Arte y Liturgia
Vocación de San Pedro y San Andrés
Federico Barocci
22 enero 2023: Domingo III Tiempo ordinario
por Javier Agra Rodríguez
Evangelio Mateo 4, 12-23
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Reflexión sobre el Evangelio
Jesús se moverá por la región de Galilea, la comarca llamada de los gentiles porque era en la que menos enraizado estaba el judaísmo, región de paso entre diferentes comarcas y naciones. Cafarnaún, la ciudad de referencia de Jesús, según podemos leer en Mateo 9, 1. De este modo lo había predicho el profeta Isaías 8, 23 – 9, 1 que hoy también proclamamos como primera lectura.
Con Jesús, vuelve a sonar el mensaje de Juan Bautista: “Arrepentíos, que está cerca el reino de Dios”, el arrepentimiento que propone Jesús nos introduce en los valores del evangelio y en la reino de Dios que es el centro de la predicación de Jesús en el evangelio de Mateo.
La llamada de Jesús es categórica y el seguimiento como respuesta es inmediato e incondicional; a partir de ahora, el oficio de pescador queda trascendido y será símbolo de término misionero. Este evangelio que hoy proclamamos contiene el inicio de la espiritualidad cristiana del seguimiento de Jesús, vemos desde el comienzo que Pedro encabeza la serie de los discípulos.
El texto que sigue en el evangelio, que hoy no leemos, es el resumen de la actividad de Jesús que Mateo ampliará a lo largo del texto de su evangelio: enseñanza, proclamación de la buena noticia y curaciones. De este modo también se cumple la profecía de Isaías 41, 27 “… envié un heraldo a Jerusalén” 52, 7: “¡Qué hermosos son sobre los montes / los pies del heraldo que anuncia la paz, / que trae la buena nueva, que pregona la victoria! / Que dice a Sión: Tu Dios es rey”. 61, 1: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido”. También resume la promesa de Deuteronomio 7, 15: “El Señor desviará de ti la enfermedad…”
El cuadro
Para acompañar la lectura del evangelio de este Domingo III del Tiempo Ordinario propongo la pintura “VOCACIÓN DE SAN PEDRO Y SAN ANDRÉS” de FEDERICO BAROCCI (Urbino 1535 – 1612) pintado el año 1586 y se encuentra en Monasterio de EL ESCORIAL.
Pedro, inclinado el pie en tierra ante la llamada de Jesús, que llena la escena a nuestra izquierda, permite contemplar la profundidad de un fondo de naturaleza viva y lumínica con que nos deleita Barocci en este cuadro. Además la barca con Andrés a medio camino entre la recogida de la red y el momento de salir de la barca para seguir la llamada del Maestro, muestra la unión entre el esfuerzo del trabajo de cada día y la urgencia del seguimiento meditado en la oración.
La atmósfera de esta escena cotidiana de vida entregada a las tareas necesarias está contando al espectador la urgencia de estar atentos a la voz del Señor que viene a buscarnos en los quehaceres de cada día. El lago está en calma, las barcas situadas magistralmente en diferentes diagonales, las montañas, las perspectivas diferentes de los personajes pintados, dan una profundidad intensa a la escena en el momento de la vocación de los dos primeros apóstoles.
El texto no indica la hora del día, el autor del cuadro insinúa que es el amanecer por el color rosicler de las nubes en el horizonte que refleja un tono de azul dorado a las calmadas aguas. Jesús viste una túnica roja definición del esfuerzo y acaso de su muerte violenta para salvarnos de todos los males y hacernos valientes pues ya estamos apuntados a la victoria. Pedro destaca por el dorado amarillo de su túnica, el color de los apóstoles. Solamente Jesús está tocado con el nimbo luminoso en torno a su cabeza, pues Él ya posee la luz del Espíritu del Padre que los apóstoles recibirán más adelante.
Javier Agra Rodríguez
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