259 Asamblea

Todo rastro de la tormenta anterior había desaparecido e incluso el fuerte viento característico de ese lado de las montañas estaba excepcionalmente calmado. Esto permitió que Bryan pudiese seguir volando sin detenerse hasta que el sol empezó a hundirse en el poniente.

Finalmente la encontré.” Pensó Bryan cuando vio una roca cuya forma recordaba vagamente a la de un elefante dormido y que era la referencia que tanto había estado buscando. Desde ahí era necesario caminar unos treinta pasos, hasta llegar una serie de pasajes rocosos que terminaban en un barranco escarpado, el cual parecía bastante pronunciado y cuyo precipicio estaba constantemente cubierto de neblina.

A simple vista uno no podía juzgar cuán profundo era, pero si alguien se dejaba caer en el lugar correcto, aterrizaría sobre una roca firme que se encontraba oculta a poca profundidad y luego se podía seguir descendiendo hasta llegar a una serie de plataformas de madera unidas por puentes colgantes que conducían hacia la base de los Cancerberos.

- ¡¿Quién está ahí?! -

Al final del puente colgante había una serie de rocas perfectas para ocultar la presencia de los arqueros que custodiaban la base. Bryan lo sabía bien porque sus Criaturas Oscuras habían ayudado a realizar los trabajos iniciales más pesados y peligrosos para preparar la base de los Cancerberos, de ahí que tuviese un clara imagen mental del lugar.

- Alguien que busca a Trunks. - Respondió Bryan sonriendo.

- A veces por no pedir, me quedo con lo que tengo… - Recitó entonces el arquero oculto con un tono cauteloso.

- …Porque descubre su falta todo aquel que anda pidiendo. - Dijo Bryan completando la estrofa.

Esta era la contraseña que había acordado con Trunks.

- Adelante. - Respondió el arquero saliendo de su escondite y Bryan pudo ver que se trataba de un hombre vestido con armadura ligera, un par de cuchillos largos y un excelente arco hecho con madera de tejo. Su rostro enjuto y cabello poblado le daban una ligera apariencia de mandril, pero por sus gestos era evidente que tenía mucha experiencia.

- El capitán no está en este momento, pero puedes esperarlo aquí o dejar el mensaje, señor… ¿cómo debo llamarlo? -

- Bryan, no te preocupes que pronto me conocerán. -

Según la información en los Archivos del Manto Oscuro la situación se había vuelto bastante caótica desde la última vez que Bryan estuvo en el Valle del Sol y una de las consecuencias fue que muchos mercenarios independientes terminaron uniéndose a los Cancerberos, así que su número se había incrementado. Además, como el Culto de Caelos y el Templo de Idramón parecían interesados en perseguirlo, Bryan no quería que muchos supiesen que en realidad él era el líder de esta banda de mercenarios. Por eso no se sorprendió de que esta persona desconociese su identidad.

Después de eso Bryan fue conducido al interior sin mayores contratiempos.

La Base de los Cancerberos estaba ubicada en el interior de tres grandes cavernas naturales con grandes aberturas que dejaban pasar parcialmente la luz del sol y mantenían ventilado todo el interior, aunque desde el exterior era bastante difícil verlas. Se trataba de una especie de valle escondido que Trunks había descubierto accidentalmente y poseía un manantial de agua subterránea que podían utilizar para beber e incluso irrigar una pequeña parcela. Originalmente solo tenía algunos musgos y plantas de humedad porque el suelo era principalmente roca de granito bastante dura, que ni siquiera los orcos o hasta el Zombi Élite de Tierra podrían romper; pero consiguieron traer una buena cantidad de tierra del exterior sobre la cual se podía cultivar plantas comestibles.

Sin embargo, era evidente que Trunks había estado ocupado. Bryan le había dejado una buena provisión de clavos, guarniciones de hierro, bisagras y cerraduras que los enanos hicieron con las sobras de los metales; y el Cazador de Monstruos utilizó estos recursos para llenar las cavernas de estructuras de madera muy bien construidas, algunas de las cuales tenían tres pisos de altura.

Había habitaciones, un gran comedor, almacenes, armerías, muros de madera, unos establos, diversos mecanismos defensivos, espacios de entrenamiento, una arena de combate y algo que parecía ser una gran sala de reuniones. Además, todas las estructuras estaban conectadas con puentes colgantes o escaleras de madera, de modo que había muchos caminos para moverse sin provocar aglomeramiento.

Y esto era necesario, porque en el interior vivían alrededor de doscientos miembros de Los Cancerberos que se dedicaban a distintas actividades.

Pensar que comenzamos con setenta.” Pensó Bryan sonriendo mientras examinaba los alrededores: “Este lugar me recuerda un poco a la base de la Banda de Drakar en la Gran Caverna… ahora que lo pienso, Trunks creció en ese lugar cuando era miembro de Falce Segador y su banda era la que controla el Valle del Sol.

El entrenamiento de los mercenarios era variado. Algunos practicaban el tiro con arco, otros golpeaban sacos de cuero llenos de arena con las manos desnudas o practicaban técnicas con distintas armas. Se lo tomaban muy en serio, porque sabían bien que de ello dependía su supervivencia y medio de subsistencia.

Algunos estaban usando las armas hechas por los enanos que Bryan había traído. Antes había quedado con Trunks en que no las entregarían con facilidad, sino solamente como recompensa para aquellos que hiciesen méritos. Y parecía ser una buena motivación, porque los ojos de la mayoría brillaban con codicia reprimida cuando veían a estos élites blandiendo un acero tan excelente.

Bryan fue conducido hasta el edificio principal donde se alzaba una sala espaciosa con un fogón de piedra en el medio alrededor del cual muchos mercenarios se sentaban a descansar. Aunque era primavera había troncos quemándose, y el humo se elevaba hasta las vigas ennegrecidas y salía a través de una abertura en el techo. Los hombres bebían y reían mientras contaban chistes o anécdotas en un ambiente bastante alegre. Otros se dedicaban a jugar a los dados o arrojaban cuchillos contra un tronco que servía como diana.

