Diabetes Mellitus

La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por la elevación de la glucosa en sangre (glucemia) en ayunas de 126mg/dL o más, debido a una falta parcial o total del efecto de una hormona llamada insulina.La glucosa es un azúcar que proviene de los alimentos que comemos, circula por la sangre y es utilizada por el organismo para obtener la energía necesaria para desarrollar cualquier tipo de trabajo.

Existen dos tipos de diabetes mellitus en función del momento de aparición y la cantidad de insulina producida por el páncreas:

    • Diabetes de tipo 1 o insulinodependiente, que suele presentarse en personas jóvenes con un déficit en la producción de insulina, que es escasa o nula.

    • Diabetes de tipo 2 o no insulinodependiente, que acostumbra a afectar a personas de edad media o avanzada y obesas. El páncreas continúa produciendo insulina, incluso a valores más elevados que los normales. Sin embargo, el organismo desarrolla una resistencia a sus efectos y el resultado es un relativo déficit insulínico. Es decir no lo utiliza adecuadamente. Aproximadamente entre el 90 y el 95% de los pacientes son diabéticos tipo 2.

Existen otros tipos de diabetes menos frecuentes, como la diabetes gestacional, que se manifiesta durante el embarazo y generalmente desaparece tras el parto, y la diabetes secundaria, que se desencadena como complicación o síntoma de otras enfermedades, como puede ser la inflamación del páncreas (pancreatitis) o el uso de ciertos medicamentos, como los corticoides.

Aunque tanto los factores genéticos como los medioambientales, tales como la obesidad y la falta de ejercicio, parecen desempeñar un papel importante, la causa de la mayoría de los casos de diabetes mellitus continúa siendo un misterio.

Síntomas

Cuando se eleva el nivel de glucosa en sangre puede aparecer uno o varios síntomas, algunos de ellos debidos a que la glucosa de la sangre se elimina en exceso por la orina ocasionando una gran pérdida de agua corporal.

Los principales síntomas son sensación de sed persistente, aumento en el volumen de orina (poliuria), cansancio; pérdida de peso, a pesar de que se coma más de lo habitual, aumento del apetito o polifagia, prurito o picores e infecciones repetidas en la piel.

Los pacientes con diabetes mellitus tipo 1 generalmente desarrollan estos síntomas en un plazo de días o semanas, mientras que los de tipo 2 suelen ser asintomáticos, y la mayoría de las veces se diagnostica por un análisis rutinario.

Diagnóstico

Ante la sospecha de diabetes mellitus es imprescindible confirmarla mediante una prueba de tolerancia a la glucosa en ayunas.

Los resultados permitirán establecer:

    • Si la glucemia en ayunas está entre 100 y 125 mg/dL, el paciente padece diabetes latente.

    • Si la glucemia en ayunas es de 126 mg/dL o más, en dos determinaciones diferentes, el paciente padece diabetes mellitus.

    • Si la glucemia en sangre en prueba de tolerancia a la glucosa dos horas después de ingerir una bebida azucarada es superior a 200 mg/dL se establece el diagnóstico de diabetes, mientras que un valor inferior a 140mg/dL es normal.

Un nivel de glucemia superior a 200mg/dL en dos ocasiones diferentes a cualquier hora del día también establece el diagnóstico de diabetes mellitus.

La hemoglobina glicosilada A1c es una prueba de sangre imprescindible para el seguimiento, ya que informa de cómo se ha controlado el nivel de glucemia durante los últimos tres meses. Es como la <<memoria>> de los niveles de azúcar. En personas con diabetes, su valor debe ser menor del 7%. Le ayudará a saber lo efectivo que es su tratamiento y a decidir si se necesita hacer cambios.

Tratamiento

El tratamiento de la diabetes se basa en dos elementos: la mejora del estilo de vida mediante el control de la alimentación y un programa de ejercicio adaptado a la situación del paciente y la medicación con hipoglucemiantes orales o con inyecciones de insulina.

Lo primero que debe hacerse es establecer, bajo el consejo de su médico, un programa de control de peso, ejercicios y dieta. Las claves de la dieta son:

    • Comer a las mismas horas todos los días. Esto ayuda a mantener sus niveles de insulina y glucemia estables.

    • Comer entre 3 y 5 veces al día procurando tomar pequeñas cantidades de alimento antes acostarse si está tomando hipoglucemiantes orales o insulina.

    • En caso de sobrepeso, intente alcanzar el peso ideal. Perder tres o cuatro kilos puede disminuir sus niveles de glucosa en la sangre.

    • Evitar las calorías <<vacías>>, tales como comidas con un alto contenido de azúcar, grasa y alcohol.

