La miel: sus extraordinarias propiedades

De muy pocos animales, y menos aún de insectos, pueden hacerse mejores elogios que de la abeja.No sólo por su organización social y distribución de funciones dentro de su hábitat –la colmena-, las abejas, cuanto mejor las conocemos más nos asombran. Ellas elaboran además un producto, la miel, que hasta el siglo XVII fue el edulcorante exclusivo en la cocina europea. Edulcorante que poco a poco fue siendo sustituido por el azúcar de caña y de remolacha.

Hoy día, no sólo aprovechamos la miel de las abejas, sino que también sabemos de las múltiples aplicaciones dietoterápicas de los otros productos de la colmena: polen, jalea real y propóleos.

La miel es bactericida, es un remedio eficaz para el tratamiento de heridas, la miel está totalmente exenta de bacilos patógenos. La antigua medicina germánica sabía desde hacia tiempo que las heridas bajo vendas con miel curaban antes. Hoy sabemos por los experimentos científicos que el poder bactericida y purificador de lesiones de la piel depende sobre todo de su contenido en inhibina. Todas las mieles, aunque procedan de las flores más diversas, tienen esta propiedad. Por eso cabe suponer que la sustancia germicida no procede de las flores, sino de las glándulas de las abejas y es eficaz incluso en pequeñas cantidades.

Composición y propiedades:

La miel contiene azúcares superconcentrados, acompañados de sustancias complementarias importantes, concretamente de potasio, sodio, calcio, magnesio, hierro, cobre, manganeso, fósforo, vitaminas (B1, B2, niacina, C) y enzimas (diastasa, invertasa y otras).

La miel consta de diversos azúcares, sobre todo de fructosa (levulosa), de glucosa (dextrosa) y algo de azúcares de caña (sacarosa).

Es de destacar que por efecto de la miel los niños aprovechan mejor el calcio de la alimentación y desarrollan unos mejores huesos.

Ventajas de la miel:

La exclusión de la miel de la cocina no trajo ventajas para la salud. Al contrario, el empleo creciente de azúcar blanco, que carece de vitaminas y es sumamente pobre en sales minerales, es, según algunos investigadores de la dietética y la nutrición, responsable de toda una serie de graves trastornos metabólicos, pero sobre todo de las caries. El azúcar blanco requiere para su propia combustión cantidades considerables de vitamina B1 y minerales como calcio y fósforo. Aparte de eso, el azúcar blanco industrial no es un producto natural. Está <<purificado>> y <<refinado>> por una serie de procesos químicos.

Para endulzar se debería utilizar azúcar integral (moreno) o, mejor aún, miel. Como producto natural puro, la miel es también una <<dulce medicina>>. En la práctica clínica se usa la miel para el tratamiento de enfermos de hígado. Las disoluciones de miel desempeñan un gran papel en el tratamiento de las enfermedades circulatorias. También logran buenos efectos en el nerviosismo, el agotamiento por exceso de trabajo, y los resfriados (disuelta en leche templada); mala digestión e insomnio, y ayudan al convaleciente a recuperar sus fuerzas.

La miel natural pura desarrolla una fuerza particularmente sorprendente contra los bacilos de la difteria, así mismo ejerce un efecto inhibidor sobre productores de pus (estafilococos) y de carbunco.

Pero si se emplea la miel calentada brevemente disminuye o incluso se anula el efecto bactericida. La miel natural pura sin diluir conservada en frío y protegida de la luz puede mantener por mucho tiempo su efecto antibacteriano. Si la miel está disuelta en pocos días pierde su efecto inhibidor contra bacterias. La luz diurna apenas altera las propiedades de la miel no diluida, mientras que éstas decrecen rápidamente en las diluciones.

La naturaleza nos ha puesto en las manos un producto que en nada es inferior a un desinfectante químico o a un antibiótico moderno.