161 Encontrándose con un conocido

Cuando estuvieron bien inmersos en la espesura de los bosques circundantes Bryan sintió que estaba casi al límite y se vio obligado a aterrizar, pero aun así siguió corriendo con las fuerzas que le quedaban para asegurarse de haber perdido a sus perseguidores. Era la primera vez en mucho tiempo que usaba toda su magia demoníaca en un combate y casi no podía sentir el menor rastro de Esencia Mágica dentro de su cuerpo. Aún le quedaba la Necromancia, pero no estaba seguro de que pudiese enfrentar a otro caballero grifo únicamente con ella incluso si el Pequeño Esqueleto lo ayudaba. Por eso siguió obligándose a correr a pesar del dolor de sus piernas y articulaciones.

Mientras tanto se felicitaba pensando en lo bien que lo había hecho durante su primer combate en el aire. Aun así, también se recordó a sí mismo que no convenía engañarse u olvidar que el verdadero motivo de esta victoria era que tuvo tanto la suerte como la sorpresa de su lado. 

Finalmente se sintió lo bastante a salvo como para detenerse y se dejó caer en medio de la fría nieve mientras trataba de darle alivio a sus extremidades maltratadas. De repente Lisa comenzó abrasarlo con más fuerza por la espalada mientras sus manos danzaban sobre sus hombros. Bryan había estado tan concentrado en huir que no le había prestado mucha atención a la muchacha, pero el repentino contacto, tan íntimo y algo intenso, lo sorprendió de sobremanera e hizo latir muy rápido a su corazón. Podía sentir la respiración de Lisa, la dulce presión de sus pechos y el cosquilleo de sus rubios cabellos sobre su cuello.

- ¿Te gusta esto? - Susurró Lisa tímidamente con sus labios junto a su oreja mientras cruzaba sus manos alrededor de Bryan para masajear sus hombros sin dejar de presionarse contra él: - Debes estar muy cansado y adolorido. Deja que te alivie. -

- ¡Estoy bien! - Respondió Bryan con voz nerviosa mientras trataba se separarse de la muchacha con un poco de esfuerzo y algo de reticencia. La verdad es que la sensación del cuerpo de Lisa junto al masaje se había sentido bastante bien, pero intuía que la situación entre ambos estaba a punto de enrumbar en una peligrosa dirección y eso lo asustaba. Así que sonrió mientras hablaba como si no pasase nada: - No te preocupes. Me recuperaré muy pronto y ahora que estamos en el interior del bosque será bastante difícil que la Legión Grifón nos encuentre, sobre todo en pleno invierno. Estaremos aún más a salvo cuando oscurezca. -

Tras decir esto trató de ponerse de pie, pero el fuerte temblor en sus rodillas causó que terminase cayendo de nuevo al suelo. Sus piernas todavía estaban muy agotadas, aunque la principal razón era que Lisa se negaba a soltarlo y luchaba por seguir aferrada a él con todas sus fuerzas. Entonces ella le susurró dando un adorable gimoteo: - Ahora no soy nadie y toda mi familia está muerta. ¿Qué futuro me espera incluso si consigo escapar? -

Bryan le acarició el hombro mientras luchaba por mantener la serenidad: - No temas Lisa. Tienes amigos en la capital imperial. Los patricios enemigos del Duque seguramente se pronunciarán a tu favor. La Familia Asturias ya es garante de tu libertad. ¡También lo será Su Eminencia Deán Emma! Después de todo la Academia Babilonia nunca permitirá que uno de sus magos viva indefenso. Yo siempre te ayudaré cuando pueda.