Pero espectáculo principal estaba en un extremo. Ahí había un espacio de seis metros cuadrados, donde un suelo estaba dividido en dos niveles y el más profundo estaba cubierto de arena en lugar de madera. Era un espacio donde los mercenarios luchaban a puño limpio, mientras el resto apostaba por el ganador.

Ahí mismo, peleando con tres hombres al mismo tiempo (sin ninguna dificultad) se encontraba nada menos que Gilberto en su forma humana, vistiendo nada más que botas y un pantalón al igual que sus oponentes, que intentaban derribarlo en vano.

- ¡Maestro malvado! ¡Finalmente has vuelto! - Exclamó el Dragón Negro alegremente en cuanto lo vio y rápidamente empujó a los mercenarios como si fuesen costales de paja para ir a saludarlo.

Por un instante se hizo el silencio, pero luego estallaron las murmuraciones, así como las voces que llamaban a los hombres que entrenaban afuera. En muy poco tiempo todos se reunieron en la gran sala u observaban atentamente desde el exterior.

Se notaba que estaban emocionados. Y es que todos habían escuchado las historias de los primeros setenta miembros que se unieron o simplemente notaron algunos intercambios de palabras entre Trunks y Gilberto, donde se daba a entender que ellos estaban obedeciendo órdenes de un tercero. Aunque el nombre de Bryan nunca fue pronunciado, los mercenarios sabían que su misterioso fundador había conseguido una inmensa cantidad de dinero para el funcionamiento de su grupo con el patrocinio del Gremio Mercante de Bootz, que logró formalizarlos legalmente por intersección de una familia aristócrata muy poderosa (aunque no sabían que se trataba de los Asturias), que misteriosamente les enviaba información privilegiada a través de medios desconocidos (el Manto Oscuro) y que les había conseguido las impresionantes armas enanas que tanto codiciaban, así como todo el equipamiento que necesitaban.

Pero lo más importante de todo era que tanto Trunks como Gilberto, dos individuos increíblemente poderosos, estaban dispuestos a seguirlo. Ese era el mejor aval posible de lo extraordinario que tenía que ser su “comandante”.

- Discúlpeme, jefe... - Se apresuró a decir el mercenario con cara de mono.

- Pierde cuidado. - Lo interrumpió Bryan y luego se dirigió a la multitud: - ¡Hombres! ¡Yo soy el auténtico líder de los Cancerberos! Algunos ya me conocieron, otros llegaron después. Por diversos motivos Trunks, que es mi segundo al mando y mano derecha, tiene que liderar en mi ausencia; pero no se equivoquen, ambos tenemos una sola voz aquí, sus órdenes son mis órdenes y NUNCA deberán ser cuestionadas.

Sepan que siempre sabré recompensar adecuadamente todo lo que me sea dado. La lealtad con confianza, el valor con honores, el mérito con fortuna… y, por supuesto, la traición con venganza.

Me llamo Bryan el Necromante. Quienes me siguen prosperarán, quienes me enfrenten sufrirán. Sean bienvenidos a los Cancerberos. -

Los mercenarios aplaudieron. Ese era el tipo de presentación que esta clase de hombres disfrutaba: Las cosas claras desde el principio y sin demasiadas palabras.

Además, así como los mercenarios lo evaluaban, Bryan también los estaba evaluando y se sentía bastante satisfecho con lo que veía. Se notaba que Trunks había cumplido de maravilla con seleccionar personas curtidas en combate que estaban al mismo nivel que los hombres de la Banda de Drakar o incluso eran más fuertes. También reclutó algunos novatos, pero a primera vista se notaba que tenían potencial.

Bryan les dio una señal para que siguiesen haciendo lo suyo y le preguntó a Gilberto.

- ¿Dónde está Trunks? -

- Este… -

Gilberto dudó un poco en responder, como si no lo supiera, o al menos eso sospechaba Bryan. De más está decir que no esperaba mucho pensamiento estratégico o administrativo de un Dragón Negro, pero por lo menos debería saber en dónde estaba la persona que sí era hábil en estas cosas. Pero antes de que pudiese reprender a Gilberto, uno de los mercenario se adelantó.

Se trataba de hombre enorme de barba espesa y pelinegro, con brazos y piernas desnudos, de músculos abultados. Vestía una túnica de lana que le caía hasta las rodillas, y se apoyaba en una gran hacha fabricada por los enanos, lo cual indicaba que tenía que ser uno de los mejores entre sus compañeros.

- Soy Grant, a su servicio. - Dijo con una ligera inclinación.

- Habla. -

- El capitán Trunks ha salido con una patrulla para explorar los alrededores y el estado de las trampas que se han colocado como medida defensiva. También dijo que un comerciante le ofreció un buen precio por un par de caballos de montaña, de los cuales estamos bastante cortos. Si el trato se concretó, es posible que venga en la mañana trayéndolos. -

- Ya veo. - Dijo Bryan pensativo y luego preguntó: - ¿Hay grupos nuestros afuera? -

Grant

- Todavía no. - Contestó Grant: - Enviamos patrullas de cuatro integrantes a intervalos y la última acaba de regresar, pero la siguiente debería estar por salir. -

- Cancela todas las salidas por hoy. - Ordenó Bryan de inmediato: - Los orcos están de cacería y probablemente atacarán todo lo que se mueva esta noche. -

- ¿Es una horda? -

- No solamente están alborotados. Pero de todos modos quiero que fortifiquen nuestras defensas. Dudo mucho que lleguen hasta aquí, pero no está de más ser precavidos. -

- Entendido. - Respondió Grant: - ¿Debemos salir a buscar al vicecapitán? -

- ¿A Trunks? No. - Dijo Bryan sonriendo: - Dudo que exista un orco que sea capaz de emboscarlo a él mientras esté en el exterior. Mas bien son ellos los que tienen que preocuparse si se lo encuentran por accidente. -

Grant asintió sonriendo y corrió a repetir las instrucciones de Bryan. Los mercenarios reaccionaron con mucha tranquilidad ante la noticia de un posible ataque de los Orcos, pues habiendo vivido tanto tiempo en el Valle del Sol estaban acostumbrados. También sabían que su base era un refugio lo bastante seguro para resistir incluso si llegaban a atacarlo. Otra cosa sería si se tratase de una Horda interminable dirigida por un astuto caudillo, pero mientras fuesen unos pocos cientos, no había problema para los mercenarios.

