TEMA: Prevención de enfermedades
La leche materna es el alimento natural ideal del lactante, por su contenido en sustancias nutritivas. Las proteínas y grasas de la leche materna son más fáciles de digerir y más adecuadas para el lactante. El contenido en lactosa es más elevado que en otras leches y se transforma en el intestino del lactante en ácido láctico, el cual crea un medio ácido que impide el crecimiento de bacterias y ayuda a la absorción de calcio y otros minerales. La leche humana contiene menos sodio, potasio, fósforo y cloro que la leche de vaca, lo que resulta beneficioso para el lactante.
Entre los 4-5 primeros días, la madre segrega el calostro y a partir de los 15 días produce la leche definitiva.
El calostro, de color amarillo y espeso presenta mayor contenido en proteínas, vitaminas y minerales que en la leche definitiva, el contenido en grasas e hidratos de carbono es menor. El calostro aporta un alto contenido de inmunoglobulinas que ofrecen resistencia frente a enfermedades como varicela, sarampión, parotiditis, poliomielitis, así también cubre y protege el tracto gastrointestinal del recién nacido hasta que el sistema inmunológico del lactante funcione correctamente.
La leche de transición se segrega entre el calostro y la leche definitiva. Abarca desde los días 4-5, al día 15.
La leche definitiva contiene todas las sustancias nutritivas, proteínas, hidratos de carbono, grasas, sales minerales y vitaminas en la proporción ideal para el lactante.
Entre las vitaminas, destacan la C y la A. La vitamina D está en baja proporción. De las sustancias minerales, el hierro es el único que no cubre las necesidades del lactante.
Se puede afirmar con certeza que la leche materna además es beneficiosa para aumentar los lazos afectivos entre la madre y el hijo, existe menos posibilidad de infección al no tener que manipularse biberones, se administra la leche a la temperatura adecuada, es más barata que la lactancia artificial.
La lactancia materna está contraindicada en caso de:
Absceso de mama.
Tuberculosis materna.
Toma de medicamentos que se eliminen a través de la leche.
Adicción a drogas.
Psicosis y otros trastornos mentales.
Paladar hendido y labio leporino del lactante.