264 Enemigo Pisoteado

La ventaja de montar al Guiverno era la velocidad con la que se movía y su posición elevada con la que podía observar el campo de batalla, la desventaja era que su movimiento serpenteante e irregular en tierra era complicado de controlar, casi como tener que navegar con una balsa en plena tierra firme. No es que tuviese que soportar esto constantemente, porque generalmente el Guiverno volaba, pero ahora que tenía un ala herida no tenía otra opción más que acostumbrarse y de todos modos tenía muchas ventajas dada su necesidad actual de rastrear a una presa tan escurridiza.

Bryan era como el inconstante reflejo de la luna sobre el agua en movimiento, que aparece y desaparece sin patrón alguno que uno pueda reconocer o predecir. Tan pronto como lo veía corriendo en algún lugar, Adam Menlo espoleaba en su bestia en su dirección con la intención de atacarlo directamente y sin perder tiempo, pero este lo veía venir y entonces escapaba, desapareciendo en medio de los escombros rocosos, las multitudes de hombres que luchaban contra los No Muertos y otros despojos del combate.

En un principio el Archimago Dolón no ayudó demasiado, pues no estaba acostumbrado a montar una bestia, doméstica o de otra índole. Sin embargo, cuando finalmente recuperó su temple, comenzó a arrojar conjuros de relámpagos y centellas letales que iluminaban el entorno de un modo tan asombroso como terrible, llenando de temor los corazones de los hombres, casi tanto como temían a los No Muertos que los atacaban. En verdad, era terrible. Tanto que incluso los más aguerridos entre los mercenarios, quienes hasta ese momento querían atrapar a Bryan tanto como sus líderes, perdieron toda voluntad de acercarse y lo que es peor comenzaron a evitarlo.

Y es que Bryan, con esa astucia despiadada que lo caracterizaba, pareció darse cuenta muy rápidamente de las posibilidades que implicaba esta persecución y comenzó a correr hacia los grupos de mercenarios que por azar del destino estuviesen menos presionados por los Muertos Vivientes, de modo que fuesen alcanzados por los relámpagos letales.

- ¡Maldita sea! - Rugió Adam Menlo enfadado, pues el Archimago Dolón era despiadado por naturaleza y no le importaban los daños colaterales: - ¡Si matas a algunos de mis hombres te arrancaré el corazón y ofreceré tu sangre sobre sus tumbas! -

- ¡Bryan debe morir! - Replicó Dolón apretando su brazo de reemplazo, el cual siempre le dolía desde que se lo amputaron: - ¡¿Acaso no debemos hacer todo para acabar con él?! -

- ¡Te lo repito, si matas a los míos acabaré contigo inmediatamente después de matar ese maldito nigromante! -

Adam Menlo estaba extremadamente frustrado, pues todo parecía estar saliéndole mal esa noche que desde entonces sería maldita en su memoria. Y para empeorar las cosas su Guiverno se estaba comportando de un modo muy extraño, pues generalmente era mucho mejor que su jinete para encontrar a sus enemigos, pero esta noche era como si estuviese confundido, pues él tenía que dirigirlo constantemente cada vez que veía a Bryan.

Nuevamente distinguió su figura moviéndose entre los mercenarios que luchaban en un extremo del territorio, los cuales estaban tan presionados por su lucha contra los No Muertos que no lo habían reconocido. Por la oscuridad de la noche Adam Menlo no estaba seguro de si eran sus hombres o los de otra facción, pero no quiso arriesgarse y decidió avanzar de inmediato antes de que Dolón atacase con sus conjuros letales.

La bestia se abrió paso rápidamente y Adam Menlo se acercó con su lanza preparada como si fuese un arpón e intentó atravesar su cabeza, pero Bryan sonriendo retrocedió rápidamente, consiguiendo ponerse detrás de algunos hombres, así que el jinete de Guiverno tuvo que desviar su ataque, así como la dirección en que se movía su bestia para no arrollarlos.

El Guiverno avanzaba como una serpiente y no era fácil que se detuviese. Así que cuando Adam Menlo finalmente consiguió que diese media vuelta, Bryan había vuelto a desaparecer.

- ¡Maldita sea, electrificaré todo el suelo y así no podrá escapar! - Gritó Dolón enfadado.

- ¡Y en el proceso nos harás daño a nosotros! - Objetó Adam Menlo: - ¡¿Quieres callarte y dejarme pensar en una solución?! -

- ¡¿En qué solución puedes pensar?! ¡Ustedes los caballeros solo saben cargar hacia adelante con sus armas y no sirven para el trabajo intelectual! -

- ¿En serio? Pues yo ya he escrito al menos dos libros, así como todos en mi familia. ¿Qué hay de ti? ¿Cuántos manuscritos puedes escribir con esa mano falsa? -

- ¡Eres un maldito! -

- Y tú estás a centímetros de mi lanza, metafórica y figurativamente hablando. - Respondió Adam Menlo con crueldad: - ¡Ahora cállate para que pueda pensar! -

Dolón masculló algo, pero finalmente eligió guardar silencio. Adam Menlo detuvo a su bestia para poder pensar y examinó el entorno. Con el tiempo le pareció distinguir la figura de Bryan, corriendo entre los grupos de mercenarios más adelante, pero esta vez eligió no perseguirlo, sino que lo observó. Sus movimientos eran rápidos, pero no tanto como para explicar cómo era posible que siempre escapase y reapareciese de ese modo. Además, no pretendía ocultarse, sino que más bien estaba dejando ver su rostro con claridad.

Es extraño, en teoría ese necromante está moviéndose por el campo de batalla para no ser encontrado, pero podría haberse ocultado más fácilmente llevando un casco o una capucha. ¿Por qué se expone de ese modo?

- Oye, Archimago. ¿No son las magias de Clase Dominio muy difíciles de ejecutar? ¿Explícame cómo es posible que ese necromante pueda mantenerla mientras corre por el campo de batalla? -

- Los Dominios varían mucho dependiendo del tipo de magia y nadie ha visto a un necromante capaz de hacer uno en mucho tiempo, así que no conozco los detalles de cómo funciona su poder. - Respondió Dolón: - Por ejemplo, el Dominio del Maestro Costel lo emite su propio cuerpo y puede moverse sin dificultad. Quizá el de esa sanguijuela funciona de un modo parecido. Pero si sé que debería desaparecer si le hacemos algo de daño. -

Adam Menlo comenzó a pensar, observando el entorno con cuidado, tratando de encontrar cualquier ventaja inesperada que pudiese aprovechar… y entonces la vio.

- Ya sé lo que haré. - Dijo Adam Menlo. - Archimago, quiero que ataques sin intentar darle al necromante. ¿Entendiste? Intenta deslumbrarlo con tus rayos, pero que no se acerquen demasiado. -

- ¿Te has vuelto loco? -

 - Sólo hazme caso, imbécil. -

Adam Menlo espoleó a su bestia y el Guiverno comenzó a serpentear hacia Bryan con movimientos mucho más pausados, pero que de algún modo parecían más amenazantes, como los de una cobra que se alza para atacar.

