Las adicciones

TEMA: Drogodependencia

Mucha gente piensa que los adictos y los alcohólicos son personas débiles que han llegado a esa situación porque así lo han querido. No obstante, la ciencia considera que la adicción es una enfermedad del cerebro, en la que influyen factores genéticos, físicos, sociales y psicológicos.

La ciencia de la adicción

La adicción es el uso continuo e incontrolado de una sustancia, pese al hecho de que dicho uso es la causa de que el adicto sufra serios problemas físicos, psicológicos y sociales.

El Diario de la Asociación Americana de la Medicina define el alcoholismo como “una enfermedad crónica que se caracteriza por la imposibilidad de controlar la ingestión de alcohol de manera voluntaria, pese a la preocupación por el consumo de la droga y el conocimiento de que dicho consumo ocasiona consecuencias físicas muy adversas, entre otras la distorsión del pensamiento”.

Con las herramientas de diagnóstico de las que se dispone hoy día, se puede estudiar el cerebro para observar los efectos de las adicciones.

En los últimos tiempos la adicción se ha convertido en una materia de considerable interés para la neurología. Las neuronas notan los cambios que se producen dentro y fuera del cuerpo, los interpretan y coordinan la respuesta adecuada a los mismos. La ciencia de la neurología se ocupa de estudiar las relaciones entre los circuitos cerebrales de “recompensa” y las adicciones. Este hecho, unido a la gran cantidad de estudios de comportamiento realizados con muchas personas, permite que en estos momentos el conocimiento de la enfermedad sea bastante profundo.

Recompensa, aprendizaje y adicción

Debajo del cerebro medio, bajo la zona que alberga el pensamiento consciente, existe una vía nerviosa (la vía mesolímbica de la dopamina) que nos aporta satisfacción y recompensa por los comportamientos que nos ayudan o facilitan nuestra supervivencia. Esta vía lleva a que “aprendamos” a asociar ciertos comportamientos con las recompensas placenteras que nos aportan, de modo que cuando repitamos con éxito dichos comportamientos estaremos incrementando nuestras posibilidades de supervivencia.

Las drogas y el alcohol, cuando se consumen de forma repetida, sobreestimulan esta vía nerviosa, lo que “engaña” al cerebro y le hace considerar que la droga es lo más importante para sobrevivir. Así “se aprende” que todos los comportamientos encaminados a la adquisición y el consumo de la droga también son claves para la supervivencia. Conforme avanza el consumo de la droga, la vía de recompensa empieza a perder funcionalidad y, en última instancia, el adicto se ve obligado a seguir consumiéndola no tanto por la recompensa que va a recibir (que ya no existe) sino por el comportamiento “aprendido”, del que no se puede desprender.

Adicción y factores de riesgo

Existen conexiones nerviosas (vía mesocortical) que van desde el área de recompensas del cerebro hasta el córtex prefrontal, que es la zona donde reside el proceso de toma de decisiones voluntarias. Esa zona sería la encargada de rechazar el uso de una droga. Las alteraciones que produce hacen que el adicto sea incapaz de dar prioridad a sus necesidades reales y de evitar los comportamientos impulsivos. El resultado es una imperiosa e inevitable necesidad de conseguir la droga y de consumirla, así como la imposibilidad de darse cuenta del error que se está cometiendo y de las devastadoras consecuencias del mismo. Lo normal es que el adicto se pregunte de manera continua el porqué de su absurdo y fatal comportamiento.

Algunos de los factores que contribuyen a caer en una adicción son la pertenencia a una familia disfuncional, el haber sufrido malos tratos o abusos sexuales en la adolescencia, el que los padres sean adictos, los trastornos mentales (por ejemplo, el déficit de atención, la ansiedad o los problemas de depresión) y la presión del entorno.

Las estadísticas indican que las sobredosis producen tantas muertes como los accidentes de carretera en el grupo de edad comprendida entre 25 y 49 años.

El tratamiento de la adicción

Aunque inicialmente parezca que los cambios producidos en el cerebro tras caer en una adicción son irreversibles, lo cierto es que hay tratamientos de desintoxicación que funcionan. Para desarrollar los cambios es fundamental que los tratamientos sean personalizados y que se adapten a las necesidades cambiantes del adicto. Del mismo modo, si hay algún trastorno mental asociado a la adicción, debe tratarse también (diagnóstico dual). Por otra parte, el tratamiento no debe limitarse a la desintoxicación de la droga. Debe tener la duración adecuada (un mínimo de 90 días), debe comprender terapias encaminadas a prestar apoyo y recompensar los comportamientos adecuados y, finalmente, debe incluir los seguimientos y las terapias farmacológicas que sean necesarias. El objetivo del tratamiento no es sólo el que se deje de consumir la droga, sino el regreso del adicto a un modo de vida de sobriedad productiva.

La genética de la adicción

Aproximadamente entre un 40 y un 60% de las adicciones al perecer tienen un origen genético. Una persona que tenga un progenitor adicto tiene cuatro o cinco veces más posibilidades de desarrollar la enfermedad que otra que no lo tenga. Hay pruebas de la existencia de un síndrome, de origen genético, relacionado con un déficit de dopamina en la vía nerviosa de la recompensa, que puede contribuir a incrementar las posibilidades de adicción.