Esterilización y desinfección: dos métodos diferentes

TEMA: Prevención de enfermedades

(Fotografía: restos hallados en Londres, Marzo-2013, de la época de la Peste Negra, los análisis de ADN podrían revelar información sobre la bacteria que originó la Peste Negra).En la Edad Media, la Peste Negra mató a millones de personas en toda Europa. Los cuerpos y las ropas de los muertos por la epidemia se quemaban en grandes piras, y en las casas se utilizaba azufre y plantas aromáticas para purificar el aire. Se trataba de formas poco sofisticadas de conseguir la desinfección y la esterilización. Por desgracia, estas prácticas tuvieron poco éxito y la enfermedad siguió causando estragos durante 400 años.

A pesar de los grandes avances en la atención sanitaria que han tenido lugar en los últimos 50 años, aún se producen fallos que provocan infecciones. En muchos casos se deben a malas prácticas en los procesos de esterilización y desinfección.

La esterilización

La esterilización es la eliminación total de virus, bacterias o cualquier otro tipo de organismo vivo de un objeto o lugar.

Generalmente es necesario esterilizar los objetos que se van a utilizar para penetrar en el organismo vivo, como es el caso de los instrumentos quirúrgicos y las agujas. La esterilización se puede conseguir por medio del calor, la radiación o el uso de compuestos químicos como el peróxido de hidrógeno. El calor, ya sea seco o húmedo, es el sistema barato, eficaz y controlable para conseguir la esterilización y, por ello, es el más utilizado.

La esterilización con calor húmedo se realiza por medio de vapor calentado por encima de la temperatura de ebullición (normalmente a 121ºC).

En muchos casos se consigue mediante la utilización de un instrumento denominado autoclave, cuyo funcionamiento consiste en calentar el vapor a presión hasta alcanzar la temperatura requerida. Los autoclaves están presentes en todos los centros de salud, se usan para esterilizar el material médico y otros objetos, así como los productos de desecho. La ebullición del agua, que se consigue a 100ºC, no produce una esterilización completa. Algunos organismos, como los que producen el tétano o el botulismo, resisten esa temperatura. Por ello, es un error utilizar el término <<esterilizador>> para un instrumento que simplemente pone el agua a hervir. Otros métodos de esterilización son el calor seco, como el que se consigue en los hornos, la incineración, las radiaciones ionizantes (como los rayos gamma) y ciertos productos químicos, como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) utilizado a bajas temperaturas.

La desinfección

La desinfección es la eliminación en un objeto de un gran número de microorganismos específicos. La desinfección no garantiza su eliminación absoluta, por lo que se trata de un proceso menos seguro. El grado de seguridad depende del objeto desinfectado y del uso que se le vaya a dar.

La desinfección se realiza en los hospitales, en los que la esterilización de ciertos objetos es imposible o innecesaria: es lo que ocurre con los carritos de transporte, los termómetros, los suelos y paredes, la ropa de cama y, lo que resulta clave, las manos del personal sanitario. Los agentes de desinfección que se utilizan más habitualmente son la lejía, el yodo, el alcohol y la clorhexidina. Estos dos últimos se usan como antisépticos.

La exposición a la luz del sol puede considerarse una desinfección, dado que ciertos microorganismo mueren cuando se les expone a la radiación ultravioleta. Durante siglos se ha recomendado la exposición al sol de las heridas para facilitar su curación y evitar las infecciones.

Un desinfectante puede aplicarse a los objetos para destruir los microorganismos. Dentro del cuerpo humano se usan los antibióticos, mientras que los antisépticos se usan para desinfectar los tejidos vivos.

En una operación la persona que lleva la máscara quirúrgica tiene las mismas posibilidades de contraer una infección viral que la que no la lleva, pero es mucho menos probable que la contagie. Las máscaras son de un solo uso.

En estos momentos muchos jabones caseros y otros productos de limpieza se publicitan como desinfectantes. No obstante, hay mucho desconocimiento acerca de las circunstancias en las que se deben utilizar estos productos. En la práctica, se puede conseguir una higiene correcta por medio de un lavado con jabón o detergente, y un buen aclarado con agua limpia. En zonas como los cuartos de baño, el uso de desinfectantes caseros como la lejía es más que suficiente.

Por otra parte, también es suficiente secar la colada al sol para conseguir su desinfección.

En el hospital existen muchos microorganismos capaces de producir infecciones. La cirugía, los fármacos inmunosupresores, los tratamientos contra el cáncer y otros factores favorecen las infecciones <<oportunistas>>. Por tanto, resulta fundamental el poner en marcha métodos eficaces de limpieza, desinfección y esterilización.

Cuando se producen infecciones generalizadas suele deberse a que han fallado los procesos de desinfección o esterilización.