Titos Patrikios, Antología poética

Una traducción de Natalia Moreleón

“Algo que Natalia nos permitió fue estar en contacto con sus amigos y con amigos que realmente son interesantísimos y que viven la vida en lugares a los que a veces nosotros nos acercamos a través de los libros, pero que ellos los viven en la poesía”, expresó, en el auditorio Rosario Castellanos el 11 de abril, la Dra. Marisela Colín Rodea al inicio de la presentación del libro Titos Patrikios. Antología poética, obra traducida del griego al español por la Dra. Natalia Moreleón Guizar.

Fue en el marco del Homenaje que la ENALLT ofreció a la Dra. Moreleón, impulsora de la difusión de la cultura helénica en México, que se realizó esta presentación a cargo de la Dra. Elsa Cross, la Mtra. Mariángeles Comesaña y el Dr. Francisco Segovia.

“Me da mucha alegría que la aparición de este libro haya coincidido con el homenaje que se le está rindiendo hoy, aquí, a Natalia Moreleón. Yo quiero ofrecerle también un homenaje por su incansable labor como profesora, por su trabajo como traductora de poesía, y porque realiza constantemente a gran escala, una tarea única de difusión e intercambios entre México y Grecia”, externó la Dra. Elsa Cross, Premio Nacional de Artes y Literatura (2016).

Para ella, sólo alguien que posee el entusiasmo de la Dra. Moreleón, “y pienso en el sentido original del término enthūsiasmos, estar lleno de un dios; y muchos dioses, sin duda, han otorgado dones a Natalia”, es capaz de emprender la tarea de traducir a varios poetas contemporáneos en lengua griega.

Mencionó que entre los libros que ha traducido la Dra. Moreleón están: Canto heróico y fúnebre por el subteniente caído en Albania y Sol el primero, del premio nobel Odysséas Elýtis:; La señora de las viñas, de Yannis Ritsos,y otros de poetas de generaciones posteriores como Manolis Pratekakys, Petros Casimatis, así como una antología del poeta grecochipriota Costas Montis.

“La aparición de esta antología poética de Titos Patrikios me parece importante porque permitirá una difusión mayor de la poesía de estos poetas posteriores a la generación de Seferis, Elýtis y Ritsos, que son muy conocidos y cuentan con numerosas traducciones de sus libros”, consideró.

Dijo que, involuntariamente, como sucede con grandes figuras, éstas arrojan cierta sombra sobre las generaciones subsecuentes. “Son de agradecerse las traducciones que permiten conocerlas”.

Recordó que, en el año 2000, Titos Patrikios estuvo en México para participar en un evento que organizó la Dra. Moreleón, un Encuentro de poetas griegos y mexicanos, y que posteriormente estuvo también en nuestro país para participar en el Segundo Festival Internacional de Poesía y Prosa (2012).

“Esos dos viajes dejaron una impresión muy viva en el poeta”, enfatizó la Dra. Cross al referirse a una entrevista publicada en esta Antología, y en la que Patrikios “casi cuenta su vida arrojando luz sobre ciertos tonos y temas de su poesía”, y subrayó que, a raíz de esos viajes, el autor escribió el poema Los espejos de cuerpo entero en la Ciudad de México en 1914 (también incluido en esta obra).

“En la entrevista, Patrikios cuenta que se sumó a la resistencia griega contra la invasión nazi a los 16 años, convirtiéndose en un partisano. Participó después en otras luchas revolucionarias y, en algún otro lugar refería cómo en medio de esa lucha y los grandes conflictos en que estaba su país llegó a considerar la poesía como un sentimentalismo pequeñoburgués que trataba de abandonar, pero la poesía insistía en volver a él, lo cual le creaba un conflicto”, relató.

“Fue hasta años después que estando preso en una isla griega con Yannis Ritsos, Ritsos le dijo que debía de entender de una vez por todas que la poesía era su destino”.

Mencionó que la poesía siguió encontrando a Patrikios “en cada esquina, en medio de lo que fuera, y fue esa poesía que lo encontró, una poesía muy propia”, porque “en los poemas de Patrikios hay una sobriedad casi espartana, una desnudez que no se permite ornatos verbales como los que acompañan a muchos otros poetas”.

“A un poeta que no está atento a su entorno político y social, ha dicho Patrikios, le falta algo. Y esa mirada vuelta hacia la realidad más inmediata, siempre está presente en sus poemas, sin concesiones”.

