Arte y Liturgia

Cristo en el desierto

Ludovico Caracci

26 febrero 2023: I Domingo de Cuaresma

por Javier Agra Rodríguez

Oración colecta

Oremos para que durante esta Cuaresma 

nos convirtamos de verdad.

Oh Dios y Padre nuestro:

En el desierto tu Hijo luchó durante cuarenta días 

por las exigencias de su misión,

y venció todas las tentaciones.

En estos cuarenta días de Cuaresma 

conviértenos, haz que nuestros corazones giren 

a la paz de tu perdón, a la luz de tu amor 

y de tu preocupación por los hombres.

Haz que encontremos la vida y la alegría  que Jesús nos trae;

y disponnos a compartir con otros.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Evangelio Mateo 4, 1-11

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.

El tentador se le acercó y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.

Pero él le contestó:

Está escrito: No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.

Jesús le dijo:

También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.

De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los

reinos del mundo y su gloria, y le dijo:

Todo esto te daré, si te postras y me adoras.

Entonces le dijo Jesús:

Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.

Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Reflexión sobre el Evangelio

Este primer Domingo de Cuaresma leemos en Mateo 4, 1 – 11 el episodio de las pruebas de Jesús en el desierto después de su bautismo, en un paralelismo con el pueblo de Israel puesto a prueba varias veces en el desierto después de pasar por el agua del mar Rojo guiado por Moisés. Jesús, guiado por el Espíritu, afronta las pruebas del desierto.

Satanás y Jesús. Es la confrontación de dos proyectos: Jesús trae el proyecto salvador del Padre Dios frente al anti proyecto de Satanás. El milagro sin justificación, el espectáculo gratuito, el poder universal. Son nuestras tentaciones permanentes: riqueza, prestigio, poder. Jesús vence y utiliza tres citas sacadas del contexto del Éxodo, en el libro del Deuteronomio 8, 3; 6, 16; 6, 13.

Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu, como Ezequiel: “Entonces me arrebató el espíritu…” 3, 12; 11, 1. El mismo Espíritu que bajó sobre él en el bautismo y que ya lo acompañará siempre. El monte de la visión que muestra Satanás, recuerda otros montes del Antiguo Testamento: el monte Ararat salvador de Noé y el reencuentro de la humanidad nueva con Dios Génesis 8, 18; el monte desde el que Abrahán mira hacia el norte, el mediodía, levante y poniente y Dios le promete toda la tierra que abarca su vista para él y sus descendientes Génesis 13, 15; el monte de Moisés donde también ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches según dice Éxodo 34, 28 o el monte sobre el que murió en el libro del Deuteronomio 34.

¡Vete Satanás! Volverá a sonar en Mateo 16, 23. Los reinos del mundo se oponen al reino de los cielos con su gloria, según intuimos en otro monte, el de la Transfiguración en Mateo 17, 1. Terminadas las tentaciones, vinieron los ángeles y le servían. 

El cuadro                                                       

Para acompañar la liturgia de este primer domingo de Cuaresma he propuesto la pintura “CRISTO EN EL DESIERTO” de LUDOVICO CARACCI (Bolonia 1555 – 1619) pintado el año 1608, se encuentra en GEMALDEGALERIE que es una de las sedes de los Museos Estatales de Berlín. 

El cuadro presenta a Jesús después de superadas todas las pruebas, en el final de la lectura del evangelio de este domingo. Mateo 4, 11: “Entonces lo dejó el diablo; en esto se acercaron unos ángeles y se pusieron a servirle”. Esta pintura de Ludovico Caracci pretende el estímulo emocional. Jesús ocupa el centro de la escena, en medio de una próspera naturaleza superado ya el desierto, rodeado por multitud de ángeles hacendosos en constante movimiento y preocupación de que no le falte nada a Jesús.

Nuestro pintor parece tener interés en mostrar la gloria de superar las constantes tentaciones a que el Maestro fue probado en su vida, como cada uno somos tentados a diario. La grandiosa vegetación con profusión de árboles frondosos, florecillas en primer término, acaso alguna corriente de agua, la luz del amanecer que ilumina la escena en medio del color azul dominante sobre un rico cromatismo que lleva al espectador a tener el espíritu en constante movimiento.

La escena nos centra claramente en la eucaristía, con la mesa-altar el pan y el cáliz preparados para ser distribuidos por Jesús quien está en el lavamanos previo al prefacio y la comunión. Caracci presenta a nuestra consideración la serenidad y el sosiego que produce en las personas la superación victoriosa sobre el pecado y sobre las diferentes angustias que la vida nos propone con engaños cada día. Jesús venció, Él es nuestra victoria.

Javier Agra Rodríguez

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