En semejantes circunstancias era imposible que Bryan no lo viese venir y de hecho lo hizo, pero debió pensar que tenía suficiente rango, porque comenzó a retroceder de forma provocativa, sin esforzarse demasiado por retroceder, tratando de atraerlos hacia donde había más mercenarios para incrementar los daños colaterales. Los conjuros de Dolón se hicieron cada vez más erráticos, así que Bryan apenas tenía que moverse para evitarlos.

Así Bryan fue retrocediendo, atrayendo al Guiverno hacia un grupo de mercenarios donde esperaba continuar con su estrategia de usar los ataques de sus enemigos para aumentar el número de muertos.

*****

Desde que era joven descubrió a pesar suyo que apenas tenía talento para las ilusiones, pero podía mantenerlas durante unos segundos y engañar a muchos profesionales. Aun así, con esta se esmeró mucho porque sabía que su objetivo era extremadamente complicado y no podía guardarse nada. Así pues, en un solo movimiento consumió casi todo el poder mágico que podía utilizar en un día e incluso se inoculó a sí misma una toxina paralizante para detener su propio corazón.

Con irritación contuvo las ganas de llevar sus manos a la cabeza para acomodarse la peluca. Miriel tenía una colección de cabelleras postizas, lo mejor que podía comprarse con simple dinero y se había vuelto una experta en cuidarlas, peinarlas, ponérselas y fijarlas con la firmeza suficiente para los rigores de su oficio y en muy poco tiempo. Había algo reconfortante en el tirón sobre su cuero cabelludo de una coleta firme, a veces tan estirada bajo la peluca que le daba dolor de cabeza.

En su juventud paso casi un año trabajando en un burdel para aprender los secretos del sexo y cómo utilizarlo para matar. Estando en el local le habían presentado a una cortesana con algo de talento que se ofreció a enseñarle a cambiar el color o el peinado mediante magia, pero eso a Miriel no le interesaba. Quizá compartiera su cuerpo, quizá el imbécil de Sorin pudiera tomarla a su antojo, pero su pelo era suyo y tenía un valor incalculable para ella. Ni siquiera le gustaba que los hombres le tocaran las pelucas, aunque eso podía tolerarlo. Cuando se prostituía, llevaba peluca por el ligero margen de disfraz que le proporcionaba: las pelirrojas encendidas no abundaban en Itálica. Cuando trabajaba de asesina, llevaba el pelo recogido en una cola de caballo apretada. Era práctica, controlada y eficaz, igual que ella. El único momento en que se soltaba el pelo era en los escasos minutos antes de acostarse, y aun así solo cuando estaba sola y a salvo.

Ahora, por culpa de la humedad del suelo la peluca se le había movido y eso le fastidiaba, quería corregirlo, así como su postura, pues uno de sus pechos estaba siendo presionado contra las piedras, pero si se movía ahora mismo arruinaría la ilusión.

Desde que era pequeña, follar era algo que Miriel observaba, algo que los hombres le hacían a ella. Poco a poco esa impotencia se había convertido en su poder. Los hombres eran esclavos de su carne. El cuerpo de Miriel era una simple moneda, con la ventaja de que podía gastarla una y otra vez. Por eso, aunque sabía fingir, nunca sentía nada cuando estaba con un hombre sin importar lo que sintiese por ellos y se había vuelto completamente insensible al placer.

Lo único que le daba propósito era el Templo de Idramón. Su misión era conquistar el corazón de Sorin para poder controlarlo y que se convirtiese en una excelente herramienta. Por supuesto, cuando llegase el momento probablemente tendría que matarlo.

Y ese era el tipo de misiones que mejor se le daban. Lo había hecho muchas veces e incluso llegó a sentir algo de cariño y hasta amor por sus maridos, pero llegado el momento detuvo sus corazones con calculada eficiencia. Incluso asesinó personalmente a algunos de sus hijos que cometieron la imprudencia de interponerse en el camino de su deidad. El tiempo finalmente hizo que se olvidara también de ellos.

Con su larga experiencia, Miriel había aprendido cómo leer a los hombres y le bastaba una mirada para entenderlos. Pero cuando sus ojos se posaron por primera vez en Bryan… sintió un escalofrío espantoso.

Su primer encuentro no fue en la puerta del Valle del Sol sino mucho antes. Miriel siempre seguía Sorin incluso cuando él no se lo pedía, pero no dejaba que se diera cuenta para que el estúpido sintiese que estaba a cargo. Así fue como Miriel vio a Bryan a través de la ventana de la habitación la primera vez que se encontró con el Archimago y lo que sintió era que se trataba de una criatura peligrosa e incluso sospechó que en realidad era un Dragón que había asumido un disfraz humano. En ese momento trató de hacer todo lo posible para que Sorin no lo hiciese su enemigo, pero esa era una batalla perdida desde el principio.

La segunda vez aprovechó para examinarlo mejor y se dio cuenta de que sus sospechas eran ciertas: Cada movimiento suyo parecía ser improvisado, pero en realidad estaba calculando perfectamente su postura para luchar a muerte y si Sorin lo hubiese atacado en el patio de comidas, seguramente habría corrido mucha sangre.

Y esta no necesariamente sería la de Bryan.

Por eso en ese momento Miriel tomó la decisión de asesinar a Bryan constase lo que costase por el Bien Mayor y la gloria del Templo de Idramón. Así que espero su oportunidad y quizá habría podido matarlo de no haber tenido que revelarse para salvar la vida del inútil de Sorin cuando este estaba a punto de ser asesinado en la entrada del Valle del Sol.

Sus próximos intentos no fueron más sencillos porque su patrón Costel era increíblemente prodigioso para muchas cosas, pero pecaba de ser excesivamente moralista y honorable. Por eso en lugar de pedir un permiso para asesinar que sabía le sería negado, azuzó a Sorin para atacar la Tienda Maldita de Bryan e incluso lo convención de enviar a Marcus, el Gran Maestro de Espadas.

Cuando esto fracasó, intentó un segundo asesinato. Esta vez fue ella misma sin pedir permiso e incluso se llevó a Dolón porque su naturaleza despiadada hacía que fuese el chivo expiatorio perfecto: Una vez que Bryan muriese, Miriel le diría a Costel que fue culpa del Archimago. Pero este plan se fue por el desagüe cuando Bryan de algún modo consiguió detectarlos.

Lamentablemente su tercer encuentro ocurrió cuando Costel estaba a su lado así que no pudo usar todos los trucos que conocía para matarlo, pero en verdad pensó que podría terminarlo río abajo y se ofreció a continuar la búsqueda con el objetivo de “capturarlo” aunque lo que realmente pensaba hacer era destriparlo con mucho cuidado.

