Manejo emocional durante la Jornada de Sana Distancia

¿Qué hacer para organizar nuestro tiempo durante la contingencia que vivimos?, ¿Cómo adaptarnos a los cambios en nuestras rutinas sin perder el control?, ¿Cómo explicar lo que sucede a nuestros niños?, ¿Cómo sentirse útil durante el confinamiento?, ¿Qué hacer para disminuir la ansiedad?

Éstas y otras inquietudes fueron planteadas a las psicólogas Ydalia Delgado Villegas* y Alejandra Rivera Martínez** en la plática: Manejo emocional durante la Jornada de Sana Distancia organizada por el Programa de Bienestar de la ENALLT y que se transmitió en vivo a la comunidad universitaria vía internet, este 23 de marzo.

Ante la situación que vivimos por la propagación del COVID-19* es necesario cambiar nuestros hábitos personales y sociales con la finalidad de disminuir el riesgo de contagio de este virus.

El llamado de las autoridades de nuestro país a practicar y mantener una Sana Distancia con otras personas es esencial en la lucha que hemos iniciado para contrarrestar su dispersión y los efectos que podría ocasionar a nuestra salud.

¿Qué es la Sana Distancia?

De acuerdo con las ponentes, la Sana Distancia consiste en poner en práctica todas las medidas sociales para reducir la frecuencia de contacto entre personas y disminuir, así, el riesgo de propagación de enfermedades transmisibles como el COVID-19.

La Sana Distancia implica un incremento en las medidas básicas de prevención (lavarnos las manos, no tocarnos la cara cuando tenemos las manos sucias, toser con el interior del codo, sanitizar espacios como el hogar y la oficina, etc.), la suspensión temporal de actividades y la reprogramación de eventos de concentración masiva. “No puede haber mucha gente en un mismo lugar”.

Al tratarse de una situación inusual, somos susceptibles de experimentar distintas sensaciones o cambios físicos y emocionales, entre ellos, cansancio y fatiga, cambios en el ciclo del sueño, aumento de peso por inactividad, aumento en el consumo de alimentos o sustancias psicoactivas (como alcohol y tabaco), irritabilidad y enojo al encontrarnos encerrados, preocupación, aparición de una hiperalerta de signos de posible contagio, ansiedad, sensación de no estar haciendo algo productivo, y frustración al no poder realizar nuestra rutina diaria.

Es posible experimentar ambivalencia, es decir, sentir enojo por no poder realizar la rutina acostumbrada y, al mismo tiempo, una sensación de responsabilidad al cumplir con las sugerencias o indicaciones que nos dan las autoridades sanitarias, educativas y de gobierno.

También es posible experimentar desinterés en las actividades comunes, tristeza, temor o desánimo, soledad e incertidumbre. Pueden aparecer complicaciones en las relaciones familiares cercanas, intolerancia hacia los demás, y un aumento en los riesgos de violencia.

Sin embargo, la Sana Distancia también puede generar periodos de descanso más largos y otorgar espacios para actividades que cotidianamente no se realizan por falta de tiempo, apuntaron las especialistas.

Adaptarnos a la situación

Es importante identificar las sensaciones, conductas o pensamientos que puedan generarnos malestar o que nos pongan en riesgo, y que puedan interferir con el afrontamiento de la situación que vivimos. En palabras de las psicólogas, “es normal tener sensaciones de malestar, miedo o desesperanza”, sin embargo, es necesario adaptarse, porque seguramente habrá cambios durante y después de la contingencia.

Exponerse a la información que circula constantemente y que se generará durante este periodo de Sana Distancia puede provocar desinformación y, por consiguiente, cambios emocionales. Es primordial cuestionar lo que se ve o se escucha, evitar la sobreexposición o sobreinformación, y buscar y atender a las fuentes oficiales como la Secretaría de Salud, la Organización Mundial de la Salud, la UNAM, y otras que proporcionen información veraz.

Además de informarse, puntualizó la Lic. Delgado, es primordial seguir los protocolos de prevención indicados para la convivencia social y cuidar con mayor atención los protocolos de higiene.

Asimismo, detalló la Lic. Rivera, es importante procurar una alimentación adecuada (balanceada), establecer una rutina que permita realizar distintas actividades a lo largo del día, y procurar un tiempo adecuado para el descanso.

Con la finalidad de compartir las inquietudes que genere este periodo de aislamiento o Sana Distancia es esencial mantener el vínculo con otras personas a través de Apps y plataformas en internet: Las redes de apoyo pueden proporcionar tranquilidad, una forma de externar las emociones negativas o positivas que se experimenten durante este periodo de confinamiento. “Es el momento para planear actividades agradables”, enfatizó.

Las especialistas coincidieron en que, si bien el período de Sana Distancia genera preocupación, es importante manejar la situación con responsabilidad, procurando el autocuidado desde casa.

Como parte del autocuidado recomendaron practicar algunas técnicas de relajación como respiración diafragmática, meditación, yoga, y relajación muscular, tocar un instrumento, o leer un libro.

Al cierre de la plática, recomendaron acercarse a centros, organismos o instituciones con capacidad para proporcionar ayuda a través de especialistas y asesores, y resolver cualquier duda.

“Una crisis también nos da la oportunidad de aprender hábitos que podemos implementar en el día a día”.

Emergencias: 911 (situaciones de violencia)

Locatel: 56581111 (Atención psicológica)

Asesoría COVID-19: https://coronavirus.gob.mx

*Ydalia Delgado Villegas es licenciada en Psicología por la UNAM, forma parte del Programa Bienestar ENALLT

**Alejandra Rivera Martínez es licenciada en Psicología por la UNAM, especialista en Intervención Clínica en Niños y Adolescentes