Úlceras por presión, pueden evitarse

Las úlceras por presión son lesiones producidas en la piel de cualquier parte del cuerpo causada por la presión, fricción y/o fuerza externa de cizalla, generalmente prolongada, entre una superficie externa y un plano óseo. Esta presión sostenida en el tiempo impide el riego sanguíneo de la zona, lo que ocasiona daños en los tejidos blandos subyacentes. Si esa irrigación se interrumpe durante más de dos o tres horas, la piel muere, comenzando por su capa externa, la epidermis.Las úlceras por presión son también conocidas como llagas, escaras o úlceras por decúbito. El término de escaras se refiere a la costra negruzca parda que se origina en los tejidos isquémicos y gangrenados. El término úlceras por presión es más exacto que el de úlceras por decúbito, ya que engloba más causas de aparición de úlceras que las provocadas por la posición de decúbito.

Realmente existe un gran desconocimiento sobre este tema, a pesar del elevado número de personas que las padecen, sea en el domicilio, residencias u hospital, y a pesar también de que con su presencia aumenta el riesgo de mortalidad debido a una infección. No en vano se trata de una de las complicaciones secundarias más temidas en pacientes que deben guardar cama o permanecer en situación de inmovilidad durante un tiempo prolongado.

Los principales factores que desencadenan la aparición de las úlceras son:

    • Presión: fuerza que actúa perpendicularmente a la piel, como consecuencia de la gravedad, independientemente de la posición que el paciente adopte en la cama, silla, sillón, etc. La piel puede soportar una gran presión, pero sólo durante períodos cortos y espaciados de tiempo. Para provocar la úlcera, es más decisiva la continuidad que la fuerza de la presión, bastando una presión suave y continua durante dos horas para la aparición de la úlcera.

    • Fricción, roce, o frotamiento: fuerzas paralelas a la superficie epidérmica, que traumatizan la piel. Si estos traumatismos son repetidos, comprometen la circulación capilar provocando isquemia, necrosis y ulceración. La fricción altera la capa córnea y provoca ampollas intradérmicas y erosiones, por el llamado efecto cizalla, que se produce cuando, por ejemplo, la cabecera de la cama se eleva y el tronco del paciente se fricciona con las sábanas por el deslizamiento.

    • Humedad, que reblandece, macera y erosiona la piel favoreciendo la aparición de lesiones.

A partir de los 70-75 años de edad, la piel tiende a arrugarse, volverse más laxa y a deshidratarse, se tiene la piel más fina y menos elástica, con una circulación deficiente, lo que lo convierte en campo abonado para la aparición de estas lesiones, si bien no siempre son los ancianos los que tienen en exclusiva el problema, porque además de la edad avanzada y la inmovilidad, hay otros factores de riesgo que inciden en la aparición de este trastorno: obesidad (por la presión sobre las diferentes zonas debido al peso, que es mayor), pérdida de la sensibilidad (enfermos neurológicos, con hemiplejias, en estado de coma, lesiones medulares), paciente desorientados (que necesitan estar sujetos, por su estado de confusión mental), enfermedades endocrinas (la diabetes acelera la necrosis), enfermedades respiratorias (por la repercusión en la oxigenación tisular), estado nutricional inadecuado (la proximidad del plano óseo a la piel, aumenta la compresión de los tejidos, los cuales a su vez están debilitados por la mala nutrición), mal estado de la piel (deshidratación, edemas, lesiones dérmicas, alergia, etc.), temperatura de la piel superior a 25º y humedad excesiva de la misma (por incontinencia, sudoración, secresiones, etc, que provoca la maceración de la piel con el riesgo de erosión cutánea y de infección), dolor (inmovilización mecánica), nivel de conciencia disminuido y algunos tratamientos que incluyen fármacos como simpaticomiméticos, corticoesteroides (producen adelgazamiento tisular, reduciendo su resistencia e inhibiendo la cicatrización) o citostáticos (producen focos de necrosis tisular), duración de intervenciones quirúrgicas (superiores a 3 horas pueden originar úlceras por presión), factores psicológicos (depresión, falta de higiene). También , por su puesto, ciertas enfermedades que requieren permanencia prolongada en cama con ausencia de cambios posturales, cama húmeda o con arrugas, mal uso del material complementario (colchón antiescaras).

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