La Sinagoga de Justo Sierra

Conferencia

El pasado 13 de marzo, en el auditorio Helena Da Silva, se llevó a cabo la conferencia La Sinagoga de Justo Sierra, a cargo de la Lic. Mónica Unikel Fasja, directora de la Sinagoga, autora del libro Sinagogas de México y del documental La Sinagoga de Jesús María y otras historias.

Esta conferencia, organizada por el Departamento de Ruso, Lenguas Asiáticas y Griego Moderno, se realizó con la finalidad de acercar a la comunidad universitaria a la historia y la cultura relacionada con el judaísmo en México y, al mismo tiempo, invitar al público a descubrir este emblemático lugar del Centro Histórico de la Ciudad.

A lo largo de esta conferencia, la Lic. Unikel hizo una detallada narración acompañada de múltiples imágenes para ilustrar el proceso de adaptación y crecimiento de la comunidad judía inmigrante que se estableció en la Ciudad de México y cómo la Sinagoga se convirtió en un espacio emblemático de las costumbres y tradiciones que trajeron con ellos a nuestro país “y que vale mucho la pena conocer”.

Habló del acta en la que está asentada la creación de la primera organización judía de México: la Sociedad de Beneficencia Alianza Monte Sinaí. Esta institución fue creada en 1912 para todos los judíos que entonces vivían en la Ciudad de México., muchos de ellos, provenientes de Siria, Grecia, Turquía y Los Balcanes. Después de algunos años, en 1918, nació la primera Sinagoga que hubo en México, ubicada en la calle de Justo Sierra #83.

Recordó que uno de los momentos más importantes en la historia de los judíos que llegaron a México en los años veinte del siglo pasado, fue el arribo de muchos de ellos (procedentes de Europa) al Puerto de Veracruz y, posteriormente, a la Ciudad de México.

“A partir de su llegada supieron que donde podían encontrar una vivienda era el barrio de la Merced, donde estaba el mercado”. Se establecieron en vecindades donde aprendieron otro idioma y otra cultura. “La gran mayoría de ellos, aunque tenía alguna profesión, se dedicaba a vender en las calles, sobre todo, bonetería […] y algunos empezaron a hacer pan tradicional que en México no existía y que ellos extrañaban: pan trenzado, pan evaporado, pan de cebolla, pan de granos”.

Explicó que enseguida surgió en esta creciente comunidad, la necesidad de resolver “lo ritual”, como la comida -un elemento de particular importancia en la tradición judía- y el rezo -en el que son precisos dos elementos: un minian o grupo de 10 varones mayores de 13 años y textos sagrados. “No necesitamos edificios. Ésta es una religión que se hizo para un pueblo en movimiento”.

La especialista detalló que surgieron distintos espacios para el rezo antes de que hubiera sinagogas, incluso improvisados, como el Jardín de la Santísima (en la Merced), hasta que fue posible la compra de dos casas ubicadas en la calle de Justo Sierra #71 y #73 para hacer el primer Centro Ashkenazí en México (inaugurado en 1941): La Sinagoga Nidjei Israel, mejor conocida como Sinagoga Histórica Justo Sierra 71.

A partir de la apertura de este centro, dijo, “la comunidad judía se sintió parte de México”.

Hizo referencia especial a la “doble fachada” que durante mucho tiempo mantuvo oculta la fachada original de este edificio para explicar que, a raíz de la persecución vivida por los judíos europeos en sus pueblos natales, al encontrar este lugar encontraron también la forma de expresar la necesidad de “esconderse”, y se convirtió en el centro de la vida comunitaria.

Explicó que una sinagoga no es sólo un lugar de rezos. “sinagoga viene de la palabra griega sinagen que quiere decir lugar donde la gente se reúne”, y en esta sinagoga pronto empezó la celebración de bodas y otras festividades como el Año nuevo o el Día del Perdón, con la participación de cantores litúrgicos.

Destacó que en México todas las comunidades eran ortodoxas hasta que en 1960 se formó la primera congregación más liberal.

Más adelante, habló detalladamente de la arquitectura neocolonial del edificio que ha albergado por tantos años a esta sinagoga, de los componentes que debe tener todo lugar asignado a una sinagoga: como el Armario Sagrado, donde se guarda la Torá -orientado hacia Jerusalén- y el bima ­-estrado donde se coloca la Torá para su lectura- y de los distintos elementos artísticos incorporados a su estructura.

Asimismo, señaló que tras 25 años de ser el centro de la vida judía ashkenazí en la capital, en 1965 fue inaugurada una nueva sinagoga en la calle de Acapulco -colonia Condesa.

De acuerdo con la Lic. Unikel, el edificio de Justo Sierra cayó en el abandono, hasta que en el año 2006 surgió la iniciativa para su restauración. Entonces, externó, se convirtió en un centro cultural con la finalidad de que la gente conociera lo que es una sinagoga, y aprendiera sobre la cultura judía en México y el mundo.

Una vez que se le cambió el estatus “de lugar sagrado a lugar no sagrado, volvió a abrir sus puertas en el año 2010”, puntualizó.

https://sinagogajustosierra.com/