La bordadora
Cuento popular de China
La esposa del guerrero está sentada cerca de la ventana y suspira mientras sus ágiles dedos bordan sobre la fina seda de un almohadón una rosa blanca. ¡Ay, cuándo dejarán las tártaros de rebelarse, cuándo llegará a tener fin esta horrible guerra que ensangrienta continuamente el país! De pronto la bordadora siente un agudo dolor en el dedo, la sangre gota a gota va cayendo sobre la rosa de seda de inmaculada blancura: ya no es una rosa blanca, los pétalos de la linda flor son ahora de un rojo encendido, de un rojo tan vivo tal vez — piensa la hermosa— como la sangre de su amado, que poco a poco va cayendo sobre la nieve de las lejanas colinas donde la guerra prosigue sin fin... ¡No! ¡Así no será! Trata de apartar aquel lúgubre pensamiento que enturbia su mente; su amado no morirá, tiene que volver, tiene que regresar a esa casa donde le esperan sus hijos, su esposa y su jardín; la felicidad algún día tiene que volver a reinar en la morada del guerrero; ¡ojalá pueda volver —sigue pensando la dulce esposa— antes de que su cabello negro como ala de cuervo se torne blanco como los copos de nieve del helado invierno que se avecina!
El viento del este sopla con fuerza y hace crujir las ramas del sauce que crece junto a la ventana. La bordadora se estremece y escucha una vez más aquel rumor del aire que le es tan familiar. De pronto a lo lejos se oye el galopar de un caballo. No hay duda: no es el viento, ni el ruido de las aguas del río deslizándose entre el roquedal. Es el rítmico trote de un caballo que se acerca rápido hacia la casa. La esposa del guerrero se levanta presurosa, aparta la estera y se asoma a mirar por la ventana, pero nada ve: sólo el viento del este sigue agitando las ramas del sauce bajo la caricia suave de los últimos rayos del sol...
Una vez más el loco palpitar de su corazón le ha engañado, nadie se acerca a su triste morada, no hay jinete ni hay corcel, sólo su loca fantasía galopa siempre sin cesar arrastrando todos sus pensamientos... Todo ha sido en vano: ilusión, deseo, amor...
Sobre el almohadón llora la hermosa. Una guirnalda de perlas de plata rodea ahora la linda rosa blanca del cojín de fina seda...
FIN
FICHA DE TRABAJO
VOCABULARIO
Corcel: Caballo, especialmente el que es ligero, de gran alzada y bella figura, como los que servían para los torneos y batallas.
Enturbiar: Poner turbia una cosa.
Estera: Pieza de tejido grueso y áspero (esparto, palma, junco u otro material parecido), que generalmente se utiliza para cubrir parte del suelo de un lugar. En China se emple acomo persiana.
Estremecer: Hacer que una cosa tiemble.
Guirnalda: Adorno consistente en una tira entretejida de flores y ramas que se coloca en forma de corona o de ondas.
Lúgubre: Que es oscuro o sombrío y recuerda lo relacionado con la muerte o el más allá.
Roquedal: Lugar en el que abundan rocas.
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