En muchos casos de diabetes de tipo 2, la administración de fármacos no sería necesaria en la mayoría de los pacientes obesos si perdieran peso e hicieran ejercicio con regularidad.

En el caso de que estas medidas higienicodietéticas no sean suficientes, se deberá recurrir a tratamiento farmacológico.

En los pacientes de diabetes de tipo 1 o tipo 2, las inyecciones de insulina aumentan el nivel de esta en sangre y bajan el nivel de azúcar.

Existen varios tipos de medicamentos orales para tratar la diabetes de tipo 2. Algunos aumentan la cantidad de insulina producida por el páncreas, otros aumentan la acción de la insulina en el organismo y otros retrasan la absorción de la glucosa.

El tratamiento de la diabetes con fármacos depende de las características de cada paciente. Este proceso comienza con una alimentación adecuada y un régimen de ejercicio regular. Si estas medidas no controlan el nivel de glucosa en sangre es necesario recurrir a la medicación oral en los diabéticos de tipo 2, mientras que con los diabéticos de tipo 1 es necesario administrar insulina. No obstante en la diabetes de tipo 2 deberá emplearse también insulina cuando resulte difícil de controlar con dieta y fármacos orales o cuando estos estén contraindicados como en el caso de la diabetes gestacional.

Para controlar su enfermedad es imprescindible la ayuda y supervisión del médico de cabecera y del endocrinólogo. No dude en pedir ayuda y consejo.

Un aspecto importante del tratamiento es el autocontrol, por el mismo paciente o sus familiares, de los niveles de glucosa en sangre. Esto se puede realizar con un pequeño aparato -el glucómetro, debidamente calibrado- muy fácil de usar, y que le permite cuantificar (en el mismo domicilio) la glucosa en sangre y de esta forma efectuar los ajustes en la dieta, en el nivel de ejercicio o en la dosis de insulina.

El principal problema al tratar de controlar rigurosamente los valores de glucemia en la sangre es que se produzca una disminución no deseada de ellos (hipoglucemia).

Los fármacos hipoglucemiantes orales se prescriben fundamentalmente a las personas con diabetes de tipo 2, si la dieta y el ejercicio no logran hacer descender los valores de glucemia. Si esto fármacos no son capaces de controlar el azúcar de la sangre de forma adecuada, se debe optar por inyecciones de insulina sola o en combinación con los fármacos orales.

Las sulfonilureas como glipizida (Minodiab®), gliburida o glibenclamida (Euglucon®), tolbutamida (Orinase®) y clorpropamida (Diabinese®) provocan la disminución de los valores de glucemia porque estimulan a páncreas a liberar insulina e incrementar su eficacia.

La metformina (Glucofage®, Glaformil®) no afecta la liberación de insulina, pero incrementa la respuesta del organismo a su propia insulina.

La acarbosa (Glucobay®, Glumida®) retrasa la absorción de glucosa en el intestino.

La terapia sustitutiva con insulina ha de hacerse con inyecciones, ya que la insulina se destruye en el estómago y no se puede administrar por vía oral.

La insulina se inyecta debajo de la piel, en la capa grasa del brazo, del muslo o de la pared abdominal. Un dispositivo útil para llevar la insulina es el <<bolígrafo>> de insulina, que contiene un cartucho que la guarda y que dispone de un mecanismo de cierre, lo que evita tener que llevar agujas y jeringas cuando se está muchas horas fuera del domicilio.

La elección de la forma ideal de insulina es compleja y debe adaptarse a cada caso. La insulina se encuentra disponible en tres formas básicas, cuya acción difiere en cuanto a la velocidad y duración:

    • Insulina de acción rápida o insulina regular (insulina cristalina), es la que tiene una acción más rápida y corta, y alcanza su máxima actividad entre 2 y 4 horas, con una duración de 6 a 8 horas. Esta insulina se utiliza con frecuencia en diabéticos que reciben varias inyecciones diarias y se inyecta entre 15 y 20 minutos antes de las comidas.

    • Insulina de acción intermedia, como la insulina zinc en suspensión o la insulina isofánica, que comienza a actuar al cabo de entre 1 y 3 horas y alcanza su máxima actividad en un tiempo de 6 a 10 horas, y dura de 18 a 26 horas.

    • Insulina de acción prolongada, como la insulina zinc en suspensión de acción prolongada, tiene un efecto muy reducido durante las 6 primeras horas, pero brinda una cobertura de 28 a 36 horas.

La nuevas formas de insulina con un vaporizador nasal permitirán, en un futuro cercano, el tratamiento sin inyecciones.

La hipoglucemia es la complicación, a corto plazo, más frecuente. Debe ser tratada con rapidez porque en pocos minutos reviste suma gravedad y, de no tratarse, puede provocar una lesión permanente del cerebro. Seguro que ha presenciado alguna vez a alguien que la padeciera: sospéchela en cualquier diabético que:

    • Se sienta sudoroso, tembloroso, hambriento o débil sin causa aparente.