Sin embargo, nunca llegó a encontrar el cuerpo.

Pero esta vez no pensaba fallar. Incluso había embadurnado sus armas con catorce venenos diferentes, uno de los cuales se extraía de un pez solamente existían en un océano interior bastante lejano. Tres gotas de este veneno extremadamente letal le habían costado lo mismo que un castillo pequeño, pero todo valdría la pena si conseguía lo que se proponía esa noche. Por eso mismo había permitido que Adam Menlo la viese solo por un segundo y el astuto mercenario entendió lo que se proponía.

Bryan se movía en retroceso, tratando de atraer a Adam Menlo hacia un grupo de mercenarios, pero no se daba cuenta de que una de las rocas hacia las que se dirigía era en verdad una ilusión. Pero Miriel sabía que este necromante tenía algo parecido a la precognición, porque podía ver enemigos desde muy lejos. Así que se esforzó a quedarse quieta, aguantando la respiración y paralizando su sistema, hasta que finalmente llegó el momento.

El temblor en el suelo le reveló que Bryan estaba finalmente a tres metros suyo y a esa distancia no podría fallar incluso si él sabía que estaba ahí. El cuerpo de Miriel, refinado en el arte del asesinato durante siglos se movió tal cual esperaba y recuperó toda su vitalidad en menos de dos segundos, con el tercero la ilusión desapareció porque la asesina elfina se alzó como una mantis religiosa con dos espadas cortas envenenadas y el físico reforzado con magia antigua.

Bryan reaccionó como si tuviese ojos en la espalda y rápidamente se movió para escapar. Pero Adam Menlo espoleó a su Guiverno en ese mismo momento mientras apuntaba con su lanza y llegó junto al necromante en menos de un parpadeo, con su lanza preparada.

Tres armas afiladas conectaron al mismo tiempo en direcciones diferentes y atravesaron limpiamente el cuerpo de Bryan… pero este no sangró. De hecho, cuando las puntas penetraron solamente provocaron que un misterioso resplandor pálido brotase, pero no hubo la sensación de estar golpeando algo.

Todas las partes se miraron sorprendidas, sin entender lo que sucedía. Pero la sorpresa no detendría la realidad… ni tampoco el MOMENTUM. Porque el Guiverno estaba serpenteando a toda velocidad y no iba a detenerse únicamente porque su amo no entendiese lo que pasaba. Así fue como la lanza de Adam Menlo atravesó la silueta de Bryan sin encontrar ninguna resistencia y habría matado a Miriel de no ser porque los instintos de la elfina se activaron para motivarla a esquivar. Pero aun así acabó con el hombro izquierdo atravesado. Y para empeorar aún más las cosas, un conjuro que Dolón estaba preparando se activó antes de que el Archimago pudiese entender lo que estaba sucediendo y como no encontró a su objetivo terminó lastimando al Guiverno, que se sacudió mandando a Adam Menlo junto con el propio Dolón a volar.

Miriel fue la primera en recuperar el sentido y rápidamente se bebió una poción mágica que siempre llevaba atada a uno de sus antebrazos en un vial resistente. Su función era eliminar la sensación de dolor temporalmente y cerrar las heridas bastante rápido, pero era bastante cara y muy difícil de encontrar, así que solamente llevaba una de ellas como seguro de vida. Aun así, no podía eliminar del todo el entumecimiento de su brazo y la lesión regresaría si lo usaba descuidadamente.

Pese a saber esto, la elfina entendía que su vida podía depender de que se levantase rápidamente, así que se obligó a levantarse mientras aferraba sus armas envenenadas, lista para entrar en combate.

Lo que vio la dejó temporalmente consternada.

Bryan la estaba mirando fijamente y sonriendo con crueldad, pero no era uno… ¡Sino cuatro de ellos!

- ¡¿Pero que mierda es esto?! - Exclamó Adam Menlo caminando con dificultad para llegar junto a Miriel.

- Arrrg… ¡Es una maldita ilusión! - Dijo el Archimago Dolón reprimiendo el dolor, pues al caer había usado su brazo malo de forma inconsciente para amortiguar el golpe y ahora le dolía de un modo espantoso al mismo tiempo que sus articulaciones temblaban de forma incontrolada, como si la extremidad estuviese convulsionando: - ¡Así es como ha estado apareciendo u desapareciendo por todo el campo de batalla! Pero no comprendo cómo lo hace… ¡Como es que no puedo sentir su magia! -

Miriel abrió los ojos al comprender y también soltó una maldición. Si no hubiese sido de noche y si los efectos de Dominio Necromántico no los tuviesen a todos en un estado de debilidad forzada… no había forma de que por lo menos uno de ellos notase que había algo raro en el modo en que Bryan se estaba moviendo o en el hecho de que no estuviese ni atacando ni hablando con nadie. ¡Todo este tiempo habían sido los Espectros Oscuros turnándose para aparentar ser su maestro mientras confundían a sus enemigos deambulando por el campo de batalla!

Los cuatro Bryan sonrieron y desenvainaron sus espadas. Habían rodeado a los tres y ahora estaban avanzando lentamente con una clara intención de asesinarlos.

Espejismos de Bryan

- ¡Cálmense, solo uno de ellos es el real! Los otros 3 tienen que ser ilusiones. - Dijo Adam Menlo: - Elijan un blanco y ataquen. ¡Luego vamos por el que quede! -

Todos asintieron e inmediatamente actuaron. Ninguno tenía la intensión de esperar a que Bryan hiciese el primer movimiento, así que atacaron sin esperar ninguna señal. Miriel soltó sus espadas envenenadas e invocó su arco para disparar tres flechas que atravesaron su objetivo en la cabeza, pecho y estómago. Adam Menlo arrojó su lanza con Aura de Batalla contra el Bryan que se le aproximaba y luego desenvainó un sable curvo, que era su arma secundaria. Dolón arrojó una onda eléctrica que no era tan rápida pero sí muy difícil de esquivar debido a su amplio rango.

Los tres Bryan recibieron el ataque, pero ninguno fue afectado físicamente, aunque sí desaparecieron, confirmando que eran falsos. Entonces todos se volvieron hacia el que quedaba, pero Adam Menlo soltó un silbido antes de que ninguno hiciese nada y el Guiverno respondió a su llamado acercándose por sorpresa y desatando un terrible coletazo con su aguijón venenoso sobe el último Bryan que quedaba.

Este inmediatamente retrocedió y esquivó el ataque, pero su reacción confirmó a todos que este era el verdadero. Entonces Adam Menlo se lanzó al ataque seguido por Miriel tras recoger sus espadas y el Archimago Dolón, que no dejaban de intentar matarlo con sus conjuros. Bryan debió sentir que tenía las de perder, porque dio media vuelta y comenzó a correr a gran velocidad, alejándose del campo de batalla. Pero, aunque les dio la espalda seguía pareciendo tener esa habilidad de precognición, porque se las arregló para esquivar todos los ataques de Dolón en el último segundo.

