La Verdadera Religión de Dios

¿Cuál es la verdadera religión de Dios?

Toda persona nace en una situación que no escogió. La religión de su familia o la ideología del estado le son inculcadas desde que empieza su existencia en este mundo. Cuando alcanza la adolescencia ha sufrido un lavado de cerebro en que las creencias de su sociedad son las correctas que todos deben de seguir. Pero, existen personas que cuando maduran y son expuestos a otras creencias analizan su propia fe. Los buscadores de la verdad alcanzan un estado de confusión cuando comprenden que todas las religiones, sectas y filosofías claman ser el único camino correcto para el ser humano. Todos recomiendan el bien, pero, ¿cuál es la correcta? Es imposible que todas estén en la verdad, ya que todas afirman que las demás son falsas. ¿Cómo encuentra entonces el buscador de la verdad el verdadero camino?

Dios nos ha concedido a todos y cada uno de nosotros la inteligencia para tomar esta crucial decisión. Es la decisión más importante en la vida del ser humano. De esta decisión depende su futuro. En consecuencia, cada uno de nosotros debe examinar la evidencia en forma objetiva y desapasionada y escoger lo correcto.

Como todas las otras religiones o filosofías, el Islam también dice ser el único camino verdadero a Dios. En este aspecto no es diferente a los demás sistemas. Este pequeño libro provee algunas evidencias con la intención de probar que el Islam es la verdadera religión. Debemos recordar que sólo se puede determinar la verdad haciendo a un lado las emociones y prejuicios, que muchas veces nos ciegan de la realidad. Sólo entonces, al deshacernos de esos sentimientos, podremos utilizar correctamente la inteligencia que nos ha concedido Dios para tomar una decisión racional y correcta.

Existen numerosos argumentos con los que demostrar que el Islam es la verdadera religión de Dios. Los siguientes tres puntos son los mas obvios. El primer argumento se basa en el origen divino del nombre de la religión, y lo que implica el significado de este nombre. El segundo hace referencia la sencillez de las enseñanzas que rigen la relación entre Dios, el ser humano y el resto de la creación. El tercer argumento se basa en el hecho que el Islam es practicable por las personas de cualquier lugar y época. Estos tres componentes básicos son los que requiere la razón y la lógica para dictaminar que una religión es el verdadero camino revelado por Dios. Las siguientes páginas desarrollarán estos conceptos en profundidad.

El nombre de la Religión

Lo primero que debe saberse y entenderse con claridad sobre el Islam es lo que significa la palabra “Islam”. La palabra árabe “Islam” indica el sometimiento de libre voluntad al único y verdadero Dios, conocido en idioma árabe como “Allah”. El que somete su voluntad a Dios es conocido en árabe como “Muslim”. La religión del Islam no tomó su nombre de una persona, como es el caso de la religión Cristiana nombrada así por Jesús Cristo. El Budismo fue denominado también por el nombre de Gutama Buda, así como el Confucionismo fue llamado de esta manera por su fundador Confucio. El Marxismo obtuvo su nombre de Karl Marx, el Judaísmo de la tribu de Judá, y el Hinduismo de los Hindus. Islam (sometimiento a la voluntad de Dios) fue la religión que revelada a Adán, el primer ser humano. El primer profeta de Dios. Así, el Islam fue la religión que divulgaron todos los profetas. Este nombre fue escogido por Dios y se encuentra claramente mencionado en la última escritura revelada: El Corán, donde Dios dice:

“Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra religión”. (Corán 5:3)

“Quien siga una religión diferente al Islam [el sometimiento a Allah] no se le aceptará”. (Corán 3:85)

En consecuencia, el Islam no alega ser una nueva religión traída por el Profeta Muhammad a Arabia en el siglo siete, si no una re-expresión en su forma final de la verdadera fe del Dios Todo Poderoso como originalmente le fue revelada a Adán y todos los Profetas subsecuentes.