Las ordenes de Bryan se cumplieron a cabalidad y de forma bastante eficiente. La base que Trunks había elegido estaba tan bien posicionada que tan solo veinte hombres se bastaban para cerrar y defender la única entrada, así que el resto podía continuar con sus actividades, aunque lo hacían en un estado de alerta parcial.

- Maestro ¿Qué es eso que estás cargando? - Preguntó Gilberto repentinamente: - Huele como una mujer. -

- Oh, es un botín. - Respondió Bryan: - Se la arrebaté a una bandida bastante molesta. -

- ¡Oh! ¿Puedes dármela cuando te canses de follarla? - Pidió Gilberto sonriendo: - Creo que será deliciosa de probar y un coño nuevo siempre… -

- Silencio, estúpido. - Lo cortó Bryan de inmediato: - Pienso pedir rescate por ella. ¡Así que ni siquiera pienses en estropearla! -

El poco tiempo Grant regresó, así que Bryan le entregó a la joven dormida y dijo: - Está hechizada así que no despertará pronto. Ponla en un lugar donde esté cómoda, pero sobre todo bien vigilada… ¡No quiero que nadie le ponga una mano encima! -

*****

Después de tantas peripecias en su recorrido hasta la base, Bryan realmente quería descansar, pero sabía que la primera impresión es la más importante y no quería que los Cancerberos vieran que se iba a dormir durante una posible emergencia, así que se quedó despierto toda lo noche escuchando informes y enterándose del funcionamiento de su banda de mercenarios, sin dar ninguna muestra de debilidad.

Para mantener la vigilancia los mercenarios se turnaron 3 veces y Bryan acompañó a la última guardia que siempre era la más incómoda. El verlo dar órdenes certeras y prudentes, así como su disposición para compartir con ellos hasta en las tareas más afanosas, pese a ser el líder, sirvió para que las ultimas dudas desaparecieran de los pocos mercenarios que aún estaban recelosos.

La luna había desaparecido y el primer albor se adivinaba en el horizonte. En esos momentos era poco probable que hubiese orcos merodeando, pues todos sabían cuánto aborrecían la luz del sol. Sin embargo, los guardias no relajaron su vigilancia en ningún momento y así detectaron el sonido de algo que se aproximaba a la distancia. 

Inmediatamente descendieron para dar la alarma. Bryan se apresuró junto con varios mercenarios para destruir el puente colgante si era necesario, varios espadachines desenvainaron, mientras que los arqueros preparaban sus flechas: Si resultaban ser enemigos que habían encontrado su base, estos se dejarían caer hacia la gran roca, donde estarían completamente expuestos a los disparos.

Sin embargo, Bryan había enviado a sus Espectros Oscuros a observar y ninguna oscuridad mundana podía ocultar algo a esos ojos preternaturales.

- ¡No ataquen! ¡Son amigos! - Dijo sonriendo.

- ¿Está seguro, jefe? - Preguntó uno de los arqueros dudando.

- Es Trunks. -

Al poco tiempo…

- ¡Ey! ¡Preparen el elevador! - Ordenó el Cazador de Monstruos desde lo alto del precipicio: - He traído cuatro caballos y ninguno sabe volar! -

- ¿Es usted, capitán? - Preguntó Grant, que había acompañado esa última guardia.

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames “vice” capitán, imbécil? ¿Y por qué no me preguntas la contraseña? - Respondió la voz de Trunks con un dejo de hastío: - En serio Grant, si fueses un poco más lento caminarías para atrás… -

- ¡Perdón! - Balbuceó Grant: - “A veces por no pedir…” -

- Como que ya no tiene sentido ahora, ¿no te parece? - Exclamó Trunks riendo: - Bueno pues: “Porque descubre su falta todo aquel que anda pidiendo.” Listo. Ahora deja de perder el tiempo y prepara el elevador. -

Como la entrada a la base estaba en la ladera de un precipicio lleno de neblina, Trunks no podía ver a los mercenarios desde donde estaba. Este era uno de los mayores inconvenientes de la base de los Cancerberos, sobre todo cuando varias personas tenían que salir al mismo tiempo o cuando tenían que introducir cargas pesadas. Para solucionar este problema tenían un elevador de madera que funcionaba con una serie de poleas incrustadas en las rocas de un modo muy disimulado. Por supuesto que tal artilugio era tan caro como peligroso, pero solamente tenía que recorrer una distancia de cinco metros. Además, solo podía ser operado por alguien que estuviese en el propio elevador, por medio de un torno.

Naturalmente un objeto así llamaría la atención, pero después de pensarlo mucho encontraron una solución sorprendentemente sencilla: La plataforma siempre estaría un poco más abajo, oculta dentro de la neblina. El resto de la estructura de madera y la polea que servía para subir y bajar eran más sencillas de esconder con un par de matrices mágicas inscritas en las rocas circundantes.

En menos de cinco minutos los mercenarios prepararon el mecanismo y entonces Grant en persona se subió a la plataforma de madera, donde estaba la rodela que debía ser girada. Primero bajaron un par de mercenarios que habían ido junto con el Cazador de Monstruos, escoltando un par de caballos de buena contextura. Luego el propio Trunks bajó llevando el segundo par.

Por cierto, que Grant no le dijo nada sobre la presencia de Bryan, quizá como un pequeño desquite por haber sido señalado como un despistado.

- ¡Bueno, me preguntaba quién diablos había alborotado a los Orcos! - Exclamó Trunks con una sonrisa al verlo: - Ahora todo tiene sentido. -

- ¿Qué pasó? -

- Nada, que me encontré con los rastros de un auténtico caos en mi camino de regreso. Lo que usualmente suele conducir hacia ti, amigo. - Respondió Trunks alegremente mientras se acercaba para saludarlo con un fuerte apretón de manos: - ¡Es bueno verte de nuevo! -

- Lo mismo digo. - Dijo Bryan con una carcajada: - ¿Qué fue ese rastro? -

Trunks río y entonces se acercó a los caballos para darles la vuelta. Entonces todos pudieron ver que en las sillas de montar estaban atadas las cabezas de tres orcos y una piel de Lobo Wargo.