- ¡Ya lo tenemos! - Exclamó Adam Menlo eufórico.

Bryan había estado corriendo hasta introducirse en un profundo desfiladero que no tenía una salida por el otro extremo, motivo por el cual ningún grupo había puesto centinelas para defenderlo. Su enemigo seguramente no lo sabía o no se dio cuenta en el ardor de la persecución.

En cualquier caso, ya lo tenían.

Miriel activó sus poderes y comenzó a avanzar a una velocidad impresionante. Hasta ese momento se había mantenido detrás de Adam Menlo, pero de repente lo superó y se adelantó hacia la espalda de Bryan como un felino dispuesto a cazar un antílope. Entonces la elfina arrojó sus cuchillos envenenados, que volaron mientras giraban en el aire y se clavaban profundamente en la espalda de su víctima.

Solo que no se clavaron… simplemente la atravesaron.

- ¡Oh, no! - Gritó Miriel con desesperación y por primera vez perdió la compostura.

Por un instante Adam Menlo y Dolón se detuvieron consternados por el grito de esta mujer de la raza de los elfos que era famosa por su frialdad y crueldad a la hora de asesinar, incapaces de comprender lo que sucedía. De hecho, su primer pensamiento era que Bryan había conseguido hacerle daño a Miriel de algún modo misterioso. Pero entonces vieron que la figura del necromante se daba la vuelta con una sonrisa cruel y luego desaparecía.

La verdad los golpeó con la fuerza de un garrote, dejándolos aturdidos. El ultimo Bryan también era una ilusión y ellos habían permitido que los atrajese fuera del campo de batalla, al que tardarían varios minutos en regresar por culpa de haber consumido una gran cantidad de su energía durante esta persecución.

Y ahora una sola pregunta flotaba en la mente de todos: ¿Dónde demonios estaba el verdadero Bryan en ese momento?

*****

Mientras tanto Bryan se encontraba temblando por el agotamiento. Todo lo que había hecho hasta ahora junto con lo que estaba por intentar era sin lugar a dudas la apuesta más grande de su vida. Ni siquiera cuando se enfrentó con el Ifrit se arriesgó tanto como ahora, pero si tenía éxito, sin duda una gran cantidad de sus problemas se resolverían.

Ejecutar con precisión y mantener tanto tiempo Dominio Necromántico, el conjuro de Resurrección de Cadáveres, así como constantemente re invocar Criaturas Oscuras para mantener presionados a todos… Definitivamente nunca había gastado tanta Fuerza Mental, hasta el punto en que ni siquiera su cerebro reformado tantas veces parecía capaz de compensar el gasto y sentía que estaba a punto de perder la capacidad de moverse.

Pero al mismo tiempo, flotando en frente suyo, se encontraba el Desgarrador Sombrío, absorbiendo como un pozo sin fondo todo el miedo, la frustración, la ira y los impulsos homicidas de las personas que luchaban debajo suyo, fortaleciendo así los poderes de su Magia Demoníaca y la Esencia Mágica hasta el máximo de su capacidad. Las oleadas de energía maligna se arremolinaban como un auténtico cataclismo y en el epicentro de todo ese terremoto de poder se encontraba el propio Bryan, luchando por devorarla para contenerla. La Magia Demoníaca era tan poderosa en ese momento que Bryan tenía miedo de que le hiciese desaparecer para siempre.

Y sin embargo seguía absorbiendo emociones para transformarla en energía.

Por supuesto que la Esencia Mágica estaba encantada por esto, hasta el punto en que ni siquiera disimulaba el hecho de que, conforme lo fortalecía, también realizaba múltiples avances para apoderarse de su mente y sumergirle en el frenesí homicida tan característico del Reino Sanguinario, en el que sería fácil que se convirtiera en el cascarón vacío que la sustancia negra necesitaba para convertirse en la auténtica voluntad suprema. Y más aún ahora que Bryan estaba prácticamente vacío de Fuerza Mental para oponer resistencia.

En verdad era la mayor apuesta de su vida.

¿Cómo era posible que Bryan hubiese podio ocultarse todo este tiempo de Costel y el resto de Archimagos que tan hábiles eran para la detección mágica? Esta fue su primera gran apuesta de esa noche: Introducirse en medio de las nubes provocada por Dominio Necromántico, camuflándose entre la marea de relámpagos verdosos llenos de poder mágico y confiando en que nadie esperaría que estuviese ahí. Ningún necromante lo habría hecho, porque sería imposible ver directamente el campo de batalla y controlar la situación de las Criaturas Oscuras o los efectos de su magia. Porque nadie como él tenía a su disposición a los Espectros Oscuros para ser sus ojos, los mismos entes etéreos que durante todo este tiempo había usado para engañar a sus enemigos y hacerles pensar que se encontraba entre ellos, para que a ninguno de sus enemigos se le ocurriese examinar los cielos con atención.

- Hora de la última apuesta. - Susurró Bryan con dificultad, mientras sentía que sus músculos estaban por explotar por el exceso de energía e intentaba mantenerse consciente. Entonces susurró un conjuro e invocó a su Pequeño Esqueleto, el cual comenzó a levitar con sus siete púas en frente suyo.

- Te daré el control de todos los No Muertos que he invocado… ¡Dirígelos en mi lugar! - Ordenó Bryan con voz temblorosa por el esfuerzo que estaba realizando y su criatura asintió con la cabeza.

Entonces Bryan sonrió e hizo acopio de todas sus fuerzas para grabar en su mente la imagen de su objetivo. Luego, se rindió voluntariamente a la locura del Reino Sanguinario y descendió mientras las Esencia Mágica tomaba el control de su cuerpo.

*****

Dalibor transformado blandió su hacha y destruyó las barreras de Sorin con un solo corte. Luego saltó para desgarrarle la garganta de un zarpazo… cuando de repente unas cadenas doradas aparecieron y se aferraron a las cuatro extremidades del berserker, inmovilizándolo primero, para luego alejarlo de Sorin.

- Áureo Presidio. - Dijo Costel mirándolo desde el cielo con una cara lívida: - Cuesta bastante magia, pero esas cadenas no se romperán sin importar lo fuerte que seas, porque se sincronizan con la magia en el interior de un cuerpo, de modo que cuanto más poder mágico tengas, mayor será el poder de las cadenas. -

Después el Gran Mago apuntó con uno de sus dedos y cientos de espadas luminosas comenzaron a caer sobre el berserker, atravesando repetidamente su cuerpo de un modo despiadado. Evidentemente podría haber usado el mismo método que la primera vez, pero Costel parecía querer prolongar el sufrimiento de Dalibor lo más posible en esta oportunidad.

