El Neurofeedback es una herramienta terapéutica que educa al cerebro para la salud
TEMA: Avances médicos
El Biofeedback es una técnica terapéutica conocida hace más de cincuenta años. Se utiliza para adquirir control voluntario y consciente de ciertas funciones corporales que usualmente son reguladas sin que nos demos cuenta. Su aplicación en medicina permite a los pacientes controlar funciones corporales, como la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, la temperatura de la piel, etc. Mediante este control podemos ayudar significativamente en el tratamiento de padecimientos médicos como la hipertensión arterial.Siguiendo los principios del Biofeedback, y utilizado la capacidad de aprendizaje de las neuronas del cerebro, se ha logrado desarrollar un método denominado Neurofeedback, que mediante el registro y la modificación de la actividad eléctrica cerebral permite el control y regulación de ciertos estados cerebrales alterados.
¿Cómo funciona el cerebro?
Las investigaciones actuales sobre el funcionamiento del cerebro nos está permitiendo conocerlo cada vez mejor, y desentrañar sus mecanismos íntimos. Sabemos que los billones de neuronas (células cerebrales) se agrupan en ciertas zonas del cerebro para desempeñar funciones específicas (audición, visión, movimientos motores, funciones intelectuales, regulación emocional, etc). Por ejemplo grupos neuronales del cerebro derecho controlas las emociones, mientras otros grupos del cerebro izquierdo controlan el pensamiento. Cuando evocamos un recuerdo agradable, las ideas fluyen por el cerebro izquierdo y se vinculan a emociones del cerebro derecho. Esto sucede porque un grupo de neuronas se comunica con el otro y se envían mensajes mutuos. Si el recuerdo es triste por ejemplo no solo sucede esta comunicación sino que se envían señales a los conductos lagrimales que producen el llanto. La manera como las neuronas se comunican para ejercer todas las funciones cerebrales como pensar, sentir, controlar todos los órganos del cuerpo, estar despiertos o dormidos etc es mediante señales químicas y eléctricas. La comunicación química de las neuronas se realiza mediante sustancias denominadas neurotransmisores, y la eléctrica mediante cargas eléctricas denominadas potenciales de acción. Los grupos de neuronas con funciones específicas (ver, escuchar, sentir, poner en movimiento los músculos, controlar los latidos del corazón, prestar atención o estar dormidos o despiertos) se comunican entre sí y de esa manera se activa o desactiva cualquier función cerebral. Mediante cambios químicos y eléctricos las neuronas se comunicar para funcionar. Los estados mentales normales y anormales tienen también una expresión química y eléctrica . Por ejemplo, cuando una persona está deprimida o angustiada, o cuando un niño no puede prestar atención, ocurren cambios químicos y eléctricos cerebrales que reflejan estos estados alterados. Se pueden tratar estas alteraciones actuando sobre la actividad química, mediante medicamentos como antidepresivos para la depresión o los ansiolíticos para la ansiedad, o actuando sobre la actividad eléctrica cerebral.
¿Podemos influir en la capacidad eléctrica del cerebro?
El Electroencefalograma es un método que permite mediante electrodos muy sensibles colocados en el cuero cabelludo, captar la actividad eléctrica de esas neuronas que se están comunicando. Si esta actividad la registramos en un papel, lo que observamos son ondas de diferentes tamaños que expresan distintos estados del cerebro. Cuando estamos dormidos, las ondas son lentas, cuando estamos relajados un poco más rápidas y cuando estamos muy alertas todavía más. Estas ondas correspondientes a cada estado mental han recibido nombres. Por ejemplo las ondas de sueño se llaman Delta y las de alerta Beta.
Utilizando un equipo especializado se puede registrar la actividad eléctrica cerebral y diferenciar cada tipo de onda que está produciendo el cerebro en un momento determinado. Una vez hecho ésto, es posible educar al cerebro para que produzca cierto tipo de ondas. Por ejemplo, es posible “enseñar” al cerebro para que se relaje o se duerma más fácilmente o para que preste atención. El cerebro es capaz de ejercitarse para producir ondas eléctricas propias del estado que deseamos obtener. Por ejemplo, cuando una persona está dormida profundamente, produciendo ondas Delta, y la estimulamos con un ruido muy fuerte, el cerebro responde despertándola (por la producción de ondas Beta) para mantenerlo alerta y de esa manera responder a una posible situación amenazante. Su cerebro ha reaccionado a un estímulo auditivo respondiendo con un cambio de la actividad eléctrica. De la misma manera, si educamos al cerebro mediante estímulos audiovisuales, podemos lograr que pase de un estado a otro. Si el paciente está angustiado, es posible educar al cerebro para producir ondas de relajación y calma, que lo beneficien. Si se trata de un niño inatento (con Trastorno de Déficit de Atención) es posible educar su cerebro para que produzca ondas relacionadas a estados de atención, y de esa manera estar más atento. En el caso de este niño estamos provocando una respuesta parecida a la que obtenemos con medicamentos que se utilizan para tratar este problema (que no es más que un estimulante de la actividad cerebral). El medicamento mejora la atención mediante un estímulo químico, mientras que el Neurofeedback lo hace estimulando de manera natural la respuesta eléctrica de las neuronas. Al final ambos obtienen el mismo resultado pero de modos diferentes: mejoran la atención del niño.
Aplicaciones del Neurofeedback
Esta técnica se ha aplicado con resultados clínicos satisfactorios en alteraciones como el Trastorno por Déficit de Atención en niños, adolescentes o adultos, problemas de adicción a alcohol o drogas, trastornos de alimentación como la anorexia o la bulimia, trastornos de ansiedad como los ataques de pánico, problemas psicosomáticos como el insomnio, la migraña (o jaqueca), la fibromialgia, e incluso para mejorar el rendimiento cerebral en personas sometidas a gran estrés (altos rendidores). Al igual que con el Biofeedback mencionado al principio, se puede inducir cambios neurofisiológicos para ayudar a regular estados psicológicos alterados o problemas psiquiátricos. El aprendizaje que adquiere el cerebro, permite que una vez que se corrige la alteración, tienda a mantenerse ese cambio positivo.
Desde los primeros estudios experimentales realizados con esta técnica en la década de los sesenta se ha venido progresivamente desarrollando esta nueva herramienta terapéutica que promete ser de gran utilidad en psiquiatría, como complemento a las ya existentes como los psicofármacos y la psicoterapia.