Todos los guardias vitorearon a Trunks y el sonido hizo que el resto de mercenarios despertase. Como ya estaba amaneciendo decidieron desayunar y prepararon una mesa bastante más surtida de lo que uno cabría esperar en el Valle del Sol.

El Cazador de Monstruos estaba de muy buen humor e hizo que todos se rieran con sus divertidas historias sobre cómo consiguió comprar los caballos a muy buen precio a un mercader sordomudo que se empeñaba en intentar estafarlo pese a no poder oírlo ni hablar.

Luego explicó que en el camino de regreso se adentró en las montañas para regresar lo más pronto posible, pues la oscuridad y el terreno no representaban gran dificultad para él. De ese modo pretendía despistar a cualquier grupo de asaltantes que pudiesen haber sido enviado por el rencoroso mercader, algo que era común fuera del asentamiento donde a la Banda de Drakar no le importaba que ocurriera, siempre y cuando no afectase demasiado a los negocios. Pero fue entonces cuando se dio cuenta de que había varios grupos de exploradores orcos buscando algo.

Fiel a su estilo, dejó a los mercenarios cuidando los caballos y se adelantó con su Mantícora para atacar por sorpresa a uno de estos grupos. Masacró a todos menos uno y torturó al orco hasta que finalmente confesó que todas esas partidas estaban buscando a un mago misterioso que escupía fuego por las manos, llevaba a una mujer envuelta en telas y estaba protegido por sirvientes muertos. Después de sacarle la información, Trunks le cortó la cabeza, recogió otras más como trofeo y se marchó dejando a su Mantícora devorando los restos que quedaban a modo de premio, pues sabía que con el próximo amanecer los Orcos no se arriesgarían a enfrentarse a una Criatura Mágica tan poderosa.

- En cuanto escuché “sirvientes muertos” de inmediato pensé en ti. - Concluyó Trunks sonriendo y apurando una jarra de avena caliente: - ¿Se puede saber cómo te metiste en problemas con los orcos? -

- No pretendía hacerlo. Me sorprendieron de noche en una cueva cuando venía desde el Oeste hasta aquí… es una larga historia. - Respondió Bryan comiendo un pan que le ofrecieron.

- Pues cuéntala de una vez. -

- Bueno, primero tuve un encuentro con la Pandilla de Janet, quien decidió buscarme la pelea a toda costa. Ya te imaginarás como terminó eso. -

- ¿Luchaste con ese pequeño monstruo? -

- Si y me dolió bastante, pero logré evadirla y hasta le robé un rehén. -

- ¡Ja! Según tengo entendido su odio es terrible. Será mejor que siempre duermas con un ojo abierto a partir de ahora. - Dijo Trunks riéndose.

- No hables como si no fuera un problema tuyo. - Respondió Bryan sarcásticamente: - Pienso dejarte negociar el rescate. -

- Eres un hijo de puta. - Gruñó Trunks al escucharlo, aunque Bryan notó que realmente no estaba enfadado.

- ¿Y quién es ese rehén? -

- Una mujer. Janet la llamó “esposa”. -

- Vaya, así que confirmamos sus gustos especiales. - Comentó Trunks: - Honestamente pensé que era principalmente un rumor malicioso. -

- Pues si realmente está enamorada más le vale que pague buen dinero por ella. -

- ¿Dónde está? - Preguntó Trunks curioso.

- La tengo dormida con un hechizo, no te preocupes. -

- Entonces ¿No ha visto la ruta de entrada? - Inquirió Trunks preocupado porque la joven pudiese revelar el paradero de la base.

- Recuerda con quién estás hablando. - Respondió Bryan bufando: - ¿Creíste que cometería un error así? -

- Lo siento. - De se disculpó Trunks mientras tomaba un trozo de queso: - Pero ¿cómo acabaste metiéndote con los orcos? ¿Fue por la tormenta? Reconozco que era bastante fuerte. -

- Así es, me sorprendió justo cuando estaba trayendo a esa chica, así que tuve que refugiarme en una cueva. En algún momento se abrió una grieta en el fondo de la caverna y salieron un montón de orcos que intentaron capturarme. -

- Si, esos malditos suelen usar esa trampa. - Comentó Trunks irritado: - Y lo peor es que no hay forma de detectarla realmente. Así de buenos son para los ataques cobardes. -

- Por suerte conseguí despertarme a tiempo justo cuando habían cerrado la entrada. Entonces maté con fuego a todos los que pude y escapé hacia la grieta que abrieron antes de que me rodearan. -

- ¡Bien! ¡El único orco bueno es el que está muerto! - Exclamó alguien.

Todos los mercenarios escuchaban atentamente la historia de Bryan sin hacer ruido. Al principio sonrieron pensando que estaba bromeando cuando habló sobre luchar contra Janet y robarle una rehén, pero cuando vieron que Trunks no lo ponía en duda sus bocas se abrieron de asombro. Ahora estaban pendientes de todo lo que oían, tanto por admiración como por satisfacción, pues no había un mercenario en el Valle del Sol que no tuviese un profundo desprecio por los orcos, sus enemigos mortales.

- Seguí bajando hasta la sala principal, que estaba atestada de orcos. - Continuó Bryan: - Un Gran Orco se encontraba allí con treinta o cuarenta guardias, contemplando a una multitud que se divertía jugando con unos cadáveres, quizá mercaderes desafortunados. El resto venía detrás de mí. -

- ¡Vaya! ¿Cómo saliste de ahí?! - Preguntó Trunks intrigado.

Bryan continuó contando cómo había fingido parlamentar con el Gran Orco mientras preparaba su conjuro de Pantano Ácido y que finalmente se las arregló para desplomar el techo de la caverna, aunque no dio mencionó nada sobre el Zombi Élite de Tierra y tampoco dio muchos detalles sobre sus poderes.

Todos exclamaron asombrados cuando dijo que aprovechó el caos para asesinar al Gran Orco y luego escapar por los túneles hasta llegar al lago. También se estremecieron cuando describió las Sanguijuelas Voraces y rieron por el encuentro con el Viejo Orco.