El Berserker trató de resistirse con furia y sacudió las cadenas con tanta fuerza que los latigazos estremecieron el entorno, pero no consiguió romperlas y más parecían ajustarse más con cada uno de sus movimientos. Mientras tanto las espadas atravesaban su carne una y otra vez, derramando un charco de sangre que se extendió a su alrededor como una espantosa piscina. Por supuesto que su regeneración reparaba los daños, pero nuevas espadas luminosas atravesaban su cuerpo de un modo tan espantoso que hasta sus enemigos sintieron que era demasiado cruel.

Finalmente, Dalibor dejó de resistirse y aunque su transformación no se había desvanecido, parecía que las ganas de luchar lo habían abandonado.

- Te atreviste a intentar matar a mi único descendiente, miserable gusano. - Dijo Costel con una voz tan fría que helaba la sangre: - Así que quiero que desaparezcas de inmediato. -

Justo en ese momento tuvo un mal presentimiento, pero el Gran Mago estaba tan furioso con Dalibor que se demoró un instante en prestarle atención, pero ese momento de duda resultó ser fatal.

Un terrible instinto asesino lo asaltó repentinamente y Costel comenzó a mirar el campo de batalla para encontrar su origen, pero no pudo encontrar a nadie que lo estuviese emitiendo. En ese momento recordó su juventud, cuando su maestro lo instruía en el arte de combatir y entonces una frase vino a su memoria:  - Ten cuidado, no importa lo hábil o poderoso que uno sea, justo por encima de la cabeza siempre existirá un ángulo mortal. -

La cabeza de Costel se movió hacia arriba como si la propulsase un resorte y apenas acertó a ver como un gran agujero se abría en el mar de nubes negras del Dominio Necromántico por lo rápido que Bryan lo había atravesado. El necromante estaba aferrando una espada corta de apariencia terrible y sus ojos resplandecían de color carmesí como los de un monstruo. Toda su expresión era aterradoramente violenta y uno podía sentir la cantidad de poder que su cuerpo poseía, hasta el punto en que no parecía capaz de contenerlo.

El Gran Mago soltó un rugido e intentó formar una de sus poderosas barreras protectoras, pero en ese momento gran parte de su magia estaba completamente enfocada en retener al berserker y por eso no pudo construir una defensa lo bastante poderosa a tiempo. Naturalmente Costel poseía múltiples objetos mágicos para salvar su vida, pero algunos de ellos tenían que ser activados por el propio Gran Mago y este no tenía tiempo para eso; mientras que el resto no podían protegerlo correctamente porque el cuerpo de Bryan se movía demasiado rápido y además arrastraba consigo una fuerza sobrehumana que nadie hubiese podido imaginar cuando diseñaron las barreras. Para empeorar las cosas, Bryan comenzó a emitir energía demoniaca como una tormenta carmesí que dificultaba mucho el correcto funcionamiento de estos objetos.

La punta del Desgarrador Sombrío consiguió abrirse paso entre las barreras y atravesó a su víctima con la fuerza de un ariete, pero la puñalada golpeó más cerca del hombro que de los pulmones o el corazón, así que no le provocó una herida fatal. Mientras tanto las cadenas doradas desaparecieron y el Gran Mago, que sentía cercano el abrazo de la muerte, desató todo su poder para rechazar al de su atacante, sin pensar en nada más.

- ¡Domino Radiante! -

Fue como si un nuevo sol hubiese nacido. La figura de Costel resplandeció como la de una deidad, arrojando energía calórica a todos lados y magnificando sus propios poderes. Entonces envió una oleada de poder luminoso hacia Bryan con el objetivo de vaporizarlo ahí mismo.

Y hubiese funcionado si su oponente fuese un humano normal. Bryan soltó una de sus manos y se aferró con fuerza al cuello de Costel, mientras que con su otra mano intentaba volver a acuchillarlo con el Desgarrador Sombrío. En ese momento la energía luminosa lo golpeó de lleno y esta era tan intensa, que la armadura superior del joven necromante se desintegró. Un segundo después todo su pellejo se volvió rojo para luego comenzar a desprenderse de un modo espantoso, dejándolo en carne viva.

Aun así, Bryan no se soltó y volvió a golpear con su arma mágica de un modo enloquecido, sin detenerse, como si lo único que quisiese fuese hacer picadillo a su enemigo. Costel estaba tan cerca de su atacante que no podía invocar todos sus conjuros ofensivos, pero consiguió arrojar parcialmente una Ejecución Difractaría que destrozó la carne de Bryan, exponiendo sus músculos y vasos sanguíneos.

Sin embargo, esto tampoco bastó para conseguir que Bryan soltase su agarre o dejase de atacar. En lugar de eso, con un ruido enloquecido, apuñaló al Gran Mago nuevamente.

Costel respondió enviando oleada tras oleada de energía destructora. Bryan sangraba profusamente y en muchas partes de su cuerpo podían verse sus tendones y músculos expuestos, pero en su locura asesina no dejaba de tratar de apuñalar al Gran Mago. La escena era terrible, los poderes de Costel eran tan aterradores que nadie podía verlo directamente y muchos de los que no se alejaron a tiempo sufrieron severas quemaduras. Ni siquiera los Archimago pudieron soportar esto y tuvieron que retirarse por fuerza o ver como sus barreras eran destruidas por el poder del Dominio del Gran Mago.

Pese a todo, la visión de Bryan que atacaba sin detenerse a pesar de que su apariencia lo hacía asemejarse más a un muerto que a un vivo era sin duda mucho más impactante que cualquier cosa que hiciese Costel. Algunos que miraban lo ocurrido después de haberse refugiado se preguntaban con justa razón si ese cuerpo era realmente el de un ser humano o si se trataba de algún tipo de Criatura Oscura desconocida que estuviese hecha de acero en lugar de carne. Definitivamente parecía ser más un demonio enloquecido que una criatura consciente. Y con cada golpe que daba, una especie de líquido dorado brotaba del cuerpo de Costel o quizá ese sería el aspecto que su sangre adoptaba cuando lo protegía su Dominio. El caso es que luego del primer ataque, el filo del Desgarrador Sombrío no parecía estar dejando daños permanentes en la piel resplandeciente del Gran Mago, salvo el mencionado líquido que se asemejaba al oro fundido, pero después de media docena de golpes Costel comenzó a gritar, evidenciando que por lo menos sí sentía dolor. Entonces su cuerpo incrementó el ritmo de su resplandor a un grado que dejó temporalmente ciegos a todos los que lo vieron y aunque Bryan no se soltó, el Desgarrador Sombrío perdió todo el poder que había absorbido con el conjuro Deimos y salió despedido de su mano.

La Esencia Mágica se había consumido por completo en una sola batalla por primera vez en mucho tiempo y ahora Bryan estaba completamente indefenso, pues su Fuerza Mental que alimentaba la necromancia se agotó por completo antes del ataque. Sin embargo, Costel no estaba mucho mejor, pues le herida que le habían provocado al inicio se había extendido bastante y ahora se veía como un gran tajo que atravesaba casi la mitad de su pecho.

