El sistema circulatorio es la autopista para la nutrición del cuerpo. Aporta a los demás sistemas el oxígeno captado por el sistema respiratorio y la energía y los nutrientes procedentes del aparato digestivo, además de desarrollar muchas otras funciones clave para mantener la salud del cuerpo. Se conoce también con el nombre de sistema cardiovascular, y sus componentes son el corazón, los vasos sanguíneos y la sangre. El cardiovascular es un sistema cerrado, dado que su función es la distribución de la sangre y ésta no debe salir de él. No obstante, trabaja conjuntamente con el sistema linfático, que es abierto y es clave para el mantenimiento de los sistemas inmunitario y cardiovascular.
El sistema circulatorio tiene dos circuitos, el pulmonar y el general. El sistema pulmonar aporta sangre a los pulmones, y en ellos el oxígeno pasa a la sangre y el dióxido de carbono pasa a los pulmones. El circuito general aporta oxígeno y nutrientes a todos los tejidos y órganos de cuerpo. El oxígeno y los nutrientes pasan desde la sangre arterial hasta las células, mientras que el dióxido de carbono y los productos de deshecho salen de las células y pasan a la sangre, que se convierte en venosa.
El corazón: el músculo cardíaco se contrae de manera regular debido a la actividad eléctrica de unas células especiales, que se concentran en diversas zonas del miocardio (la pared muscular del corazón) y que marcan el ritmo de su contracción. Es esta actividad eléctrica la que se registra en los electrocardiogramas que permiten a los médicos calibrar la actividad general del corazón, así como detectar y localizar problemas, si los hay.
El corazón tiene cuatro cámaras: las dos aurículas y los dos ventrículos. La aurícula izquierda recibe sangre oxigenada procedente de los pulmones. Bombea esta sangre rica en oxígeno hacia el ventrículo izquierdo, que a su vez bombea con enorme potencia hacia los órganos del cuerpo. La aurícula derecha recibe sangre sin oxígeno procedente de todas las partes del cuerpo, y la bombea al ventrículo derecho. Este, a su vez, la bombea hacia los pulmones, donde vuelve a oxigenarse e inicia de nuevo el doble circuito.
La sangre: Está compuesta por plasma, glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Las personas adultas tienen 5 litros de sangre circulando por su cuerpo, y el plasma supone aproximadamente un 55% del volumen total. El 90% del plasma sanguíneo es agua, el 8% proteínas y el resto es una mezcla de productos de deshecho, nutrientes orgánicos, electrolitos y gases respiratorios.
Los glóbulos blancos y las plaquetas desempeñan papeles imprescindibles en la lucha contra los microorganismos patógenos, y facilitan la coagulación de la sangre.
Los glóbulos blancos presentan diversas variedades. Unos se encargan de acabar con los gérmenes y las células cancerígenas, otros producen anticuerpos, y otros se unen a los gérmenes, de modo que puedan ser reconocidos para su eliminación por otros glóbulos blancos. Algunos fabrican sustancias químicas que producen inflamaciones y localizan las infecciones.
Los glóbulos rojos son las células más abundantes de la sangre (hay unos 5 millones por milímetro cubico). Los glóbulos rojos contienen una proteína rica en hierro denominada hemoglobina, lo que les permite transportar por todo el cuerpo grandes cantidades de oxígeno y el dióxido de carbono en su camino por todo el torrente circulatorio.
Los vasos sanguíneos: Las arterias y las arteriolas (arterias pequeñas) llevan la sangre desde el corazón hasta los capilares sanguíneos. La aorta es la arteria de mayor tamaño. Las arterias tienen las paredes bastante gruesas, lo que unido a la presencia en ellas de tejido flexible, les confiere resistencia pero también bastante flexibilidad para expandirse y contraerse.
Los capilares reciben la sangre procedente de las arterias y de las arteriolas, y son los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo humano, y los más abundantes. Su diámetro oscila entre las 5 y las 10 micras. Las paredes de los capilares son muy finas, lo que facilita el intercambio de materiales entre la sangre y las células del cuerpo.
Las venas y las vénulas llevan la sangre desde los capilares hasta el corazón. El diámetro de las venas es semejante al de las arterias, pero no así el grosor de sus paredes. La vena cava es la más larga del cuerpo, y tiene un diámetro de 30 milímetros.
Para tratar afecciones que resultan cuando las arterias se estrechan o se bloquean la mayoría de las veces se utilizan los stent (o endoprótesis vascular). Un stent es una cánula diseñada para incrementar el diámetro de un vaso sanguíneo. Se coloca cuando los acúmulos de colesterol en las paredes de los vasos dificultan la circulación de la sangre. Los stent hinchables se expanden después de su implantación, y los fabricados con polímeros biodegradables pueden servir también como sistemas de liberación de los fármacos.
Las venas tienen válvulas que impiden el retorno de la sangre, que sólo puede dirigirse hacia el corazón.
El venograma es un procedimiento que se usa para detectar posibles problemas en el flujo sanguíneo hacia el corazón, se realiza tomando una imagen con rayos X después de inyectarle al paciente un marcador radiactivo inocuo.