Es necesario hacer una aclaración breve sobre otras dos religiones que claman ser el verdadero camino. En ninguna parte de la Biblia se puede encontrar que Dios le revelara a Moisés que dijera a su pueblo que su religión se llamaría Judaísmo, ni tampoco a los seguidores de Jesús que se llamarían cristianos. En otras palabras, los nombres ‘Judaísmo’ y ‘Cristianismo’ no tienen origen divino ni la aprobación de Dios. No fue sino muchos años después de la muerte de Jesús que a sus seguidores se les dio el nombre de cristianos.

¿Cuál, entonces, fue la religión de Jesús?[1]. Su religión fue reflejada por sus enseñanzas, las cuales pidió a sus seguidores que aceptaran como principios en su relación con Dios. En el Islam, Jesús es un Profeta enviado por Dios, y su nombre en idioma árabe es Isa.

Como los Profetas que lo precedieron, llamó a la gente a someterse a la voluntad de Dios (lo que significa Islam). Por ejemplo, en el Evangelio se menciona que Jesús le enseñó a sus seguidores que le rezaran a Dios con las siguientes palabras:

“Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno”. Mateo 6:9-10

Este concepto fue subrayado por Jesús en los Evangelios en repetidas; ocasiones. Enseñó, por ejemplo, que solamente aquellos que se sometiesen a Dios heredarían el Paraíso.

“No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo”. Mateo 7:21

Jesús también dijo que él mismo se había sometido a la voluntad de Dios:

“Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, sino que juzgo conforme a lo que escucho; así mi juicio es recto, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió”. Juan 5:30

Existen numerosas narraciones los Evangelios que evidencian que Jesús claramente enseñó a sus seguidores que él no era el verdadero Dios. Por ejemplo cuando habló de la Hora final, dijo:

“Por lo que se refiere a ese Día y cuando vendrá, no lo sabe nadie, ni los ángeles en el Cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre”. Marcos 13:32

Tanto Jesús como los Profetas que le precedieron y el único Profeta que le sucedió, enseñaron la religión del Islam: someterse a la voluntad del único y verdadero Dios.

Dios y la Creación

Siendo la esencia de la adoración someterse a la voluntad de Dios, el mensaje de la religión divina de Dios, el Islam, es la adoración de Dios únicamente. También es necesario evitar la adoración de cualquier persona, lugar u objeto fuera de Dios. Todo lo que no es Dios, el creador del universo, es creación de Dios, por lo que podemos concluir que el Islam, en esencia, invita a la gente a adorar a Su Creador y alejarse de la adoración de cualquier otro ser. Dios es el único que merece ser adorado por el hombre, porque Él es quien contesta a nuestras oraciones.

Si un hombre reza a un árbol y sus plegarias son respondidas, no es el árbol el que responde sino Dios, quien permitió que esta oración se cumpliese. Puede que alguien diga: “eso es obvio”, sin embargo para quien adora al árbol puede que no lo sea. De igual manera, las oraciones dirigidas a Jesús, Buda, Krishna, San Cristóbal, San Judas y hasta a Muhammad, no son contestadas por ellos, sino por Dios. Jesús no le dijo a sus seguidores que lo adoraran a él, sino que adoraran a Dios, como lo expresa el Sagrado Corán:

“Y cuando dijo Allah: ¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Eres tú quien ha dicho a los hombres: Tomadnos a mí y a mi madre como divinidades en vez de Allah? Dijo: ¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo sobre lo que no tengo derecho”. (Corán 5:116)

Cuando Jesús realizaba actos de adoración no se adoraba a sí mismo, sino que adoraba a Dios. Se menciona en los evangelios que Jesús dijo:

“Jesús le replicó: La Escritura dice: Adorarás al Señor tu Dios y a él sólo servirás”. Lucas 4:8

Este principio básico se encuentra mencionado en el primer capítulo del Sagrado Corán, conocida como Surah Al-Fatiha- versículo 4

“Sólo a Ti adoramos y sólo de Ti imploramos ayuda”.

