TEMA: Embriología
El embrión es la estructura a partir de la cual se desarrolla un organismo. Empieza siendo una única célula y se desarrolla hasta configurar multitud de ellas y de muy diversos tipos, que forman los tejidos y órganos del cuerpo, como la piel, el hígado y el cerebro. La embriogénesis es la ruta por la que las células iniciales desarrollan su identidad y se organizan como un individuo nuevo y único.
La células del embrión se comunican transmitiendo señales que indican en qué se tiene que convertir cada una de ellas en el individuo adulto.
En los seres humanos, al cabo de las ocho semanas de embarazo empiezan a desarrollarse los órganos en el embrión. A partir de ese momento, el embrión se denomina feto. En el reino animal los tamaños de los óvulos son muy variados. En todos los animales el embrión se forma cuando un espermatozoide del padre se une al óvulo de la madre. El proceso se llama fertilización, y pone en marcha una serie de acontecimientos, que dan lugar a un genoma nuevo y único (material genético que lleva toda la información acerca de cómo va a ser y a funcionar el individuo adulto).
En el momento en que se unen, el óvulo y el espermatozoide tienen la mitad del número de genes. De hecho, heredamos la mitad de los genes de nuestra madre y la otra de nuestro padre. A esta reconfiguración genética le sigue el inicio de la división de la célula embrionaria original. Los experimentos con ratones demuestran que, en las primeras fase del desarrollo, todas las células del embrión pueden dar lugar a cualquier tipo de célula adulta. Pasados unos días, ciertas células se convierten en trofoblastos, que son células que forman la placenta que alimenta al embrión durante la gestación. La diferenciación es el proceso por el cual una célula pluripotencial desarrolla características específicas. El resto de las células generarán los distintos tejidos.
Los óvulos fecundados se utilizan para llevar a cabo técnicas de clonación, por las que el material genético de una célula adulta se inocula en el óvulo, del que previamente se ha extraído el material genético. Así, el óvulo se desarrolla como si hubiera sido fecundado, formando un clon del individuo que aportó la célula adulta.
En los seres humanos, el embrión se implanta en el útero de las madres y las células empiezan a cambiar. Se colocan en zonas estratégicas en las que pueden recibir señales que marcarán su identidad futura. Esta estrategia la siguen la mayoría de los animales, de modo que el embrión se reestructura extraordinariamente. Forma distintas capas, que son la base de la que derivan todas nuestras células. Las células de la capa exterior del embrión darán lugar a la piel, el cerebro y el sistema nervioso. A las tres semanas de embarazo se repliegan y forma el tubo neural, que da lugar al cerebro y a la médula espinal. El corazón en desarrollo empieza a hacer circular la sangre por el embrión. Otras señales y reorganizaciones dan lugar al resto de tejidos y órganos. Así, la embriogénesis implica que las células desarrollen una identidad que se mantiene a lo largo de toda la vida del organismo.