¡Y tienes a tu primo Lawrence! ¿Cuántas personas estarían dispuestas a arriesgar su vida tan valientemente para salvar a un familiar como él? ¡Ya dijo que se ocupará de todo por ti y estoy seguro de que hablaba en serio! -

- Mi primo Lawrence y yo siempre nos llevamos bien desde pequeños. Nuestras familias siempre se reunían para celebrar juntos las fiestas religiosas y entonces venían a nuestra mansión. Nosotros jugábamos en los jardines o pretendíamos tener aventuras. Ja, já. Siempre me decía que él sería mi hermano mayor y me protegería. Yo le replicaba que más bien me iba a tocar defenderlo porque era demasiado amable con todos. ¡Nunca podré agradecerle lo suficiente! - Comentó Lisa sin soltarlo, pero sonriendo por primera vez. Había un tono de gran cariño e incluso un poco de orgullo en el modo que describía a Lawrence. Pero repentinamente su expresión se llenó de pánico y gritó: - ¡Oh no! ¡Aún debe estar en la ciudad! ¡Quizá esté peligro! -

- No te preocupes. Tu primo es mucho más duro de lo que crees y puedo adivinar que esta no es ni la primera crisis que enfrenta, ni el problema más serio que le ha tocado resolver últimamente. - Respondió Bryan sonriendo: - De hecho, estoy seguro de que se habría muerto hace mucho si algo como esto escapara a su habilidad. -

Las palabras de Bryan no eran únicamente para tranquilizar a la muchacha sino un sincero elogio. Siendo el tercer príncipe imperial Lawrence estaba obligado a navegar en mares de intrigas palaciegas casi todos los días. Seguramente el principal motivo por el que valoraba tanto a Lisa se debía a ese particular carácter tan directo y honesto que ella tenía a pesar de lo temperamental que era, algo que seguramente contrastaba mucho con las insidiosas personas que normalmente lo rodeaban.

- ¿Cómo lo sabes? - Preguntó Lisa asombrada.

- Es difícil de explicar. - Respondió Bryan encogiéndose de hombros: - Involucra un secreto que no me pertenece a mí, así que no puedo hablar sobre ello. Lo mejor es que cambiemos de tema. -

Al escucharlo Lisa suspiró con alivio, pero de pronto fijó sus ojos en su rostro y dijo: - Bueno, entonces explícame cómo eres capaz de volar. -

- ¡Ay! Lo primero que me preguntas es justamente lo que no puedo decirte. - Contestó Bryan con una expresión cansada: - No ahora, por lo menos. Lo único que puedo compartir contigo es que no se trata de la levitación de los Archimagos, sino una magia original que yo mismo he creado tras mucho ensayo y error. -

No era del todo falso. El Arte del Noveno Diagrama Celeste era magia demoníaca que conoció gracias a Chu Cang Lan, pero había una gran parte en el desarrollo de sus poderes que se debía a la forma en que Bryan improvisaba y se adaptaba a las distintas oportunidades que le brindaba este nuevo mundo. El saber que no le estaba mintiendo por completo a Lisa lo hizo sentirse aliviado, pero después se sintió extrañado de que de pronto le fastidiase engañar a la joven. Normalmente no tenía problemas con inventar falsedades a quien sea, si eso le convenía, pero parecía que algunas personas como Emily, Fanny o Lisa le provocaban una extraña urgencia por ser honesto.

Mientras Bryan se preguntaba el motivo de esto, sus oídos captaron algo y su expresión se ensombreció. De inmediato le hizo señas a Lisa para que guardara silencio mientras se levantaba.

- ¿Qué es? - Susurró Lisa asustada mientras se le aferraba fuertemente.

- Personas, al menos diez y escucho el sonido de metales. - Respondió Bryan: - Si son legionarios quiero que me esperes aquí sin moverte. -

- ¡No quiero dejarte! -

- Tienes que escucharme. Ahora mismo estoy muy débil y tendré que matarlos rápidamente. -

- Puedo ayudarte si… -

- Sé que eres fuerte Lisa, pero es muy posible que tenga que moverme en silencio. - Explicó Bryan con calma: - Me ayudarás más si te quedas aquí y no haces ruido. -

Lisa asintió tímidamente mientras se acurrucaba detrás de un árbol. Mientras tanto Bryan sacó su ballesta del Anillo Espacial mientras llevaba su mano a la empuñadura de su espada corta. Luego comenzó a caminar con algo de esfuerzo y sin hacer ruido mientras observaba a su alrededor en busca de un buen lugar para hacer una emboscada.

