3 julio 2022: XIV Tiempo ordinario
por Javier Agra Rodríguez
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios.»
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
Reflexión sobre el Evangelio
Este Domingo XIV del Tiempo Ordinario, comenzamos la lectura del evangelio de Lucas con la misión de los setenta discípulos por la región de Judea. De este modo contemplamos incluso con símbolos cómo el mensaje se va extendiendo por toda la tierra. Según Génesis 10 los pueblos que componen la tierra son setenta, setenta son también los auxiliares de Moisés que reciben el espíritu según Números11, 16 – 30.
Las condiciones que les recuerda Jesús son generales: renuncia a comodidades y seguridades para presentar la viveza del mensaje. Llevarán la Paz mesiánica. Su tarea es la misma tarea de Jesús, anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, curar enfermos como señal.
La felicidad de los discípulos crece porque ven frutos concretos como respuesta a su tarea. Sin embargo “sea vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo”.
Hoy celebra la iglesia también la Fiesta del apóstol Santo Tomás, del que conocemos pocos datos. Los cuatro evangelios lo citan en los diferentes listados de los apóstoles, es Juan quien entrega algún apunte, lo sitúa en la resurrección de Lázaro, entre los que intervienen con pregunta en la Última Cena y el episodio más conocido de la Duda de Tomás en una de las apariciones de Jesús Resucitado.
De entre los evangelios apócrifos se atribuye a este apóstol un “Evangelio de Tomás” con muchos episodios de la infancia de Jesús de los que se sirven los pintores para algunas de sus expresiones; también conservamos un “Evangelio según Tomás” distinto del anterior, que muestra palabras y “dichos secretos que el Jesús vivo dijo”.
Tomás fue un fiel seguidor de Jesús, el Cristo, gran misionero. Los cristianos Sirios tienen la creencia de que él fue quien les anunció el evangelio; de él se dice que evangelizó la India donde murió mártir en Meliapor. Es representado con frecuencia con una lanza en alusión al arma con que fue martirizado; también se le representa con una escuadra pues cuenta la tradición que era arquitecto y una leyenda añade que construyó un palacio para el rey Gundafar de la India, un palacio no en la tierra sino en el reino del cielo.
El cuadro
La pintura que acompaña hoy a las lecturas de la liturgia es “VIRGEN Y EL NIÑO CON SANTA CATALINA Y SANTO TOMÁS” de LORENZO LOTTO (Venecia 1480 – Loreto 1556, murió como hermano lego en el santuario Santa Casa de Loreto donde había ingresado como monje unos años antes). Fue dibujante, ilustrador y pintor muy popular en la época. Lo pintó entre los años 1528 – 1530.
En este cuadro destaca su esmerado estudio de la anatomía humana, llena de fortaleza y serenidad. El estudio y distribución que realiza de los espacios, de los personajes, de las intenciones de quienes aparecen en el cuadro siempre de modo sosegado y firme, llaman la atención del espectador pues nos encontramos ante un autor que expresa sentimientos, estados de ánimo, oración.
María, la Virgen, con el niño en sus brazos mientras lo entrega a Santa Catalina de Siena y a Santo Tomás apóstol. Jesús niño está con el brazo extendido como símbolo de inspiración para la escritura de los textos de Santa Catalina que es doctora de la Iglesia, por eso se la representa con un libro. Santo Tomás está en actitud de adoración, ya definitivamente ha creído en el Señor Jesús. Santo Tomás está representado con la lanza que es uno de los símbolos más frecuentes en su iconografía, pues murió mártir atravesado por una lanza.
El ángel de una dulzura asombrosa, corona a María con un ramo de flores para expresar la unión entre el cielo y la tierra. María entrega a Jesús a los dos santos aquí presentes, pero también lo entrega a la naturaleza entera y a toda la humanidad para que siempre seamos capaces de permanecer fieles a su palabra, su vida, su obrar por el Espíritu Santo que nos entrega en el nombre del Padre.
Javier Agra Rodríguez
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