22 mayo 2022: VI Domingo de Pascua
por Javier Agra Rodríguez
Oremos para que el Espíritu de Cristo nos guíe siempre.
Oh Padre amoroso:
Consérvanos fieles a la palabra de tu Hijo.
Danos el Espíritu Santo
para que nos recuerde
todo lo que Jesús nos dijo
y todo lo que hizo por nosotros.
Que este Santo Espíritu nos proteja
de todo miedo y cobardía
y nos dé el valor para edificar la Iglesia
en paz y con un amor paciente.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
Reflexión sobre el Evangelio
El evangelio de este Domingo VI de Pascua comienza con una respuesta a la pregunta de Judas Tadeo: “¿Te vas a manifestar a nosotros, no al mundo?” Pero “el mundo” es el ambiente de ausencia de Jesús, que no ama a Jesús ni guarda su estilo de vida; por eso no puede captar su mensaje ni la manifestación de su muerte y resurrección.
El Espíritu Santo procede del Padre y de Jesús, como también nos recuerda Pable en su primera carta a los Corintios 12, 4 – 6: Los dones son variados, pero el Espíritu el mismo; las funciones son variadas, aunque el Señor Jesús es el mismo; las actividades son variadas, pero el mismo Dios quien lo activa todo en todos.
La función del Espíritu Santo es enseñar, recordar para siempre la enseñanza de Jesús, hacer progresar su Reino y la comprensión de la Palabra y la Vida de Jesús. Del Espíritu Santo recibimos los dones que hemos dado en agrupar en siete, número simbólico de plenitud: Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor de Dios.
La Paz de Jesús no es una palabra convencional, será para siempre, para la vida de cada momento, será la PAZ universal como aspiración, la Paz inmensa de quien siente el sosiego y la esperanza para siempre en esta lucha de la vida.
El cuadro
Hoy quiero presentar el RETABLO DE LA VIRGEN de la IGLESIA DE SANTA MARÍA en el pueblo de SANTA CRUZ DE LA SERÓS. Este lugar del norte de Huesca es un pueblo con mucha y notable historia, hoy de muy pocos habitantes. Debe su nombre a las “sorores”, monjas de Santa María que abandonaron el monasterio a mediados del siglo XVI para trasladarse a Jaca, capital de la diócesis.
El templo es románico, del siglo XI. El Retablo de la Virgen pertenece al estilo gótico hacia 1460-1470. Tanto en el tratamiento del color como en la representación de múltiples detalles de las diferentes escenas consigue efectos de movimiento, expresión corporal y luminosidad. Los amplios ropajes están realizados con pliegues quebrados que nos hablan de movimiento y aire pues además están pintados en escenarios y paisajes que nos unen a la naturaleza.
El Retablo realizado en madera consta de banco, cuerpo principal dividido en tres calles, de las que la central está dedicada a alojar la imagen de la Virgen con el Niño. María en pie sostiene al niño en regazo mientras con la mano derecha nos muestra una fruta, símbolo del fruto de su vientre y del alimento que entrega al mundo en su hijo Jesús. El niño nos enseña un libro abierto. La imagen, a su vez, está rodeada por casas en donde se representan episodios de la vida de la Virgen y de Jesús.
Las calles laterales tienen tres casillas por calle. Sobre la escultura de la Virgen vemos el episodio de la Dormición de la Virgen; el retablo se remata en un ático con el Calvario del que ya he comentado en otras ocasiones que es la imagen de Jesús en la Cruz con María su madre y Juan evangelista a ambos lados. El retablo está protegido por el guardapolvo o polsera, decorado con símbolos de la Pasión de Cristo.
En el banco, ausente en esta imagen, se disponen cuatro tablas en las que se representan episodios de la vida de la Virgen. Tampoco aporto las imágenes de la calle izquierda con la representación de la Anunciación, la Epifanía y la Ascensión.
La calle de la derecha está ocupada por El Nacimiento de Jesús, la Resurrección y Pentecostés con los dones del Espíritu Santo para los primeros apóstoles y discípulos y para todos los que seguimos a Cristo Resucitado a través de los siglos. En Pentecostés nace la Iglesia y comienza el tiempo de la misión para anunciar a Jesús Resucitado por todos los rincones del mundo.
Javier Agra Rodríguez
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