Arte y Liturgia

Paisaje con Cristo y los discípulos

François Millet

19 febrero 2023: Domingo VII Tiempo ordinario

por Javier Agra Rodríguez

Evangelio Mateo 5, 38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Reflexión sobre el Evangelio

Este Domingo VII del Tiempo Ordinario continuamos leyendo más antítesis del discurso de Jesús. La quinta antítesis: “ojo por ojo” trata de la Ley del Talión (Éxodo 21, 24; Levítico 24, 20; Deuteronomio 19, 21) que pretendía poner freno a la espiral de violencia según leemos en el grito de Lamec, Génesis 4, 23 – 24: “Por un cardenal mataré a un hombre, a un joven por una cicatriz. Si la venganza de Caín valía por siete, la de Lamec valdrá por setenta y siete”.

En el Antiguo Testamento abundan los textos sobre el principio de equivalencia. Jesús supera todo este ambiente y propone como freno vencer al mal con el bien, desde el perdón y la generosidad.

La sexta antítesis: “…y odiarás a tu enemigo” nos recuerda, aunque sea a cierta distancia, la palabra de algunos salmos, de algún proverbio. Salmo 139, 22: “Los odio con odio implacable, los tengo por enemigos”. Frente a estos pasajes, escuchamos el mandato nuevo de Jesús: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen…” que recoge sugerencias de diversos textos del Antiguo Testamento (Ex. 23, 4-5; Jr. 15, 15; Lev. 19, 17-18; …) “… he intercedido a favor de mi enemigo, tú lo sabes” Jeremías 15, 15. 

Jesús pone la motivación y la culminación de la santidad nada menos que en la imitación del Padre Dios que hace salir su sol en favor de todas las criaturas sin distinción. Jesús nos enseña que la perfección está en imitar la santidad de Dios que está en el amor.

El cuadro                                                       

Para acompañar la liturgia de este domingo propongo el cuadro “PAISAJE CON CRISTO Y LOS DISCÍPULOS” DE FRANÇOIS MILLET (Gruchy, Gréville-Hague, 1814 – Barbizon, 1875).

Nuestro pintor había pasado su infancia en el medio rural, después estudió durante varios años en París donde aprendió de los clásicos a los que estudió profundamente en el Museo del Louvre. Más tarde se instaló definitivamente en Barbizón, pueblo desde el que pintó casi toda su obra en la que resalta el medio rural, naturalista.

Este cuadro “Paisaje con Cristo…” destaca por esta visión de la naturaleza como amplitud e integración, desde una mirada intimista. La grandiosidad del paisaje pintado acoge como con un abrazo a las figuras humanas a quienes hace fuente de la inmensidad y la eternidad de la naturaleza.

Cristo y los discípulos ocupan un centro que se va expandiendo hacia la profundidad del cuadro donde caben edificaciones, ciudades, vegetación, montañas, cielo… parece que la presencia de Jesús agranda toda la naturaleza en este color de amanecer nuevo. En un segundo plano, destaca a nuestra derecha una escultura entre recostada y caída, semioculta por un velo que puede simbolizar el tiempo anterior a Cristo; a nuestra izquierda se levanta la torre y el pórtico de un templo que da paso al pueblo, como indicando que con Jesús comienza un tiempo nuevo y definitivo.

En torno a Jesús se han reunido los primeros discípulos, mientras que desde los diferentes caminos van caminando confluyendo hacia el Maestro más personas que se acercan a Él buscando palabras de vida eterna, deseosos de ser limpios, de ser curados, de comenzar el sendero nuevo que marca Jesús, el Cristo.

Esta pintura transmite palabra y transmite vida y movimiento. Generosa vegetación que se mece con el aire, los senderos de fácil transitar pero haciendo curvas, la diferente luminosidad y brillo de los diversos espacios en los que parece nos podemos adentrar los espectadores, Jesús que camina y conversa al mismo tiempo, los discípulos en movimiento…

Javier Agra Rodríguez

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