Violencia

Conferencia

*Toda forma de violencia causa daño: Ricardo Laguna López

Violencia fue el título de la conferencia organizada por la Coordinación de la Licenciatura en Lingüística Aplicada de la ENALLT, que se realizó en el auditorio Rosario Castellanos, el pasado 21 de septiembre, a cargo del Lic. Ricardo Laguna López, psicólogo y especialista en docencia.

Con la finalidad de ofrecer información relevante a la comunidad estudiantil, el Lic. Laguna habló sobre la importancia de reconocer los tipos de violencia y de la violencia que se da en la Universidad.

“La OMS dice que la violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea de amenaza o efectivo contra uno mismo, contra otra persona, un grupo o una comunidad que cause o tenga muchas probabilidades de provocar lesiones, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones, incluso hasta la muerte”.

La violencia no es un hecho natural, externó el especialista; la violencia se aprende a través de la cultura, de las instituciones, de la influencia familiar, escolar, comunitaria, de los medios de difusión, y donde se producen y reproducen las relaciones violentas. “Los desencadenadores de la violencia los aprendemos de muchos modelos”.

“Es importante detectar que, a veces, en nuestra vida cotidiana tenemos formas o estilos de convivir; que a veces suceden convivencias no gratas y que los contextos son importantes”.

Dijo que todos los seres humanos tenemos y nacemos con una dosis de violencia y tenemos que saber reconocerla. En este sentido, señaló, también podemos ser violentos con nosotros mismos, y lo manifestamos de distintas maneras. “No por nada existen las adicciones, el cutting, la anorexia, la bulimia, etc.”.

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Habló sobre los tipos de violencia para ofrecer un panorama de lo que implican y cómo identificarlos.

Explicó que la violencia física, “la típica, la que todos conocemos, la que es evidente”, suele darse desde la casa, desde que somos pequeños cuando nos dicen “te ves mal cuando te enojas, el que se enoja pierde. Entonces nos enseñan a reprimir la impotencia, el coraje, el enojo”.

Aunque está mal vista dentro y fuera de la casa, muchas veces se practica la violencia explícita. Pellizcar, golpear, forzar, cortar, quemar, amarrar, envenenar, etc., son manifestaciones comunes de la violencia explícita, resaltó.

“La violencia física sucede en la pareja, entre cuates: el pellizco, el jalón, el codazo, cachetadas”. Y podemos preguntarnos cómo es posible llegar a ese nivel de convivencia, “cómo llega uno a transgredir a la otra persona, porque a veces se ve natural”.

Dijo que en esta sociedad y, en muchas, la cultura nos hace naturalizar la violencia. “Se dice que la gente tolera más las actitudes de violencia que las actitudes de amor, en la calle”.

Precisó que la violencia física es cualquier acto que inflige un daño no accidental, hace uso de la fuerza física, algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas o ambas. “Es todo acto de agresión intencional y repetitivo que se ejerce mediante golpes […] para controlar, someter, dominar, o dañar a una persona”.

Señaló que la violencia explícita puede ser cotidiana o cíclica y “puede transcurrir entre momentos de violencia física con periodos de calma”.

Dijo a los jóvenes presentes en esta conferencia que debe evitarse justificar la violencia, que debe evitarse justificar a alguien que está violentando a otra persona., porque a veces se dice “es que tiene problemas, es que así nos llevamos, es que es hombre, yo lo provoqué…”

“No hay motivo ni razón por la cual deba de haber violencia”.

También habló de la violencia psicológica o implícita. Subrayó que en este ámbito existe la “violenta activa y la violencia pasiva”.

La persona violenta tiene una estrategia para encubrir y decir “yo no soy violento”; recurre de manera cotidiana a las ironías, los sarcasmos, entre otros recursos para causar daño. “La violencia psicológica es de las más dañinas, puede provocar suicidios, puede causar la destrucción del otro”.