En otra cita de la última revelación, Dios dice:

“Vuestro Señor dice: Invocadme, que responderé [vuestras súplicas]”. (Corán 40:60)

El mensaje básico del Islam (adorar únicamente a Dios) proclama que Dios y creación son entidades completamente diferentes. Dios no es igual a Su creación ni es parte de ella, ni Su creación es igual a Él ni parte de Él. Esto puede parecer obvio, pero la adoración del hombre a seres creados en lugar del Creador se debe en gran parte a la ignorancia o negligencia de este concepto. Es la creencia de que la esencia de Dios se encuentra en partes de Su creación, o que Su ser divino está o estuvo presente en algunos seres creados, lo que ha servido como excusa para quienes adoran seres creados alegando que en realidad adoran a Dios. Sin embargo, el mensaje del Islam, tal como lo enseñaron los Profetas de Dios, consiste en adorar solamente a Dios y evitar adorar seres creados, ya sea directa o indirectamente.

En el Corán dice:

“Por cierto que enviamos a cada nación un Mensajero [para que les exhortase a] adorar a Allah y a evitar al Seductor”. (Corán 16:36)

Cuando se le pregunta a los idólatras por qué se hincan ante ídolos creados por el hombre, la repuesta invariable es que no están adorando a la imagen de piedra, sino a Dios que se encuentra presente en ella. ¡Éstos afirman que el ídolo de piedra es solamente un punto para focalizar la esencia de Dios, pero que ésta no es Dios en sí mismo! Quien acepte el concepto de que Dios se encuentra presente de cualquier parte de Su creación, estará obligado a aceptar este argumento también para la definición de idolatría. Quien comprende el mensaje básico del Islam y sus implicancias nunca aceptaría la idolatría, no importa como ésta sea racionalizada o justificada.

Los que a lo largo de la historia han alegado ser dioses, se han basado en la errónea creencia de que Dios se encuentra presente en el ser humano. Pero estas personas dieron un paso más, afirmando que Dios tenía mayor presencia en ellos que en otros, y por lo tanto aseguraban que los demás seres humanos debían someterse a ellos como la personificación de Dios o como la encarnación de Dios en sus personas. De igual manera, aquellos que afirman la divinidad de algunas personas luego de su muerte han encontrado terreno fértil en la falsa creencia de la encarnación y presencia de Dios en el ser humano.

Puede concluir, quien haya comprendido el mensaje básico del Islam y sus implicaciones, la imposibilidad de aceptar la adoración de otro ser humano, bajo ninguna circunstancia. La religión de Dios es en esencia un llamado claro a la adoración del Creador y el rechazo de cualquier clase de acto de adoración o devoción a un ser creado. Este es el significado del lema del Islam:

“La illaha illa Allah” (No hay más Dios que Allah)

La declaración sincera de esta frase y la aceptación de la profecía automáticamente convierten a una persona a la religión del Islam. La sincera creencia en esta fe garantiza el Paraíso. Dijo el último Profeta del Islam (pyb)[2]: “Quien diga: No hay dios mas que Allah, y muere con esta creencia ha de ingresar al paraíso”.

La creencia en este testimonio implica someterse a la voluntad de Dios como nos enseñaron los profetas. También implica abandonar cualquier clase de actos de adoración o devoción a falsas divinidades.

El Mensaje de las Religiones Falsas

En el mundo existen numerosas sectas, cultos, religiones, filosofías y movimientos, y todas dicen ser el verdadero camino de Dios. ¿Cómo podernos saber cuál es la correcta, o si todas son, de hecho, correctas? Un método por el cual puede encontrarse la respuesta, es eliminar todas las diferencias superficiales en las enseñanzas de los que declaran saber la Última verdad, e identificar cual es el objeto central de su adoración, directa o indirectamente. Todas las religiones falsas tienen en común un concepto básico cuando se refieren Dios: o dicen que todos los seres humanos son dioses, o que algún hombre en especial fue Dios, o que la naturaleza es Dios, o que Dios es una creación del intelecto humano.

Entonces podemos concluir que el mensaje básico de las religiones falsas es que a Dios se le puede adorar en la forma de algún ser creado. Una religión falsa invita a adorar a un ser creado llamándolo Dios. Por ejemplo, el Profeta Jesús invito a sus discípulos a adorar a Dios, pero los que dicen ser sus seguidores hoy en día invitan a la gente a adorar a Jesús, diciendo que el fue Dios.

