Hecho Imponible - Artículo 7 LITPyAJD

Artículo 7 LITP - Hecho Imponible

Artículo 10 RITP - Transmisiones sujetas

Artículo 11 RITP - Actos equiparados a transmisiones

Artículo 12 RITP - Actos equiparados a hipotecas

Artículo 13 RITP - Actos equiparados a transmisiones de derechos

Artículo 14 RITP - Actos equiparados a arrendamientos

Artículo 15 RITP - Actos equiparados a concesiones

Artículo 16 RITP - Transmisión de créditos y derechos

Artículo 17 RITP - Transmisión de valores

Artículo 18 RITP - Principio de accesión

Artículo 19 RITP - Reconocimiento de dominio

Artículo 20 RITP - Subastas a condición de ceder

Artículo 21 RITP - Comprobación y diferencias de valor

Artículo 22 RITP - Cesión de bienes a cambio de pensión

Artículo 24 RITP - Promesas de venta

Artículo 25 RITP - Tributación del préstamo con garantía

Artículo 26 RITP - Cuentas de crédito

Artículo 27 RITP - Censos enfitéuticos y reservativos

Artículo 28 RITP - Transacciones

Artículo 29 RITP - Adjudicaciones en pago de asunción de deudas

Artículo 30 RITP - Adjudicaciones para pago de deudas

Artículos 31-33 RITP - Supuestos de no Sujeción

Artículo 31 RITP - Supuestos generales

Artículo 32 RITP - Supuestos especiales

Artículo 33 RITP - Transmisiones empresariales de bienes inmuebles e IVA

Jurisprudencia

No sujeción a ITP de la Adjudicación de piso a cónyuge con compensación dineraria al otro - División de cosa común indivisible (404 CC)

STS 28 jun 1999 (Rec. 8138/1998)

"Esta Sala, aun en supuestos no estrictamente similares al que ahora se enjuicia y como recuerda la STS 23 may 1998, con cita de otras de la Sala Primera y de la Sala Tercera de este Tribunal, tiene reconocida, con vocación de generalidad, la doctrina consistente en que "la división y adjudicación de la cosa común son actos internos de la comunidad de bienes en los que no hay traslación del dominio, de modo que, en consecuencia, por primera transmisión solo puede entenderse la que tiene como destinatario un tercero". En principio, pues, la división y consiguiente adjudicación de las partes en que se hubieran materializado las cuotas ideales anteriormente existentes no son operaciones susceptibles de realizar el hecho imponible del ITP a tenor de lo establecido en el art. 7º.1.A del Texto Refundido y de su Reglamento, aquí aplicables, de 1980 y 1981, respectivamente -hoy los mismos preceptos de los Textos vigentes de 24 de Septiembre de 1993 y 29 de Mayo de 1995-. La división de la cosa común debe ser contemplada -recuerda la sentencia mencionada de 1998-como la transformación del derecho de un comunero, reflejado en su cuota de condominio, en la propiedad exclusiva sobre la parte de la cosa que la división hubiera individualizado. Con otras palabras: la división de la cosa común y la consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción a su interés en la comunidad de las partes resultantes no es una transmisión patrimonial propiamente dicha -ni a efectos civiles ni a efectos fiscales- sino una mera especificación o concreción de un derecho abstracto preexistente. Lo que ocurre es que, en el caso de que la cosa común resulte por su naturaleza indivisible o pueda desmerecer mucho por su división -supuesto que lógicamente concurre en una plaza de aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un edificio, sino de un piso, art. 401 CC)- la única forma de división, en el sentido de extinción de comunidad, es, paradójicamente, no dividirla, sino adjudicarla a uno de los comuneros a calidad de abonar al otro, o a los otros, el exceso en dinero -arts. 404 y 1062, párrafo 1º, en relación este con el art. 406, todos CC-. Esta obligación de compensar a los demás, o al otro, en metálico no es un "exceso de adjudicación", sino una obligación consecuencia de la indivisibilidad de la cosa común y de la necesidad en que se ha encontrado el legislador de arbitrar procedimientos para no perpetuar la indivisión, que ninguno de los comuneros se encuentra obligado a soportar -art. 400 CC-. Tampoco, por eso mismo, esa compensación en dinero puede calificarse de "compra" de la otra cuota, sino, simplemente, de respeto a la obligada equivalencia que ha de guardarse en la división de la cosa común por fuerza de lo dispuesto en los arts. 402 y 1.061 CC, en relación este, también, con el 406 CC. En puridad de conceptos, cuando la cosa común es indivisible, bien materialmente o bien por desmerecimiento excesivo si se llevara a cabo la división, cada comunero, aun cuando tenga derecho solo a una parte de la cosa, tiene realmente un derecho abstracto a que, en su día, se le adjudique aquélla en su totalidad, dada su naturaleza de indivisible, con la obligación de compensar a los demás en metálico. Esta forma, pues, de salir de la comunidad es también, por tanto, concreción o materialización de un derecho abstracto en otro concreto, que no impide el efecto de posesión civilísima reconocido en el art. 450 CC y no constituye, conforme ya se ha dicho, transmisión, ni a efectos civiles ni a efectos fiscales. Por lo demás, el hecho de que el art. 7º.2.B) de la Ley y Reglamento del Impuesto aquí aplicables solo exceptúe de la consideración de transmisión, a los efectos de su liquidación y pago, "los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento a lo dispuesto en los arts. 821, 829, 1056 (segundo) y 1062 (primero) CC..." y entre ellos no se cite precepto alguno regulador de comunidades voluntarias, sino solo de comunidades hereditarias, no constituye argumento en contra de la conclusión precedentemente sentada, habida cuenta que a lo que quiere con ello aludirse es a los excesos de adjudicación verdaderos, esto es, a aquellos en que la compensación en metálico, en vez de funcionar como elemento equilibrador de la equivalencia y proporcionalidad que deben presidir toda división o partición de comunidad a costa del patrimonio del adjudicatario, sobrepasa en realidad su interés en la comunidad y viene a constituir, efectivamente, una adjudicación que lo supera en perjuicio del resto de los comuneros. No hay, pues, tampoco, con esta interpretación, desconocimiento alguno del art. 24 LGT -hoy 23.3 de la misma tras la reforma operada por la Ley 25/1995, de 20 de Julio-, cuando veda la utilización del procedimiento analógico para extender, más allá de sus términos estrictos, el ámbito del hecho imponible o el de las exenciones o bonificaciones tributarias."