    • Presente confusión o desorientación.

    • Sufra pérdida de consciencia brusca.

A la primera señal de hipoglucemia se debería ingerir alguna forma de azúcar. Por consiguiente, las personas con diabetes deberían llevar siempre caramelos, terrones de azúcar o tabletas de glucosa para tratar los episodios de hipoglucemia.

Cuando solicitar asistencia médica

Debe acudir a su médico si:

    • Tiene mucha sed y está orinando más.

    • Tiene dolor de estómago o vomita más de una vez.

    • Respira más profundo y más rápido.

    • Empieza a temblar, sentirse débil y soñoliento y luego se siente confundido o mareado o empieza a ver doble.

Pronóstico

Informe a sus amigos, familiares y personas cercanas de su enfermedad y explíqueles cuáles son los síntomas y signos de niveles bajos de azúcar en sangre, como sudoración, temblores y confusión. Lleve consigo siempre dulces o tabletas de glucosa instantánea en su bolsillo, por si el azúcar baja mucho, y dígales que soliciten ayuda de emergencia si no saben qué hacer.

Use un brazalete de <<alerta médica>> si tiene diabetes o una historia de niveles anormales de azúcar en sangre (hiperglucemia o hipoglucemia).

Diversas investigaciones han demostrado que un buen control de los niveles de glucemia reduce considerablemente las complicaciones e incluso evita que se produzcan. En todo caso debe vigilarse la aparición de las siguientes complicaciones a largo plazo, especialmente en pacientes con diabetes mellitus de tipo 1 de más de 15 años de evolución:

    • Retinopatía, una enfermedad de la retina que puede ocasionar ceguera.

    • Neuropatía diabética, que puede provocar alteraciones en la sensibilidad, dolores, úlceras e infecciones en la piel. Es un daño a los nervios del cuerpo. Estas lesiones en los nervios son causadas por una disminución del flujo sanguíneo y por los altos niveles de azúcar en sangre, y tiene mayor posibilidad de desarrollarse si los niveles de glucemia no están bien controlados. La mayoría de las veces, los síntomas no comienzan hasta los 10 o 20 años posteriores al diagnóstico de diabetes.

    • Nefropatía diabética, (lesión renal por la diabetes), que puede degenerar en insuficiencia renal.

    • Arteriosclerosis, particularmente en fumadores y en las personas que tienen una presión sanguínea alta.

Mitos y realidades

    • Se puede coger la diabetes de otras personas.

No. Aunque no se sabe la causa exacta de por qué las personas desarrollan diabetes, se sabe que no es contagiosa. No puede cogerse como un resfriado o la gripe. Parece existir cierta relación genética en la diabetes, en particular de la diabetes de tipo 2. Los factores del estilo de vida también juegan un gran papel.

    • Comer demasiado dulce produce diabetes.

No. La diabetes está causada por una combinación de factores genéticos y del estilo de vida. Sin embargo, tener sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. Si hay una historia familiar de diabetes, se recomienda una alimentación sana y ejercicio regular para controlar el peso.

    • Las personas con diabetes deben comer solo alimentos especiales para diabéticos.

La dieta sana para las personas con diabetes es la misma que para cualquier otra persona: baja en grasa, especialmente grasas saturadas, moderada en sal y en azúcar, con comidas ricas en cereales, verduras y frutas. Las versiones diabéticas o dietéticas de los alimentos que contienen azúcar no ofrecen beneficios particulares. Incluso pueden aumentar los niveles sanguíneos de glucosa, suelen ser más caras y pueden tener también un efecto laxante si contienen alcoholes de azúcar.

    • La insulina produce arteriosclerosis e hipertensión.

Falso. La insulina no produce arteriosclerosis o endurecimiento de las arterias. Aunque en el laboratorio existe la evidencia de que la insulina puede iniciar algunos de los procesos precoces asociados con la arteriosclerosis, y algunos médicos tienen la preocupación de que la insulina pueda agravar el desarrollo de la hipertensión y la arteriosclerosis, esto no se ha demostrado en las personas con diabetes.

    • No es necesario cambiar el tratamiento de la diabetes hasta que la hemoglobina glucosilada sea superior al 8%.

Cuanto mejor sea el control de la glucemia, menos probabilidades habrá de desarrollar complicaciones diabéticas. Un nivel de hemoglobina glicosilada A1c entre 7 y 8% no representa un buen control. El objetivo es que sea inferior al 7%. Cuanto más cerca esté la hemoglobina glucosilada de sus valores normales, menores serán las probabilidades de complicaciones.