Hans Christian Andersen

El más importante escritor de cuentos.

"La vida de cada hombre es un cuento de hadas escrito por la mano de Dios". Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen nació en abril de 1805 en la pequeña localidad danesa de Odense. De padre zapatero y de madre lavandera, creció en el seno de una familia humilde. En cierto modo, su vida fue un cuento de hadas, puesto que pasó de la pobreza a la riqueza y aprovechó su experiencia para narrar los cuentos que le hicieron famoso.

De niño, Andersen no tuvo muchos amigos, pero le gustaba jugar con marionetas, escuchar los cuentos que le contaba su abuela y cantar. Tenía una voz tan dulce que le apodaron “el Pequeño Ruiseñor”.

A los 14 años, Andersen partió en busca de fortuna a la capital de Dinamarca, Copenhague. Eran dos días de trayecto en diligencia, pero como no tenía dinero para pagar todo el viaje, tuvo que recorrer a pie los últimos 15 kilómetros. Llegó a la ciudad el 6 de septiembre de 1819. Para el futuro escritor, fue como un renacer y celebró esa fecha cada año durante el resto de su vida.

Al principio intentó ganarse la vida como actor y cantante, y escribía obras teatrales en su tiempo libre. Esperaba hacerse famoso con sus obras de teatro, pero su formación era tan básica y cometía tantas faltas, que nadie se las quería publicar.

Cuando Andersen tenía 17 años, un director generoso se dio cuenta de su potencial y lo envió de nuevo al colegio. Andersen, un adolescente larguirucho, no encajaba en absoluto en una clase llena de niños de once años de familias ricas. Más tarde describió esta época como la más triste de su vida y es posible que plasmase esta mala experiencia en El patito feo.

Una vez finalizada su educación, Andersen estaba más decidido que nunca a ser escritor. Probó con distintos estilos y viajó por Alemania e Italia en busca de inspiración. Pero no alcanzó la fama hasta que empezó a recordar las historias que le relataba su abuela y a escribir sus célebres cuentos.

Sus primeros relatos para niños se publicaron en el año 1835. Entre ellos estaban La princesa y el guisante y El yesquero. Como gustaron a todo el mundo, Andersen siguió escribiendo más y más.

La obra de Andersen se ha traducido a muchos idiomas y el escritor visitó muchos países, donde conoció a seguidores de todas las edades y a otros autores. El Alemania conoció a los hermanos Grimm, que se habían hecho famosos recopilando historias tradicionales; en Inglaterra se entrevistó con Charles Dickens que, como él, había alcanzado la fama tras una infancia muy pobre. De regreso en Dinamarca, recibió una invitación para tomar una taza de chocolate (un lujo en aquella época) con los mismísimos reyes.

El 2 de abril de 1875, Andersen celebró su 70 cumpleaños con un magnífico banquete para 244 personas y bautizó cada uno de los platos con nombres de sus cuentos. Cuatro meses después, falleció mientras dormía.

Pese a su muerte, sus cuentos aún siguen vivos. Con ellos se han hecho películas, obras de teatro y ballets. También han inspirado a compositores, pintores y escritores. Para los admiradores de Andersen, una de las visitas obligadas en Copenhague es la estatua de La Sirenita, que se erigió junto a la costa en recuerdo al escritor.

El 2 de abril de cada año, coincidiendo con la fecha de nacimiento de Hans Christian Andersen, se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Libro Infantil.

Cuentos

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