Arte y Liturgia

Parábola de la higuera estéril

Diego Quispe Tito

20 marzo 2022: Domingo III de Cuaresma

por Javier Agra Rodríguez

Salmo 102

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura.

El Señor hace justicia

y defiende a todos los oprimidos;

enseñó sus caminos a Moisés

y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre sus fieles.

Evangelio Lucas 13, 1-9

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.

Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»

Reflexión sobre el Evangelio

El Evangelio (Buena Noticia) de Jesús, el Cristo, nos llega a través de las cuatro versiones de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El párrafo que leemos este tercer Domingo de Cuaresma es exclusivo de Lucas y tiene como dos partes; el tema subyacente en la primera parte, es común a los cuatro que lo tratan en algún momento de diferentes maneras: la retribución del bien y del mal no tiene una aplicación mecánica en nuestra relación con Dios (recordamos que éste era el tema del libro de Job), sin embargo las desgracias pueden ponernos sobreaviso y así entrar con más ahínco en el camino de la conversión, de la constante vigilancia, de estar atentos a las necesidades de otras personas, de construir juntos un mundo sin “desgracias” ni injusticias.

La segunda parte del evangelio presenta la parábola de la higuera. Los sinópticos Mateo 21 y Marcos 11 también cuentan un episodio de Jesús con una higuera, pero con otra intención teológica y hermenéutica. En la narración de Lucas, Jesús recoge una tradición de algún siglo anterior y le da otro final más misericordioso.

La parábola de la higuera que no da fruto incide en el tiempo para el arrepentimiento y para dar frutos. La higuera como símbolo del pueblo está presente en el Antiguo Testamento (Jeremías 8, 13; Oseas 9, 10; Miqueas 7,1). El fruto es una frecuente metáfora de la acción responsable y sus consecuencias, ya lo recordaba el libro de los Proverbios 1, 31; 12, 14; 31, 31…). Nuestra parábola tiene como dato particular y significativo la intercesión del hortelano a favor de la higuera para la que pide una moratoria, más tiempo para la reflexión, el arrepentimiento, el cuidado.

También hoy leemos en la Primera Carta de Pablo a los Corintios 10, 1-6 unos episodios escalonados de Dios a favor de su pueblo, con alusiones al bautismo y la eucaristía que unas personas aprovechan y otras rechazan.

El cuadro

Sobre este tema de la higuera se encuentra poca pintura y pocas expresiones en general en otras artes. Para acompañar a la lectura de este domingo he elegido la pintura “PARÁBOLA DE LA HIGUERA ESTÉRIL” de DIEGO QUISPE TITO (San Sebastián de Cuzco 1611 – 1681) que se conserva en la Catedral de Cuzco. Es un tema pintado en una serie que se llama Signos del Zodiaco, realizada en torno al año 1667 para la Catedral.

Quispe Tito quiere identificar los signos del zodíaco con diferentes parábolas del evangelio, de las que se conservan nueve; esta de “La Parábola de la higuera estéril” quiere cristianizar el signo de Libra. Observamos en este lienzo algunas características comunes al común de su pintura: así vemos la reducida proporción de los personajes respecto del conjunto del cuadro; sitúa la escena dentro de un rico paisaje idealizado, bucólico, fantástico que nos recuerdan a los paisajes bíblicos pintados por Patinir, Cranach el Viejo, Jan Brueghel.

El pintor nos presenta diferentes huertos donde se están realizando tareas de recogida de higos con abundante cosecha y diferentes movimientos, mientras que en el primer plano a la derecha encontramos la escena que narra el evangelio, el propietario de una de las higueras conversa con el hortelano para que corte su higuera pues no da frutos y el hortelano pide tiempo para cuidarla, el dueño le concede una moratoria.

Deducimos que es el amanecer por la neblina entre blanca y azulada que envuelve la escena hasta el horizonte más allá de la ciudad y las montañas. Las diferentes personas se nos presentan felices en medio de su trabajo pues obtienen fruto abundante. Solamente el grupo sobre el que se centra la escena aparece con alguna tensión en sus rostros y en su expresión corporal.

Quispe Tito quiere imbuir la escena de esperanza y serenidad, es el comienzo del día, es el comienzo de la vida, es el comienzo de la actividad, es el comienzo… aún tenemos todo el día por delante para volver a comenzar, para reconstruir lo imperfecto, para levantar el ánimo y la esperanza, para cavar, regar y dar fruto.

Javier Agra Rodríguez

Los textos e imágenes que se muestran en esta web se acogen al derecho de cita con fines didácticos, que pretenden fomentar el conocimiento de las obras y tienen como único objetivo el análisis, comentario o juicio crítico de las mismas.