Apuntó que, en muchas ocasiones, ejercemos violencia psicológica sin darnos cuenta, “no la reconocemos”.

Al respecto, comentó que este tipo de violencia es la que más se trabaja a nivel licenciatura y media superior, “porque entre más vas creciendo, la violencia se va haciendo más sutil. No se va eliminando, no se va desterrando. Nos volvemos más inteligentes para encubrir lo que estamos pretendiendo hacer”.

La violencia psicológica tiene que ver con negligencia, abandono, descuido reiterado, celos, insultos, humillaciones, devaluación del otro, desamor, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, descalificación, restricción a la autodeterminación, y amenazas, actos que llevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, devaluación de estima e incluso al suicidio.

“Siempre existen 3 personajes en este tipo de violencia: la víctima, el agresor y el espectador, los que legitiman la violencia”.

Expresó que la familia es la célula de la sociedad que se encarga de procurar salud mental a los integrantes, aunque en ocasiones “proporciona patologías biopsicosociales” que afectan la capacidad productiva de las personas y su capacidad de relacionarse con los demás.

Cuando se da violencia familiar con determinada práctica de crianza, acciones de maltrato, desigualdad, abuso o abandono, resaltó el Lic. Laguna, se desarrollan estados de malestar que también enseñan a los individuos a victimizarse o a ser agresores.

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Más adelante habló del acoso escolar en la Universidad. Dijo que contrario a lo que podría creerse, el acoso existe a nivel licenciatura, y que éste puede darse de manera directa (cuando la víctima identifica a su agresor) o indirecta (cuando la víctima no sabe quién es el agresor).

“En el acoso escolar -en la Universidad- se van naturalizando las formas de convivencia”, y ejemplificó: “¿Cómo eres hostil?, siendo irónico y sarcástico. Entre más irónico y sarcástico eres, más inteligente porque lo hiciste tan sutil, lo hiciste tan fantástico, que no te diste cuenta del daño que le hiciste a alguien”.

El acoso psicológico o el verbal tienen efectos que pueden derivar en daños severos para quien recibe las agresiones. Sin embargo, hay diferentes formas de responder a estos tipos de acoso con la finalidad de salir de esa dinámica de convivencia.

En estos casos, apuntó, puede funcionar ser asertivo (ni sumiso, ni agresivo) porque hace posible afirmar el valor de la persona (su autoestima), y afirmar el valor del otro. Es decir, explicó, “Yo no tengo que ser reactivo con la persona que me ofende y que me agrede. Tengo que aprender a ser asertivo”.

Destacó también el papel de quien observa esas agresiones dado que es necesario quitarle el poder al acosador. “El ser universitarios nos invita a expandir nuestra dignidad como lo que somos”.

Recordó a los jóvenes la importancia del diálogo, porque “la tolerancia y la diferencia son muy importantes en la UNAM”. Asimismo, enfatizó la importancia de acercarse a la autoridad, cuando es necesario, “para empoderar a las víctimas y que las víctimas resurjan y recobren su autoestima”.

Asimismo, resaltó, es necesario disminuir los factores de riesgo y aumentar los factores de protección de los jóvenes, cuando hay circunstancias de violencia, a través de la adquisición de habilidades para la vida.

Propuso algunas acciones para reducir la violencia en el entorno escolar, entre ellas, romper el silencio, distinguir el tipo de violencia (pasiva o activa), negociar y resolver los conflictos, practicar la tolerancia, respetar la diversidad y los derechos de los demás, ejercer la responsabilidad y la honestidad, aprender nuevas formas de relacionarse con los otros, y aprender a estar bien con uno mismo. “Es un gran privilegio ser universitario”.

Los jóvenes participaron a lo largo de esta conferencia con preguntas y comentarios que enriquecieron el diálogo con el ponente.

“Es importante entender que lo único que debe ser discriminado es la violencia, hay que atacarla, combatirla, hay que eliminarla”.