TEMA: Enfermedades
Se considera obesidad tener un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 kilogramos por metro cuadrado de superficie corporal.
Jon Brower Minnoch ha sido considerado el hombre más gordo del mundo del que se haya tenido constancia. Nació en 1941. Llegó a pesar 635 kilogramos. Cuando requirió ingreso en un hospital por problemas cardíacos fueron necesarios 12 bomberos y un ferry especial para su traslado.
Estudios recientes han demostrado que la obesidad está relacionada con 300.000 muertes anuales en los países de la Unión Europea, lo que la convierte en la segunda causa de muerte, solo superada por el hábito de fumar cigarrillos.
La mejor manera de medir la obesidad es mediante el cálculo del índice de masa corporal (IMC), que se realiza dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la talla en metros, que es la superficie corporal:
IMC = kg/m²
Según esta fórmula, si una persona pesa 80 kilogramos y mide 1,70 metros, su índice de masa corporal será de 27,6 kg/m².
Se establece que una persona:
Tiene un peso normal cuando el IMC está entre 18,5 y 25.
Si está entre 25 y 30 se considera que la persona tiene sobrepeso.
Si está entre 30 y 35 se cataloga como obesidad.
Entre 36 y 40 es obesidad marcada.
Mayor de 40 indica obesidad grave o mórbida.
La obesidad es una causa de rechazo social en algunas sociedades y puede originar problemas psicológicos, como pérdida de autoestima y sentimiento de inferioridad.
La herencia y la genética influyen en el desarrollo de la obesidad, pero para que esta se desarrolle, necesariamente se han de ingerir más calorías con los alimentos que las que se consumen con la actividad diaria y el ejercicio.
Es tan fácil como eso. Puede que una persona tenga tendencia a estar delgada y no engorde fácilmente, pero si consume muchas más calorías de las que metaboliza acabará con sobrepeso.
En los países menos desarrollados, donde realizan mucha actividad física y se tiene una alimentación más sana y menos abundante, la obesidad no es un problema frecuente, mientras que en Europa, donde la constitución genética de sus habitantes no ha cambiado desde la segunda guerra mundial, ha aumentado alarmantemente la prevalencia de la obesidad de forma paralela a los cambios en el estilo de vida y a una mayor disponibilidad de alimentos.
Los factores de riesgo para obesidad son:
Herencia genética. La obesidad puede ser hereditaria debido a un gen aún no identificado; podría afectar a la manera en que regulamos nuestro peso corporal.
Edad. Con los años, el organismo no puede quemar energía con la misma rapidez y no necesitamos la misma cantidad de calorías para mantener estable el peso.
Sexo. Los hombre queman más energía en reposo que la mujeres, por eso necesitan más calorías para mantener su peso corporal. Las mujeres, típicamente, aumentan de peso después de la menopausia, porque su capacidad de quemar energía disminuye aún más.
Estilos de vida y hábitos alimentarios. Las comidas de los restaurantes contienen mucha grasa y colesterol, mientras que la dieta mediterránea es mucho mejor para mantener el peso ideal.
Falta de actividad física.
Enfermedades. Algunas enfermedades endocrinológicas, como el hipotiroidismo, pueden causar obesidad.
Medicamentos. Medicamentos como los corticosteroides y algunos antidepresivos pueden ocasionar un aumento de peso.
Trastornos alimentarios. Incluyen a la bulimia, que es un trastorno de conducta caracterizado por un apetito excesivo e insaciable.
Síntomas
Los síntomas que produce la obesidad se derivan del propio aumento del peso corporal y de sus complicaciones. El cansancio y la dificultad para el desarrollo de tareas cotidianas son limitaciones frecuentes inducidas por la obesidad marcada o mórbida.
Diagnóstico
Para detectar con precisión y confirmar el diagnóstico de obesidad deben tenerse en cuenta diferentes parámetros que estudien al paciente desde un punto de vista integral, además de ayudarse con la elaboración de una buena historia clínica, un minucioso examen físico que contenga el IMC. El IMC, con los criterios citados, establecerá el diagnóstico y su severidad.
Es aconsejable buscar consejo médico en cualquier grado de obesidad. La obesidad grave implica necesariamente recibir tratamiento médico, ya que el riesgo de padecer diabetes mellitus, enfermedades del corazón y colelitiasis (cálculos biliares) aumenta significativamente.
Tratamiento
Para bajar de peso es necesario un tratamiento integral que garantice una pérdida a largo plazo y de forma progresiva, teniendo en cuenta todos los factores implicados: grado de sobrepeso, tipo de alimentación, nivel de actividad física y motivación para cumplir el tratamiento. En la mayoría de los casos de sobrepeso y obesidad una dieta baja en calorías permitirá un balance calórico negativo: este es el objetivo del tratamiento de la obesidad. Deberá complementarse con un programa de ejercicio físico y con la aplicación de un plan de educación nutricional. Perder un poco de peso puede significar mucho. Una pérdida del 5-10% de su peso actual aportará grandes beneficios a su organismo, además de mejorar notablemente su aspecto.