Expedientes de dominio - Actas notoriedad - Actas complementarias - Certificaciones

Estos documentos, y aunque previamente la transmisión se haya hecho por otro negocio jurídico, por ej. Donación o Herencia, están sujetos a ITP si los negocios jurídicos previos no se pagaron (o no se liquidaron como no sujetos o exentos). La fecha de inicio del cómputo de la Prescripción es la del fin del plazo voluntario de pago de esos documentos (Ver arts. 7.2.c y 8.b de la Ley y 11.1.c) y 34.b del Reglamento, en relación con los articulos 198 y ss de la Ley Hipotecaria). Y la base imponible es el valor de los bienes en la fecha que ponga fin a esos exedientes, actas o certificaciones (Ver Consultas Vinculantes V0990-08 y V2584-06). La V0990-08 dice:

CONTESTACION-COMPLETA

El artículo 7.2.C) del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1993, de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993), dispone que “Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto: C) Los expedientes de dominio, las actas de notoriedad, las actas complementarias de documentos públicos a que se refiere el Título VI de la Ley Hipotecaria y las certificaciones expedidas a los efectos del artículo 206 de la misma Ley, a menos que se acredite haber satisfecho el impuesto o la exención o no sujeción por la transmisión, cuyo título se supla con ellos y por los mismos bienes que sean objeto de unos u otras, salvo en cuanto a la prescripción cuyo plazo se computará desde la fecha del expediente, acta o certificación”.

En el mismo sentido se pronuncia el artículo 11.1.C) del Reglamento del Impuesto, aprobado por el Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de junio).

Tanto el expediente de dominio como el acta de notoriedad tienen por objeto la concordancia entre el registro y la realidad jurídica extrarregistral. No obstante, para declararlos sujetos al Impuesto es necesario que no se haya tributado ya por la transmisión que se refleja en virtud del expediente o acta.

Por tanto siempre que se justifique el pago del Impuesto correspondiente a la adquisición de los inmuebles, cuyo título se supla con un expediente de dominio o acta de notoriedad, no quedará sujeto al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.

Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado 1 del artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.