Arte y Liturgia

Parábola de los talentos

Willem De Poorter

19 noviembre 2023: Domingo XXXIII Tiempo ordinario

por Javier Agra Rodríguez

Evangelio Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: 

Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. 

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. 

El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. 

En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. 

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. 

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." 

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." 

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."»

Reflexión sobre el Evangelio

Hemos recibido los talentos de la fe, esperanza y caridad; los inmejorables talentos de la enseñanza de Jesús, de su vida entregada hasta la muerte y resurrección. Hemos de hacer fructificar estos talentos y los hemos de transmitir a nuestros semejantes y a nuestras generaciones futuras. Recordamos las palabras del papa Francisco durante las jornadas de la Juventud en Río de Janeiro, julio 2013: “…Quiero que la Iglesia salga a la calle. Quiero que nos desprendamos de todo lo que sea mundanidad, instalación, comodidad, de todo lo que sea estar instalados en notros mismos… si quieren saber qué hacer, lean a Mateo 25, que es el protocolo con el que nos van a juzgar”.

Estamos llamados por el bautismo, por la gracia a descubrir los talentos, hacerlos fructificar para el bien común, valorar los talentos de las otras personas, animar, construir juntos desde los talentos diversos de la diversidad de personas hasta que la igualdad, la libertad, la PAZ del Reino de los Cielos sea presencia en esta tierra.

El cuadro                                                       

Willem de Poorter (Haarlem, Holanda 1608-1668) es conocido principalmente por su recreación de las escenas bíblicas, también como autor de temas mitológicos. Sitúa, las más de las veces, sus escenas en interiores de gran tamaño, dando sensaciones de lugares espaciosos donde sus personajes tienen una posibilidad de acción amplia pero limitada por muros, siempre controlables.

El cuadro que hoy presentamos, “LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS” que se conserva en la GALERÍA NACIONAL DE PRAGA, es una muestra notable de su estilo. En esta amplia edificación, que muy bien puede ser un palacio renacentista, agrupa la escena que quiere resaltar y así permanece en su cuadro como espacio abierto gran parte de sala, una escalera amplia por la que está apareciendo en la escena otra persona, seguramente sirviente del rico hombre de negocios del que habla el evangelio; esta escalera da acceso a otro piso diferente con más estancias, situación que resalta el pintor poniendo otra persona en un ventanal que se abre sobre la estancia. 

Además de lo que pinta, Willen de Poorter, insinúa otras posesiones, otras riquezas, al mismo tiempo que ha decidido presentar al espectador una cierta austeridad en materiales y decoración. El cuadro presenta lugares donde se focalizan puntos de luz más llamativa, mientras la estancia es monocromática con esta piedra arenisca que resplandece en algún punto por efecto de la luz que entra en la estancia por algún portón imaginado. 

La escena está narrada con fuerza, la fuerza que transmiten las diferentes expresiones de los personajes a quienes podríamos poner el papel que cada uno representa en esta escena. Al mismo tiempo, la sutileza de Willem de Poorter, permite al espectador situar sus propias decisiones sobre cuál de los tres siervos es el que está ante la mesa y si es el momento de recibir los talentos o estamos ya ante la ocasión de rendir cuentas.

Y es que de lo que trata esta parábola es de un bien de mucho valor. El “talento” como moneda equivalía a seis mil “dracmas”. De modo que Jesús está hablando de que lo que se son entrega no es precisamente baladí, es algo de mucho valor. Hacer fructificar los talentos nos llama siempre a la conversión y a la acción social, a contagiar el seguimiento del camino de Jesús el Cristo, a comunicar el entusiasmo de la construcción de un mundo de iguales pues hemos recibido por el Espíritu Santo ser hijos del mismo Padre por el bautismo.

Javier Agra Rodríguez

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