Buda fue un reformador que introdujo principios humanísticos a la religión de la India. No dijo ser Dios, ni le dijo a sus seguidores que él fuera objeto de adoración. Sin embargo la mayoría de los budistas que se encuentran afuera de la India lo han tornado como Dios y se hincan ante ídolos, ante lo que ellos se imaginan era la apariencia de Buda.

Usando el principio de identificar el objeto de la adoración, podemos fácilmente identificar religiones falsas y su origen. Dice Dios en el Corán:

“Los que adoráis en vez de Él no son más que nombres que habéis puesto vosotros y vuestros padres [a piedras y estatuas], y Allah no os confirió autoridad alguna para ello. Ciertamente el juzgaros compete a Allah, Quien ordenó que no adoréis a nada ni nadie excepto a Él; ésta es la religión verdadera, pero la mayoría de los hombres lo ignoran”. (Corán 12:40)

Alguien puede argumentar que todas las religiones enseñan a hacer el bien, entonces ¿por qué debería importar cual de ellas sigamos? La respuesta es que toda religión falsa enseña el más grande de los males: la adoración de seres creados. La adoración de seres creados es el peor de los pecados que puede cometer el hombre, porque contradice el objetivo de su creación. El hombre fue creado para adorar a Dios. Como dice claramente en el Corán:

“Por cierto que he creado a los genios y a los hombres para que Me adoren”. (Corán 51:56)

En consecuencia, la adoración de un ser creado, que es la esencia de la idolatría, es el único pecado imperdonable. Quien muera siendo idólatra ha sellado su destino en la otra vida. Esto no es una mera opinión. De hecho fue manifestado por Dios en la última revelación:

“Allah no perdona que se Le asocie nada; pero fuera de ello perdona a quien Le place”. (Corán 4:48 y 116)

La Universalidad de la Religión de Dios

Teniendo en cuenta la gravedad de seguir una religión falsa, la verdadera religión de Dios debería ser fácil de comprender y practicar, y continuar así eternamente para el mundo entero. En otras palabras, la verdadera religión de Dios no puede ser reducida a una sola persona, lugar o periodo de tiempo. Ni es lógico que tal religión imponga condiciones que no tienen nada que ver con la relación del hombre con Dios tales como el bautismo, el creer en intercesores o el que un hombre es el salvador. Con el principio básico del Islam y su definición (rendir la voluntad propia a la de Dios) se encuentran las raíces de la universalidad del Islam. Cuando una persona concluye que Dios es uno y distinto de cuanto creó, y somete a Él su voluntad, deviene musulmán en cuerpo y espíritu, siéndole asequible el Paraíso.

En consecuencia, cualquier persona, en cualquier tiempo y en cualquier lugar del mundo, puede volverse musulmán, un seguidor de la religión de Dios, el Islam, simplemente con rechazar la adoración de seres creados y entregando su devoción a Dios. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que para someterse a la voluntad de Dios, uno debe escoger continuamente entre el bien y el mal. Es un hecho que Dios le ha concedido al ser humano el poder no solamente de distinguir entre el bien y el mal, sino también la habilidad de escoger entre ambos. Esta habilidad concedida al hombre conlleva una responsabilidad importante; responder ante Dios por la elección efectuada, y por esto, el ser humano debe tratar con su mayor esfuerzo hacer el bien y evitar el mal. Este concepto es expresado en el Corán de la siguiente manera:

“Por cierto que quienes creyeron [en los Mensajes que trajeron los Profetas anteriores a Moisés], los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Allah y en el Día del Juicio, y hayan obrado correctamente tendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán”. (Corán 2:62)

Si por cualquier razón las personas no aceptan el último mensaje después de que les haya sido explicado claramente, estarán en grave peligro. El Profeta dijo: “Quien entre los cristianos y los judíos oiga de mí pero no crea en lo que he traído y muere en ese estado será de los moradores del Infierno”. (Sahih Muslim - traducido del volumen Inglés -, Vol. 1, pág. 91, No. 284)

Reconocer a Dios

La pregunta es: ¿Cómo se puede esperar que toda la gente crea en un solo Dios, dadas sus diferencias antepasadas y su diversidad social y cultural? Para que tener la responsabilidad de adorar a un solo Dios, todos deben haber tenido acceso a conocerlo. La revelación final enseña que todos los seres humanos tienen el reconocimiento de Dios impreso en sus almas, como parte de su misma naturaleza con la que fueron creados.

