17 abril 2022: Domingo de Resurrección
por Javier Agra Rodríguez
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
« ¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
« ¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Reflexión sobre el Evangelio
¡FELICES PASCUAS! Es el Tiempo de la Resurrección, de Jesús y nuestra resurrección ¡Aleluya¡
La Liturgia pone como lectura de esta madrugada de Pascua el texto del evangelio de Lucas 24, 1 – 12, aparición de Jesús a María Magdalena. Como lectura del evangelio durante las eucaristías de resto del domingo de Pascua, el texto de Juan 20, 1 – 9, María Magdalena comunica a los apóstoles que ha visto la tumba vacía, los apóstoles Pedro y Juan salen corriendo al lugar del sepulcro.
El episodio de la Resurrección no se describe, es objeto de fe y de aceptación gradual que transciende la percepción humana. Aunque en el evangelio de Juan esta aceptación es breve en el tiempo, puede llevar otros ritmos temporales según cada persona.
Comienza con señales de ausencia: el sepulcro vacío, los lienzos tendidos, el sudario enrollado en un sitio aparte, mensaje recibido por terceras personas. Después viene la figura y la voz no reconocidas para saltar a ver la figura de siempre, con las huellas recientes de la Pasión. El encuentro personal con el Maestro para identificar a Cristo Resucitado con el mismo Jesús de la historia.
También existe un progreso en la fe: primero cree el discípulo que es “el ideal del discípulo de Jesús”; después cree María que lo ve y lo escucha, luego el grupo y más tarde también termina creyendo el que es “más terco”. Este proceso es el que se da a través de toda la historia, en todas las personas, también en la actualidad en cada uno de nosotros. Hemos de encontrarnos personalmente con Jesús, el Cristo Resucitado para creer en la Vida Resucitada para siempre.
El cuadro
Para ilustrar el evangelio de la Resurrección, tema muy abundante en la pintura y en el arte en todas sus expresiones, he elegido el cuadro “NOLI ME TANGERE” de “JAN BRUEGHEL El JOVEN” (Amberes 1601 – 1678) quien aprendió a pintar de la mano de su padre del mismo nombre, pintor más reconocido.
Esta expresión latina “noli me tangere” que en castellano traducimos como “No me toques” habla del apremio de quien descubre a Jesús y no puede detenerse en contemplar esta excelencia sin salir con prontitud a anunciar la Resurrección.
Este cuadro está dentro de su estilo más común. Brueghel, el joven empleó su técnica fundamentalmente en pintar paisajes extensos y llenos de vida. Unos cuantos con tema religioso, como este que nos ocupa. En un exuberante huerto ha puesto en primer término a Jesús como hortelano, según la primera impresión de María Magdalena. María está presentada en el momento en que reconoce al Maestro y se inclina rodilla en tierra ante él.
En el fondo, vemos las tres mujeres que han ido de madrugada a la tumba a ungir el cuerpo de Jesús y descubren la tumba vacía, también adivinamos a Pedro y Juan en el momento en que entran al sepulcro y lo hallan vacío.
La iluminación es más nocturna en la escena del fondo y con luminosidad amanecida en el primer plano de Jesús y Magdalena, la luz aquí es ya del sol nuevo Resucitado que da claridad al horizonte, al primer plano, a nosotros espectadores. De este modo, la pintura es un pequeño tratado teológico, toda la naturaleza a la que cuida el hortelano, las personas, la tierra toda se inunda de luz ante la Luz tan poderosa como es Cristo Resucitado.
Los altos árboles, los arbustos del fondo, la colocación de las plantas en torno a la carretilla, hasta las nubes de luminoso blanco parecen participar del baile en movimiento de la vida. Las ropas de María Magdalena, la túnica de Jesús también están envueltas en este aire que mueve la escena, los corazones y las almas.
El vaso en que María lleva el perfume para embalsamar el cuerpo de Jesús, está en el suelo; ¡ya no es necesario, María Magdalena. Has de cambiarlo por la palabra, por el testimonio, por la misión! Dichosa María Magdalena porque ahora que has encontrado a Cristo Resucitado ya eres misionera de la Vida, de la esperanza, del futuro, del Reino de Dios para cada uno de los humanos, para todas las personas y la naturaleza entera.
Javier Agra Rodríguez
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