Patólogos forenses, verdaderos médicos detectives

TEMA: Avances médicos

En cierto sentido, cada doctor es un detective que trata de resolver el misterio de qué es lo que produce la enfermedad en una persona. La medicina forense, que forma parte de las ciencias forenses en general, requiere que sus profesionales tengan una gran capacidad de observación para ayudar a la policía, a los abogados y a los jueces a impartir justicia.

Las autopsias empezaron a convertirse en un medio para averiguar las causas y las circunstancias de un fallecimiento a partir del siglo XIX, cuando se generalizó la práctica de la disección y el estudio de la anatomía.

La actividad más conocida de los patólogos forenses es la realización de autopsias, por las que se determinan las causas y el momento de las muertes. Reciben la ayuda de un gran número de científicos que toman huellas, analizan notas escritas a mano, armas de fuego, restos de incendios, piezas dentarias e incluso marcas dejadas por insectos u otros animales.

El papel de los patólogos forenses

El desempeño de la patología forense requiere mucho entrenamiento (llega a durar más de diez años, después de obtenido el título de medicina). Durante ese entrenamiento realizan cientos de exámenes post mórtem, supervisados por sus tutores, tanto de adultos como de niños, de personas que han muerto repentina e inesperadamente de muerte natural, o en accidentes, suicidios y muertes producidas durante una operación quirúrgica o tras la administración de la anestesia. Deben saber cómo examinar y diseccionar un cuerpo (por ejemplo, cómo extraer un ojo), y cómo aislar órganos, tejidos y fluidos corporales para analizarlos al microscopio, o bien para realizar exámenes genéticos o toxicológicos. También deben ser capaces de comunicar sus hallazgos a las familias, con tacto pero también con precisión, y en algunos casos acudir a los tribunales para exponer con claridad sus conclusiones. La redacción de informes escritos, a veces algo tediosos, suele ocupar buena parte del tiempo en un día normal de trabajo de un forense.

Resolviendo rompecabezas

Los patólogos y otros científicos forenses desempeñan papeles destacados en muchas situaciones, además de en las investigaciones criminales tras una muerte. También deben ser capaces de determinar cómo se produjo un determinado tipo de lesión en una persona que haya sufrido una agresión, de reconstruir a base de los datos observados cómo se produjo un accidente de automóvil, o de determinar si una persona se hallaba bajo la influencia del alcohol, de un medicamento o de una droga ilegal en el momento de producirse un incidente. También se les puede pedir que determinen de forma fehaciente la identidad de una persona, o si una muerte se produjo por causas naturales o por negligencia médica.

Los patólogos forenses no trabajan únicamente en el depósito de cadáveres. La recogida de pruebas en la escena del crimen y su correcto procesamiento pueden resultar vitales para una investigación. El desarrollo judicial del caso puede depender en gran manera de los forenses, por lo que resultan claves la atención a los detalles y a la meticulosidad. La prueba de ADN es actualmente una de las áreas clave de la medicina forense. Todo ello resulta fundamental cuando un cuerpo queda irreconocible a resultas de un accidente, como puede ser el caso cuando se estrella un avión de pasajeros. También resulta de interés en casos de determinación de la paternidad biológica, o para determinar si los restos biológicos encontrados en la escena de un crimen pertenecen o no a un sospechoso. Una muestra de ADN puede recabar evidencias para resolver un caso de agresión sexual.

Una de las tareas de la odontología forense es la identificación de las personas a partir de las características de su dentadura. La mayoría de los dientes presentan rasgos identificables que permiten diferenciarlos entre sí, especialmente si se dispone de radiografías.

La vida de un insecto

La entomología forense estudia los insectos para contestar preguntas legales acerca de si una muerte se ha producido por suicidio, por asesinato, por una negligencia médica o por envenenamiento. Se necesita conocer los patrones de crecimiento y alimentación de los insectos según las diferentes condiciones, así como su identificación exacta. Este trabajo puede contestar preguntas del tipo de si el cuerpo, nada más morir, se enterró o quedó a la intemperie. Los entomólogos forenses también pueden averiguar si se trasladó de lugar un cuerpo tras el fallecimiento. Las averiguaciones se hacen a partir del tipo de insectos que viven en determinadas zonas. Otras veces resulta importante saber si los daños sufridos lo fueron como consecuencia de acciones anteriores a la muerte o por intervención posterior de insectos, que se alimentaron de los restos.