Y sin embargo estaba vivo, así que con cierto tratamiento junto con algunos cuidados podría recuperarse por completo. Además, aún le quedaban bastantes reservas de Fuerza Mental. Era solo que hacía mucho que nadie lo lastimaba hasta ese punto y el dolor le impedía pensar con claridad. Además, requería un poco de tiempo para conjurar luego de que su Dominio Radiante hubiese sido interrumpido.

Pero cuando todo parecía haber terminado… Bryan ganó su tercera apuesta.

Y es que, con la Esencia Mágica completamente consumida, también desapareció el control excesivo que esta había ganado sobre él. Los ojos que de algún modo todavía conservaba recuperaron su brillo racional. En ese momento, Bryan recurrió a toda su fuerza de voluntad, la cual se había desarrollado a un grado verdaderamente sobrehumano por todas las experiencias vividas, para mantener su agarre sobre Costel y extender su mano por última vez para introducir sus chamuscados dedos en la herida del Gran Mago.

- ¡Nooo! - Grito Costel aterrado y su clamor consiguió abrirse paso a pesar de que su tráquea continuaba siendo sujetada firmemente.

Este sonido llenó de angustia los corazones de quienes lo escucharon, porque jamás esperaron que alguien tan poderoso y eminente soltase semejante chillido. Y en verdad, en toda su vida Costel jamás había gritado de un modo semejante.

Esto no se debía al dolor que sentía por los dedos de Bryan abriéndose paso en la carne de su herida, sino a que, siendo un mago con tantos años de experiencia, era capaz de intuir incluso sin saber, que lo que estaba a punto de pasar tenía que ser evitado a cualquier costo. Pero, aunque tenía Fuerza Mental, necesitaba tiempo para materializarla en un conjuro y su físico de anciano simplemente no podía oponer resistencia suficiente.

A través de su herida, una energía misteriosa en forma de rayos de color rojo comenzó a brotar de la herida del Gran Mago a gran velocidad, para dirigirse hacia el cuerpo de Bryan. En tan solo unos instantes, todos los poderes Mágicos de Costel comenzaron a ser drenados por la Asimilación Vital.

El Gran Mago trató de resistirse, pero la concesión que se estaba formando entre ambos era de una naturaleza completamente desconocida y ni siquiera Costel sabía cómo desprenderse de ella. Pero con cada respiración sentía que su propia vida estaba desvaneciéndose, así que decidió jugarse el todo por el todo e invocar el conjuro de Resplandor Final.

Resplandor Final

Hubo un último destello intenso, tras los cual Bryan y Costel salieron despedido en direcciones opuestas. Pero este sería el ultimo conjuro que el Gran Mago realizaría en su vida, porque consumió lo último que quedaba de sus reservas de Fuerza Mental y naturalmente no le alcanzaba para mantener el hechizo de levitación. Así que se estrelló contra el suelo tras una caída de diez metros y su cuerpo anciano, que ya no estaba fortalecido por la magia, se quebró como lo haría una rama de paja seca.

Costel intentó levantarse, pero su columna estaba rota. Intentó pedir ayuda, pero su garganta no le respondía. Trató de mirar a su alrededor, pero descubrió que todos estaban heridos por los efectos secundarios de su Dominio Radiante o se habían quedado temporalmente deslumbrados por las magias consecutivas que empleó para liberarse de su atacante y no recuperarían la vista pronto.

Sin embargo, también vio algo más. Algo tan aterrador que le hizo perder cualquier rastro esperanza que aún tuviese de sobrevivir.

El Necromante Bryan había caído a varios metros suyo, pero de pronto Costel vio que se levantaba por el rabillo del ojo y mientras lo hacía su cuerpo en carne viva estaba regenerándose a una velocidad inconcebible mientras unos rayos de electricidad rojos surcaban la superficie de su cuerpo. Y de algún modo el Gran Mago entendió que esa energía era en realidad su propia vida, que había sido robada por Bryan, quien la recibió en abundancia.

- Bueno, fue para salvarme y contra un enemigo, así que no he roto la promesa que hice con el niño misterioso. - Dijo Bryan sin mirar a nadie en particular, como si hablase consigo mismo: - Aunque dolió como mil infiernos, supongo que debo estar agradecido de que mi plan haya salido bien en casi un ochenta por ciento. -

Fue entonces cuando el Necromante reparó en el Gran Mago y una sonrisa cruel se insinuó en su rostro. Entonces comenzó a caminar hacia él, esquivando sin dificultad a los mercenarios cegados, que gritaban o soltaban exclamaciones confundidas mientras trataban de usar sus manos para orientarse por medio del tanteo.

- Disculpe, excelencia. Supongo que es descortés presentarme ante vuesa merced en semejantes fachas. - Exclamó Bryan burlándose cuando llegó junto a Costel y señalando su torso denudo. Entonces sacó un nuevo juego de prendas de su Anillo Espacial para comenzar a cambiarse mientras hablaba: - ¿Quieres saber algo? En realidad, no te odio. De hecho, creo que, si el destino hubiese querido que terminase de esclavo en la Facultad de la Luz en lugar de la Escuela Necromántica, probablemente me habría unido a tu facción o por lo menos seríamos aliados.

Después de todo, ambos somos la clase de persona que hace todo lo necesario para lograr sus objetivos y proteger a los que ama, pese a que nuestras motivaciones son bastante diferentes. Pero realmente sería un hipócrita si te criticara por malcriar a tu nieto cuando yo ayudé a mis amantes de múltiples formas que están lejos de considerarse “legales”. ¡Quién sabe lo que haría por uno de mis hijos!

Es una lástima que tuvieses la mala suerte de cruzarte en mi camino. Porque precisamente porque nos parecemos, es que puedo darme cuenta de que jamás te detendrías ante nada para detenerme. Y que realmente podrías destruirme. Por eso mismo yo no podía dejar pasar cualquier oportunidad para matarte a ti… ¡Simplemente no puedo dejar que un enemigo tan formidable como tú siga viviendo a mis espaldas! -

Bryan se terminó de acomodar la armadura y entonces colocó su pie sobre el pecho de Costel para aplastarlo limpiamente, de modo que su corazón estalló. Casi al mismo tiempo extendió una de sus manos para llamar al Desgarrador Sombrío y cuanto lo tuvo bien aferrado decapitó al Gran Mago mientras proclamaba.

- Muere sabiendo que te estoy agradecido por ser un escalón en el camino de mi supremacía… ¡Tu sangre alimentará mi poder! -

*****

Cuando los mercenarios recuperaron la vista… vieron que las Criaturas Oscuras se habían marchado y los Muertos Vivientes desaparecieron, dejando partículas semejantes a las cenizas. Pero lo que llamó la atención de todos fue que alguien había clavado una lanza en el suelo, justo en el medio de todas las facciones.

