Un niño seguro es un niño feliz

Conseguir que los niños sean más autónomos y seguros es uno de los grandes objetivos que nos proponemos los adultos. La autonomía y la seguridad favorecen su desarrollo, les hacen ser más flexibles, más cercanos y les facilitarán la consecución de su propio equilibrio. Un niño inseguro es un niño infeliz. Un niño poco autónomo es un niño vulnerable, influenciable y dependiente de su medio.En el libro El No también ayuda a crecer expone algunos de los principios básicos que nos ayudarán a conseguir que los niños sean más autónomos y seguros:

- Hay que alcanzar el máximo acuerdo con el niño, en relación a la forma de actuar; padres, educadores y principales adultos de referencia intentarán de unificar criterios; y lo harán con hechos concretos del día a día. Este objetivo no siempre es fácil, pero ha de ser irrenunciable en el caso de los padres; no obstante, si a pesar de todo no lo consiguen, intentarán delimitar sus actuaciones para no caer en contradicciones.

- Conviene actuar con convicción, con calma, pero con decisión; dialogando, pero sin traspasar o eludir las responsabilidades que sólo a los adultos competen. Para los niños, un padre convencido es un padre que les trasmite seguridad; y ese sentimiento es tan fuerte que prevalece en ellos, incluso aunque a veces vean como sus padres se equivocan.

- Hay que trasmitirles nuestra confianza en ellos; siempre que nos sea posible, les intentaremos decir lo que hacen bien, les reconoceremos el esfuerzo que realizan, les animaremos en sus dificultades y nos mostraremos seguros ante sus posibilidades.

- Intentaremos que nos escuchen contar a otras personas lo contentos y satisfechos que estamos con ellos.

- Crearemos un ambiente relajado y cordial, en el que el sentido del humor juegue un papel importante; fomentaremos al máximo las risas, los momentos placenteros, sus gracias, siempre que éstas les hagan sentirse bien y no sea a costa de ellos.

- Les ayudaremos a ser realistas, no viendo la realidad como una limitación, sino como un hecho que debemos conocer precisamente para poder asumirlo y, cuando sea factible, superar.

- Les potenciaremos sus habilidades e intentaremos mitigar sus déficits. Les animaremos a trabajar en lo que les gusta, pero también en sus áreas más flojas.

- Les mostraremos la importancia y el valor del esfuerzo; les felicitaremos por su tesón, por su pundonor, por su afán de superación. Lo importante no ha de ser su resultado final, sino el esfuerzo realizado.

- Les ayudaremos a aceptar las peculiaridades de cada persona; las facilidades y dificultades que puedan tener en los diferentes ámbitos; lo asumiremos como algo consustancial al ser humano; valoraremos de nuevo su esfuerzo y no mostraremos sorpresa o decepción ante resultados pobres o peores a los esperados. Si ellos han sacado todo lo que llevaban dentro, ya han alcanzado el objetivo.

- Los éxitos o fracasos escolares serán una parte más de las cosas que ocurren en la vida, no lo único importante. Fomentaremos más su capacidad para aprender, razonar, observar, asimilar y desarrollar su sentido común, que su afán por alcanzar determinados triunfos o éxitos.

- Valoraremos al máximo su forma de relacionarse con los demás; potenciaremos su capacidad para escuchar, compartir, disfrutar de las personas, generar sentimientos de amistad, de afecto, de cariño.

- Intentaremos mostrarnos esperanzados, incluso ante hechos difíciles de explicar o asumir: guerras, actos vandálicos, terrorismo... Mostraremos nuestra confianza en el ser humano, en su capacidad de afrontar y superar situaciones injustas a lo largo de la historia. Intentaremos fomentar en ellos esa objetividad, esa actitud positiva, que no ingenuidad o debilidad.

- Asumiremos las rectificaciones, nuestras propias rectificaciones, como un hecho natural en la vida; sin dramatismos, viendo en cada fallo una oportunidad para aprender y crecer.

- Fomentaremos el valor de la tolerancia y el aprendizaje de los clásicos; el conocimiento de personas significativas que se equivocaron como nosotros, pero que también nos transmitieron reflexiones interesantes.

- El conocimiento nos proporcionará tranquilidad en nuestra relación con los niños; nos enseñará a ser más perseverantes que ellos, a no insistir en los discursos, a no ser ingenuos, a unificar criterios, a intervenir, a no sucumbir en las crisis, a confiar en nuestros progresos; en definitiva, a transmitirles la confianza, la seguridad y la autonomía que nosotros buscamos y ellos necesitan.