- Un relato muy bueno. - Dijo Trunks sonriendo: - El mejor que he oído desde hace mucho tiempo. La historia es aún mejor porque puedo confirmar que es cierta, ya que de otro modo no habría tantos orcos rondando fuera de su madriguera en busca de venganza. ¡Hermanos! - Exclamó entonces para que todos lo oyeran: - Sé que es temprano, pero tenemos que tomarnos un vaso de cerveza. Hay por la hazaña de nuestro líder. ¡Dio muerte a un Gran Orco! ¿Quién sabe si esa alimaña no hubiese podido llegar a convertirse en un Caudillo, que luego desatase la Horda sobre nosotros? ¡Con esa muerte, el jefe Bryan ha salvado la vida de muchos hombres, quizá incluso nosotros! ¡Salud! -

- ¡Salud por el jefe Bryan! - Exclamaron los mercenarios que ya estaban corriendo a servirse para brindar. El alcohol, sobre todo el bueno, era un bien muy preciado en el Valle del Sol, así que lo racionaban cuidadosamente y poder tomar un vaso tan temprano era en verdad una rareza.

- ¡Pero tan solo uno! ¡No más! - Advirtió Trunks: - ¡No quiero que se les nuble el pensamiento y cometan algún error estúpido durante el entrenamiento de hoy! -

- ¿Debemos hacer una comida para celebrar? - Preguntó un mercenario.

- Creo que después… - Respondió Trunks mirando a Bryan de reojo y cuando este asintió terminó lo que quería decir: - ¿No han oído que ha sido una noche bastante dura? Tengo que dormir un poco o me pondré de mal humor. Y no quieren que esté de mal humor durante el entrenamiento… ¿Cierto? -

Todos los mercenarios asintieron de inmediato con un brillo de miedo en la mirada.

- Bueno, voy a echar un sueñecito. - Dijo Trunks: - Pero antes pasaré a ver quién ese rehén que has traído, para ver cuánto podemos pedir por él. Mañana enviaremos un mensajero a Janet, cuando la colera se le haya bajado un poco. -

- Es ella. -

- ¿Qué? -

- Te dije que era una mujer. -

- Ah, es cierto… su “esposa”. - Dijo Trunks parpadeando un poco por el cansancio, pero luego sonrió burlón: - ¿Ahora secuestras jovencitas, Bryan? ¿Qué dirían la señorita Phoebe y la Dama Emily si lo supieran? -

- ¿Qué tan profundo crees que tenga que patearte en el culo para que el sudor de mis medias te calme la sed? - Preguntó Bryan con una sonrisa inocente.

- Eso fue ingenioso. - Reconoció Trunks riendo y entonces se levantó para ver “la” rehén.

- Hola señor Bryan. - Dijo entonces una voz conocida a sus espaldas.

Y cuando Bryan se volvió se encontró con la sorpresa de que Odiseo estaba saludándolo y detrás suyo se encontraba Gordon.

- ¡Amigos! - Exclamó Bryan sorprendido: - ¿Cómo fue que no los vi? -

- Éramos parte de la escolta de Trunks. - Respondió Gordon alegremente: - Había rumores de que el vendedor sordomudo podía ser en realidad una agente de False Segador y el Cazador nos llevó para tener una buena fuerza de choque. ¿Cómo te ha ido? -

- ¡Excelente ahora que los veo! ¿Nía, Afrodita y Eneas están con ustedes? - Preguntó Bryan dándoles un fuerte apretón de manos.

- Se quedaron el asentamiento del Valle del Sol, pero deberían estar de regreso muy pronto… - Comenzó a explicar Odiseo.

Pero en ese momento un alarido desgarrador resonó en toda la base de los Cancerberos, silenciando todos los demás sonidos.

- ¡Anita! -

Todos eran profesionales, así que corrieren en silencio hacia el lugar donde se escuchó el grito, mientras desenvainaban sus armas para responder ante cualquier peligro. Bryan llegó primero y descubrió con asombro que Trunks, el mismísimo Cazador de Monstruos, estaba llorando mientras gritaba con una voz en la que combatían la furia, la incredulidad y el dolor.

En sus manos estaba la joven que había traído consigo. Bryan no la sacó del capullo de telas por temor a que Gilberto intentase hacer alguna de las suyas, pero ahora Trunks estaba luchando para soltarla mientras le pedía que despertase, como si se tratase de su propia hija. El problema era que estaba tan alterado, que no alcanzaba controlar sus movimientos y por eso no conseguía desatar los nudos.

Bryan estaba estupefacto. Jamás se imaginó que alguien como Trunks pudiese perder la compostura de esa manera y por eso se demoró un poco en procesarlo, pero luego usó su memoria eidética para recordar todo lo que había visto u oído del Cazador de Monstruos, tratando así de entender lo que sucedía. Entonces vino a su mente la historia de la infancia de Trunks, cuando vivía con el capitán original de Falce Segador, quien lo crio como un padre antes de que fuese asesinado a traición. Y ese hombre tenía una hija que originalmente era prometida de Sorin, una jovencita que había desaparecido y a quien Trunks consideraba como una hermana menor…

Pero ¿cómo podría ser ella? Eso no tiene ningún sentido… Aunque nunca supieron su paradero realmente, simplemente desapareció… ¿Cómo podría haber acabado en manos de Janet?

Para entonces una gran cantidad de mercenarios estaban rodeando a Trunks y lo miraban nerviosos porque eran incapaces de entender lo que sucedía. Pero algunos de ellos habían estado junto con él en Falce Segador y finalmente se dieron cuenta.

Uno de ellos era Grant, el hombre musculoso que portaba el hacha de guerra, quien comenzó a hablar despacio y con cuidado: - Capitán, esta joven no es la pequeña Anita. Ni siquiera se parece a ella. -

- ¡Definitivamente es ella! ¡Tiene que serlo! - Respondió Trunks sin mirar a nadie más que a la joven en sus brazos.