Y la cabeza decapitada de Costel estaba ensartada en lo alto, para que todos pudieran verla.

Por un instante se hizo el silencio, pero después el grito desgarrador de Sorin resonó entre las piedras de las montañas circundantes.

*****

- ¡Maldita sea! ¡¿Por qué están aquí?! - Gritó Dolón enfurecido y frustrado mientras construía una barrera de relámpagos. El problema era que la magia defensiva de su escuela funcionaba muy bien contra las armas metálicas, pero en este momento estaba sufriendo un auténtico fuego graneado de rocas, las cuales no se podían desviar tan fácilmente.

En el momento en que descubrieron que todos los “Bryan” contra los que luchaban eran ilusiones, los tres perseguidores decidieron regresar de inmediato. En el camino sintieron claramente que el poder opresivo del Demonio Necromántico desaparecía repentinamente, pero en cambio pudieron ver unos resplandores deslumbrantes a los lejos que les parecieron bastante aciagos a pesar de que iluminaron la noche.

Poco después, cuando atravesaban un pequeño desfiladero, descubrieron que un ejército de Criaturas Oscuras se había posicionado en los márgenes elevados y comenzaron a arrojarles piedras.

Adam Menlo espoleó a su Guiverno para que subiera rápidamente las paredes rocosas y atacase, pero en ese momento una criatura espantosa los atacó: Se trataba de un ser parecido a un esqueleto pequeño, aunque sus huesos estaban hechos de un material casi traslúcido que se parecía al diamante y además poseía unas extrañas articulaciones en la espalda similares a las patas de una araña.

La criatura misteriosa saltó como un auténtico caudillo guerrero, seguido por varios Guerreros Zombis que aún conservaban un poco de la magia fortalecedora de Dominio Necromántico, aunque esta estaba desapareciendo por momentos. Pero en ese estrecho lugar realmente no era necesario que las Criaturas Oscuras fuesen más inteligentes o fuertes para que tuviesen la ventaja.

Los Guerreros Zombis cayeron sobre el Guiverno. Muchos fueron destruidos por los colmillos y garras de la bestia, así como la Lanza del líder mercenario, pero una gran cantidad de robustos seres se las arregló para inmovilizar al Guiverno lo suficiente para que el Pequeño Esqueleto entrase en acción. Entonces las extrañas articulaciones se desprendieron, se volvieron rectas como estiletes y volaron rápidamente para clavarse a profundidad en las partes descubiertas del reptil volador.

La criatura rugió con dolor y Adam Menlo se desesperó al sentir que su montura estaba en peligro, así que agitó su lanza para liberarse de los Guerreros Zombis que seguían arrojándose encima suyo e intentando contenerlo. Pero entonces sintió que algo subía por su espalda y poco después experimentó el dolor de ser apuñalado varias veces en el cuello.

Adam Menlo soltó un rugido y desató todo el poder de su Aura de Batalla para fortalecer su cuerpo y defenderse. Casi al mismo tiempo, la Elfina Miriel, consiguió matar con sus flechas a los Zombis que le arrojaban piedras, lo cual le dio un momento para respirar y analizar lo que sucedía. Instantes después, Miriel puso en su arco una flecha mágica muy especial y disparó inmediatamente contra la misteriosa criatura que justo asomaba la cabeza por encima del hombro derecho de su víctima.

La flecha de Miriel estaba imbuida con un encantamiento luminoso, pero el Pequeño Esqueleto era inmune a estos. No obstante, el impacto en su frente fue lo bastante fuerte como para mandarlo a volar varios metros e incluso lo dejó aturdido temporalmente, aunque no logró hacerle daño contundente. Pero eso fue suficiente como para que Adam Menlo saltase de su montura con la lanza en ristre.

El astuto líder mercenario era consciente de que esta misteriosa criatura era el dueño de las púas que en ese momento amenazaban la vida de su Guiverno y sospechaba que, al destruirla, estas también desaparecerían. Por eso colocó el cien por ciento de su Aura de Batalla en la punta de su lanza, incluso si eso significaba dejar el resto de su cuerpo desprotegido. No tenía intenciones de fallar y pensaba aprovechar al máximo esta única oportunidad para matar a esta veloz e imprevisible criatura.

- ¡¿Crees puedes matar a mi compañero?! ¡Te haré pedazos la cabeza! - Gritó Adam Menlo.

- ¡No si yo te corto la tuya primero! - Dijo una voz en respuesta.

- ¡Cuidado! - Gritó Miriel repentinamente, pues sus ojos percibieron un destello escarlata.

Pero fue demasiado tarde. El Desgarrador Sombrío llegó volando a una velocidad pasmosa y habría cercenado de golpe la cabeza de Adam Menlo, que en ese momento no estaba protegido por su Aura, de no ser por su bestia. Porque de algún modo el Guiverno pareció sentir lo que estaba a punto de suceder y se arrojó desesperadamente, interceptando con su gran cuerpo al arma mágica. El Guiverno soltó un grito de dolor, pero, aunque estaba sangrando profusamente, consiguió arrastrase junto con su amo, quien inmediatamente saco un vial con una poción misteriosa y arrojó su contenido sobre la herida.

El cuerpo del Guiverno brilló ligeramente. Entonces las púas de hueso fueron expulsadas de su cuerpo junto con el Desgarrador Sombrío y por un instante pareció como si todo el daño sufrido por la criatura hubiese sido restaurado. A pesar de esto, la expresión de Adam Menlo estaba llena de odio, aunque en lugar de pelear se apresuró a subirse a lomos de su bestia para escapar volando sin mirar atrás, al mismo tiempo que gritaba: - ¡Juro que te mataré por esto, maldito necromante! -

Bryan maldijo por lo bajo. Esa había sido una excelente oportunidad para matar al líder de la Casa de Menlo, pero debido a que Costel consiguió zafarse de su agarre en el último momento e interrumpió la Asimilación Vital, Bryan solamente había conseguido restaurar un tercio de sus poderes mágicos y por eso no consiguió matar a Adam Menlo como esperaba o por lo menos al Guiverno.

“Bueno, a juzgar por su reacción antes de escapar, seguramente esa poción solo restaura temporalmente la salud y quizá su bestia muera luego de haberlo usado… No importa. Puedo matar a Adam Menlo otro día y ahora mismo él no es mi objetivo.” Pensó Bryan cruelmente: “Para empezar quizá ni siquiera tenga que matarlo en persona, porque habrá que ver si la Casa de Menlo puede mantenerse como poder en el Valle del Sol luego de las pérdidas que ha sufrido esta noche.

Entonces se concentró en sus otras potenciales víctimas.