En el séptimo capítulo del Corán (Sura Al-A'raaf, versículos 172-173), Dios explica que cuando Él creó a Adán, hizo que todos sus descendientes tuvieran existencia y les tomó un juramento diciéndoles:

“Y tu Señor creó a partir de Adán su descendencia e hizo que todos ellos atestiguaran [diciéndoles]: ¿Acaso no soy Yo vuestro Señor? Respondieron: Sí, lo atestiguamos”.

Luego Dios explicó por qué hizo que toda la humanidad jurara que Él era su creador y el único y verdadero Dios que merece ser adorado:

“Esto es para que el Día de la Resurrección no digáis: No sabíamos [que Allah era nuestro Señor]”. (Corán 7:172)

Esto significa que nadie podrá decir el Día del Juicio Final que no tenía conocimiento de que Allah fuera nuestro Dios, y que sabíamos que nada ni nadie tenía derecho a ser adorado excepto Él. El Corán nos explica:

“O digáis: Ciertamente nuestros padres eran idólatras, y nosotros sólo somos sus descendientes. ¿Acaso vas a castigarnos por lo que cometieron quienes siguieron una creencia falsa?”. (Corán 7: 173)

Por esta razón, todo niño nace con una creencia natural en Dios y un instinto innato de adorarlo sólo a Él. Este instinto natural en Árabe se llama “Fitrah”.

El Profeta Muhammad (pyb) narró que Dios dijo: “Cree a Mis siervos en la verdadera religión, pero los demonios los desviaron”.

El Profeta (pyb) también dijo: “Todo niño nace en el estado de Fitrah. Luego sus padres lo educan judío, cristiano o pagano”. Si el niño fuera dejado solo, adoraría a Dios a su propia manera, pero todos los niños son influenciados por su entorno. Entonces, de la misma manera que el niño se somete a las leyes físicas que Dios impuso sobre la natura1eza, de igual manera su alma se somete naturalmente al hecho de que Dios es su Señor y Creador. Pero, si sus padres tratan de hacer que siga otro camino, el niño no tiene la fuerza en esa temprana etapa de su vida para resistir u oponerse a la voluntad de sus padres. En tales casos, la religión que sigue el niño es una de tradición y educación, y Dios no lo juzga por ello y no lo castiga por esa religión hasta que alcance cierta etapa de su vida.

Las Señales de Dios

Durante la vida de las personas, desde su niñez hasta su muerte, le son mostradas en todas las regiones del mundo y en sus propias almas señales del único y verdadero Dios, hasta que se evidencie que solamente existe un verdadero Dios. Allah dice en el Corán:

“Les haremos ver Nuestros signos en los horizontes, y en ellos mismos, hasta que se les evidencie [a través de ellos] la Verdad. ¿Acaso no es suficiente tu Señor como Testigo de todo?”. (Corán 41:53)

A continuación mencionaré un ejemplo de Dios revelando una señal a un hombre que adoraba un ídolo. En el sureste de la Amazonas en Brasil, una tribu construyó una nueva choza para colocar allí a su ídolo más importante Skwatch, representando al Dios supremo de toda la creación. Al día siguiente un joven entró a la choza para hacerle un tributo, y mientras se encontraba postrado ante quien le habían enseñado que era su Creador y Proveedor, un perro sucio y lleno de pulgas entró en la choza, y cuando el joven alzó la mirada alcanzó a ver como el perro levantaba su pierna y orinaba el ídolo. Enojado, el joven persiguió al animal, pero cuando calmó su ira se dio cuenta que el ídolo no podía ser el Señor del Universo. Aunque parezca extraño el perro que orinó aquel ídolo fue una señal de Dios para el joven. La señal contenía el mensaje divino de que lo que estaba adorando era falso. Este hecho lo liberó de su esclavitud a la tradición de adorar un Dios falso y como resultado tuvo la elección de comenzar su búsqueda del verdadero dios del Universo o continuar en su ancestral error.