- Pero… -

- ¡El lunar en su oreja izquierda es inconfundible! ¡Además está llevando el brazalete que le hice cuando éramos niños! ¡Tiene que ser ella! - Exclamó Trunks sollozando con desesperación: - ¡Anita! ¡Pequeña! ¡¿Por qué no se despierta?! -

Al escuchar esto Grant y los mercenarios que Trunks trajo consigo abrieron los ojos con sorpresa y volvieron a examinar a la joven. Entonces algunos gritaron mientras que otros se acercaron a toda prisa para ayudar a desatar a la joven, mientras lanzaban exclamaciones de agradecimiento a los dioses.

Supongo que eso confirma su identidad.” Se dijo Bryan y suspiró mientras se adelantaba al mismo tiempo que decía: - ¡Déjenme despertarla! -

Entonces se arrodilló junto a Trunks y puso su mano derecha sobre la espalda de la joven. Poco después su Magia Demoniaca se deshizo, liberando las ataduras que le había puesto.

La jovencita abrió los ojos lentamente, mientras sus mejillas recuperaban el color. Entonces miró directamente el rostro de Trunks con una expresión perpleja, mientras que su cuerpo comenzaba temblar. Acto seguido, sus labios se abrieron y soltó un estridente chillido de pánico, al mismo tiempo que se ponía a dar golpes al Cazador de Monstruos con todas las fuerzas que podía reunir.

- ¡Suéltame maldito! - Grito la joven enloquecida: - ¡Cuando Janet se entere te matará! ¡Suéltame ahora mismo! ¡Suéltame! -

Afortunadamente la joven no parecía haber practicado magia ni poseía Aura de Batalla, porque en ese momento Trunks estaba bastante afectado por lo que sucedía y no hubiese podido defenderse. Pero las patadas y puñetazos aterrizaron sobre él sin causarle menor daño y simplemente dijo sorprendido: - ¡Anita, soy yo! ¡Trunks! ¿no me reconoces? -

- ¿Quién es Anita? - Preguntó la joven mirándolo confundida por un segundo, pero luego gritó enojada: - Mi nombre es Beatriz, so tonto. ¡¿Dónde está Janet?! ¡Por favor alejen a este loco de mí! -

La joven consiguió alejarse y miró a su alrededor seguramente buscando a la Mujer Bandida, pero sólo encontró rostros desconocidos, lo que aumentó su confusión. Entonces reconoció a Bryan entre la multitud que la rodeaba y lo miró furiosa: - Maldito ladrón secuestrador. ¡¿Quién eres tú?! ¡¿Por qué me trajiste aquí?! ¡Te arrepentirás de esto! -

Bryan continuó mirando a la joven con el ceño fruncido, pero no le importaban sus amenazas, sino que estaba examinando sus reacciones con sus sentidos sobrehumanos, como por ejemplo la dilatación de sus ojos, el ritmo de su respiración o los latidos de su corazón. De ese modo podía darse cuenta de que ella no está mintiendo y realmente no reconocía Trunks ni el nombre de Anita.

- Trunks… ¿estás seguro de que no te has equivocado de persona? - Preguntó finalmente con cuidado, tratando de no incrementar la desazón en el corazón de su amigo, que claramente estaba bastante alterado y quizá se había confundido.

Pero Trunks negó enfáticamente y luego se forzó a tranquilizarse para luego responder con un tono más sereno: - Yo mismo tallé la pulsera que tiene en su muñeca y además tiene el lunar negro en la base de su oreja, que era su rasgo más característico. Es cierto que se ve diferente, pero ha pasado mucho tiempo y tiene sentido que haya cambiado. Sin embargo, cuanto más la examino más puedo reconocer otros detalles que solamente ella tenía… ¡Tiene que ser Anita! Pero no entiendo por qué no me reconoce. -

- Entonces es Anita. - Respondió Bryan categóricamente: - No dudes de tus instintos y tu experiencia amigo, porque el Cazador de Monstruos no puede ser alguien a quien se engañe fácilmente. Si puedes reconocer y acechar a una presa específica en el Bosque Oscuro, entonces no hay forma de que no puedas reconocer a una persona de tu pasado que era como tu familia.

Quizá ahora se vea diferente, pero hay muchas formas de que eso haya sucedido. En cuanto a por qué no te reconoce: Puede deberse a algún tipo de poción o hechizo mágico que afectase sus recuerdos. También podría haber sufrido algún evento tan doloroso, que la hiciese suprimir sus recuerdos de forma inconsciente para proteger su mente. O incluso algún otro factor que yo desconozca. -

El rostro de Trunks se iluminó por el alivio debido a las palabras de Bryan, que no solamente le ofrecían algún tipo de explicación a lo que sucedía, sino que también demostraban una absoluta confianza en su juicio por parte de su amigo. Y es que cuando la joven comenzó a golpearlo de ese modo incluso él comenzó a dudar de sí mismo.

- ¡Tiene que ser eso! Necesitamos averiguar qué le sucedió y en dónde estuvo todo este tiempo. ¿Dónde fue que la encontraste? -

- Estaba en un campamento provisional de la Pandilla de Janet, pero no la tenían como prisionera. - Respondió Bryan: - Tendremos que interrogarla si queremos respuestas. -

- ¡Dejen de ignorarme, par de idiotas, y suéltenme inmediatamente! ¡Juro que Janet los despellejará vivos si no lo hacen! - Exclamó la joven furiosa y armando un gran alboroto. Muchos de los mercenarios que la rodeaban la miraban consternados, pues en su juventud era una niña bastante dulce, pero ahora parecía una auténtica fierecilla.

- Anita. ¿Recuerdas dónde conseguirte esta pulsera? - Le preguntó Trunks sonriéndole tiernamente y con voz temblorosa, ignorando completamente sus insultos.

Tal vez la joven sintió el gran cariño que Trunks le tenía o quizá comenzó a darse cuenta de que exigir las cosas violentamente tenía poco efecto en su situación actual, porque dejó de gritar y habló con un tono más suave y casi suplicante: - No sé cuándo me la dieron, pero es mi pulsera. ¡Es mía! Tienes que tener a la persona equivocada. Por favor, déjame ir. Prometo que le pediré a Janet que no los persiga. ¡Por favor! -

- ¿Recuerdas tu infancia o algo de tu juventud? ¿Qué tal el nombre de tu padre? - Intentó preguntar Trunks moderando lo más posible su tono para que no reflejase su ansiedad.

