Células madre: con las reprogramadas del propio paciente se evita la destrucción autoinmune (parte 3/4)

Las células así reprogramadas, que reciben el nombre de células madre pluripotentes inducidas, son capaces de dar lugar a muchas líneas celulares distintas, es decir, actúan como si fueran células madre embrionarias. Estas células, que proceden del propio paciente, superan con éxito el problema de la destrucción inmunitaria, ya que los anticuerpos las reconocen como propias. De esta manera, aportan una alternativa de regeneración de los tejidos dañados. No obstante, se teme que éstas células pudieran tener tendencia a convertirse en cancerosas.

Con la posibilidad del uso clínico de las células madre ha surgido la práctica de los bancos de células madre. A partir de los cordones umbilicales y las células amnióticas de los recién nacidos, y de la médula ósea de los adultos, se pueden aislar células madre, que posteriormente se alimentan, se cultivan y se almacenan indefinidamente, para un potencial uso clínico posterior. Además de la posibilidad de regenerar tejidos y órganos, también se podría realizar una técnica de transferencia nuclear de células somáticas para realizar pruebas con medicamentos específicos en las propias células de los pacientes, y así se sabría si la droga funciona antes de usarla en el organismo.

La células madre adultas más investigadas son las hematopoyéticas. Estas células se han utilizado mucho en transplantes de médula ósea para restaurar las células sanguíneas de pacientes que han sufrido quimio o radioterapia, habituales en casos de leucemia o de linfomas.

La células madre hematopoyéticas se usan también para intentar normalizar el sistema inmune en ciertas enfermedades autoinmunes (que son aquellas en que las células inmunitarias del propio cuerpo atacan tejidos sanos), como la esclerosis múltiple. Las células madre hematopoyéticas se encuentran en la médula ósea, en esa zona, éstas células, atendiendo a las señales que reciben del medio ambiente, se diferencian y se desarrollan como cualquier tipo de célula sanguínea. El proceso tiene lugar a lo largo de toda la vida. Las células que se forman a partir de las células madre hematopoyéticas pueden ser glóbulos rojos (transportan el oxígeno), plaquetas (producen la coagulación) y todo tipo de glóbulos blancos (células del sistema inmunitario que se enfrentan a las infecciones, como las células T y B, los neutrófilos y los macrófagos).

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