Infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)

TEMA: Enfermedades

La enfermedad del VIH produce un daño severo al sistema inmune que en su etapa final y más grave es el responsable del sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) cuando su nivel de células CD4 está por debajo de 200.

Las células CD4 son un tipo de linfocito (glóbulo blanco). Constituyen una parte importante del sistema inmune. Son las <<células ayudantes>>, las que dirigen el ataque contra las infecciones. Cuando el virus VIH infecta a humanos, las células que infecta con más frecuencia son las CD4, y cuando ellas se multiplican para combatir infecciones, también hacen más copias del VIH. Cuando alguien ha estado infectado con el virus por mucho tiempo, el número de células CD4 (recuento de células CD4) disminuye. Este es un signo de que el sistema inmune se ha debilitado. Cuanto más bajo sea el recuento de células CD4, más posibilidades hay de que la persona portadora de VIH enferme de sida.

Como cualquier otro virus, el de VIH no posee un metabolismo que le permita vivir por sí mismo, por lo que necesita las células para subsistir y reproducirse. El VIH ataca selectivamente a algunas células que son fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, entre las que destacan los denominados linfocitos T colaboradores, o linfocitos CD4. A este tipo de glóbulos blancos se le conoce popularmente con el nombre de <<defensas>>.

Entre una y seis semanas después de producirse el contagio por el VIH puede aparecer un proceso similar a una gripe. Sin embargo, en muchos casos este cuadro no se presenta, pese a haberse producido la infección por el VIH. Es importante tener en cuenta que estas personas, aunque la infección sea totalmente asintomática en ellas, pueden transmitir el VIH.

En un plazo de entre seis y doce semanas después de ocurrir la infección, los glóbulos blanco han producido suficientes anticuerpos contra el VIH, lo que permite detectarlos en la sangre. A las personas que tienen estos anticuerpos se les suele llamar seropositivos para el VIH o VIH +.

Una vez superado el cuadro inicial similar a la gripe, si es que ha ocurrido, los pacientes infectados por el VIH se encuentran totalmente asintomáticos y permanecen así durante bastantes años. Sin embargo, el virus va actuando incesantemente en el organismo y va destruyendo poco a poco los linfocitos CD4. Cuando el número de estas células se ha reducido suficiente comienzan a aparecer las manifestaciones que caracterizan al sida.

Tras producirse la infección por el VIH, si no se recibe tratamiento alguno, el sida tarda unos 9 años en desarrollarse.

El sida o síndrome de la inmunodeficiencia adquirida es por tanto la etapa final de la enfermedad contraída con el virus VIH que aparece cuando el nivel de CD4 es inferior a 200 (valor normal de 600 a 1.000). Se trata de un proceso que ocurre cuando el VIH ha destruido suficientes linfocitos CD4 como para que el sistema inmunitario no funcione correctamente y no sea capaz de defender al organismo de los gérmenes a los que habitualmente se expone al realizar las tareas cotidianas. Las bacterias, hongos, parásitos y virus que generalmente no provocan enfermedades serias en personas con un sistema inmunológico que funciona normalmente pueden provocar enfermedades mortales en las personas con sida.

El VIH también puede atacar directamente al sistema nervioso.

Se ha encontrado el VIH en la saliva, lágrimas, tejido del sistema nervioso, sangre, semen (incluido el líquido preseminal), flujo vaginal y leche materna. Sin embargo, solo se ha comprobado el contagio a otras personas a través de sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna.

La transmisión del virus ocurre:

    • Durante el contacto sexual, ya sea oral, vaginal o anal.

    • Por vía sanguínea, mediante transfusiones (en la actualidad muy poco común) o al compartir agujas.

    • De la madre al niño. Una mujer embarazada puede transmitir el virus a su feto a través de la circulación de la sangre o una madre lactante puede transmitírselo a su bebé por la leche.

    • Hay otro métodos de transmisión menos comunes, como una lesión accidental con una aguja, inseminación artificial por un semen donado y a través de un órgano donado.

La infección por VIH no se propaga por contacto casual como un abrazo, por tocar cosas que han sido tocadas con anterioridad por una persona infectada con el virus, ni durante la participación en deportes, ni por picadura de mosquitos.

