Reflexión sobre el Evangelio

Con este Tercer Domingo del Tiempo Ordinario comenzamos la lectura del evangelio de Lucas, durante un largo período hasta el último domingo de Cuaresma. Estamos en un momento oportuno para leer y manejar el tercero de los evangelios sinópticos.

Lucas es el único evangelista que compone con cuidado un prólogo a su escrito, para exponer el método y la finalidad de su evangelio “para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido”. Lucas es consciente de haber compuesto una obra literaria, además de teológica sobre la vida y la transcendencia de Jesús, el Cristo; escribió también el Libro de Los Hechos de los Apóstoles como continuación donde nos cuenta la vida la Iglesia primitiva.

Continúa la lectura del evangelio de este domingo con la vuelta de Jesús a Galilea, a la sinagoga y la lectura de un texto de Isaías. Lucas ha captado y plasmado un momento culmen de la historia de la humanidad; ha ido acumulando detalles para aumentar el interés del lector. Tras la lectura del texto de Isaías 61, 1 – 2, hace resonar la noticia que estaba preparando: “Hoy se ha cumplido la noticia que acabáis de oír”. La presentación de Jesús como Mesías provoca tensión dramática pasando de la sorpresa al entusiasmo, para concluir en duda y rechazo.

El texto de Isaías 61, 1–2 al que añade 58, 6 “proclamar el año de gracia del Señor” era interpretado por los diferentes lectores como tiempo futuro, pero este mensaje liberador se cumple “hoy” con Jesús de Nazaret. Suena como anticipo de las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña: pobres, cautivos, ciegos, oprimidos… serán liberados porque ya ha llegado el año de gracia del Señor como tiempo definitivo de reconciliación, gracia y liberación.

La liberación en Jesús, el Cristo ya no es un pensamiento filosófico; es el resultado de Jesús como acontecimiento histórico, del encuentro con Él con quien caminamos por Galilea hasta Jerusalén, de nuestra adhesión a Cristo que nos permite vivir la intimidad con el Padre más allá de la ley, del pecado, de la muerte, por el Espíritu Santo en nos ha ungido.

El cuadro

Acompaña a esta lectura bíblica el cuadro “Jesús enseña en el templo” de Christian Wilhelm Ernst Dietrich (Weimar, Alemania 1712 - Dresde, Alemania 1774) conservado en el Museo Nacional de Cracovia, Polonia. El cuadro está realizado con trazos firmes de un buen copista e imitador de grandes figuras de siglos anteriores. Jesús está presentado como quien habla con autoridad, serenamente aposentado en la sede mientras señala con su mano hacia el Padre Dios y también hacia el futuro que Él representa.

Diferentes personas rodean las gradas en una composición teatral de diversas alturas, diferentes expresiones de ánimo ante la palabra de Jesús, Mesías. Algunos pergaminos están distribuidos por la escena en alusión a los textos que se leen y comentan en la sinagoga. Nos viene a la memoria aquel pasaje de Jesús con doce años en el templo entre los doctores, pero estamos ya en otro momento. Es el tiempo programático y activo de Jesús.

Javier Agra Rodríguez