Úlceras por presión, pueden evitarse (2º parte)

Las úlceras se pueden producir sobre la piel que recubre cualquier superficie ósea, pero más del 90% de ellas aparecen en la parte inferior del cuerpo. Los huesos de la región de las caderas, el sacro, los glúteos y los talones son las localizaciones más frecuentes.

Prevención:

Si se usa el procedimiento adecuado, se puede disminuir la aparición de las úlceras en un 95%, y si se pone en marcha un programa integral de prevención, se puede disminuir la aparición de las úlceras en un 98%. Las reglas de oro de la prevención son: movilización, incorporación de superficies especiales para el manejo de la presión (colchones, cojines...), higiene (limpieza, hidratación y protección de la piel, nutrición y apoyo sanitario.

1- Reducir la presión: cambiando de posición al paciente encamado cada 2-4 horas, y con intervalos inferiores a 1-2 horas en situaciones de sedestación (sentados). El uso de almohadas ayuda también a aliviar la presión y facilita a alineación corporal correcta, lo cual también es otra medida necesaria en un programa de prevención. El efecto de cizallamiento como causante de las úlceras por presión puede evitarse no elevando la cabecera de la cama más de 30º, impidiéndose así el deslizamiento del paciente. Los calcetines de algodón no quitan presión, sino que sirven para quitar situaciones de fricción. Por otra parte, en el mercado existen diferentes dispositivos estáticos (sistemas de protección para los talones, tobillos o codos, cojines o colchonetas) y dinámicos (colchones y colchonetas de aire con presión alternante) que ayudan a disminuir la presión en las zonas de mayor riesgo.

2- Cuidar la piel: realizar exámenes rutinarios de la piel, su mantenimiento, limpieza y secado evitando la humedad excesiva. Es necesario un cambio frecuente de pañales y lavar e hidratar con cremas la zona húmeda después de cada cambio. A veces, es necesario incluso el uso de sondas urinarias para evitar la incontinencia y la humedad. Otro punto muy importante es la hidratación de la piel mediante cremas cutáneas, ya que la sequedad extrema puede provocar este tipo de lesiones al disminuir la flexibilidad cutánea.

3- Una correcta nutrición e ingesta hídrica: macro y micronutrientes específicos han demostrado capacidad para aumentar la resistencia de los tejidos ante la presión mantenida, la fricción o la humedad, agentes causales básicos de estos procesos. A veces también se recomiendan suplementos vitamínicos y minerales. Asimismo, la ingesta hídrica es imprescindible en la prevención, por lo que se recomienda beber más de dos a tres litros de agua al día, ya sea en forma líquida o gelificada.

4- Apoyo sanitario: los cuidadores de pacientes deben solicitar y recibir el apoyo de personal de enfermería experto para evaluar el riesgo de desarrollar úlceras por presión y elaborar un plan preventivo individualizado y efectivo.

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