En la obesidad marcada (índice de masa corporal entre 36 y 40) y en la mórbida (superior a 40) puede ser necesaria la instauración transitoria de una dieta de muy bajo contenido calórico con estrecha vigilancia médica.
Hoy en día existen fármacos que pueden ayudar, combinados con la dieta y el ejercicio, como el orlistat, cuyo efecto se basa en el bloqueo de la absorción del 30% de la grasa que se ingiere o la sibutramina, que estimula la saciedad y el consumo energético.
En caso de obesidad mórbida u obesidad marcada con complicaciones asociadas en que se haya fracasado repetidamente el tratamiento médico, puede plantearse la cirugía bariátrica sobre el tubo digestivo, encaminada a favorecer la saciedad o a disminuir la absorción de alimentos.
Bariátrica deriva de vocablos griegos que significa peso. Es una rama de la cirugía destinada a realizar, mediante diversas operaciones, modificaciones en el aparato digestivo a fin de reducir la capacidad gástrica, asociada o no a la disminución de la absorción de los nutrientes ingeridos.
De todas maneras, hay que tener en cuenta que esta cirugía debe llevarse a cabo por un equipo multidisciplinario pero experto, ya que sus complicaciones, aunque poco frecuentes, pueden ser muy graves.
Consejos para una alimentación más saludable
Elija alimentos con poca grasa.
Reduzca el consumo de azúcar.
Reparta su alimentación en 5 comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
No alterne períodos de ayuno con comidas abundantes.
No coma entre comidas.
Coma sentado, despacio y mastique muy bien los alimentos. Dé bocados pequeños, con pequeñas cantidades.
Entre bocado y bocado, deje los cubiertos sobre la mesa.
Coma en un lugar concreto, no coma caminando, en lugares improvisados o de paso.
Mientras coma, no lea ni vea la televisión.
Disminuya el consumo de carnes rojas y aumente el de pescados.
Consuma verduras y hortalizas en abundancia.
Tome de 2 a 3 piezas de fruta al día.
Evite aquellas frutas con abundante contenido de azúcar: plátano, uvas, higos, cerezas, nísperos, chirimoyas...
Beba abundante agua, entre 1,5 y 2 litros al día.
Evite o limite el consumo de alimentos fritos o cocinados con excesiva grasa.
Esconda los alimentos ricos en calorías.
Tenga a mano tentempiés más saludables: verduras, lácteos desnatados, fruta...
Realizar una actividad física de forma regular también ayuda a mantener un peso adecuado al aumentar las calorías que se queman con el ejercicio.
Cuándo solicitar asistencia médica
En la obesidad marcada (índice de masa corporal entre 36 y 40) y en la mórbida (superior a 40).
Es aconsejable recurrir al consejo médico en cualquier grado de obesidad.
Mitos y realidades
Hay alimentos que adelgazan porque se comen la grasa
No es cierto. Todos los alimentos engordan, aunque, como se sabe, unos más que otros.
La vitaminas engordan
No solo no engordan (por sí mismas), sino que son fundamentales para nuestra vida. Otra cosa es que un alimento con vitaminas engorde, pero no engordará por ellas, sino por su contenido en grasas, hidratos de carbono o proteínas.
Para adelgazar, conviene no comer pan
No es cierto, pues el pan aporta nutrientes importantes, como hidratos de carbono, fibra, proteínas y ciertos minerales. Lo que sí puede ser conveniente es reducir la cantidad ingerida, pues también aporta calorías, como es sabido.
Las bebidas con gas engordan
Si engordan es por el azúcar que contienen, pero no por el gas, aunque este sí que puede producir otros efectos indeseables, sobre todo en los niños, como hinchazón del estómago o flatulencia.
No se debe comer entre horas, pues una determinada ingesta a media mañana engorda más que durante la comida
Engorda lo mismo. Lo que sí puede ocurrir es que se escojan para “picar” productos más engordantes y menos sanos que los que se toman en la comida.
El agua engorda
No solo no aporta ni una caloría, sino que es conveniente y beneficiosa tomarla en abundancia, al menos 2 o 3 litros al día. Además, llena el estómago y da sensación de saciedad. Por otra parte, es indiferente el momento en que se tome, si es durante la comida o entre horas.
La cirugía de la obesidad es cirugía estética
Falso. Se trata de cirugía digestiva con cierto riesgo de complicaciones, que solo está indicada en los casos de obesidad más grave, no para cambiar de imagen.
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