Por un instante la joven abrió los ojos pasmada como si le hubiesen dado una bofetada, pero luego se agarró la cabeza y cerró los ojos mientras se ponía a gritar: - ¡Cállate! ¡No recuerdo! ¡No recuerdo nada! ¡Y no quiero recordar! ¡Déjeme ir! ¡Déjenme ir! ¡Déjenme ir! -

Llegado a este punto ni siquiera los mercenarios que no habían sido miembros de Falce Segador en el pasado tenían dudas de lo que sucedía: La joven era efectivamente Anita y había perdido la memoria por un evento bastante traumático. Lo peor era que todos sabían el tipo de horrores que podía sufrir una jovencita que había perdido a toda su familia, sobre todo cuando estaba completamente desprotegida y a merced de las personas malvadas que pululaban en el Valle del Sol. Nadie atrevió a decirlo, pero cualquiera podía imaginarlo.

- Grant, toma el mando mientras no estoy. - Dijo Trunks levantándose con una expresión lívida y todos podían sentir la furia en cada una de sus palabras: - El resto vendrá conmigo ahora mismo. Atacaremos a la Pandilla de Janet y haré que me diga todo lo que sabe… ¡O la torturaré hasta que lo grite! -

- ¡Trunks, no estás en condición…! - Le advirtió Bryan.

- ¡No te atrevas a detenerme! - Dijo Trunks con un tono peligroso.

- ¡No quiero detenerte, quiero ayudarte! - Lo cortó Bryan y comenzó a hablar antes de que pudiese responder: - Estás alterado y agotado. Yo he peleado con Janet y la derroté, así que sé muy bien de lo que es capaz. Lo haremos hoy mismo, pero esperaremos la oscuridad de la noche antes de atacar. ¡Mientras tanto enviaremos exploradores para encontrar la ubicación de Janet! Una vez que sepamos en donde está, tú y yo iremos junto con un grupo reducido para movernos rápido y emboscarla. -

Trunks quería objetar, pero Bryan puso una mano sobre su hombro y le dijo con un tono muy calmado: - Te prometo que usaré todas mis habilidades para ayudarte con esto, amigo. Por favor confía en mí esta vez. Juro que esta misma noche podrás interrogar a Janet, así que intenta descansar lo más posible para que no fallemos al momento de capturarla. -

Finalmente, Trunks suspiró y asintió con gran esfuerzo mientras se levantaba: - Tienes razón. Voy a preparar mis armas. - Después se volvió para mirar la joven con una expresión de dolor, mientras luchaba por hablarle con ternura: - Quédate tranquila, Anita. Aquí todos van a cuidarte como antes. -

- ¡No soy esa Anita! ¡Por favor déjame ir! - Dijo llorando la joven cuando vio que Trunks estaba a punto de irse.

Cuando vio sus lágrimas, la expresión de Trunks se desencajó por el dolor y se marchó rápidamente, aunque antes se detuvo un segundo para susurrar a Bryan: - ¡Esta misma noche! -

- Tienes mi palabra. - Respondió Bryan.

*****

Varios grupos de exploradores partieron inmediatamente a enterarse de las noticas y los caballos que acababan de llegar tuvieron un primer día bastante ajetreado, pues no era tarea fácil ir al galope por los tortuosos caminos de la cordillera.

Mientras tanto el resto del grupo de Odiseo regresó y se reunieron con Bryan a quien saludaron muy efusivamente, aunque luego se sorprendieron al enterarse de lo que había sucedido con la joven Anita. Sin embargo, no es que pudiesen hacer nada al respecto así que se quedaron conversando con Bryan mientras que este descansaba esperando el atardecer.

Así fue como supo que sus amigos habían regresado un día después de que él se marchase para aceptar su propuesta de unirse a los Cancerberos, pero no lo encontraron, y tuvieron una serie de aventuras menores mientras buscaban a Trunks para formalizar su membresía. Desde entonces habían funcionado como una unidad de élite y conseguido muchos triunfos, gracias a los cuales Odiseo y Gordon habían obtenido armas enanas de gran calidad.

Por fin los exploradores regresaron y fueron recibidos por todos los mercenarios que esperaban ansiosamente. Trunks apareció sin que nadie lo llamase para escuchar los informes y fue obvio por sus ojeras que no había podido dormir nada, aunque nadie lo señaló o hizo un comentario al respecto. Entonces Bryan se sentó en la posición principal y dio permiso para comenzar la reunión.

- Desde hace días había rumores, pero hoy día se confirmaron. - Explicó uno de los exploradores: - Han descubierto una mina de plata en una cueva del sector meridional e incluso hay rumores de que encontraron un veta de Mithril en el interior. -

- ¡Mithril! -

- ¡Plata Legendaria! -

- ¡Vale casi tanto como el Oricalco! -

Por todos lados se escuchaban exclamaciones semejantes. Bryan sabía que el Mithril era un metal que se parecía bastante a la plata, pero jamás se oxidaba ni ennegrecía, y por eso era considerado mucho más valioso que el oro. Además, poseía una dureza mayor que la del platino, aunque no podía absorber tantas propiedades mágicas como el Oricalco, pero en su lugar soportaba mejor los ataques porque tenía una asombrosa capacidad para amortiguar todo tipo de golpes sin romperse.

