TEMA: Microorganismos
La vacunación es uno de los logros médicos más importantes del siglo XX. Se basa en la inoculación, normalmente por medio de una inyección, de una parte de una bacteria o de un virus, o bien de una preparación con el virus o la bacteria completos. Esto hace que la persona se inmunice contra la enfermedad sin sufrir síntomas agudos.Gracias a la administración masiva de vacunas, la viruela ha sido erradicada, la poliomielitis está cerca de serlo, y se ha limitado la incidencia de otras muchas enfermedades.
El gran desarrollo de la vacunación
El virus de la varicela se presenta en dos variedades, Variola major y Variola minor. Durante el siglo XVIII, la viruela era una de las enfermedades que más mortandad causaba en todo el mundo, fue responsable de la muerte de 400.000 europeos cada año, se calcula que aproximadamente el 10% de la población europea moría debido a ella, y de entre 330 y 500 millones de personas a lo largo del siglo XX.
Edward Jenner (1749-1823), médico rural inglés, decidió comprobar su teoría según la cual si una persona contraía la enfermedad vacuna equivalente a la viruela, mucho más leve, quedaba protegida contra la propia viruela.Jenner, alertado por la sabiduría popular, observó que las personas que ordeñaban vacas y contraían la enfermedad vacuna no enfermaban nunca de viruela. En 1796, realizó el primer experimento de vacunación del que se tiene noticia. Extrajo líquido de una pústula desarrollada por una ordeñadora que había contraído la vacuna y se lo inyectó a un niño que no había sufrido la enfermedad de las vacas ni la viruela. El muchacho enfermó pero se recuperó rápidamente. Seis semanas después Jenner infectó al chico con el líquido procedente de una pústula de viruela de un enfermo. El muchacho no desarrolló la enfermedad, ni tampoco cuando, unos meses después, el médico volvió a realizar otro intento de infección. De esta manera Edward Jenner desarrolló la vacunación basándose en la sabiduría popular.
En China se practicaba desde el año 1000 de nuestra era un procedimiento similar, denominado variolación. Los chinos inmunizaban contra la viruela administrando oralmente unos polvos realizados con restos de escaras extraídas de víctimas de la viruela, o bien frotando con dicho polvo alguna herida. En el siglo XVII, el éxito del método hizo que se convirtiera en una práctica habitual en Oriente Medio y en Europa para luchar contra la viruela, una de las enfermedades que más muertes ha producido en los últimos siglos.
Existen dos vacunas contra la poliomielitis, y en muchas zonas del mundo la enfermedad está erradicada. La primera la desarrolló en 1952 Jonas Salk, y consiste en la inyección del virus inactivado (muerto). La vacuna oral, desarrollada en 1957 por Albert Sabin, utiliza el virus vivo atenuado.
Recuento de beneficios
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, gracias a la vacunación, al año se salvan de la muerte más de dos millones de personas, sobre todo niños y ancianos. También las que desarrollan algún tipo de trabajo peligroso o cuyas condiciones de vida les hace estar más expuestos a las infecciones. Por ejemplo, las personas que trabajan en el cuidado de la salud están más expuestas a contraer enfermedades, del mismo modo que los veterinarios o los que trabajan con animales son más proclives a contraer la rabia. La vacunación infantil previene problemas de salud posteriores tanto en las personas vacunadas como en las comunidades de las que forman parte. Los viajeros se benefician también de las vacunaciones, que confieren protección contra enfermedades como la fiebre amarilla, el tifus o la encefalitis japonesa.
Pese a que las vacunas han salvado muchas vidas, se mantienen ciertas preocupaciones en relación con el procedimiento. A veces se sufren síntomas atenuados y efectos secundarios, como dolor, fiebre, pequeños edemas locales en la zona de inoculación e irritaciones. Las vacunas contra la fiebre amarilla, el sarampión, las paperas, la rubéola y la polio suponen un riesgo especial para las personas que tienen debilitado el sistema inmunitario. Estas personas pueden contraer las enfermedades cuando se les inoculan las vacunas. Del mismo modo, tampoco se les pueden administrar a las embarazadas, pues podrían afectar el desarrollo del feto. También se ha expresado cierta preocupación por una posible relación entre la vacuna del sarampión y el autismo infantil, aunque la mayoría de los médicos no apoyan esta relación. En todo caso, los efectos secundarios que se dan son escasos y poco habituales, por lo que merece la pena seguir evitando millones de muertes gracias a las vacunas.
¿Hacia dónde nos dirigimos?
La búsqueda de vacunas contra enfermedades infecciosas sigue su marcha. Últimamente se han desarrollado y puesto en circulación nuevas vacunas, una contra los rotavirus que son responsables en muchos casos de fuertes gastroenteritis, sobre todo en niños pequeños, que incluso pueden causarles la muerte.
También hay una vacuna contra el virus del papiloma humano, responsable de la mayor parte de casos de cáncer de cuello uterino. La vacuna contra el virus del papiloma humano es muy efectiva, pero no protege contra todos los cánceres de cuello de útero, por lo que las revisiones siguen siendo necesarias.