Síntomas del insomnio
Si padecemos insomnio de vez en cuando no debemos preocuparnos. En cambio, si se repite durante más de tres semanas se deberá consultar al médico para que él encuentre la causa de tal insomnio, pueda hacer un diagnóstico y dar un tratamiento adecuado. Los síntomas más comunes son imposibilidad de dormir, nerviosismo, vigilia, no poder dormir muchas horas seguidas, despertarse muy pronto por las mañanas o en mitad de la noche.
Diagnóstico
En primer lugar se debe descartar, mediante exploración física y examen psicológico, cualquier patología que pueda causar el insomnio. El correcto tratamiento de este trastorno solo es posible si se determina de manera precisa su origen. En ocasiones el insomnio enmascara un problema físico, un problema de ansiedad o depresión. El médico aconsejará realizar analíticas o pruebas de imagen únicamente si la historia clínica o la exploración sugieren indicios de una enfermedad orgánica como causa del insomnio.
Tratamiento
Antes de empezar a tomar somníferos, deben modificarse los estilos de vida que favorecen el insomnio:
Evitar el consumo de alcohol por la noche. El consumo de cafeína debe suspenderse por lo menos ocho horas antes de acostarse.
Es recomendable dejar de fumar, ya que la nicotina es un estimulante del sistema nervioso.
Es necesario establecer una hora regular para acostarse, pero no acostarse si no se tiene sueño. Una vez que la persona se haya acostado, debe utilizar técnicas de relajación para apartar de la mente pensamientos que no le permitan descansar.
Ver televisión, leer, tomar un baño o escuchas música suave antes de irse a la cama son actividades relajantes.
Un vaso de leche antes de acostarse ayuda a muchas personas, ya que contiene un aminoácido inductor natural del sueño llamado L-triptófano.
Se recomienda evitar las situaciones estresantes o los trastornos emocionales antes de ir a la cama.
Los medicamentos inductores del sueño deben emplearse solo como último recurso.
El tratamiento con medicamentos únicamente está indicado cuando de ha hecho evidente que el manejo de los hábitos es adecuado y el insomnio crónico persiste. Se utilizan preferentemente hipnóticos del tipo benzodiazepinas de acción corta, como lorazepam o midazolam. Deben tomarse durante el menor tiempo posible, ya que inducen tolerancia, que es el fenómeno caracterizado por la necesidad de aumentar la dosis para obtener el mismo efecto terapéutico.
Existe un procedimiento basado en el cambio de conducta, que aunque se ha mostrado insuficiente por sí solo, podría ser útil en combinación con otras terapias psicológicas basadas en el control de estímulos. Consiste en una serie de pautas conductuales dirigidas a reducir los comportamientos incompatibles con el sueño a la hora de irse a dormir y a regular el ritmo sueño-vigilia. El objetivo fundamental de estas pautas es que se establezca una asociación entre los estímulos presentes en la habitación y la generación del sueño. Consta de las siguientes instrucciones, que deben seguirse:
Usar la cama solo para dormir (reposo ocasional, actividad sexual...). No se permite televisor, teléfono, radio, comer, leer... en la cama.
Irse a la cama solo cuando se siente sueño.
Conviene realizar antes de dormir alguna actividad de desaceleración, es decir, que no requiera mucho esfuerzo ni concentración (no lecturas densas ni trabajo).
Establecer una rutina para antes de acostarse y realizarla cada día, y siempre en el mismo orden (tomar algo caliente, leer un rato, lavarse los dientes, ir al baño...).
Si no se concilia el sueño en 30-45 minutos aproximadamente, salir de la cama y de la habitación y llevar a cabo una actividad relajante y monótona hasta sentir sueño, y solo entonces volver a la cama, no antes. Repetir si es necesario.
Levantarse siempre a la misma hora.
No hacer sientas durante el día.
Pruébelo antes de tomar medicamentos. Es totalmente inocuo y a algunas personas les funciona.