La ponente enfatizó que, en sus poemas, Patrikios refleja aspectos de una Grecia en los que se hace presente “una dureza cotidiana que es también un rostro del país”, y destacó que los sitios donde la poesía encuentra a Patrikios, como describe en el poema titulado La poesía te encuentra, son múltiples e inimaginables pero que se circunscriben a un ámbito cotidiano.

Afirmó que Titos Patrikios es uno de los grandes exponentes de la poesía griega actual y “agradecemos a Natalia que lo ponga a nuestro alcance”, y concluyó que, como ocurre con otras traducciones de la Dra. Moreleón, “ésta es precisa, ágil y tiene un notable sentido del ritmo y de la elección de las palabras”.

“La traducción de poesía es quizá la más difícil”, consideró, pero aseguró que “en Natalia parece darse de un modo natural”.

“Mi agradecimiento a Natalia por su labor y su amistad invaluables”.

Durante su participación, la Dra. Mariángeles Comesaña, poeta y escritora, leyó un texto lleno de emotivas remembranzas de los años de amistad con la Dra. Moreleón y expresó: “Hoy, Natalia Moreleón, en este homenaje, me invita a presentar la espléndida antología poética, Titos Patrikios, ella es la traductora, la dueña de esos versos en español, redibujados, revividos por ella en nuestro idioma”.

En palabras de la escritora, Grecia y “Tita”, como le llama a su amiga, “son un binomio inseparable”, y relató que en algún momento de su vida, Natalia Moreleón decidió que Grecia, su historia, sus paisajes y su idioma, “iban a ser herramientas para entender una parte del mundo y para hacer ese mundo suyo”.

Mencionó que la poesía no es una tarea que se hace de manera literal, “no es producto de ningún diccionario electrónico”. Traducir un poema, explicó, “es entender cada uno de los universos de los que se nutren las palabras. Traducir poesía es hacer poesía, apropiarse de una sonoridad que da un sentido especial a las palabras, que unifica la imagen con el sentido”.

De acuerdo con la Mtra. Comesaña, “Para ser traductor de poesía, hay que entender la música, tener muy buen oído, reconocer aromas, intensidades, historias, descubrir los miedos, las alegrías y las tristezas escondidas entre las líneas de las imágenes”.

“Es atreverse a entrar en el laberinto poético de una lengua y encontrar la salida en la otra, labor compleja y llena de misterio, más aún si sabemos que el poeta mismo crea un idioma propio al escribir”.

Retomó las palabras del escritor Fabio Morabito en las que asegura que “el traductor tiene que ser a la fuerza traidor” pero que, en este caso, “la traición no se refiere a un sentimiento despectivo o maligno sino a una necesidad que pide el poema para poder transmitir sus metáforas, su atmósfera”.

La Mtra. Comesaña afirmó: “La labor de Natalia es la recreación; el clavado a profundidad, de la lengua griega a la española, y viceversa”, y mencionó que al preguntar a la Dra. Moreleón la razón para traducir a Titos Patrikios, ella respondió: “Es un poeta comprometido, revolucionario, estuvo preso por sus ideas políticas, ha luchado por la libertad y la justicia”.

Puntualizó que en Titos Patrikios. Antología poética, están incluidas una semblanza y una entrevista muy reveladoras sobre la vida de Titos Patrikios, realizadas por la Dra. Moreleón, en las que se encuentran emblemáticas claves de su trabajo como poeta: “la importancia del mar en su vida y en sus versos; el origen de su familia, el éxodo, el barco de uno de sus ancestros, el abuelo, el bisabuelo en su memoria; la casa que compró en Lesbos gracias a los préstamos de su madre y sus amigos, donde además, crece un granado mirando al mar; su encuentro amoroso con Rehna, la mujer de su vida; la muerte de sus padres, la culpa, el duelo; la guerrilla a los 16 años, su escondite en las montañas y luego su amor por ellas; los lugares que lo marcaron: Atenas donde nació, su encuentro con París y la libertad, con Roma y la belleza, su convicción de que todos somos animal político, la experiencia de haber sido condenado a la pena de muerte.”

Citó las palabras del propio Patrikios, tomada de esa entrevista: “ya está escrito el poema que lo explica con detalle: la poesía te encuentra, la poesía puede estar presente en todo momento, en cualquier lugar y en cualquier cosa”, luego hizo un recorrido por los poemas, las palabras, los nombres y las imágenes contenidas en la Antología y dio lectura con especial énfasis a algunos versos del poema: Tienen su momento las palabras.