- Las fuerzas principales del Valle del Sol comenzaron la reciente guerra precisamente para controlar esta mina, porque quien la tenga tendrá la ventaja en armamento a largo plazo. Naturalmente la Banda de Drakar ya consiguió asegurar el terreno elevado por encima de la mina, así que si alguien quiere asaltar su posición tendrá que pagar un alto precio. -

- ¿Dónde está Dalibor en este momento? - Preguntó Bryan

 - La mina es tan importante que ha dejado su fortaleza en la Gran Caverna para mudarse temporalmente a su campamento fortificado. -

- Un movimiento audaz. - Comentó Trunks: - Pero imprudente. Aunque tenga la ventaja del terreno esta no es tan absoluta en esa parte de la cordillera. Podrían rodearlo en cualquier momento y entonces tendrá muchos problemas para abastecerse si está demasiado lejos del asentamiento en el Valle del Sol.  -

- Eso es precisamente lo que ha sucedido. - Respondió otro de los exploradores: - El resto de fuerzas se dieron cuenta de que asaltar la mina era muy peligroso, pero en lugar de eso han tomado posiciones en los montes de los alrededores para bloquear sus suministros, aunque a pesar de todo hay rumores de que van a atacar esta noche. -

- Tiene sentido. - Comentó Bryan: - Lo ideal sería esperar a que se murieran de hambre, pero si pasa mucho tiempo la Banda de Drakar podrá extraer todo el Mithril, que no debe ser mucho. Y entonces podrían escapar forzando su salida. -

Las palabras de Bryan tenían mucho sentido. Si en las montañas del Valle del Sol hubiese realmente suficiente Mithril como para sostener una actividad minera prolongada, el Imperio Itálico habría utilizado todo su poder militar para asegurar el asentamiento, incluso si para eso tenía que sacrificar varios ejércitos.

Y con el Manto Oscuro aquí, era imposible que se descubriese una auténtica veta sin que el emperador se enterase. Así de valiosos eran los metales legendarios.

Por lo tanto, la cantidad de Mithril en esa mina no debía ser demasiada. Pero para la escala de las fuerzas en el Valle del Sol como la Banda de Drakar, que solamente contaba con unos cuantos miles de hombres, incluso un poco de ese metal podría significar una ventaja militar absoluta… ¡No era conveniente que ninguno de ellos se lo quedase!

- Entiendo lo de la mina… ¿Pero hay noticias sobre la Pandilla de Janet? - Preguntó Trunks con un dejo de impaciencia.

- No los encontramos donde acostumbran estar. - Respondió el explorador: - De hecho, es lo mismo con los Malditos de Gustav y otras fuerzas pequeñas… ¡Todos están desaparecidos! -

- ¡…! -

Los mercenarios se quedaron sin palabras, excepto Bryan y Trunks que se miraron un momento e intercambiaron una mirada de entendimiento.

- No es necesario buscarlos. Es obvio en dónde están. - Dijo Bryan finalmente: - Ellos saben que los poderes principales van a enfrentarse esta noche y seguramente están esperando para ver si pueden aprovechar la confusión para obtener beneficios. Incluso podrían apoderarse del Mithril si intentan sacarlo de modo descuidado. Este asunto es demasiado importante e incluso aunque quisieran no podrían ignorarlo. -

- Pienso lo mismo. - Coincidió Trunks: - Estarán pensando en preparar una emboscada, pero no confían uno en el otro, así que cada pequeña fuerza intentará pescar por separado y confiar en su suerte. -

- Lo cual significa que tendrán toda su atención bien puesta en la pelea de los cuatro poderes y no esperarán que alguien “embosque a los emboscadores”. - Comentó Bryan riendo malignamente: - Los dioses están de tu lado Trunks. Justo necesitamos capturar a Janet y el destino ha querido presentarnos la mejor oportunidad. -

- Me aseguraré de visitar los templos para agradecer cuando todo haya terminado. - Respondió Trunks sin inmutarse, pues estaba demasiado concentrado en el objetivo que tenía por delante: - ¿A cuántos deberíamos movilizar? -

- Iremos en dos grupos. - Respondió Bryan: - El primero será una fuerza de choque que dirigiremos tú y yo. Treinta miembros como máximo para poder movernos con mayor facilidad, completamente armados. La segunda fuerza la comandarán Grant y Odiseo, con cien hombres, que esperarán a distancia y solamente se acercarán cuando nosotros los llamemos. En caso de que algo salga mal, se retirarán inmediatamente sin esperarnos. -

- ¿No son treinta hombres muy pocos para una fuerza de choque? - Preguntó Grant dudando: - Estarán en gran inferioridad numérica. -

 - Soy un Necromante. - Respondió Bryan antes de que nadie pudiese decir algo más: - Yo jamás estoy realmente en inferioridad numérica. -

Necromante comandante

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, es 21 de septiembre del 2022.

Estoy un poco atrasado así que comentaré directamente los cambios. En general todo el capítulo está prácticamente cambiado, aunque algunas líneas generales se mantienen, por eso podría hablar mucho de todos los detalle, pero esta vez solo mencionaré los más importantes. En el original Bryan llega a la base y tiene un combate a puños con los mercenarios, pero me parecía que no tenía mucho sentido después de su combate con Janet y los Orcos porque debería estar agotado. Lo modifiqué con muchos diálogos y descripciones más acertadas del lugar.

Además, la narración en el original es demasiado sencilla y las conversaciones e interacciones entre los mercenarios son demasiado amicales. Yo quería darle a todo un tono más serio y por eso hice que Trunks no estuviese desde el principio y todos se prepararan para un posible ataque. Además, inventé toda la historia del elevador y los caballos, pero conservé el detalle de que la entrada estuviese cerca de un barranco con neblina, aunque con modificaciones, claro está. También se añadieron todas las menciones a los orcos, que en el original no están ahí.

El discurso que da Bryan es inventado, en el original la gente todavía no sabe que él es el líder, pero teniendo en cuenta que luego se pone a dar órdenes y que Gilberto lo llama “maestro” sin miramientos, eso no tiene mucho sentido. Digo, se supone que los mercenarios son por lo menos un poco astutos.

Quería darle un énfasis muy intenso al encuentro de Trunks con Anita, pero sin hacerlo demasiado dramático. Creo que creó un excelente contraste en la narración.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció el capítulo? ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Te gustaron las descripciones de la base de los Cancerberos? ¿Qué te pareció toda la reacción de Bryan y Trunks?

Como siempre quiero agradecer a Gabriel Morffes y a Jaime Beltrán por ayudarme con la revisión final. Lamento no haber encontrado mejores imágenes, pero era bastante difícil. Por favor, si es posible, ayúdenme con donaciones en mi cuenta Patreon o compartiendo esta historia con más lectores, para hacerme más conocido.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!