Pero cuando finalmente pudo vislumbrar la silueta de las personas entre los árboles se dio cuenta de que no llevaban armaduras de legionarios, así que se relajó un poco, aunque continuó manteniéndose alerta. Después de todo el grupo estaba fuertemente armado.

Coincidentemente el grupo de personas caminaba en su dirección, así que eventualmente pudo verlos mejor. Liderándolos se encontraba una hermosa mujer guerrera con el cabello rojo y la piel de color bronce que Bryan reconoció con sorpresa. Era Candice, la líder de los mercenarios que apoyaron a Phoebe en su lucha por el control del Gremio Mercante de Bootz. Ella era una hábil espadachina mágica, una especie de guerreros muy escasos que combinaban habilidades marciales de aura de batalla con magia.

Normalmente quienes intentaban dominar estos dos tipos de poderes al mismo tiempo no podían destacar en ninguno, pero Candice era capaz de sacarles el máximo provecho combinándolos con su habilidad con la espada y por eso podía ser una oponente formidable. También era una líder muy capaz, algo indispensable en su línea de trabajo.

Suspirando con alivio Bryan guardó sus armas y regresó con Lisa para explicarle que no había necesidad de temer. Después se quedaron conversando tranquilamente hasta que el grupo estuvo lo bastante cerca para verlo.

- ¿Eres tú, Bryan? ¿Qué haces por estos lares? - Preguntó Candice sorprendida en cuanto lo distinguió. Entonces hizo una señal a sus hombres para que se quedaran atrás mientras ella espoleaba a su caballo para acercarse.

Bryan la miró con amabilidad, pero la sensualidad de la guerrera hizo que necesitase un momento. Ya sabía que Candice prefería usar poca armadura porque se especializaba en velocidad y que sus poderes de fuego la hacían bastante resistente al frío, pero aun así su curvilínea figura escasamente vestida se destacaba demasiado en medio del bosque nevado.

- …. Cof. Cof. Bueno, ya me conoces, Candice. Ando metido en mil enredos y escapé aquí para esconderme de mis perseguidores. -

- Mmm. ¿Y esa jovencita? No soy quién para decirlo, pero este lugar helado no es el mejor lugar para tener un encuentro amoroso. -

- ¡Lo que hagamos no es asunto tuyo! - Gruñó Lisa mirando a Candice con extremo desagrado e incluso un poco de agresividad. Era evidente que no le gustaba ni el tono ni la apariencia de la hermosa mercenaria. Además, se aferró firmemente a Bryan, haciendo que este tuviese que esforzarse bastante para liberarse.

Mientras tanto la compañía de mercenarios se detuvo a cierta distancia para dejarles hablar en privado. Parecían estar escoltando a una dama delgada que cubría completamente su rostro con un velo blanco y ahora aprovechaban la pausa para beber un trago, acomodar las sillas de sus caballos o quitarse la nieve de sus mantos.

Bryan se volvió hacia Lisa y le suplicó con la mirada que se tranquilizara. Entonces se volvió con una expresión de “aquí no pasa nada” y dijo: - ¡Cuánto tiempo, Candice! ¿Estás en una misión de escolta? -

- Así es. - Contestó Candice reprimiendo una carcajada: - A diferencia tuya yo no tengo tiempo libre para estar coqueteando cada dos por tres, ni siquiera en pleno invierno -

Bryan le devolvió una sonrisa cansada: - Por favor no imagines cosas. Aunque no lo creas yo también vivo bastante ocupado. -

- ¡¿Y qué si estamos en una cita?! ¡Eso no es asunto tuyo! - Exclamó Lisa con una expresión feroz muy similar a aquella por la cual era tan temida en la Academia. De hecho, estaba mirando a Candice como una gata enfadada a punto de lanzarse al ataque.