Para la escritora, esta obra es un viaje por la vida y por la muerte… “te pide que encuentres a ese otro que se esconde en tu interior, que te mires en el espejo”.

“Gracias por este libro…”, finalizó.

En otro momento, el Dr. Francisco Segovia, ensayista, traductor y poeta, dijo que uno no necesita ir a Grecia para amar a Grecia. “Un verso de Seferis decía: donde quiera que voy Grecia me acompaña”.

Relató que el primer viaje que hizo fuera de México fue a Grecia, y que ese viaje lo hizo siguiendo las huellas de “Tita”.

El también amigo de la Dra. Moreleón dio lectura al poema El griego del museo, y comentó: “Este poema es una fábula. Aunque no tiene animales, sólo se comprende si uno acepta un hecho fantástico y cree, así sea sólo por un momento, el momento de la lectura, que puede ponerse en el lugar de otra persona y escuchar sus pensamientos”.

Reflexionó en torno a las palabras de Patrikios y, tras su análisis dijo que hay, ahí, una crítica a los estereotipos, a los rasgos que una cultura destaca para caricaturizar a los individuos de otra: “¿O no somos los mexicanos para el mundo de afuera flojos, taimados, corruptos y asesinos?, y ¿No decimos nosotros que los alemanes son rígidos, insensibles, metódicos hasta para el asesinato?, ¿No se dice que los italianos son festivos, corruptos, lascivos y algo ladrones, cuando no francamente mafiosos y asesinos?”

Resaltó que lo más interesante de este poema es también lo más intrigante: “Qué hace que ese griego sea griego o que al menos se sienta griego?”

Y se refirió a Descartes: “Así como Descartes afirmaba su ser diciendo Pienso luego Existo, así el poeta dice Pienso en griego, luego Existo como griego”.

Aclaró que, si tal evidencia no aparece tan claramente expresada en este poema, lo hace en otro titulado Mi lengua. Y expresó: “La lengua en que uno cuenta es su lengua, la lengua en que uno ama y en la que expresa su placer es su lengua, lengua en la que uno recuerda, en la que le hablan sus muertos, uno es de esa lengua, del país donde se habla esa lengua”.

“Porque no se trata aquí de la lengua más o menos abstracta que describen los lingüistas sino de la que hablan entre sí los miembros de una comunidad, de una lengua que se ha empapado de tradiciones, de valores, de historia, y que es ella misma tradición, valor e historia”.

Desde el romanticismo, detalló, “los poetas han dicho que su patria es su lengua”. Y tomaron como nave insignia a Dionisio Solomós, “el poeta de la independencia griega, de quien se cuenta que compraba palabras a los campesinos pagándoselas con monedas”.

Las palabras que interesan a estos poetas, señaló, “son las palabras comunes, las palabras de uso corriente, las palabras comunes y corrientes en las que está depositado el tesoro cultural de una nación”.

El poeta dijo que una palabra es como una nota musical: “se define por oposición a las otras notas de su escala, pero sólo adquiere verdadera concreción en los oídos, donde al sonar ellas, suenan también sus armónicos. Las cosas que evoca una palabra son como esos armónicos”.

Ejemplificó con la palabra independencia, y mencionó que más allá de lo que digan los diccionarios, “a los mexicanos la independencia nos suena a nuestra guerra contra los españoles; a los españoles, a la suya contra los franceses”.

Así, la palabra ha quedado marcada de forma más o menos permanente, por la historia de cada pueblo, y “acaso esa historia no sea sino el conjunto de cicatrices que acumula su lengua”.

Las palabras se cargan de intención en el momento en que se dicen, apuntó. “Las palabras, además de decir lo que el diccionario dice que dicen, dicen lo que uno quiere decir”.

A esta calidad de las palabras dichas en su momento, dedicó Titos Patrikios uno de los que considera de los mejores poemas de la Antología: Tienen su momento las palabras, y dio lectura para después comentar: “También existen las palabras que faltan, las palabras que los poetas buscan justamente porque faltan”.

Al término de esta presentación, y visiblemente conmovida, la Dra. Moreleón agradeció a los tres escritores por sus valiosas participaciones. “Estos textos maravillosos verdaderamente me hicieron vibrar”.