Dios menciona la búsqueda de Abraham para encontrar a Dios como un ejemplo de que todos aquellos que siguen sus señales serán guiados a la verdad:

“Y así fue como le mostramos a Abraham las maravillas de los cielos y de la Tierra, para que fuera de los que creen con certeza. Y al llegar la noche vio una estrella [y con el fin de hacer que su pueblo reflexionase les dio ejemplos que ellos podían entender] y les dijo: ¡Éste es mi Señor! Pero cuando desapareció exclamó: No adoro a los que se ausentan. Luego, al ver la luna aparecer dijo: ¡Éste es mi Señor! Pero cuando desapareció exclamó: Si no me guía mi Señor me contaré entre los extraviados. Y cuando vio salir el sol dijo: ¡Éste es mi Señor, éste es más grande aún! Pero cuando desapareció exclamó: ¡Oh, pueblo mío! Soy inocente de lo que Le asociáis. Me consagro a Quien creó los cielos y la Tierra, soy monoteísta y no de los que Le asocian copartícipes”. (Corán 6:75 - 79)

Como se mencionó anteriormente, Profetas han sido enviados a cada nación y tribu para apoyar la creencia natural del hombre en Dios y la innata inclinación del ser humano a adorarle, así como también reforzar la verdad divina revelada por Dios en las señales diarias de la vida. Aunque muchas de las enseñanzas de estos profetas fueron distorsionadas, han quedado ciertas tradiciones que revelan el mensaje que les inspiró Dios, y éstas han servido para ayudar al hombre a escoger entre el bien y el mal. La influencia de estos mensajes que fueron inspirados por Dios a través de los siglos y pueden encontrarse en “los Diez Mandamientos” mencionados en la Torá Judía, y que los cristianos adoptaron luego, al igual que las leyes sociales del mundo antiguo y moderno, en temas tales como leyes contra el homicidio, el robo y el adulterio.

Como resultado de las señales que Dios ha mostrado, en combinación con Su revelación a través de Sus profetas, toda la humanidad ha tenido la oportunidad de reconocer al único y verdadero Dios. En consecuencia, toda alma es responsable de su creencia ante Dios.

Conclusión

Esta presentación ha demostrado que el nombre de la religión del Islam expresa su principio básico, someterse a Dios, y que el nombre “Islam” no fue escogido por el hombre sino por Dios, según las sagradas escrituras de nuestra religión. Ha sido mostrado también que solamente el Islam enseña la unicidad de Dios, de Sus atributos y ordena la adoración de Dios sin intermediarios. Hemos demostrado la innata disposición del ser humano a adorar a Dios, y las señales que nos revela a través de los años, y por ello que el Islam puede ser aceptado por todos los hombres en cualquier época y lugar.

En resumen, el significado del Islam (someterse a Dios), el reconocimiento fundamental del Islam de la unicidad de Dios y la accesibilidad del Islam para toda la humanidad a través de los siglos, apoyan convincentemente que desde los primeros tiempos, en cualquier idioma que haya sido expresado, el Islam ha sido y será la verdadera religión de Dios.

Para concluir le pedimos a Allah, el Exaltado, que nos mantenga en el sendero correcto al que nos ha guiado, y que nos bendiga con su misericordia, porque Él es el Mas Misericordioso. Alabado sea Allah, Señor del universo. Que la paz y las bendiciones sean con el Profeta Muhammad y con todos los profetas de Dios y sus seguidores rectos.

Para mayor información, favor de comunicarse con la siguiente dirección:

[1] Ambos nombres: ‘Jesús’ y ‘Cristo’ son palabras de origen hebreo que fueron traducidas al griego y luego al latín. ‘Jesús’ es la adaptación al español y latín del griego ‘Iesous’, que en hebreo es ‘Yeshua’ o 'Yehoshua’. El nombre griego ‘Christos’ es traducci6n del ‘messiah’, un adjetivo que significa “el ungido”.

[2] ‘Paz y bendiciones’: Es una frase que se pronuncia luego de mencionar alguno de los profetas de Dios.

Ayman Abu Saleh

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