Arte y Liturgia

El sermón de la montaña

Fra Angélico

12 febrero 2023: Domingo VI Tiempo ordinario

por Javier Agra Rodríguez

Evangelio Mateo 5, 17-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego. 

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo. 

Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

Se dijo: “El que se repudie a su mujer, que le dé acta de repudio.” Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.

También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello.

Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

Reflexión sobre el Evangelio

Hace pocos domingos, Jesús nos presentaba “felicidades” con las Bienaventuranzas; en esta lectura se sitúa ante la Ley, la Torá. Comienza hablando de un modo genérico incluyendo toda la Escritura “ley y profetas”, después entra en detalles y contraposiciones agudamente perfiladas.

El Antiguo Testamento recibirá su plenitud en el cumplimiento de la novedad de Jesús. Jesús distingue entre preceptos contenidos en la Escritura y tradiciones o interpretaciones añadidas. Avisa del peligro de invalidar los mandamientos a través de la casuística, de anular el espíritu regenerador y salvador de la ley para quedarnos en el castigo y la humillación.

La primera antítesis: “No matarás”. Jesús avisa que en este precepto se incluye toda una amplia gama hasta la reconciliación, pasando por las ofensas menores. Todos hemos de cuidar la dignidad de las personas. Puede estar recordando el texto del profeta Isaías 1, 10 – 20: “…Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal…Entonces venid…aunque vuestros pecados sean rojos como escarlata blanquearán como lana”. 

De esta manera podríamos plantear las siguientes antítesis que propone Jesús en la lectura del evangelio de este domingo.

El cuadro                                                       

Para acompañar la liturgia de este domingo, propongo “EL SERMÓN DE LA MONTAÑA” de FRA ANGÉLICO (Vicchio de Mugello, Florencia 1395 – Roma 1455) realizado en 1438, se conserva en el CONVENTO DOMINICO DE SAN MARCOS DE FLORENCIA. Después de diferentes avatares históricos, el convento, en su mayor parte, pasó a ser y llamarse MUSEO DE SAN MARCOS DE FLORENCIA, allí reside aún una pequeña comunidad de religiosos dominicos.

En diferentes salas y celdas pintó al fresco o mural Fran Angélico una serie de escenas de la vida de Jesús, allí estás expuestas al público. En una de las celdas del corredor norte se encuentra esta pintura de El Sermón de la Montaña. Seguramente nació como cuadro de admiración y devoción para los residentes en el convento, más tarde abierto al público y a cuantos deseen contemplar su arte. De colorido sencillo, los tonos dominantes están integrados en los colores de la tierra, como otro signo más de que Jesús ha venido para integrar lo celeste y lo terrestre. El color así mostrado da mayor intensidad y emotividad a la obra, acrecentada además por la expresión de admiración y devoción de los doce apóstoles.

La disposición de Jesús en el centro de la escena de los apóstoles y también en el centro del conjunto formado por la montañas entre lisas y entre aristas, las nubes que semejan una prolongación más de la naturaleza como uniendo la tierra al cielo, crean una sensación de profundidad y movimiento a toda la composición.

Javier Agra Rodríguez

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