Qheshwa Qollasuyupi rijsipanakuspa: Experiencias de enseñanza de lengua y cultura quechua en la región del sur del continente americano

En el marco del Año Internacional de las lenguas Indígenas, el Área de Náhuatl organizó la plática "Qheshwa Qollasuyupi rijsipanakuspa: Experiencias de enseñanza de lengua y cultura quechua en la región del sur del continente americano” que se realizó en el auditorio Helena Da Silva, el pasado 9 de abril, a cargo de la Mtra. Magalí Gingins*, docente de lengua Quechua en nivel inicial.

En esta conferencia, la Mtra. Gingins ofreció una exposición panorámica de la cultura quechua y habló de la experiencia que se ha tenido en Buenos Aires, Argentina, con la enseñanza-aprendizaje de esta lengua.

“El Quechua es la palabra con la que Fray Domingo de Santo Tomás denominó a nuestro idioma en 1560. Se estima que es la versión castellanizada del vocablo Qheshwa que hace referencia a los valles templados y fértiles de la región andina y a sus habitantes. Así es también como denominamos a nuestra cultura. Una cultura de tradición oral con 5526 años de historia”, expresó.

La cosmovisión andina que sustenta nuestra cultura “cuenta su inicio desde el cambio producido por fenómenos naturales que significaron un fin para la civilización tiwanakota asentada a orillas del lago Titicaca”.

Esto marcó el momento fundacional del Tawantinsuyu -las cuatro regiones del sol- o Imperio Inca-, compuesto por El Chinchaysuyo (el más rico, estratégico e importante), El Collasuyo (el más extenso), El Antisuyo (el selvático), El Contisuyo: (el más pequeño), territorio que hoy conocemos como el sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, el norte de Argentina y Chile, explicó.

“Ese es el nombre de nuestro territorio, nuestra confederación organizada como la propia palabra lo indica: en cuatro regiones: norte, sur, este y oeste, con un gran conglomerado cultural”.

De aquella civilización y de la lengua madre -la tiwanakota-, dijo, se desprendieron cuatro lenguas emparentadas: uru-chipaya, coquena, aimara y runasimi, de las que sobreviven el aimara y el runasimi.

Entonces, hizo referencia al Wiphala, para resaltar la importancia de la unidad en la diversidad de los pueblos, un emblema que nació en la confederación de naciones del Tawantinsuyu, y que en los últimos tiempos se ha difundido como una bandera de 7 colores. “No se trata de una bandera, es un emblema de nuestro pueblo que manifiesta el avance dialéctico de la cultura, de la ciencia, de la tecnología, del desarrollo dentro del Tawantinsuyu -es un grito que flamea en el aire-”.

También detalló las formas de organización Qheshwas. Dijo que la unidad organizacional básica y que persiste hasta ahora es la familia, “la que logra mantener la cultura, es el ayllu o comunidad, y los lazos entre nosotros se forjan por estar unidos en tres aspectos: vínculos de sangre, cultural e histórica”.

“Todos somos hermanos, padres, madres de una familia. Somos hijos del Sol y la Pachamama, bebemos de la misma agua”.

Subrayó que la base material para las actividades de la vida diaria es la Madre Tierra y que para no dañarla y estar en condiciones de distribuir los recursos de manera equitativa, el trabajo se organiza con base en tres principios: reciprocidad, solidaridad y mancomunidad-.

Y destacó la Espiritualidad que permea esta cultura: “Es una forma de vivir en comunión con el entorno. No es politeísta ni existe un panteón de deidades, se honra la esencia y la energía de las cosas que nos rodean, que permiten la vida y de las cuales nos sentimos nietos, hijos y hermanos. A esas energías y espíritus vitales que residen en astros, accidentes geográficos, o fenómenos meteorológicos se les nombra de diferente forma”.

Más adelante, al hablar del runasimi -la voz de la gente-, externó que esta cosmovisión y cultura tienen sus propias formas de nombrar, sus propias formas de comunicar a través del lenguaje y “el vehículo es el runasimi”, porque “un idioma va a nombrar una forma de vida, una forma de ver las cosas, una forma de conocer el mundo. Hay cosas que en algunos idiomas se nombran y otras que no se nombran”.

No existe, por ejemplo, el verbo faltar, “porque en la naturaleza todo es abundante. Los recursos se transforman y de manera natural o por la acción de algún ser viviente. Lo que no se encuentra en un lugar se encuentra en otro”.

Asimismo, dijo, no existe el verbo tener, “la idea de propiedad es ajena a esta cultura”.

