantidades. La solución a este problema eran las Letras de Cambio emitidas por los gremios mercantes bajo la protección del Imperio Itálico. Usualmente eran utilizadas por quien tuviese que mover mucho capital, como los Burgueses y Aristócratas. También servían para realizar transacciones, ahorrar el dinero y si era necesario se podía retirar la totalidad o parte del capital en cualquiera de los edificios bancarios estatales que siempre estaban en cada ciudad.

- Muy bien, señor Bryan, te hago entrega oficial de esta Letra de Cambio. - Fabián le entregó el papel dorado y sonrió, mirándolo: - Yo me llamo Fabián y soy miembro del Gremio de Comerciantes de la familia Boozt en el Imperio Itálico. Puede venir a buscarme si alguna vez tiene algo que vender en el futuro. Ésta es mi dirección, guárdala cuidadosamente. -

El Gremio Mercante de Boozt era uno de los más grandes del Imperio. Su nombre venía del apellido de la boyante familia que lo dirigía desde hacía mucho tiempo e incluso Bryan había escuchado muchos rumores y noticias sobre los fastuosos recursos que manejaban. El sello de los Bootz sobre la Letra de Crédito era suficiente para garantizar la legitimidad de cualquier transacción comercial, así que Bryan lo guardó con sumo cuidado y sonrió: - Señor Fabián, es un placer haberlo conocido. Quizás realmente tenga algo que ofrecerte en el futuro. Por ahora los Trol del Bosque no se atreverán a molestarte y nuestro negocio ha concluido. Adiós. -

Bryan no se demoró más después de su despedida y se volvió para darle una orden al Pequeño Esqueleto. Ambos se alejaron rápidamente y desaparecieron a la distancia.

- Bueno valientes mercenarios. Supongo que nuestro acuerdo puede continuar. - Fabián se volvió hacia sus escoltas, que seguían curando sus heridas en cuanto Bryan se fue.

[1] Nota: Revisar el Capítulo 27

[2] En el original también posee un núcleo de nivel 3, pero eso debe ser un error porque Fanny fue quién tomó el núcleo de la Pitón y no se menciona ninguna otra bestia como esa.

Fabián el mercader

Nota del Traductor

Buenas a todos soy acabcor de Perú. Y esta es una versión reeditada el 20 de mayo del 2021.

No saben lo que me costó este episodio. Aquí hice uno de los cambios que no hice en mi primera versión y que siempre me arrepentí de no haberme atrevido a hacer en su momento: Quitar las Tarjetas de Cristal.

Si, en el original Fabian le paga a Han Shuo entregándole una Tarjeta Visa hecha nada menos que de cristal, que también funciona como aparatito de pago, pues tiene una ranura donde otras se introducen y así se pueden hacer transacciones…. ¡Que estúpido! ¡Era tan estúpido! ¡Es que no tienen ningún sentido que tengan tarjetas de débito en un mundo de fantasía medieval! Atraco lo del Anillo Espacial porque es un modo de explicar el INVENTARIO, pero una tarjeta que literalmente guarda cantidades de dinero y que encima está hecha con puro cristal…. Eso es mas de ciencia ficción futurista que otra cosa.

Además, con la aparición del Anillo Espacial que puede guardar hasta muebles en su interior… ¿Hay algún sentido para la existencia de esas Tarjetas de Cristal?

Sin embargo, era cierto que no podíamos tener al protagonista cargando sacos de oro en su cintura, porque de otro modo todos sabrían que tenía algo valioso y no faltarían los asaltantes. Tenía que poner algo en lugar de la tarjeta.

En el medioevo la gente vivía una vida de profunda espiritualidad y todos deseaban peregrinar por lo menos una vez en su vida hacia Tierra Santa, para ver con sus propios ojos los lugares donde Cristo y sus discípulos caminaron, rendir honor a las tumbas de los santos y contemplar las reliquias sagradas. El problema era que el viaje no solamente era larguísimo y arduo… también era muy peligroso, pues había hordas de bárbaros, musulmanes sanguinarios o simples asaltantes pululando en todos los bosques.

Para proteger a estos peregrinos se formaron las Ordenes Militares, grupos de monjes y laicos guerreros que arriesgaban sus vidas para escoltar a los peregrinos hasta los lugares santos. Y fueron tan exitosos, que el número de peregrinos aumentaba día a día, así que llegó el momento en que los Caballeros ya no se daban a abasto.

Una forma de solucionar el problema fueron las Letras de Crédito. Un peregrino podía depositar su dinero en un cuartel de la Orden Templaria y recibía a cambio un trozo de pergamino escrito con un código secreto que solamente los caballeros conocían. De ese modo viajaba con poco oro y no era blanco para los asaltantes. Al llegar a Jerusalén o Santiago de Compostela, el peregrino simplemente iba al cuartel de la Orden en ese lugar y entregaba el documento. Los caballeros lo leían, confirmaban lo que estaba escrito y le entregaban el mismo monto depositado en Europa.

Simple y brillante. Lo mejor de todo era que ni siquiera les cobraban intereses, porque la usura era considerada un pecado en tiempos medievales: Cuando uno prestaba algo, debía ser por caridad cristiana y nunca para obtener beneficios.

¡Qué tiempos aquellos! ¡Hoy en día es tan diferente! Les juro que a veces me parece que, si pudieran, los bancos me sacarían hasta la sangre de las venas para cobrarse sus intereses.

De ahí que se me ocurriese inventarme algo parecido e inventar una Letra de Cambio para nuestra historia. Lo que más me costó fue encontrar una imagen y me pasé horas buscando sin éxito, hasta que finalmente me decidí a hace runa yo mismo en Photoshop y me puse a trabajar durante 3 horas para conseguir todo lo que quería. Era la primera vez que lo intentaba, así que lamento si no es perfecta. ¡Realmente espero que les guste!

También tuve que modificar toda la pelea del pequeño esqueleto porque el original no es muy claro acerca de cómo sucede todo. Luego tuve que explicar bastante los de la Ley de uso optimo por el mismo motivo.

En fin, eso es todo por ahora porque me muero de sueño. Por favor dejen su opinión en los comentarios, compartan esta obra con otros para hacernos más populares y si es posible les suplico que me patrocinen en mi cuenta Patreon porque la cuenta del internet está llegando y mi billetera cada vez más parece un adorno sin propósito.

Nos vemos en el siguiente capítulo.