TEMA: Plantas medicinales
El profesor G. Scott Elliot, miembro de la Sociedad Geográfica Norteamericana, dijo: “Es necesario recordar que los aborígenes eran auténticos experimentadores, realizaron descubrimientos que han prestado un inmenso servicio a la humanidad. Recordamos a hombres como Harvey (primera persona en describir correctamente las propiedades de la sangre), Lister (quien desarrolló mediante calor la práctica quirúrgica de la asepsia y la antisepsia), y Pasteur (a quien se le debe la técnica de pasteurización), pero nunca pensamos en el indígena que descubrió la quinina”.
El profesor Elliot se refiere a los indígenas de la selva peruana que hace muchos siglos descubrieron el valor de la corteza del quino, árbol que contiene el alcaloide llamado quina, usado en el tratamiento de la malaria. El botánico Linneo dio el nombre de chinchona al árbol de quina.
La reputación de la quina como remedio llegó a ser tan grande, que la corteza de chinchona llegó a venderse por su peso en oro. Sin embargo, transcurrieron 200 años hasta que los científicos identificaran su compuesto activo, la quinina, que ha sido de valor incalculable en el tratamiento de la malaria.
Los chinos han estado utilizando la planta medicinal llamada Ma-huang durante miles de años para combatir la tos, los ataques de asma y los espasmos bronquiales. Los investigadores médicos descubrieron que esta planta contiene una sustancia llamada efedrina y los médicos comenzaron a recetarla para combatir numerosas afecciones pulmonares, tal como los chinos lo habían estado haciendo durante más de tres mil años.
En la actualidad numerosas expediciones recorren las selvas sudamericanas, africanas y asiáticas en busca de nuevas plantas medicinales. Se ha producido un reavivamiento en la investigación científica del valor terapéutico de las planta y los árboles.
El herbalista Richard M. Lucas hace este comentario acerca de otra planta:
"Los griegos, chinos, romanos, egipcios e hindúes de la antigüedad sostenían que el ajo era un tratamiento eficaz para desórdenes intestinales, afecciones de la piel, enfermedades respiratorias y numerosos problemas de salud adicionales". Recientes estudios científicos han demostrado que el ajo combate más de 23 clases de bacterias y 70 variedades de hongos. Experimentos clínicos llevados a cabo en los Estados Unidos, Japón y otros países, han demostrado que una cantidad adecuada de ajo en la comida protege contra ciertos tipos de cáncer.
Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud, desde 1977, ha establecido un activo programa de promoción y desarrollo de la medicina tradicional que se basa en gran medida en el empleo de hierbas medicinales y otros recursos naturales. En la trigésima Asamblea Mundial de la Salud se adoptó una resolución que urge a los gobiernos a dar la importancia adecuada al empleo de sus sistemas tradicionales de medicina.
Esta resolución despertó notable interés en la comunidad científica y de la salud de todo el mundo, en la valoración de las terapias tradicionales, basadas predominantemente en las plantas medicinales. Como resultado, la naturopatía o medicina natural y la homeopatía han sido elevadas en algunos países, incluyendo los Estados Unidos, a la misma altura de la medicina alopática o medicamentosa.
En años recientes se ha producido una nueva actitud favorable hacia el herbalismo y la medicina complementaria. ¿Qué está llevando cada vez más a la gente hacia terapias alternativas como el herbalismo médico?
Una motivación de creciente importancia es el temor, real o imaginario a los medicamentos y sus efectos secundarios, o bien al trauma de las operaciones quirúrgicas. La gente visita con frecuencia a un herbalista para que actúe como consejero en lugar del médico. El asunto de la seguridad y aun de la necesidad de terapia medicamentosa es de enorme importancia. Sin embargo, los temores acerca de los efectos secundarios con frecuencia están bien fundamentados.
Los enfermos a quienes se ha dicho que deben aprender a vivir con su enfermedad, o que no hay nada que la medicina ortodoxa pueda hacer por ellos, suelen buscar ayuda en la medicina herbalista con la esperanza de encontrar alivio. Es posible que la medicina herbalista pueda prestarles ayuda, pero es una pena que no hayan buscado antes esa ayuda.
Una característica lamentable del ser humano es su renuncia a hacerse cargo del cuidado de su cuerpo para mantenerlo con salud, y de buscar el consejo del médico cuando experimenta síntomas de enfermedad. Podría decirse sin exagerar, que lo normal es que acuda al médico cuando la enfermedad le impida funcionar en la forma habitual y lo postre en cama.
Las personas deben sentirse responsables de su salud y deben comprender que es mejor prevenir que curar. Las hierbas medicinales tienen un enorme valor preventivo. Por eso debieran emplearse habitualmente como parte del estilo de vida, sin pensar en ellas como medicina. Eso las convertirá en fieles auxiliares y guardianes de la salud, porque contribuirán a la prevención de enfermedades incapacitantes. Por cierto que también se las puede usar cuando se experimenta un síntoma anunciador de algún trastorno interno, aunque no sea posible relacionarlo con una enfermedad definida. El empleo sabio y bien informado de hierbas podría muy bien remediar debilidades que, de no ser controladas, podrían convertirse en problemas de salud. Un hecho muy importante ha sido el descubrir que las plantas, aunque naturales, no todas son inofensivas, por lo cual hay que tener mucho cuidado en su preparación para uso medicinal y en las dosis que de ellas se utilicen.
Es oportuno recordar que nadie debiera procurar emplear las hierbas medicinales para reemplazar al médico. Eso no es sensato ni posible. Un mismo síntoma puede ser indicio de diversas enfermedades. Sólo el examen cuidadoso realizado por el médico puede establecer con seguridad cuál es la afección que lo está provocando. Por ejemplo, una mujer siente dolor en un pecho y al palparlo nota una dureza o nódulo. Lo comenta con una amiga y ella le recomienda aplicarse compresas con cocimiento de llantén, porque eso alivió a una conocida que también sentía molestias en un pecho. Tal vez la alivió porque el dolor era sólo una molestia premenstrual, pero la dureza en el seno de la otra dama puede ser un síntoma de cáncer, que no puede ser curado con hierbas. En este caso es urgente que consulte con el médico. Después que éste haya recomendado el tratamiento adecuado, la dama afectada podrá utilizar plantas medicinales como auxiliares del tratamiento médico para estimular las defensas, limpiar la sangre, y desintoxicar y tonificar el organismo, lo cual facilitará la lucha del cuerpo contra el cáncer y aumentará las probabilidades de erradicarlo. En resumen, nadie debiera automedicarse con plantas medicinales, porque corre el riesgo de permitir que una enfermedad grave se establezca innecesariamente en su organismo, cuando una visita oportuna al médico le habría puesto fin a tiempo.
Todos debiéramos comprender con claridad el concepto de que cada individuo es responsable de su propia salud, una verdad que las autoridades médicas de diversos países están divulgando cada vez más por los medios de comunicación. La aceptación de este concepto requiere cambios urgentes en el estilo de vida personal. Es necesario disciplinarnos y fortalecer la voluntad para evitar los abusos debilitantes del organismo, y especialmente del cerebro, como el uso de bebidas alcohólicas, tabaco y drogas.