Los saludos ancestrales, aunque ya no se usan tanto, tienen que ver con tres preceptos para la vida en la comunidad: hay que salir a trabajar, ser honesto y hacerse cargo de sus responsabilidades. “Cuando dos personas se encuentran, la regla es que la persona menor saluda al mayor porque su mayor es su modelo. El mayor está por delante siempre”

Distinguió 6 características generales de la lengua: es Onomatopéyica -Paq/ruido de lluvia; es Aglutinante o polisintética -Apachinankupaq /apa-chi-na-nku-paq = para que ellos envíen; Sinonímica; Afectiva; Enfática; y predomina el Sentido figurado y la metáfora.

Explicó que no se sabe si había un sistema alfabético del runasimi, “había otras formas de escritura, otras formas de transmitir mensajes como es el caso del tejido y sus colores”.

Relató aspectos relevantes del proceso de conquista y colonización” en 1532, la lengua quechua estaba muy extendida, era la lengua franca y se usó para las transacciones comerciales y los intercambios culturales”, la intromisión y expansión del castellano; la resistencia de 500 años, y la llegada del pachakuteq de luz en 1992.

“El momento para que la identidad de nuestros pueblos originarios deje de estar en las sombras. Se comienza un camino de retorno hacia el buen vivir o sumaq kawsay. Reconociendo, recordando y reivindicando las enseñanzas de los abuelos. Las lenguas originarias juegan un papel muy importante en este sentido, son una forma de preservar la cultura y de ingresar a esta cultura”.

Al respecto, detalló que los procesos de recuperación de la lengua y la cultura quechua iniciaron durante el siglo XX y que cada Estado Nacional involucrado en ellos, ha recorrido distintos caminos. Se empezó a escribir, se hicieron nuevos manuales. Perú, Ecuador, Bolivia, por ejemplo, se han reconocido plurilingües y el Runasimi es lengua oficial.

La Mtra. Gingins recordó que en 1990 se creó la Academia Mayor de la Lengua Quechua con sede en Cusco y filiales en los distintos países runasimihablantes. “En el año 2000 se realizó el Primer Congreso Mundial de la Lengua Quechua”.

En otro momento ofreció un panorama de los pueblos y las lenguas originarias en Argentina. Dijo que, si bien la lengua oficial es el español, hay 18 lenguas originarias que se mantienen vivas y se hablan. “El quechua es una de las más importantes, como el guaraní, el toba, el mocoví, el pilagá, el rivaclé, el chorote, el tapieté, el ará guaraní, el mbyal, el tehuelche y el maquiche”.

Hizo hincapié en la situación del runasimi. Dijo que como lengua materna se sostiene en tres zonas: noroeste argentino, Santiago del Estero, Migrantes bolivianos y peruanos en distintas provincias.

“Abonando la idea de una identidad nacional con raigambre fuertemente originaria, en Argentina, el Runasimi está presente en gran parte de las Toponimias del centro y norte del país. Se encuentra presente también en palabras de uso cotidiano”.

*

La Mtra. Gingins pertenece a la Minkakuy Tawantinsuyupaq, organización que nació en 1993 y en la que se realiza trabajo para la reconstrucción del Tawantinsuyu.

Esta organización tiene distintos ejes de acción. Uno de ellos tiene que ver con el reconocimiento de los pueblos originarios en la ciudad y la restitución de los restos de “abuelos” que están en exhibición en el Museo de la Plata.

Uno de los ejes más fuertes es el de la enseñanza de lengua en distintos ámbitos, y uno de los grandes logros es que se imparta en las universidades. Asimismo, aseguró que uno de los grandes esfuerzos realizado a través de esta organización es la descolonización de los materiales que se utilizan para la enseñanza de la lengua.

“A diferencia de otras regiones donde el habla se sostiene en la comunidad como una práctica cotidiana y la enseñanza es una herramienta para evitar su pérdida, en las personas nacidas en la Ciudad de Buenos Aires, el runasimi no es el primer idioma o idioma de nacimiento”.

Quienes se interesan por la lengua y se acercan a los cursos, señaló, suelen ser migrantes o hijos de migrantes de las provincias del noroeste del país, Bolivia y Perú; antropólogos, arqueólogos, sociólogos, periodistas u otros profesionales; personas con una búsqueda espiritual o cognitiva distinta de la de sus orígenes no andinos; docentes de nivel inicial, primario, medio y universitario.

“El Primer Congreso Nacional de Lengua y Cultura Quechua: Estado actual de la lengua y cultura quechua en Argentina: problemáticas y desafíos realizado en Argentina, se llevó a cabo los días 3 y 4 de noviembre del 2017 en la Universidad de San Martín”, puntualizó.

“Continuemos en este camino de reconocernos originarios en nuestro Awya Yala”.