Denunciar para combatir la violencia

Protocolo para la atención de casos de violencia de género en la UNAM

Como parte de la Jornada del Día Internacional de la Mujer organizada por la Comisión de Equidad de Género de la ENALLT, el pasado 4 de marzo, en el auditorio Rosario Castellanos, se llevó a cabo la conferencia Denunciar para combatir la violencia, Protocolo para la atención de casos de violencia de género en la UNAM a cargo del Lic. Rubén Hernández Duarte, secretario de Igualdad y Género del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

Durante su exposición, el ponente externó la importancia que tiene entender qué es lo que está pasando en los espacios universitarios, “en los espacios de conocimiento” y en el mundo público, respecto a la violencia de género, cómo se puede incidir en este tema y saber que nuestra Universidad cuenta con un Protocolo para atender los casos de violencia de género.

“Me interesa que entendamos el espacio en el que estamos”, dijo a los universitarios al preguntar: “¿Las Universidades son espacios libres de violencia?”

Los espacios universitarios “no son espacios libres de violencia de género”, aseguró. Estos espacios son ocupados “por personas que han sido socializadas desde ciertas lógicas de género que no siempre son reflexivas, que no siempre son críticas”, y expresó que cuando no somos personas reflexivas ni críticas del género, tendemos a reproducir mecánicamente mandatos tradicionales donde la violencia es muy difícil de eliminar.

“La violencia no ocurre porque sí”, enfatizó. “Tenemos que contextualizar: Hay condiciones sociales e históricas que han permitido que la violencia se reproduzca”.

Explicó que si bien las mujeres ingresaron masivamente a las universidades en el siglo XX, durante mucho tiempo no pudieron acceder de forma sustantiva a los espacios de conocimiento y eso generó dos problemas: ingresaron con dificultades, y tuvieron que aceptar y responder a reglas que ellas no establecieron; entonces se dio algo que en el feminismo se conoce como sesgo antrocentrista, la idea de que lo masculino en ciertos espacios, sobre todo en los espacios públicos, funciona como si fuera lo neutro y lo neutro es algo diferente a lo masculino.

En el último tercio del siglo XX, señaló, “las mujeres igualan la matrícula general respecto a los hombres en la Universidad”. Dijo que a nivel licenciatura hay algo que se llama variedad proporcional entre mujeres y hombres: “Hay casi 50 y 50 por ciento”; sin embargo, no hay que olvidar que en ciertos entornos, la violencia, la desigualdad y la exclusión siguen siendo la regla de todos los días. Los obstáculos están ahí, como “techo de cristal”.

Apuntó que la diversidad sexo-genérica se ha invisibilizado, “seguimos hablando de la igualdad entre mujeres y hombres, que es muy importante, yo nunca lo voy a negar, pero no siempre pensamos en que hay muchas posibilidades de ser mujer”, y esas diferentes posibilidades de ser mujer hacen muy diferente la realidad de las personas.

“Hay una diversidad de identidades de género que no necesariamente tienen que ver con el hecho de ser mujer” y todas esas personas que no responden a mandatos tradicionales como el de la heterosexualidad, entre otros, “suelen ser las que más sufren a la hora de tocar el tema de la violencia de género”.

Mencionó que, en las universidades, “hasta este momento, no hay datos concretos de cuán grande es la población sexodiversa” y el hecho de que haya muchas mujeres matriculadas no es indicador de que la calidad de su vida sea igual que la de otras personas,

En la Universidad hay lineamientos para la igualdad, el estatuto general habla de que mujeres y hombres tendrán igualdad de oportunidades y tenemos otros marcos normativos, enfatizó el ponente. “En noviembre se emitió la política institucional para la igualdad de género en la Universidad y eso es muy importante, pero con los datos que tenemos, todavía falta mucho para que haya igualdad sustantiva”.

Durante su exposición, también compartió algunas cifras sobre violencia de género en las universidades a nivel mundial y se refirió específicamente a las 27 universidades más importantes de EU, donde según datos de una encuesta sobre violencia, el 47.7% de las personas vivieron al menos alguna vez, un episodio de violencia de género (desde acoso hasta violaciones sexuales).

“En México todavía no hay un instrumento claro que nos ayude a entender cómo está el tema de la violencia de género en las universidades, un instrumento representativo que encuentre y que reporte información sobre este fenómeno”, apuntó, pero en la ENDIREH* (2016), que es la encuesta que mide la violencia hacia las mujeres en México, encontramos que en el Nivel Superior, el 16.6% de las mujeres reportaron que habían sufrido algún caso de violencia de género. “Es más bajo respecto a los demás países, pero no necesariamente significa que es porque tengamos una mejor realidad, también tiene que ver con la manera en que se midió y que solamente participan mujeres”.

El Lic. Hernández hizo hincapié en que la violencia de género implica un aprovechamiento abusivo del poder o de la situación, “siempre que hablamos de violencia de género hablamos de asimetrías de poder”; afecta la libertad de la persona; está basada en la condición sexo-genérica de las partes y ocurre en ausencia de consentimiento, “la violencia de género ocurre muchas veces, porque la persona que agrede no es capaz de preguntar o solicitar la aceptación de la otra persona, no es capaz de pensar si la persona quería o no quería que eso sucediera, tiene que ver con muchos estereotipos y muchos roles“.

El tema del consentimiento se vuelve cada vez más relevante porque nos hace reflexionar sobre la nula educación que hemos recibido cuando nos formamos como seres afectivos o amorosos. “NO ES NO”, enfatizó.

La importancia de un Protocolo para atender los casos de violencia de género en la UNAM tiene que ver con el reconocimiento de que existe la desigualdad de género y la necesidad de tener mecanismos específicos para atender la violencia de género, puede aminorar la revictimización que sufren las personas, y cumple una función desnormalizadora de la violencia.

Sobre este instrumento normativo emitido por la Oficina de la Abogacía General de la UNAM que establece rutas para que las instancias jurídicas competentes puedan proceder en caso de denuncias de violencia de género en la Universidad, explicó la forma en que funciona, la ruta del procedimiento cuando se realiza una denuncia y sus implicaciones, y enfatizó que denunciar ayuda a desnaturalizar el fenómeno de la violencia de género.

El ponente invitó a los asistentes a visitar el Centro de Investigaciones y Estudios de Género, a participar para entender cómo el género atraviesa las diferentes partes de la vida social, y la importancia del lenguaje incluyente.

* Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016