Los huevos son excelente alimento que hay que tomar con moderación

Mientras que la yema contiene casi todas las vitaminas, en la clara sólo se encuentran algunos factores del complejo vitamínico B, concretamente B1, B2 y ácido pantoténico.La proporción de minerales en la clara es de 0,3-0,8% y en la yema es de 0,5-1,6%. El contenido de proteínas en el huevo es de 13,3%. Las grasas constituyen el 11% de huevo, un 0,3% de la clara y un 31,7% de la yema. La proporción de agua es de aproximadamente un 75%. Los huevos son, por ello, una de las más valiosas fuentes de proteínas.

El valor nutritivo de un huevo de gallina corresponde aproximadamente al de 40 gramos de carne grasa o a 150 gramos de leche entera. Su proteína es completa, como la de la leche, y también su contenido de lecitina iguala al de ésta, pero le faltan los azúcares y las sales alcalinas de calcio. Así, pues, el huevo no constituye una alimentación completa, no tiene objetivo su abundante consumo. Solamente deben consumirse huevos frescos en combinación con ensaladas, patatas y verduras. A los niños y adolescentes, les conviene más consumir leche.

El gran consumo de huevos produce exceso de proteínas en el organismo, con consecuencias perjudiciales muy parecidas a las de la alimentación cárnica. Así que debemos de tomar huevos con precaución. Las personas anémicas o débiles pueden tomar, hasta reponerse, una yema de huevo batida con zumo de frutas cada día, pero con autorización del médico, para evitar posibles contraindicaciones. Este tratamiento no puede prolongarse excesivamente.

Los huevos y el colesterol:

El huevo de gallina tiene un alto contenido de colesterol, sustancia lipoidea que eleva la presión sanguínea porque forma placas de ateroma en las arterias, y también provoca enfermedades cutáneas. Un aporte excesivo de colesterol en la alimentación supone siempre un riesgo de arteriosclerosis o una amenaza para las funciones de la piel. La fuente principal de colesterol está constituida por los alimentos de origen animal y, entre ellos, primordialmente el huevo.

En el intento de prevenir la formación de placas de ateroma en los vasos sanguíneos o de curar la ya existente, no deberíamos de llegar al extremo de pretender eliminar todas las grasas animales o todo alimento de origen animal. Una pequeña cantidad de tales grasas y un moderado consumo de alimentos con colesterol no hacen aumentar su nivel en la sangre, porque pequeñas dosis no rebasan las posibilidades de regulación del organismo. El colesterol es necesario para la correcta función celular y de los tejidos, pues es un elemento de las sales biliares, de algunas hormonas (las sexuales y las de la corteza suprarrenal) y de la vitamina D. Aparte de eso, es imprescindible para cualquier célula del organismo. Sin embargo, la demanda normal no se debe cubrir con un aporte excesivo a través de la alimentación, pues el organismo puede sintetizar esta sustancia en las mucosas intestinales y en el hígado. También puede descomponerla y eliminarla. La metabolización del colesterol, al igual que la de los azúcares en sangre, tiene una regulación central que mantiene el equilibrio. Si se aporta mucho colesterol con la alimentación, su producción orgánica en el hígado y en las paredes intestinales baja tanto, que el equilibrio se mantiene. Pero si se sobrecarga continuamente la capacidad reguladora del organismo humano que, a diferencia de los animales canívoros, es limitada, acaba por fallarle. Ante el aumento del <<nivel de colesterol>> que entonces se produce, el organismo recurre a depositar esta sustancia en las paredes vasculares, lo que naturalmente puede perjudicar al flujo sanguíneo y favorecer la arteriosclerosis.

Las personas con tendencia a la hipertensión, a la arteriosclerosis o a las enfermedades cutáneas, deben prescindir en gran medida del consumo de huevos. Los diabéticos deberían tomar muy pocos y los enfermos del intestino podrían probar no muy a menudo un huevo batido con leche, huevos revueltos, un huevo cocido muy blando o una tortilla blanda. Los enfermos de estómago deben renunciar a los huevos duros y al plato y, a los enfermos cardíacos, sólo se les sirven huevos o platos de huevo en casos muy excepcionales.