9 octubre 2022: XXVIII Tiempo ordinario
por Javier Agra Rodríguez
El Señor revela a las naciones su salvación.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Reflexión sobre el Evangelio
Avanza el Tiempo Ordinario; en la liturgia de este domingo XXVIII la Iglesia nos ofrece un episodio curativo del evangelio de Lucas, al que estamos leyendo en este ciclo C. La enfermedad de la que habla el evangelio, impide la participación en el culto y en la vida civil ordinaria. El libro del Levítico 13, 45 – 46 regula la actitud ante estas personas, para proteger de los contagios no para ayudar al enfermo.
Los enfermos de lepra del presente episodio narrado por Lucas, se quedan distantes; desde allí gritan y piden ayuda. La respuesta de Jesús lleva implícito el proceso de curación con el testimonio de los sacerdotes a quienes se tienen que presentar. La narración dice que se sienten curados mientras van de camino, solamente uno vuelve a dar gracias a Dios.
El que regresa da gloria a Dios ante la asamblea y agradece a Jesús la curación. Lucas presenta a Jesús equiparado al Padre en divinidad. El final está lleno de sentido iluminador. “Tu fe te ha salvado” Todos están curados de la enfermedad, pero éste que ha regresado agradecido y confesando la fe está sanado en plenitud, ha entrado en la salvación.
El cuadro
Para acompañar la lectura de este domingo, aporto la pintura “JESÚS SANA DIEZ LEPROSOS” de GEBHARD FUGEL (Ravensburg 1863 – Múnich 1939). Lo pintó en 1920 y está en el Museo diocesano de Frisinga, localidad al norte de Múnich. En la Facultad de Frisinga (Freising en alemán) estudió filosofía y teología entre los años 1946 – 1951 el que fuera papa Benedicto XVI.
Gebhard Fugel fue un pintor de grandes murales de temas bíblicos y especialmente de la vida de Jesús. Nos presenta a Jesús de camino a Jerusalén en el límite entre Galilea y Samaría, así se justifica la indicación de que uno de los leprosos era samaritano. En la narración de Lucas, expresado también en el cuadro, aparecen dos detalles interesantes: los enfermos piden misericordia colectiva “ten compasión de nosotros” y se dirigen a Jesús como “maestro” expresión que solamente aparece en boca de los discípulos, salvo en esta ocasión.
El cuadro recoge el momento en el que los diez hacen la súplica al maestro, aún vemos aparecer unos pasos por detrás a los apóstoles que van de camino acompañando a Jesús hacia Jerusalén. Los tonos que emplea el pintor nos hacen pensar en una prolongación entre el cielo y la tierra donde la figura de Jesús pone el tono más brillante e iluminado. Podríamos pensar en que es el tiempo de la cosecha por el tono amarillento de la mies donde se encuentran los leprosos suplicando.
El único rostro que tiene rasgos y podemos observar es el de Jesús, el Maestro. Los apóstoles aún lejanos están difuminados, los leprosos están de espaldas o de perfil hacia el espectador. De este modo, Gebhard Fugel puede invitarnos a todos a participar directamente en la marcha, en la súplica, en la sanación, en el agradecimiento…
Es como si el pintor hiciera una lectura teológica de la escena donde la curación pasa a segundo plano y lo verdaderamente importante es la misericordia de Jesús, el agradecimiento y la fe que permiten ser curados en plenitud porque cada uno acogemos agradecidos y con fe el don de Dios.
Javier Agra Rodríguez
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