No se transmite a las personas que donan sangre u órganos. Las personas que donan órganos no entran en contacto directo con los que la recibe. De la misma manera, alguien que dona sangre no tiene contacto con el que la recibe. En todos estos procedimientos se utilizan agujas e instrumentos estériles.

Sin embargo, el VIH se puede transmitir a la persona que recibe sangre u órganos de un donante infectado. Es por esto por lo que los bancos de sangre y los programas de donación de órganos hacen exámenes minuciosos a los donantes, la sangre y los tejidos.

La mayoría de las personas infectadas con el VIH sin tratamiento progresarán a sida. Hay un pequeño grupo de pacientes en los que el sida evoluciona muy lentamente o simplemente no evoluciona. A estos individuos se les llama <<no progresadores>>, y muchos parecen tener una diferencia genética que evita que el virus se adhiera a ciertos receptores inmunes.

Síntomas

Las principales manifestaciones clínicas que caracterizan al sida son:

    • Astenia (cansancio y debilidad).

    • Pérdida inexplicable de peso.

    • Infecciones pulmonares y cutáneas de repetición, que responden mal al tratamiento.

    • Fiebre.

    • Adenopatías (aumento de tamaño de los ganglios linfáticos).

    • Diarrea.

    • Lesiones cutáneas vesiculares y ulceradas.

    • Sudor nocturno profundo o hiperdiaforesis.

    • Reactivación de infecciones que han permanecido atenuadas (infecciones con el virus Herpes simplex, toxoplasmosis, herpes zóster u otras).

    • Infecciones oportunistas, que son graves infecciones provocadas por gérmenes que habitualmente son inofensivos, cuando el sistema inmunitario funciona bien. Estas infecciones, a su vez, pueden provocar otras enfermedades, como cáncer o demencia.

El VIH destruye el sistema inmunológico, por lo que existe la posibilidad de que los pacientes con infección por el VIH sufran graves enfermedades. Entre ellas destacan algunas infecciones que afectan fundamentalmente a personas con deterioro del sistema inmunológico y algunos tipos de cáncer. A continuación se reseñan algunos de esos procesos:

    • Tuberculosis.

    • Neumonía por Pneumocystis carinii.

    • Toxoplasmosis cerebral.

    • Infecciones por citomegalovirus.

    • Infecciones por el hongo Candida albicans.

    • Cáncer de la piel.

    • Cáncer de los ganglios linfáticos.

    • Meningitis.

    • Encefalopatía del VIH, una enfermedad cerebral que produce demencia.

Estas enfermedades pueden provocar la muerte si no se previenen siguiendo los consejos del médico.

Diagnóstico

La infección por VIH se diagnostica detectando anticuerpos para el virus en sangre. Cabe aclarar que las pruebas del VIH no son totalmente seguras inmediatamente después de la infección, ya que el cuerpo tarda algún tiempo en desarrollar estos anticuerpos (de 6 a 12 semanas).

A la persona se le pedirá una prueba en sangre llamada prueba ELISA (Ensyme-linked inmunsorbent assay). ELISA es el acrónimo en inglés para enzimoinmunoanálisis de adsorción, que es un examen de laboratorio comúnmente usado para detectar anticuerpos en sangre. Esta prueba debe repetirse si es positiva. Si la prueba resulta positiva de nuevo, se realizará otra prueba llamada Western blot para confirmarla. La prueba de Western blot confirma la presencia de las proteínas VIH en sangre y es importante para evitar falsos positivos. La persona recibirá un diagnóstico de VIH solamente si las tres pruebas son positivas. Si a la persona se le diagnostica sida, el médico también pedirá una prueba de carga viral en sangre. Esto mide la cantidad de virus en sangre. Se debe iniciar el tratamiento a toda persona con una carga viral de 100.000.

La repetición del análisis de una misma muestra de sangre puede variar hasta en un factor de 3, no es tan preciso para que siempre dé lo mismo. Una disminución de 50.000 a 10.000 es importante. El cambio más importante es llegar a niveles indetectables.

No existen valores <<mágicos>> de carga viral. Tampoco sabemos cuánto tiempo se mantendrá saludable un paciente con un determinado valor de carga viral. Lo único que sabemos es que cuanto más baja esté, mejor es, y generalmente representa una vida más larga y sana.