- Por favor Lisa. - Susurró Bryan bastante incómodo por la situación: - Este es el peor momento para que busques pelea con alguien. Por lo menos espera hasta que me recupere. -

Lisa recordó de pronto lo agotado que debía estar Bryan y ya no continuó hablando, aunque seguía empecinada en no soltarlo sin importar lo que este hiciera. Candice por su parte ya no disimulaba la sonrisa burlona y exclamó muy divertida: - Ja ja. ¡Esta jovencita tiene carácter! Muy interesante. - Pero de pronto su expresión se volvió un poco inquisitiva y preguntó: - Por cierto, Bryan ¿Cómo andan las cosas entre tú y Phoebe? -

- Igual que siempre. Seguimos cooperando de cuando en cuanto. Aunque desde que se volvió la líder de su Gremio apenas hemos podido encontrarnos. Pero seguimos haciendo muchos tratos comerciales. - Contestó Bryan tranquilamente: - Disculpa que te interrogue, ¿pero quizá el destino de tu cliente es la Ciudad de Valen? -

- Así es. - Respondió Candice sin ocultar nada. Confiaba mucho en el juicio y discreción de Bryan debido a su experiencia anterior e incluso lo consideraba un camarada: - Una dama pudiente llamada Belinda nos ha pagado para que la escoltemos por rutas poco transitadas.

No es una petición inusual. Cada cierto tiempo hay algún noble que quiere ver a su amante o un comerciante que necesita reunirse en secreto con alguien o simplemente no quieren que sus familias se enteren si alguien interroga a sus guardias. Los mercenarios somos buenos escoltas y no nos importa la identidad del cliente ni sus motivos. Es una buena comisión por una tarea relativamente sencilla porque no se trata de atravesar las fronteras o territorio enemigo. -

Bryan se quedó en silencio un momento pensando en si debía o no hablar, pero al final decidió darle un consejo: - Puede que en esta ocasión tengas muchos problemas. Valen es un auténtico pandemonio en este momento. -

- ¿Qué ha ocurrido? -

- Hace unos días alguien asesinó a Clark Ascher en la ciudad y el Duque envió a todas sus legiones en busca de venganza. Desde entonces la Ciudad es un pandemonio e incluso se ha instalado la Ley Marcial. Hubo saqueos, pillajes, montañas de cadáveres, etc. -

- No soy experta en leyes. ¿Pero no es ilegal que un Cónsul mueva sus tropas dentro de una ciudad sin permiso expreso del Senado o del Emperador? - Exclamó Candice sorprendida.

- Sí, claro que lo es. - Respondió Bryan encogiéndose de hombros: - Pero Odón Ascher se ha acostumbrado a gobernar estos territorios como un autócrata y no parece reconocer a ninguna autoridad que no sea la suya. La situación está al borde de convertirse en una auténtica Guerra Civil, así que te recomiendo que evites acercarte a ese lugar.

En cambio, puedes ir al asentamiento de Pequeño Valen. Está casi deshabitado en este momento, pero su posada aún funciona y es un buen lugar para que recuperen sus fuerzas y se aprovisionen antes de retirarse. Si tu clienta tiene una urgente necesidad de ingresar en la ciudad, pueden esperar ahí hasta que la situación se calme un poco o por lo menos hasta que las legiones regresen a la Fortaleza de Kerlan.  -

- Gracias por el consejo. - Dijo Candice considerando seriamente la situación: - Voy explicárselo a mi clienta y espero que me escuche. -

Los mercenarios eran grupos de guerreros experimentados que luchaban exclusivamente para quien les pagase, sin importarles la nacionalidad, ideología o incluso la identidad de su Cliente. Para las distintas naciones era impensable permitir la existencia de este tipo de Fuerzas Armadas fuera de su control a no ser que se rigieran por un código muy estricto que conviniese a sus intereses.