- ¡Hola Miriel! ¿Me extrañaste? Dime algo ¿Cómo anda tu conteo de flechas mágicas en este momento? - Preguntó con sorna a la elfina y luego miró a Dolón con frialdad mientras le decía con un tono aterrador: - Veo que te han vuelto a conectar un brazo. Entonces creo que esta vez te cortaré directamente la cabeza… o quizá simplemente deba ayudarte a igualar las cosas y amputarte el otro. ¿Qué opinas? -

Dolón se estremeció e inconscientemente sujetó su mano buena como si temiese perderla. En cambio, Miriel no dijo nada, pero por un instante sus ojos fueron hacia su aljaba y confirmó que ya no le quedaban flechas especiales.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó el Archimago del Trueno en un intento desesperado por ganar tiempo.

- ¿En serio? ¿De verdad te preguntas por qué estoy aquí? ¿Quieres decir que mi deseo por matarlos no es evidente? - Respondió Bryan reprimiendo una carcajada a duras penas: - Voy a despedazarlos. En realidad, podría haberme quedado atrás para acabar también con Sorin, pero hay alguien que tiene muchas más ganas de matarlo que yo y francamente creo que se lo merece. Así que me conformaré con ustedes. -

- Si nos atacas, el Maestro Costel… -

- Ah, me olvidé de decírtelo. - Interrumpió Bryan con un gesto de desdén: - Tu jefe está muerto. -

-…-

- ¡¿Qué has dicho?! ¡¿Qué quieres decir con eso?! - Rugió Miriel repentinamente.

Era la primera vez que Bryan escuchaba a esa asesina elfa perder el control y lo sorprendió por un momento, pero luego sonrió antes de responder: - Me refiero a que está muerto, es un cadáver, ahora es un difunto, un fallecido, exánime, finado, víctima, fiambre, restos, despojos, carroña, festín de cuervos, sin vida, está criando malvas, es un ex vivo… ¿Quieres más definiciones? Tengo otras, si te interesa oírlas. -

- ¡¿Cómo te atreves a burlarte de ese modo?! - Exclamó la elfa temblando de indignación.

- Bueno, ¿pues cómo quieres que me burle? - Respondió Bryan encogiéndose de hombros de un modo cómico: -Acepto sugerencias. -

- ¡Cálmate Miriel! ¡Tiene que estar mintiendo! - Exclamó Dolón.

- No tienes que preocuparte por eso… - Les respondió Bryan tranquilamente y luego añadió con una mirada sombría: - De hecho, me voy a encargar de que ya no tengan que preocuparse por nada. -

En ese momento el Pequeño Esqueleto, que ya se había levantado, llegó volando junto a Bryan y se posó en su hombro. Bryan estaba a punto de darle órdenes a los zombis para que reanudaran su ataque mientras que él y su criatura daban los golpes de gracia.

Pero algo inesperado sucedió. Sus Espectros Oscuros seguían mirando el campo de batalla y así vio como Dálibor, ya sin su última Transformación de Berserker, organizaba rápidamente a sus mercenarios para abandonar el territorio alrededor de la mina. Naturalmente había sufrido muchas pérdidas, pero en ese momento todavía no era la hora de buscar venganza, así que se retiró inmediatamente formando un único bloque cerrado para marchar lo más protegidos que fuera posible.

Casi al mismo tiempo llegó Adam Menlo con su Guiverno y sobrevoló el terreno, pero no se detuvo para aterrizar. Simplemente les gritó ordenes de retirada a sus mercenarios y luego puso rumbo hacia su fortaleza sin mirar atrás.

Sorin estaba llorando desconsoladamente mientras sostenía en sus manos la cabeza decapitada de su abuelo. Sus hombres estaban rodeándolo, pero era evidente que Falce Segador no estaba en condiciones de perseguir a nadie ni evitar que Dálibor se fuese. Todos estaban tratando de asimilar que el mayor protector y patrocinador de su banda acababa de dejarlos para siempre.

La Tribu de Katar era la que más había sufrido. Bryan ni podía ver a ninguno de sus miembros y era difícil saber si todos habían muerto o consiguieron retirarse primero.

Los mercenarios de la Casa de Menlo se juntaron en 3 grupos muy pequeños y comenzaron a marcharse cada uno por su lado. Pero entonces una cuarta fuerza que hasta entonces no había intervenido, decidió revelarse finalmente para emboscar a los supervivientes.

- ¡Mierda que suerte tienen! - Exclamó Bryan sorprendido y enfadado: - Parece que es un mal momento para que mueran. ¡Tendré que degollarlos luego! -

- No entiendo a lo que te refieres… ¿De qué? …- Intentó preguntar Dolón.

- Cuidado, Archimago Zurdo. - Respondió Bryan burlándose de su mano inútil: - ¡No dejes que ese Caballo Regalado termine mordiéndote! Es simplemente que me ha surgido algo más importante. ¡Tendré que matarlos luego! ¡Mantengan limpios esos cuellos hasta entonces! -

Luego hizo una señal y envió de regreso a todas las Criaturas Oscuras. Poco después Bryan se alejó volando, dejando a Miriel y Dolón con muchas preguntas sin responder.

Necromante joven

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es 02 de noviembre de 2022 y mañana se decidirá si nuestro presidente es cesado en su cargo por el congreso, y no quepa duda de que se lo merece, o permanece en su cargo como la sanguijuela que es.

Bueno este capítulo es recontra épico, definitivamente uno de los mejores que he escrito. Y lo mejor es que lo hice mientras estoy en un viaje de trabajo en provincia, que es extremadamente agotar mental y físicamente. Honestamente no sé cómo lo logré. De hecho, confieso que estuve luchando contra la tentación de dividir esto en 2 capítulos para ahorrar tiempo. 

Definitivamente tengo que agradecer a Gabriel Morffes y a Jaime Beltrán por ayudarme con las correcciones.

Para que vean que incluso dentro de las peores películas puede haber cosas buenas, toda la batalla se basó en la escena final de la infame X-Men 3, donde Jean – Fénix quema repetidamente a Guepardo, pero este sigue acercándose hasta matarla. Todo el arco de Fenix, incluso el original, siempre me pareció aburrido y la película muy mala, pero esa escena se me quedó grabada y ahora sirvió a un propósito. Por supuesto que todo esto no es más que mi opinión y si a ti te gustó X-Men 3 no tiene nada de malo. Total, sobre gustos y sabores…

En fin, normalmente seguiría hablando de todos los cambios, pero la verdad es que estoy recontra cansado. Así que colgaré el original en el Facebook para que aprecien las diferencias y esperaré a leer sus comentaros: ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Se entendieron las 3 “apuestas” de Bryan? ¿Te gustó el papel del Pequeño Esqueleto? ¿Sentiste pena por Costel? ¿Te gustaron los diálogos?

Bueno, si quieres apoyarme por favor usa los enlaces de mi cuenta Patreon porque realmente estoy pobre y cada dólar es un alivio. Si detectas algunos errores ortográficos o de concepto (incoherencias con eventos pasados) por favor no dejes de señalarlo para que puede hacer las correcciones correspondientes. También te pido que compartas esta historia con más personas para que podamos hacernos conocidos.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!