Algunos creen que si la carga viral es indetectable no se puede transmitir el VIH a otra persona. Esto no es verdad. No hay un valor <<sin riesgo>> de carga viral. Aunque hay menos riesgo, usted puede contagiar el VIH a otra persona incluso si su carga viral es indetectable.

Tratamiento:

Hasta este momento, no existe cura para el sida. Sin embargo, se encuentran disponibles varios tratamientos que pueden retardar la evolución de la enfermedad por muchos años y mejorar la calidad de vida de aquellas personas que han desarrollado síntomas.

La carga viral debe medirse al iniciar el tratamiento. El medicamento <<funciona>> si la carga viral disminuye al menos en un 90% dentro de las primeras 8 semanas. Luego debería seguir disminuyendo a menos de 50 copias antes de los 6 meses. La carga viral debe medirse después de entre 2 y 8 semanas de haber incluido o cambiado el tratamiento y luego cada 3 o 4 meses.

En la actualidad existen medicamentos, y se están desarrollando otros nuevos, que combaten eficazmente el VIH y prácticamente lo eliminan de la sangre. Existen 40 fármacos para el tratamiento del VIH/sida. Catorce productos están indicados para el tratamiento de la infección por VIH, en tanto que los restantes 26 están indicados para el tratamiento de enfermedades asociadas al VIH/sida.

En el momento actual hay alrededor de 15 fármacos que se están utilizado en el tratamiento de la infección por el VIH. El tratamiento incluye la combinación de varios fármacos antirretrovirales que evitan el deterioro inmunológico y suprimen la replicación viral. La terapia antirretroviral (TAR) es compleja, pues supone la administración de al menos tres fármacos (triple terapia) con un elevado número de tomas y de comprimidos por día, que producen efectos adversos, interaccionan con otros fármacos y que deben tomarse en presencia o ausencia de alimentos.

Con estos fármacos se consigue una reducción del progreso de la enfermedad y de la aparición de infecciones oportunistas, con lo que se ha logrado una extraordinaria reducción de la mortalidad y de los ingresos hospitalarios de los pacientes VIH positivos. Se comprende, por la complejidad de la medicación, la importancia de una exacta dosificación y administración. Tres días sin tomar correctamente la medicación pueden ser suficientes para hacer fracasar el tratamiento. Asimismo se ha de cuidar con esmero el estado nutricional del enfermo VIH (+), pues condiciona el curso de la enfermedad. En efecto, una mala nutrición aumenta la morbilidad por alterar el normal funcionamiento del organismo, ya que empeora la tolerancia al tratamiento.

El VIH es un virus muy difícil de combatir. Ello es debido en buena medida a que presenta muchas mutaciones o cambios en su estructura, lo cual determina que el sistema inmunitario no pueda eliminarlo con facilidad. Algunas de dichas mutaciones hacen que se produzcan variantes del virus resistente al tratamiento. Para evitar que aparezcan esas resistencias, la infección por el VIH debe tratarse con varios medicamentos a la vez.

Estos fármacos antivirales no consiguen curar la infección, sino únicamente atenuarla, de modo que los pacientes que toman el tratamiento se encuentren bien, pero siguen teniendo la infección y pueden transmitir el VIH a otras personas.

Estos antivirales son capaces de mejorar parcialmente el deterioro del sistema inmunológico que produce el VIH, pero se desconoce por ahora su eficacia a largo plazo.

Además de los antivirales, los pacientes con infección por el VIH con frecuencia deben tomar otros tratamientos, entre los que se encuentran:

    • Los medicamentos necesarios para prevenir y tratar las infecciones oportunistas que puedan presentarse.

    • Vacunas contra la gripe, las infecciones por neumococos y las hepatitis.

    • Medicamentos para tratar determinados síntomas que suelen acompañar a la infección por el VIH, como la pérdida de apetito o las náuseas.

Cuándo solicitar asistencia médica

Se debe acudir al médico si existen factores de riesgo para la infección por VIH o si aparecen síntomas de sida. Según lo establecido en las leyes, los exámenes y resultados de esta enfermedad son confidenciales y solo podrán ser revisados por el médico en presencia del paciente.