Así pues, los mercenarios eran libres de aceptar contratos, pero estos nunca debían implicar actos evidentemente ilegales. En caso de guerra debían comprometerse con un único cliente hasta el final del conflicto. Y finalmente estaban obligados a cumplir cualquier contrato que aceptasen al pie de la letra, de modo que los estados pudiesen estar enterados en todo momento de qué era lo que hacían. El castigo por no cumplir un contrato era entregarle a su cliente un monto de compensación superior al que aceptaron inicialmente. En casos más serios podían ser castigados con una fuerte multa, perder la autorización para ser un mercenario, el exilio perpetuo de la nación o incluso la ejecución pública.

Candice había acordado escoltar a esa mujer a la ciudad de Valen y ahora necesitaba su aprobación para poder desviarse de su plan original.

Bryan estaba a punto de despedirse, pero de pronto escuchó algo que se movía a la y su ceño se frunció mientras preguntaba: - Candice, ¿acaso ustedes se dividieron en 2 grupos para esta misión de escolta? -

- No ¿por qué lo dices? - Pregunto la mercenaria sorprendida, pero entonces recordó las grandes habilidades que Bryan tenía para detectar peligros desapercibidos e inmediatamente se puso alerta: - ¿Acaso descubriste algo? -

- Los están siguiendo. - Explicó Bryan: - Puedo escuchar a otro grupo de personas. No los están “persiguiendo” para alcanzarlos, sino que se mantienen a una cierta distancia. Ahora mismo parecen estar quietos, pero puedo escuchar el eco de sus voces. Imagino que algo tendrán que ver con tu clienta porque me pareció que uno de ellos dijo el nombre de “Belinda”. -

Si cualquier otra persona le hubiese dicho eso Candice simplemente lo descartaría como los desvaríos de un orate. Después de todo sólo un Archimago de Viento sería capaz de percibir el sonido de unas voces a semejante distancia. Pero Bryan era extremadamente hábil y tenía muchas habilidades misteriosas que ella no podía entender. Así que se tomó sus palabras muy en serio.

- ¿Puedes señalarme en qué dirección se encuentran o decirme cuántos son? -

Candice liderando a su grupo

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde no necesitamos la ayuda de ningún gobierno para funcionar. ¡Lo hacemos por nosotros mismos!

Bueno, en este corto capítulo lo que hice fue agregar cosas más que cambiarlas y es que el original a veces nos presenta un auténtico carrusel de acontecimientos fortuitos que ocurren demasiado rápido, como fue el encuentro de Candice con Bryan.

Lo primero que hice fue modificar los diálogos que eran demasiado infantiles y me esforcé para que el comportamiento de Lisa fuese más “inconscientemente sensual” que sensual a secas. De hecho, tuve una experiencia personal con una chica que se enamoró porque su situación era grave y el miedo actuó en ella como un estimulante para que hiciese ciertas cosas un poco subidas de tono. Pero fue algo involuntario y cuando se calmó recuperó el sentido.

Eso es lo que quería con Lisa, pero sin hacerla parecer cercana al comportamiento de una Yandere, porque ese estereotipo sólo tiene sentido en cierto tipo de historias y esta no es una de ellas.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te parecieron los acontecimientos? ¿Te gustó el modo en que se desarrollaron las conversaciones? ¿Crees que Lisa quedó bien, considerando que esta traumatizada, o preferirías otro enfoque?

En fin, espero que les haya gustado este corto capítulo. Si quieres apoyarme en este emprendimiento por favor utiliza los enlaces de mi cuenta Patreon o comparte esta historia con más personas.

Nos vemos en el siguiente capítulo.